Laicos Misioneros Combonianos

Un encuentro para discernir en el camino hacia la misión.

LMC Colombia

El pasado 13, 14 y 15 de octubre en la Parroquia Nuestra Señora Madre del Buen Pastor, perteneciente a los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús(MCCJ), en la ciudad de Cali, Valle del Cauca; los Laicos Misioneros Combonianos de Colombia (LMC), vivimos momentos de encuentro muy especiales junto a la comunidad; en este encuentro teníamos previstos importantes acontecimientos; el primero fue conocer personalmente los integrantes de la comunidad que están en proceso de formación, en la etapa de discernimiento (debido a que todos nuestros encuentros de formación han sido virtuales), este encuentro presencial del año se nos prestó para compartir los sentires, conocer las personalidades y descubrir los anhelos de cada uno de los integrantes que hacen parte de este proceso laical.  El segundo momento, fue para que a través de las experiencias de tres clases de misioneros en el mundo, nos diéramos una mejor idea de lo que fue el discernir en la vida de cada una de estas personas. Y último, pero más grandioso momento, fue el gran paso que dimos tres LMC, que nos hemos formado por más de 3 años en el servicio de la misión, eligiendo a los últimos y abandonados como primera opción; el Padre Franco Naschinbene, asesor espiritual designando por los MCCJ para acompañarnos a los LMC de Colombia, nos consagró a Yaneth Rocío Escobar, a Felipe Eugenio Mora Parra y a mí Patricia Rodríguez Cerquera, nos consagró como Laicos Misioneros Combonianos, para que desde nuestra vida laical nos comprometiéramos a enfocar nuestros esfuerzos y a dar razón del amor eterno, en el cual creemos, a través del servicio liberador o nuestros hermanos más pobres y abandonados.

Nuestro encuentro comenzó el día sábado; después de la oración, con el apoyo de Marco Farías, un hermano religioso MCCJ ad portas de tomar sus votos permanentes. Él nos compartió desde su historia de vida, su momento de discernimiento y nos mostró, cómo a través de la cotidianidad, Dios hace el llamado y siembra la semilla necesaria para seguirle; el hermano Marco, en este momento, se encuentra en su periodo de preparación hacia sus votos perpetuos, eso después de vivir dos años de misión en Sudáfrica, este hecho nos reveló que la formación y preparación, siempre deben acompañar nuestro camino hacia y desde la misión. Al final de la mañana del sábado, complementamos nuestra reflexión con un tiempo de meditación; estuvimos en un lindo parque en medio de la ciudad de Cali, allí nos “eclipsamos” procurando orientar nuestro discernimiento, ayudados de un instrumento de navegación, que fue una brújula, la cual simbolizó nuestro constante esfuerzo de la búsqueda de Dios, a través de la misión entre los últimos.

La tarde del sábado la completamos con dos testimonios maravillosos, que a pesar de ser distintos, se complementaron a la perfección; Tito y Regimar una pareja de esposos LMC de origen Brasilero que se encuentran en Mozambique, en una de las misiones internacionales de los LMC, nos compartieron su cotidianidad y su alegría de servir en medio del pueblo, nos mostraron el cómo se puede sobrevivir al “huracán” (literal y simbólico) que es el cambio de vida en una misión, el cómo, día a día Dios nos va mostrando el camino y que a pesar de nosotros tener presupuestado y planeado nuestro destino, es él quien nos va dando las pautas para seguirlo; esta pareja de esposos nos compartieron su alegría de la opción que han tomado y que después de dos años en misión, planean renovar por otros dos años más.

Por último, ya cerrando la tarde del sábado, recibimos el testimonio de Xoan Carlos, un LMC Español que vive hace 24 años en Brasil acompañando a las comunidades indígenas del amazonas y al pueblo campesino del Estado de Maranhão al noreste de Brasil; él aquí hace una misión desde otro punto del “combate”, el de la justicia y la paz, defendiendo los derechos de los pueblos marginados, especialmente en la zona minera de Açailândia y reconstruyendo el sector rural desde el mismo pueblo, a través de los hogares campesinos. Este testimonio nos hizo ver la importancia de la integralidad de la misión y que, pese a que él llegó a Brasil para una misión de tres años, Dios en su infinita sabiduría, la expendió un poco más, la extendió a toda su vida.

