Laicos Misioneros Combonianos

¡La epidemia del coronavirus como un impulso para actuar!

LMC Etiopia

Me gustaría contarles cómo trabaja Dios cuando Satanás trata de destruir con el ejemplo de mi misión.

Como sabemos, el coronavirus está llegando lentamente a todas partes. Algunas personas creen que Dios quiere castigar al mundo por sus pecados o ha enviado una plaga para convertirnos. Yo no creo eso. Sin embargo, creo que Dios puede sacar el bien de cada mal. La epidemia obviamente destruye, mata y es generalmente mala, pero creo que todos admitirán que también tiene muchas ventajas – nos une, reconstruye las relaciones en la familia y más. Definitivamente podríamos multiplicar los ejemplos. Y este es el trabajo de Dios. No la epidemia, sino todo lo bueno que salió de ella.

LMC Etiopia

El coronavirus cuando llegó a Etiopía nos empujó a la acción. El año pasado, constituí la Fundación “Barkot” Niños de Etiopía. Junto con mi marido, llevamos un centro infantil en Awassa desde octubre del año pasado. El proyecto asume la rehabilitación gradual de los niños y la búsqueda de su reintegración en la familia y la sociedad. Desde el principio llevamos a cabo actividades abiertas a las que invitamos a los niños de la calle. Contratamos a algunos empleados que salían a la calle para animarlos a participar en ella. Y de hecho muchos de ellos vinieron desde el principio. Organizamos clases recreativas, deportivas, educativas, psicológicas, artísticas y otras.

El siguiente paso fue elegir a los participantes regulares, contactar a sus familias y extender el programa especialmente para ellos, incluyendo las comidas. El tercer paso era recibir a los más perseverantes en el centro con alojamiento completo, para prepararlos directamente para el regreso a casa y a la escuela.

Pero… siempre había un pero. Nos preocupaba si tendríamos suficientes fondos para esto. Además, fui a Polonia para dar a luz a nuestra hija. Además de trabajar para nuestra organización, mi marido tiene otro trabajo y, aparte de coordinar el trabajo del centro, no podía estar presente allí constantemente. Además, se iba a Polonia por un mes. Así que esperamos hasta que volviera a Etiopía. Luego más problemas – a veces la policía atrapa a los niños de la calle por la noche y los coloca en refugios colectivos. Si empezamos el segundo paso, no se sabe si nuestros niños desaparecerían de la noche a la mañana (lo que lamentablemente ya ha sucedido). Nuestro presupuesto todavía parece insuficiente para proporcionar cierta estabilidad durante mucho tiempo. Entonces, ¿cómo podríamos trabajar? Me di cuenta de que incluso entre los empleados había cierta resignación, falta de motivación, no trabajaban con el mismo compromiso que al principio…

Y finalmente el coronavirus apareció en el país. El gobierno cerró las escuelas y comenzó a introducir restricciones. Para nosotros, la realización de clases para los niños que venían directamente de la calle, sobre todo de los lugares más concurridos, todas nuestras actividades se pusieron en tela de juicio. Muchas organizaciones dejaron de trabajar. ¿Qué hacer? ¿Cerramos el centro hasta que todo termine? Entonces tendríamos que pagar el alquiler de la casa y los salarios de los trabajadores. No evitaríamos los gastos corrientes que no son tan pequeños.

Entonces se nos ocurrió la idea (creo que fue del Espíritu Santo) de elegir a los niños a los que daríamos cobijo durante la epidemia. Comenzamos los preparativos, comprando, buscando fondos a través de Internet. Nos hemos vuelto activos en Facebook, la gente ha empezado a interesarse en nosotros de nuevo y a hacer donaciones. Ya hemos recibido siete niños y por supuesto no queremos mantenerlos sólo en el centro, sino trabajar con ellos para que después de algún tiempo puedan volver con sus familias y comenzar la escuela. Todos han recuperado su voluntad de trabajar. Hemos establecido un programa semanal y planes específicos sobre qué hacer con los niños. Ya se puede ver un cambio positivo en nuestros chicos. En total, nos estamos preparando para tener diez de ellos. El coronavirus aún no ha llegado a Awassa (¡y esperamos que no lo haga!)

