Laicos Misioneros Combonianos

Ecos del Encuentro de Formación LMC en Portugal

Oracion LMC

Hemos concluido el encuentro de formación inicial de los Laicos Misioneros Combonianos: Rezando es como nos entendemos.

El encuentro fue online y en él participaron nuestras queridas alumnas, Isabel y Nair.

Esta formación resultó ser muy rica y hermosa, al menos para mí (que creía saber ya algo sobre la oración). Espero que haya sido igual o más provechosa para nuestras alumnas, que tuvieron la amabilidad de acompañarme durante todo el fin de semana.

Dado que Dios es siempre quien toma la iniciativa y el hombre está, desde siempre, buscando a Dios, comenzamos reflexionando sobre la revelación de la oración a lo largo de la historia de la salvación, pasando por el Antiguo Testamento, el tiempo en que Jesús caminó con nosotros aquí en la tierra y el tiempo de la Iglesia.

Es notorio el enriquecimiento de la experiencia de oración del hombre hasta llegar a Jesús, que en sí mismo revela toda la dimensión de este don.

Después de hablar sobre las fuentes de la oración, el camino y las guías que nos conducen a ella, llegamos a la vida de oración propiamente dicha.

Buscando responder al desafío de San Pablo «orad sin cesar» (1 Ts 5,17), encontramos en la Iglesia propuestas puntuales y comunitarias concretas que nos permitirán alimentar ritmos de oración continua.

Reflexionamos sobre las diferencias y la importancia de la oración vocal, la meditación y la oración mental.

En este último grado de oración, tuvimos contacto con la maestra de oración, Santa Teresa de Ávila, y los grados de oración que ella propone haciendo una comparación con cuatro formas de regar un huerto.

En este análisis, se percibe claramente que Dios no es, en absoluto, un sujeto pasivo en esta relación. De hecho, los niveles más elevados de oración dependen únicamente de su voluntad y, además de requerir mucha humildad por parte del orante, le infunden aún más humildad al percibirse indigno de la grandeza de las gracias recibidas.

Una cosa que impacta cuando dedicamos un poco de tiempo a estos temas es la coherencia de los conceptos desde los tiempos del Antiguo Testamento, pasando por la época de Jesús aquí en la tierra, hasta las propuestas actuales de la Iglesia.

Una de las ideas que destaca es el hecho de que la oración puede verse como una verdadera lucha. Rezar requiere nuestro esfuerzo.

Nuestro ego y las trampas de quienes pretenden alejarnos de Dios son gigantescas y requieren mucha humildad y persistencia.

Así lo demuestra la vida de oración de San Daniel Comboni, meditada el domingo por la mañana.

En Comboni encontramos a un hombre de profunda oración, perfectamente consciente de la importancia primordial de esta dimensión en la Misión que Dios ha encomendado a su Iglesia.

De hecho, solo a través de la oración pudo dar sentido y amar las muchas cruces que surgieron a lo largo de su vida misionera.

Al final del encuentro, me di cuenta de que tengo que dar un giro a mi vida de oración.

Como LMC, tengo que rezar mucho más (y mejor) por las vocaciones y por los medios para llevar adelante la orden de Jesús que aún resuena en nuestros corazones de llamados: Id por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva a toda criatura. (Mc 16,15)

Pedro Moreira, LMC

La atención a la salud en Mongoumba

LMC Salud

Un saludo a todos y todas

Queremos compartir con vosotros un video sobre la atención sanitaria que nuestra comunidad internacional de Laicos Misioneros Combonianos desarrolla en Mongoumba, República Centroafricana.

En el Cristina nos cuenta las diferentes actividades que realizan y nos presenta la realidad de atención sanitaria y en especial la dedicación a la población Aka.

Gracias a todos por vuestras oraciones y el apoyo a nuestro servicio LMC en los lugares donde estamos presentes.

… Era la tercera vez que volvía

LMC RCA

Envuelta en el regazo de su madre, ¡¡¡los paños cubrían un pequeño latido!!!

Su cuerpo era delgado, casi transparente, y se podía ver el llanto que salía de sus pequeños pechos.

Su madre, con una sonrisa serena y delicada, ¡pedía ayuda en silencio!