El testimonio del Hno. Marco nos focalizo en la capacidad de decidir por una opción de vida en medio de tantas posibilidades que ofrece el mundo y el testimonio de Vladimir y Regimar y el de Xoan Carlos nos focalizaron en dos de los diferentes servicios que como LMC tenemos por las misiones que alrededor del mundo. Para cerrar el día el Padre Franco, nos hizo una retrospectiva del proceso de discernimiento de Jesús, eso desde el contexto bíblico, donde identificó claramente la humanidad de Jesús, el hijo de Dios en medio del mundo y la opción que tomó de hacer la voluntad del padre al servicio de los pobres y olvidados.

El domingo en la mañana durante la Eucaristía principal realizamos el acto de consagración como LMC en Colombia, consagración que nos ha generado un compromiso serio y responsable que además, nos “atizó el fuego y el ardor” de los anhelos hacia una salida misionera. A través del hecho de la consagración, nosotros como fuimos reconocidos oficialmente como parte de la gran familia Comboniana y nos convirtió en Laicos Misioneros Combonianos de Colombia consagrados al servicio de los últimos y abandonados.

Al finalizar la eucaristía salimos en grupos de dos para realizar algunas visitas a familias de la comunidad, en estos recorridos encontramos historias maravillosas de la comunidad, que tratar de resumirlas  aquí sería un desafío casi imposible de cumplir; en estas visitas la comunidad nos trasmitió principalmente la alegría del encuentro personal, pero también nos dio a conocer sus propias y diferentes realidades y como, a pesar de tantas situaciones de dificultad, viven la experiencia de la comunidad sirviendo a sus vecinos, a su familia, a la parroquia o simplemente a quien lo requiera.

En la noche del domingo vivimos un momento para el esparcimiento, gracias a la animación de un trio de música andina, brindado como detalle de los laicos anfitriones de Cali y de la comunidad; este momento fue para el encuentro con nosotros mismos, un momento de evaluación y de compartir los sentires de toda la experiencia.

Este tipo de encuentros y el hecho de compartir personalmente con la totalidad de los Laicos Misioneros Combonianos, nos sirven para seguir haciendo el camino, para seguir preparándonos hacia el momento que nos lleve a vivir nuestra experiencia de misión, bien sea aquí en el país, en África o en donde Dios nos tenga preparado nuestro trasegar misionero.

Foto. Eucaristía de consagración.  

Foto: Momento de la consagración como LMC.

Foto. LMC consagrados en 2023

De izquierda a derecha en orden, Patricia Rodríguez, Felipe Mora y Yaneth Escobar

Foto. Asistentes al retiro

De izquierda a derecha en orden, Padre Franco Naschinbene, Jenny Trujillo, Padre Alfred Mbaidjide, Hermano Marco Farías, Yaneth Escobar, Luz Elena Silva, Héctor Vela Patricia Rodríguez y Felipe Mora.

Por Patricia Rodríguez Cerquera, LMC consagrada de Colombia. 

Janett, una laica misionera comboniana, activa

LMC Colombia

Janett Rocio Escobar Angulo, nacida en Tumaco Colombia en 1974 como muchas otras personas, llega desplazada a la ciudad de Bogotá, solamente cargada con la esperanza de encontrar mejores oportunidades que le brinden a ella y a su familia, la seguridad y la estabilidad que les fue arrebatada en su tierra natal.

La llegada a la ciudad no fue lo más difícil, lo que realmente requirió de templanza y resilencia, fue el aprender y desaprender nuevos oficios que le permitieran ganar el ingreso económico suficiente, para poder enviarlo a su familia en Tumaco; eso sin contar con lo que siempre había escuchado por televisión, pero que nunca le había tocado vivir …“LA DISCRIMINACION”; el ser tratada de la manera más ofensiva, grotesca, denigrante y humillante en cada situación cotidiana, desde tomar un transporte público hasta las órdenes ofensivas en cada uno de sus trabajos. Pero “La derrota solo es derrota, si no aprendes algo de ella”, hoy en día ella le agradece a Dios por cada una de esos momentos, porque esas situaciones tristes le han abierto las puertas para vivir oportunidades de gozo y prosperidad, además de encontrar a personas que le ayudaron a formarse para hoy estar liderando sus amados procesos Afros.