LMC Etiopia

Hemos superado este paso de transición y creo que es mejor así. Necesitábamos un impulso como en esta situación del coronavirus para confiar de nuevo en Dios que nos guiará y nos dará lo que necesitamos para implementar su plan. No tenemos dinero para mucho tiempo, pero creemos en la acción de Dios y en la bondad humana. Después de todo, nuestra fundación se llama “Barkot”, que en español significa “Él la bendice”.

Magda Soboka, LMC en Etiopía

2020: Año de la Ministerialidad

Trabajo en equipo
Trabajo en equipo

El Magisterio del Papa Francisco insiste en la visión de una Iglesia ministerial, es decir, una Iglesia fraterna, impregnada del “olor a oveja”, sinodal, colaboradora y que dé testimonio de la alegría del Evangelio a través del anuncio, el estilo de vida y el servicio. Una Iglesia que emprende un camino de conversión y que va más allá del clericalismo y del cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así” (EG 33). El XVIII Capítulo General aceptó esta orientación de la Iglesia universal y la hizo suya, esperando un camino de regeneración y recalificación de nuestro compromiso misionero en el sentido de los ministerios (AC ’15, 21-26; 44-46).

CARTA DE PRESENTACIÓN DEL AÑO DE PROFUNDIZACIÓN
SOBRE EL TEMA DE LA MINISTERIALIDAD

Leyendo lo que he escrito, podéis entender mi conocimiento del Misterio de Cristo. Misterio que en generaciones pasadas no fue dado a conocer a los hombres como ha sido revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles sois coherederos, miembros del mismo Cuerpo y participes de la misma Promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio, del cual he llegado a ser ministro conforme al don de la gracia de Dios, a mi concedida por la fuerza de su poder”
(Ef 3, 4-7).

— /// —

La razón por la que él… debe ser considerado como un individuo anónimo en una serie de trabajadores, los cuales han de esperar resultados no tanto de su labor personal como de una acumulación y continuación de trabajos misteriosamente manejados y utilizados por la Providencia
(Escritos 2889).

Trabajo en equipo

¡Queridos hermanos, saludos y deseos de una Santa Navidad y Feliz comienzo del nuevo año 2020!

Como todos sabemos, la exhortación apostólica Evangelii gaudium ha puesto de relieve el cambio de época de nuestro tiempo y la necesidad de una profunda renovación en la Iglesia, para vivir el Evangelio con alegría y ser fieles a la propia vocación de discípulos-misioneros de Jesús. Con esta visión renovada de la Iglesia, una Iglesia “en salida” sigue surgiendo cada vez más, en la cual la misión es un paradigma de su ser y de su hacer, escuchando al Espíritu a través del grito de la humanidad sufriente, de los pobres y de la Creación. El Magisterio del Papa Francisco insiste en la visión de una Iglesia ministerial, es decir, una Iglesia fraterna, impregnada del “olor a oveja”, sinodal, colaboradora y que dé testimonio de la alegría del Evangelio a través del anuncio, el estilo de vida y el servicio. Una Iglesia que emprende un camino de conversión y que va más allá del clericalismo y del cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así” (EG 33).

El XVIII Capítulo General aceptó esta orientación de la Iglesia universal y la hizo suya, esperando un camino de regeneración y recalificación de nuestro compromiso misionero en el sentido de los ministerios (AC ’15, 21-26; 44-46). El Espíritu nos llama a soñar y a convertirnos, como misioneros “en salida”, que viven el Evangelio compartiendo la alegría y la misericordia, cooperando en el crecimiento del Reino, a partir de la escucha de Dios, de Comboni y de la humanidad. Un sueño que es el sueño de Dios, que nos lleva a osar, a pesar de nuestra pequeñez, a ser conscientes de que no estamos aislados, sino miembros de una Iglesia ministerial. Estamos llamados a evangelizar como comunidad, en comunión y colaboración con toda la Iglesia, para promover junto con los pobres la globalización de la fraternidad y de la ternura. Todo ello se traduce en opciones de reducción y recalificación de compromisos, desarrollo de servicios pastorales específicos, saliendo hacia grupos humanos marginados o en situaciones límite.