Unos días antes, la esperanza había ganado la batalla contra una malaria apenas curada y Annie había vuelto a casa.

Pero en esta guerra de combates desiguales, de equidad y desigualdad de valores completamente irracionales, ¡Annie no podía resistir!

A su lado, Jean Luca, con todos los recursos posibles, en esta parte remota de África, ¡está librando el combate de su vida!

Aquí no hay perdedores ni vencedores.

Héroes, ¡sí! ¡Muchos de ellos!

Actualmente, en el hospital de Mongoumba, en la República Centroafricana, hay muchos casos de malaria.

Supongo que quizás debido a las inundaciones de la temporada de lluvias del año anterior, los mosquitos de la malaria se han triplicado en número y la resistencia a los medicamentos también ha aumentado.

Aquí pasé mi Semana Santa:

¡¡¡Entre el Suspiro de Esperanza de Morir o Vivir!!!

¡Dios mío! ¡Mi vientre estalla en lágrimas al ver el aliento que se evapora de estos frágiles cuerpos!

¡Cuerpos tan “Jesús”!

¿Cuándo lloraré estas lágrimas?

No lo sé, ¡sólo Él lo sabe!

¡¡¡Porque ahora lo que veo son las sonrisas de los niños que pasan por la calle…!!!

¡¡¡Y “Él” una vez más me hace Creer…!!!

Cristina Souza, LMC Mongoumba

Entre palmas y cantos

Domingo de Ramos

Un viaje de fe y reflexión

Todavía con clima pascual, una invitación a revisitar los intensos días previos al Día de Resurrección, una semana única en la que intentamos recrear con fervor los últimos pasos de Cristo como Hombre.

A la entrada del pueblo, bajo la sombra acogedora de los mangos, niños y adultos, hombres y mujeres se reunieron con fe para iniciar la celebración del Domingo de Ramos. Cada uno tenía su propia palma, algunas de ellas adornadas con esmero.

Al son vibrante de los cánticos “Hossana”, la comunidad recorrió la calle principal en procesión, un mar de palmas ondeando en el aire, un canto unísono que se hacía eco de la alegría de la fe.

En la iglesia, la celebración se prolongó durante más de dos horas.

Así comenzó la Semana Santa, preparando el terreno para un tiempo de reflexión, un tiempo para meditar sobre el sacrificio de Cristo y la promesa de Redención.

En esta jornada se nos invita: a revivir los pasos de Jesús, a meditar sobre el significado de su entrega y a reflexionar sobre el sentido de nuestras propias vidas.

Una oportunidad única para fortalecer nuestra fe y renovar nuestra esperanza.

Élia Gomes, LMC RCA

Be Afrique = Corazón de África

Élia Gomes

“Donde una vez dejé mi corazón”

Después de siete años en Portugal, cinco de ellos dedicados al apoyo familiar y al trabajo en residencias de ancianos (en las Misioneras de la Caridad de Faro y en el Centro Parroquial de Paderne) y otros dos años de misión en la parroquia de Camarate, me voy para volver a la RCA, donde ya estuve cinco años.

Este regreso no será fácil, pero sé que este es el camino que Dios tiene para mí.

La República Centroafricana (RCA) es el lugar donde siento que he sido llamado a servir a Dios y al prójimo con alegría, con la esperanza de llevar el mensaje del Evangelio y ayudar a construir un mundo mejor y más justo, junto a los más pobres y abandonados, según el estilo misionero de Comboni.

Me enfrentaré a nuevos retos y dificultades, pero confío en que, con la ayuda de Dios y la protección de Nuestra Señora de la Esperanza, podré superarlos.

Doy las gracias a mi familia y a mis amigos por apoyarme en esta decisión.

Doy las gracias a mi parroquia de Paderne y al Centro Parroquial por acogerme siempre con afecto a pesar de mis largas ausencias.

Doy las gracias a mi comunidad de Fetais y a todos los que me ayudaron durante mi estancia en Camarate.

Finalmente, agradezco al Movimiento LMC y a la Familia Comboniana por haberme transmitido la esencia que me inspira a seguir adelante.

“Si tuviera mil vidas, daría mil vidas por África”.

LMC Elia

Élia Gomes LMC – Portugal