La falta de oportunidades que hay hacia la población afro y el tema de discriminación y vulneración de derechos; hacen que Janet, Carlina, María Angelica y Angela Preciado, en el 2016, haciendo parte de la asociación renacer Afrocolombiana, den vida al programa de formación en derechos, auto reconocimiento y empoderamiento dirigido a niños, jóvenes y adultos afro. En su primer sábado de apertura, Janett y sus tres mosqueteras,  decidieron ocupar el parque Villa Gladys con sus 10 primeros niños y comenzar la tarea que nadie había querido asumir; la de enseñarles la voz, los mecanismos y la fuerza a la comunidad afro, para gritar, reclamar y hacer valer sus derechos. Con el pasar del tiempo y al hacer parte de la pastoral afro, encuentran una aliado en el proceso y la causa, el Centro Internacional Formación de Hermanos  (CIFH), ellos empezaron por apoyar formaciones en Inglés y Francés puesto que contaban con hermanos extranjeros que se encontraban en el País, enseñando su lengua nativa a los niños y jóvenes que hacían parte del programa.

De esta manera Janett y los Combonianos comienzan a conocerse y no pasa mucho tiempo para que decidan estrechar ese vínculo y convertirse en Laica Misionera Comboniana. Sus conocimientos, su personalidad y su entrega a la misión, la convierten en un miembro de alto valor en el equipo de Laicos.

Actualmente el programa está conformado por más de 100 niños, jóvenes y adultos en la Localidad de Engativá; los laicos misioneros Combonianos apoyan las actividades que se realizan con un aporte mensual para el sostenimiento del programa; cada sábado se reúnen en el colegio Antonio Villavicencio desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, allí reciben formación por parte de diferentes profesionales; como parte de las estrategias tomadas para alcanzar sus objetivos, las formaciones se han abierto a los niños mestizos; esto para que se socialicen las tradiciones afro, su cultura y sus historias, generando empatía para  disminuir los prejuicios y la discriminación desde estas tempranas etapas de la vida. En este programa también se les incluye, un refrigerio y un almuerzo.

Es así como luego de trabajar en restaurantes y casas de familia, hoy en día Janett es una mujer miembro de la pastoral Afro, líder de los programas distritales y nacionales sobre empoderamiento y promoción de los derechos de las comunidades afro descendientes.

Janett y los Laicos Combonianos de Colombia tienen un proceso de misión activo, gracias a la presencia y a la necesidad de apoyar un proyecto que cada día se hace más visible y beneficia a una población más significativa de un sector de Bogotá.

Elaborado Por Alexandra García

Encuentro LMC América

America

El 25 de septiembre 2021, el Comité Americano de los LMC: MCCJ Padre Ottorino Poletto, Beatriz Maldonado y Mireya Soto, con el acompañamiento de Alberto de la Portilla, tuvimos el agrado de encontrarnos con los LMC de América y alguno de Europa, para tener una conferencia formativa, impartida por el Padre Dario Bossi, con el tema “la vocación de los laicos y laicas en el contexto socio-político y eclesial de América”.

America

El Padre Dario Bossi es misionero comboniano, actualmente coordinador provincial de los misioneros combonianos en Brasil. El tema se desarrolló en tres puntos importantes: Manchas de colores (paea entender la situación donde nos encontramos), Luces cristianas (luces que desde la fe y la Iglesia nos ayudan a comprender la realidad y aportan ideas) y Misión LMC (algunas ideas que como misioneros, en nuestro caso combonianos, podemos desarrollar).

Expuso que América es un continente con riqueza cultural, recursos naturales, y ante la tempestad por la que atravesamos la humanidad entera, los LMC tenemos el compromiso de dialogar y accionar a favor del pobre y el necesitado, de allí la esperanza y las luces con las que contamos como lo son las Encíclicas del Papa Francisco en las cuales habla del compromiso con la naturaleza y la necesidad de una Iglesia en salida; La misión ad gentes y nuestra relación como familia comboniana.  

La conferencia ha sido grabada y la pueden escuchar y analizar (aquí abajo) para mayor enriquecimiento de nuestros grupos.

Nuestro encuentro finalizó con la oración que Cristo nos enseñó, dando gracias por habernos reunido y compartido.