Para ayudarnos a crecer en este camino, la Guía para la realización del XVIII Capítulo General ha reservado el año 2020 para la reflexión sobre el tema de la ministerialidad. Queremos proponer una acción-reflexión, es decir, un enfoque que parte de la experiencia, que reflexione críticamente sobre su potencial transformador y sus aspectos críticos, para discernir nuevas líneas de acción.

Así lo hacía el mismo Comboni: llegó al Plan para la regeneración de África con África a partir de la experiencia directa de la misión, de estudios de profundización y de comparación con otras experiencias, encontrando en el estilo ministerial la respuesta al desafío “imposible” de la evangelización de África. Su Plan refleja una comprensión sistémica del enfoque ministerial: un trabajo colectivo y “universal”, que crea redes de colaboración que reúnen a todas las fuerzas eclesiales, reconociendo cada una su especificidad y originalidad. Una obra que da vida a una pluralidad de servicios, en respuesta a las necesidades humanas y sociales, para las cuales prepara científicamente a los ministros ad hoc, y que prevé el establecimiento de comunidades misioneras sostenibles desde el punto de vista ministerial, socioeconómico y social. Como nos recuerdan también Benedicto XVI y Francisco, la Iglesia crece por atracción, no por proselitismo.

Por lo tanto, nuestra reflexión sobre la ministerialidad requiere ponerse a la escucha del Espíritu, la fuerza motriz y protagonista de los ministerios en la Iglesia discipular-misionera. Nos proponemos profundizar este tema en relación con nuestra vida misionera y experiencia ministerial, personal y comunitaria, compartiendo, principalmente, dos subsidios:

1.         Insertos en la Familia Comboniana;

2.         Un ágil subsidio de fichas que facilitará el intercambio, la profundización, la reflexión y el discernimiento a nivel comunitario.

Os invitamos a aprovechar de estas herramientas para un camino de formación permanente a nivel personal y comunitario, facilitado por un guía escogido dentro de cada comunidad, que podrá hacer uso de exhaustivos apuntes de facilitación proporcionados con el subsidio.

El Sínodo para la Amazonía, celebrado recientemente, también subrayó la urgente necesidad de la conversión pastoral en la Iglesia: el crecimiento en la ministerialidad es una clave fundamental para este camino. Por lo tanto, tenemos una gran oportunidad de crecimiento y renovación, y depende de cada uno de nosotros y de cada comunidad atesorarla. Pero también es un camino que no hacemos solos, sino en comunión con la Iglesia. Por el contrario, deseamos que nuestro compromiso de ponernos en este camino de renovación misionero-ministerial pueda ser un estímulo y un apoyo -en una dinámica de mayéutica recíproca- a la Iglesia local en la que vivimos: no sólo será un camino de formación permanente, sino también de misión/animación misionera.

En el 2020 tendremos también un evento especial, a nivel de la Familia Comboniana, sobre la ministerialidad social, que tendrá lugar en Roma del 18 al 22 de julio. Este foro es parte de un camino más amplio que estamos tomando como Familia Comboniana, que también incluye un mapa de todas las experiencias de ministerio social de la Familia Comboniana. Nos gustaría llegar a construir sinergias, desarrollar una visión y un lenguaje compartidos, crear redes y construir movimientos de transformación evangélica de la realidad social. A medio plazo, este camino nos ayudará a desarrollar actividades pastorales específicas de manera participativa, tal como lo solicitó el Capítulo de 2015. Necesitamos vuestra participación entusiasta en este proceso, que cuanto más inclusivo, será más rico y significativo.