Las obras divinas nacen y crecen a los pies de la cruz”.  San Daniel Comboni.

Mireya Soto, Comité Americano LMC

Mi año de misión como laica en Colombia (III)

LMC Colombia

(Tercera parte del testimonio que os enviamos en tres momentos diferentes)

La Realización De Una Casa Un Poco Más Digna

LMC Colombia

Dentro de los niños que iniciaron el apoyo escolar se encontraba dos hermanitos Dibisay y Javier, ellos vivían con su mamá en una casa que estaba al otro lado de un caño de aguas negras y se encontraba en condiciones precarias; vivienda hecha con Zinc reutilizado, tejado con goteras, piso de tierra, un inodoro y una teja de Zinc prestaban el servicio del baño, una tina de bebé que hacía de lavadero y lavaplatos, una cocina en un barranco y un puente en palo que estaba a punto de caerse.

La primera vez que fui a esta casa me dio mucha nostalgia por las condiciones en las que vivían los niños, su madre ama de casa y su padre un maestro de construcción que trabaja en Ibagué. Un día hable con Vane y le comente la situación, entonces decidimos hacer un video de la casa y subirlo en redes sociales para que nuestros familiares, amigos o amigos de amigos se unieran a la causa de darle una vivienda más digna a estos niños.

Al principio no imaginamos el impacto que iba tener el video y pensábamos que íbamos a recoger dinero para hacer el baño, o quizás para cambiar el tejado, o para comprar un lavadero… Pero siempre he dicho que mi Dios manifiesta su amor cuando haces cosas que no le hacen daño a nadie, de esta manera reunimos casi 7 millones y junto con algunas personas que sabían de construcción en el barrio durante todo el mes de julio se estuvo trabajando en el proyecto que denominamos “la casa de Dibi”, se lograron levantar cimientos, construir toda la fachada frontal de la casa, cambiar un tejado, hacer una cocina, hacer un baño,  realizar dos cuartos uno en material y el otro de Zinc, cambiar el puente para ingresar a la casa y la  instalación de tuberías.

Esta vivienda nos permitió a nosotras aprender los nombres de los materiales de construcción, aprender a hacer mezclas de cemento, a cortar madera, a poner las tablas del puente, a revisar la calidad del material, a lidiar con los maestros de construcción. Se terminó otra obra con todo el amor, con muchos aprendizajes y con una vivienda en mejores condiciones para los niños.

Nuestro Emprendimiento Del Barrio

En el mes de septiembre al Padre Franco le avisaron que iba llegar una ayuda económica de parte de los Combonianos, para familias del barrio que se vieron afectadas por la COVID-19. Nosotros en reunión con el equipo de misión quisimos convertir este dinero en algo sostenible y no en algo asistencial. Así que hicimos una convocatoria de algunas personas que conocíamos que no tenían trabajo e iniciamos unos grupos de reunión donde compartíamos habilidades en la cocina, inicialmente eran 15 personas, en cada encuentro del sábado fueron quedando menos. Cuando ya quedó un grupo de 6 personas (Darilys, Lucero, Sra. María, Don Cicerón, Don José María y la Sra. Claudia), después de analizar un poco los productos realizados y la demanda en el barrio, se decidió que desde el primer sábado de octubre empezaríamos la venta de empanadas de pollo, ese día se hicieron 45 empanadas y cada sábado aumentamos la producción llegando el 14 de noviembre a vender 90 empanadas, además de la apertura de un punto de venta que se encomendó a Dios. Esta microempresa nos ha permitido entrelazar amistades, confianza, risas y trabajo en equipo, en la búsqueda de un emprendimiento con personas que quieren salir adelante.