Finalmente, en apoyo a la dimensión de JPIC (Justicia, Paz e Integridad de la Creación), eje transversal de los ministerios misioneros, nos complace presentar dos herramientas prácticas que se publicarán en 2020:

= El subsidio para la formación básica y permanente comboniana sobre los valores de JPIC.

= El segundo volumen sobre la JPIC de la Familia Comboniana, editado por el P. Fernando Zolli y el P. Daniele Moschetti, que sigue al volumen Sed el cambio que queréis ver en el mundo.

Que San Daniel Comboni interceda por nosotros: que nos haga “santos y capaces” de hacer fructificar el don de la ministerialidad.

El Consejo General
El Secretariado General de la Misión

Visita a la APAC de Santa Luzia

LMC Brasil
LMC Brasil

Tengo la oportunidad de estar visitando una Asociación de Asistencia a los Condenados, APAC, em Santa Luzia, que básicamente es un centro de detención carcelario, pero no cualquier centro de detención. ¿Acaso tienen privilegios? No ¿Acaso tiene inversión de ricos y poderosos? No. Es un centro vaciado en la propuesta del Dr. Mario Ottoboni: Nadie es irrecuperable.  Eso es evangelio puro.

Ya, en la primera impresión da para percibir cosas muy diferentes: Uno de los detenidos es el portero de un centro de detención con 120 “criminales”, él tiene la llave de la entra principal y también de la entrada al centro de los regímenes cerrado y semiabierto.  Ahora, después de entrar parece que esos “criminales” tienen un rostro diferente, entre muchas cosas: paz, alegría, bondad, arrepentimiento, caridad, deseos profundos y sinceros de recuperación.

Aquí, nadie es criminal, todos son RECUPERANDOS, palabra tan precisa, acertada y necesaria como paso de inicio para querer ayudad a aquel que algún día se equivocó no vuelva más a los mismos lugares. Juan 8, 11 “Respondió ella: Nadie, Señor”.  Le dijo entonces Jesús: “Ni yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar”

Ciertamente hay un método, el método APAC, para trabajar seriamente en la reinserción do recuperando en la sociedad.

Por la gracia de Dios, junto con Alejo Ramirez LMC hace más de 20 años, ayudamos en un proyecto relámpago de interpretación de textos en español, para que algunos de los detenidos puedan hacer la prueba del ENEM, con la que pueden hacer alguna carrera universitaria desde la APAC.  Por el momento continúan los planes para trabajar durante todo el año 2020 con proyectos de mayor alcance humano y social.

Estar em medio de hombres que pudieron haber hecho cualquier clase de barbarie, pero que quieren cambiar de vida, algunos de ellos sin educación formal, buscando todos los días estudiar, trabajar, pintar y formarse en algunos oficios es muy valioso y más que valioso, es solo el poder del Espíritu Santo y la misericordia de Dios que nunca es merecida pero siempre incondicional, en un clima de normas muy estrictas junto con la familia del detento y la sociedad del lugar.

Agradezco a Dios por la oportunidad de poder abrazar y ver en los ojos de aquellos hombres, que al mismo tiempo están agradecidos, siempre la alegría que llegamos una vez más a visitarlos.  Si Dios cree en la humanidad, ¿quién que somos nosotros para no creer?

Alejandro, LMC

Bodas de plata del Tangaza University College

LMC Kenia
LMC Kenia

¡Hola a todos y todas! Como muchos sabéis estas últimas semanas he estado de visita en Kenia. Muchas son las cosas que he podido vivir en estos días y me gustaría compartir con vosotros algunas de ellas. Mi primera entrada será para contaros los primeros días en Nairobi cuando pude participar en las bodas de plata del Tangaza University Collage.