Gratitud Por La Misión

Finalizo este reporte de mi año misión dando las gracias a mi Dios por todas las personitas que desde la distancia me han apoyado; desde Luz Dary por su aporte económico para el compartir de navidad de los niños de bajito de Vaqueria, por el chocolate con pan de los vecinos de la oración de la cuadra y  al Proyecto Dibi, a Diego Montilla y mi primo Edwin Vargas en la primera edición del video que fue de gran ayuda en la recolección de fondos para la casa de los niños y en  la edición del segundo video de la casa finalizada de los niños,  a mi familia por su apoyo, su amor, comprensión y por aportarme dinero para mis gastos, a mi familia espiritual y a mi equipo de Laicos Combonianos de Colombia por aportarme dinero para mi arriendo, alimentación o de mi plan de celular. Gracias de corazón porque sin ustedes no hubiera sido posible sostenerme emocionalmente y económicamente durante este año. Gracias  a mi Marisol y a mi Vane por ser coequiperas de cada idea, de cada paseo,  de cada refuerzo escolar, Dios me premio con su presencia. Una misión cargada de un 90% risas, proyectos, sueños, amor y bendiciones, un 5% de lágrimas ante aquellas personas que no son tan buenas y me trataron mal y un 5% de miedo ante los disparos que se escuchaban a cuadras de la casa.

LMC Colombia

 Alexandra Garcia, Grupo LMC Colombia

Mi año de misión como laica en Colombia (II)

LMC Colombia

(Segunda parte del testimonio que os enviamos en tres momentos diferentes)

LMC Colombia

Coro y catequesis de primera comunión:

Iniciamos junto con el Hno. Pontien un coro, y a su vez también me comprometí a ser catequista de un grupo de 17 niños que querían recibir su sacramento de primera comunión, pero el impulso duro dos fines de semana porque nuestro país entró en cuarentena por la COVID-19, un poco inseguros y asumiendo una realidad que creíamos iba a ser pasajera se convirtió en 7 meses donde se permitía las reuniones grupales con un número limitado de personas y donde sostener algo virtual no era una posibilidad por las condiciones en la que viven un grupo significativo de familias del sector.

Oración En La Cuadra

En las primeras semanas de la cuarentena surge la idea del equipo misión de organizar alguna actividad que permitiera unirnos con los vecinos y fortalecer el área espiritual, y a esta nueva idea la llamamos la “Oración de la cuadra”, convocamos a los vecinos y al Sr Robinson que pertenecía a una religión diferente junto con su familia.

Un jueves del mes de marzo empezamos a convocar a vecinos a que salieran de su casa y nosotras con Vane animábamos los cantos con el cununo y el Bombo (un proceso de aprendizaje). Cada semana dos vecinos se hacían cargo de la lectura bíblica y de su reflexión, adicional se ponía una caneca en el centro de la cuadra donde cada vecino aportaba algo de mercado para ayudar a una de las familias que participaban de la oración. Esta actividad generaba emoción y daba tranquilidad porque confiábamos en que Dios nos iba a proteger de la COVID-19.

Duramos tres meses reuniéndonos desde las puertas de nuestras casas para que una vez en la semana en las horas de la tarde compartíamos el evangelio y algunos detalles de alimentos que llegaban a nuestro barrio. De esta manera nos fuimos conociendo con nuestras vecinas Karen, Luna, Laura, Yolanda, don José y su Familia, don Esau (que prestaban las extensiones y el micrófono), Alexandra y su pequeño Juan (prestaban el Sonido), la Sra Sandra (que permitió conectar el sonido en su casa), la Sra María, etc.

Mercados Llenos De Solidaridad

A mediados del mes de abril recibimos una donación económica para dar mercados a 35 familias afectadas por la COVID-19, se seleccionaron familias AFRO del barrio, que fueron postuladas por el grupo afro que lidera el padre Franco desde hace ya más de 4 años. Este mercado contenía una oración por dentro para que las familias dieran gracias a Dios por las personas que habían aportado dinero dentro y fuera del país para la compra de esos mercados. Actividad que nos permitió conocer más familias que vivían dentro y fuera de nuestro barrió.

Terminación De Mi Contrato

Mi contrato era por tres meses, y cuando se terminó el contrato no había posibilidad que lo renovaran, dio un tris de susto pero gracias a Dios esos meses me fueron liquidados y con ese dinero podía sostenerme durante dos meses más. Luego vino mi cumpleaños y recibí dinero de mi familia de sangre y de mi familia espiritual (comunidad Señor de los Milagros de Tauramena/ Casanare). De esta manera pude sostenerme hasta el mes de julio.