En primer lugar quiero agradecer a la comunidad de las misioneras combonianas que me acogió en esos primeros días mientras participaba en el Silver Jubile del Tangaza University College. Y a la Hermana Teresita con la que estuve todos estos días y me fue mostrando y contando la historia de esta Obra. Compartimos unos días bonitos donde pudimos tener algunas conversaciones y conocer un poco mejor la realidad de Kenia y con el resto de las hermanas sobre Sudan del Sur.

El Tangaza University College nació hace ahora 25 años. Una iniciativa pionera en muchos sentidos y sobre todo inspiradora que la familia comboniana junto a otras congregaciones y mucho personal llevan adelante.

LMC Kenia

En particular estos días se celebró el 3rd Annual African Conference on Social Entrepreneurship donde hubo conferencias y mesas redondas sobre el papel e importancia de los emprendedores sociales en África y en Particular en Kenia.

Kenia es un país con muchas dificultades económicas y con una tasa muy alta de desempleo, especialmente entre los jóvenes. Esta realidad que las macro cifras nos arrojan contrasta con todo lo hablado estos días. La conferencia fue un lugar donde compartir experiencias y desafíos entre un buen grupo de emprendedores. Personas con iniciativa y muchas ideas que quieren cambiar el país.

El emprendimiento social va más allá del interés por sacar un negocio adelante y conseguir lucro. La generación de riqueza en el país y su repercusión en la sociedad son dos columnas centrales para ese tipo de emprendedores.

Todos sabemos lo importante de invertir en educación o sanidad en un país pero esto es solo un primer paso. En un segundo momento entra en juego el desafío de la sociedad civil para generar riqueza justa para todos. Generar un desarrollo que permita una mejor alimentación, mejores transportes, una mejor agricultura que satisfaga las necesidades de las personas, infraestructuras y en definitiva elevar el nivel de vida de la población, el nivel de atención sanitaria para todos y cuidando a la vez el medio amiente pues es la única manera de garantizar un futuro mejor para todos.

LMC Kenia

De todo ello trató estos días. Tan interesantes las conferencias plenarias como las mesas redondas que se desarrollaron. Y de manera paralela la exposición de pequeñas empresas que se van abriendo campo en este sector y los contactos que se pudieron hacer entre personas interesadas en abrir nuevos negocios que solucionen problemas reales.

Se insistió mucho que los problemas de África solo serán solucionados por los africanos. Muy en consonancia con San Daniel Comboni que hace ya casi dos siglos hablada de “Salvar África con los africanos”.

Todo ello también me hizo pensar mucho sobre nuestro estilo de misión, sobre nuestras prioridades misioneras como familia comboniana y en especial como laicos. Sin duda, en nuestra condición de laicos estamos muy cercanos a esta realidad. Y si bien es verdad que no todo el mundo vale para ser emprendedor es cierto que nuestra labor misionera debe seguir creciendo en este aspecto de ayudar a las poblaciones locales y en especial a los jóvenes a construir riqueza y desarrollo sostenible. Que no solo es importante estar en la educación, sanidad o en temas sociales, también el desarrollo económico de las sociedades y comunidades locales debe ser una prioridad en nuestro planteamiento misionero, en nuestra formación, en nuestra promoción vocacional.

Está claro que el trabajo sigue siendo mucho y todos los dones son pocos para ponerlos al servicio de los más necesitados.

LMC Kenia

Un saludo

Alberto de la Portilla. LMC

La diversidad es verdaderamente hermosa

LMC Kinshasa
LMC Kinshasa

Queridos amigos,

Han pasado dos meses desde que estoy en tierras africanas. Mi primera parada fue en la República Democrática del Congo. Lo primero que me sorprendió cuando aterricé en Kinshasa fue la temperatura, era muy, muy alta. Ya había estado en Kenia dos veces, así que supuse que no me sorprendería mucho la realidad africana, ¡y ciertamente no por el clima!

En el aeropuerto me esperaban dos personas: el padre Celestin, responsable del movimiento de LMC en la RDC y Tiffany – Coordinadora del grupo LMC. Me llevaron a la casa provincial de MCCJ, donde me recibieron muy calurosamente toda la comunidad de padres Combonianos y los LMC.

Durante estos dos meses que pasé en Kinshasa, me centré principalmente en aprender francés, pero también en experimentar la vida comunitaria, en un gran grupo internacional. Me mostró que la diversidad es verdaderamente hermosa. Tantas culturas diferentes, diferentes idiomas, hábitos, realmente pueden funcionar y dar alegría a las personas que viven juntas. Podemos encontrar algo que nos conecte: en primer lugar, Dios, otra persona, la felicidad de estar juntos, la misión común y el cuidado de la obra de Dios. Por supuesto, la vida con otras personas no es fácil, pero la conciencia de que compartimos el mismo objetivo ayuda mucho.

Como mencioné antes, el tiempo que pasé en Kinshasa fue principalmente para aprender francés, una experiencia bastante difícil para mí, pero realmente me enseñó muchas cosas.

Al principio, traté de mezclar el francés con el inglés, pero la mayoría de las veces todavía utilizaba el inglés simple en lugar del francés. Cuanto más tarde, más difícil, más y más gente me pedía hablar francés, ¡y la verdad es que funcionó muy bien! Por supuesto a veces me estresaba o frustraba, pero sabía que era por mi propio bien y estoy agradecida por ese tiempo. Todos los días intentaba hablar cada vez más en francés, a veces me sentía avergonzada por mis errores de ortografía o gramática, pero fue una motivación adicional para mejorar mis habilidades lingüísticas.

Ahora sé por qué es tan importante hablar, incluso con errores, porque así alguien puede corregirlos. Necesitamos que otras personas nos ayuden a vencer la barrera de hablar (incluso con los errores). Por eso la comunidad es tan importante.

En nuestro espíritu comboniano es fundamental apreciar a las personas que nos rodean, su presencia y apoyo, su motivación. Solos, no tenemos tanta fuerza como tenemos juntos. Tal vez usted puede encontrar esta visión demasiado ideal, tan perfecta que no puede ser verdad, pero esa es mi experiencia tanto de Cracovia como de Kinshasa.

Esta vez me mostró cuán adecuadas son las palabras: “Dios no llama a las personas capacitadas, sino capacita a los que llama”.

LMC Kinshasa

Cuando tenía algo de tiempo libre los sábados, junto con Enochi (LMC de Kinshasa) servía a la gente en la calle. Era un programa llamado “comida desde el corazón”. Estaba preparada por una familia para las personas que vivían en la calle. Kinshasa es una ciudad muy grande, y la gente venía de diferentes partes, solo para tener una comida caliente. Durante un par de horas, servíamos alrededor de 250-300 platos. Me di cuenta de lo bendecida que era por tener algo para comer, acceso a agua potable, un lugar para dormir y ropa que vestir. Hay tantas personas en el mundo que no pueden pagárselo. Tengo en mente la imagen de los jóvenes que “se bañaban” y lavaban su ropa en el pequeño foso cerca de la casa provincial. Lo recordaré por el resto de mi vida.

El tiempo en Kinshasa también me permitió experimentar la felicidad de las personas aquí, a pesar de las dificultades que necesitan atravesar. Ver su energía y compromiso.

LMC RCA

Ahora, desde hace más de 3 semanas, estoy en Bangui, capital de la República Centroafricana. Me quedaré aquí también durante dos meses para aprender sango – idioma local. Conocí a mi comunidad: Christina y Simone, viviré y trabajaré con ellos en Mongoumba. El viernes 28 de junio celebramos juntos el Día del Sagrado Corazón de Jesús. Fue tiempo de adorar, cenar y hablar juntos.

Quería pedirles a todos que oren por mí, por las personas que conozco aquí, por todo lo que voy a hacer aquí, mi misión y mi vida. También rezaré por ustedes.

Monika

Monica Jamer, LMC