La Donación De Una Impresora y acompañamiento escolar

Finalizando el mes de abril, una familiar de Vanesa nos donó el dinero para comprar una impresora y de esta manera ayudar a algunas familias del barrio con la educación virtual de los niños, nos contactamos con profesores de grado segundo y tercero de la Institución Educativa Buenos Aires, y con un grupito de cinco niños (Dibisay, Juan Sebastián, Jhovanni, Laura y Javier) inicie en el apartamento un acompañamiento escolar, estos niños eran dos de grado segundo y tres de grado tercero. Ellos venían al apartamento en el horario de la mañana y de la tarde nos propusimos trabajar muy juiciosos para quedar nivelados, para finales del mes de junio la meta se alcanzó y de premios hicimos un picnic.

Los requisitos que cumplían estos cinco niños eran los siguientes:

  • Que su familia no tuviera acceso a datos de internet.
  • No contar con la ayuda de una persona que le explicara los temas.
  • Deberían venir siempre bañados, con ropa limpia y desayunados y/o almorzados.
  • Cumplir con el horario 10 am a 12 pm y de 1:30 a 5:00pm.
  • Dejar su maleta con todos los útiles en mi casa así ellos no cargaban su maleta todos los días (me aseguraba que siempre teníamos todos los materiales para trabajar).
  • Dejar limpio el espacio del apartamento donde realizábamos las tareas.
  • No faltarse al respeto.
  • Comportarse como niños inteligentes para aprender y sacar buenas notas.

Adicional a esto, gracias a la impresora 10 familias recogían guías impresas después de las cinco de la tarde, para que los niños pudieran trabajar desde su casa. Un niño venía una vez a la semana para que yo tomara las evidencias de las actividades resueltas y lo enviara a la directora de grado.

A partir del mes de julio ingresaron dos niñas nuevas al refuerzo escolar (Jondarlys y Sharick), ellas también estaban atrasadas y estaban en grado tercero, entonces habilite un horario en la mañana de 8:30 am a 12:00 pm y en la tarde recibía solo tres niños, porque al quedar nivelados Laura y Juan Sebastián empezaron a trabajar desde su casa las dos guías diarias que enviaban los profesores. En ese mes de julio, iniciábamos una obra de una casa y Marisol (Laica) apoyaba el refuerzo escolar desde la casa de ella. En agosto retomé el apoyo escolar con tres niños nuevos en el horario de la mañana (Paula, Shari y Adrián) dos de grado segundo y uno de tercero, y en la tarde se atendían todos los niños de tercero que estaban al día con tareas, para ese entonces eran 5 niños, a partir de este mes algunos padres de familia de acuerdo a sus necesidades me hacían un aporte de 15 o 20 mil pesos semanales y de esta manera me ayudaban con mis gastos.

Iniciando el mes de septiembre el grupo se amplió, ahora tenía 6 niños en la mañana (Shari, Jordanys, Gabriela, Nicol, Paula), que pertenecían a cursos diferentes; primero, segundo, cuarto, quinto y sexto. Ahí tuve que buscar alguien que me apoyara y Dios envió a Natalia una chica del barrio que tenía 20 años y había trabajado ya con niños. El grupito de la tarde se amplió y ahora eran 6 niños (Jhovanni, Adrian, Jondarlys, Luis Ferney, Javier y Victoria). Los procesos aquí se tornaban más retadores porque Jordanys y Shari no sabían leer y nos propusimos iniciar el proceso de enseñanza de lecto-escritura.

Para finales del mes de octubre ingresó el niño Elvin de grado tercero de otra institución, el reto era ayudarle a salvar el año, de esta manera para la segunda semana del mes de noviembre se finaliza este proceso con dos niños en la mañana y con cuatro en la tarde. Solamente Jhovanni de 9 años estuvo desde el principio hasta el finalizar esta experiencia.

El apoyo escolar se convirtió en un proceso donde algunos niños aprendieron a leer, escribir, hacer compresión lectora, a colorear y a trabajar de forma juiciosa para cumplir con las metas diarias. Fueron meses de risas, de tensión, de tolerancia a la frustración, de paseos (cada mes hacíamos una integración con los niños que estaban), un proceso donde ayudas a los niños a no perder un año escolar, hacer trabajos de buena calidad, fueron meses de amor y de detalles. Estos niños le dieron sentido a mi misión porque sus ocurrencias, sus personalidades le daban sentido a mis semanas. Dios los bendiga a cada uno de ellos, a sus familias y los cubra de cualquier mal.

Alexandra Garcia, Grupo LMC Colombia