Laicos Misioneros Combonianos

Tres meses en Londres

LondonTres meses ha durado nuestra experiencia en Londres, dentro de este proceso de formación intensiva antes de salir a misión, donde hemos trabajado para mejorar nuestro nivel de inglés, y donde hemos podido conocernos mejor entre nosotras y caminar como Comunidad.

Era la última etapa antes de viajar a África, Gulu (Uganda) y ha sido un tiempo vivido intensamente, para confirmar nuestra vocación y para afianzarnos en este camino. Desde que aterrizamos en marzo, Monika, Ewa, Asia y yo hemos compartido alegrías, cumpleaños, paseos por la “city”, visitas culturales, oraciones, momentos de duda, algunos momentos de tristeza, pero muchos de conversación y de risas.

También hemos compartido nuestra ilusión, nuestra experiencia de Dios y nuestro deseo de vivir en este mundo con un corazón atento y generoso. Nos hemos empezado a descubrir las unas a las otras rezando juntas, escuchándonos, preguntándonos, observándonos y todas tenemos ganas de seguir haciéndolo en tierras africanas.

Nos hemos sentido acogidas y cuidadas por la Comunidad de Padres Combonianos que nos han ayudado con el idioma y a manejarnos por esta increíble ciudad, haciendo que estos meses hayan pasado rápido y sin ninguna dificultad.

Entre las clases de inglés, nuestras reuniones y otras actividades con gente de la escuela nos hemos dado cuenta de que era el momento de empezar a despedirnos.

Acaba la formación específica, pero sabemos que la formación continuará siempre allá donde estemos… aprender cada día y dejar transformarnos por Dios despacito. Seguir abriéndonos al Evangelio y a la acción evangelizadora de los demás.

Con una sonrisa en los labios dejamos este país, otra experiencia en el corazón, y con la maleta en las manos ya estamos preparadas para el próximo destino…

London

Carmen Aranda

[Mozambique] Formación de monitores para Alfabetización y Educación de adultos

En los días del 24 al 26 de abril, en el centro pastoral de Mutoro, tuvo lugar la formación de alfabetizadores. En esta formación participaron 33 monitores de distintas zonas de la parroquia de Carapira, teniendo como orador principal al profesor Dr. Adelino Zacarias Ivala. Transcurrio en un ambiente favorable, habiendo buena colaboración entre el formador y los formandos. Participaron también los tres laicos misioneros combonianos de Carapira y la hermana Paula, misionera comboniana. Entre los 33 participantes estaban tres LMC Mozambicanos en formación.

Agradecemos haber participado de esta formación que nos va a ajudar en el enriquecimiento de nuestra formación misionera.

¡Que Dios nos siga bendiciendo en nuestra caminada!

Ancha, Margarida y Zeferino, LMCs en formación.

Pascua LMC-España “en clave de hospitalidad”

Hospitalidad

HospitalidadComo cada año, los LMC de España nos hemos reunido como comunidad para celebrar la Pascua. Este año hemos querido vivir estos días en “clave de hospitalidad”, y es que vivir la experiencia de la hospitalidad y de la acogida en nuestro mundo es todo un reto para nosotros. En estos días de encuentro hemos querido  dejarnos tocar por Jesús que “está a nuestra puerta y llama” para acogerle a ÉL en nuestros hermanos más necesitados.

“Es tempo de convicciones. Estamos convencidos de que somos humanos, somos hermanos. Que no hay fronteras para la vida. Recojamos todos nuestros sueños, como una antorcha, para alumbrar un mundo nuevo donde quepamos todos. Un mundo sin fronteras, ni alambradas de espino.”

LMC España

El Plan de Comboni y la ministerialidad

ComboniHaciendo una lectura actualizada del Plan de Daniel Comboni – a partir de los desafíos misioneros de hoy – descubrimos dos intuiciones proféticas cuyo valor que el paso del tiempo no ha hecho sino acrecentar su valía:

1. “La regeneración de África con África misma” (Escritos 2753).

Daniel Comboni está convencido, a través de su experiencia y la de otros grandes apóstoles, que no hay camino posible para dicha “regeneración” sino involucrando al mismo pueblo africano como auténtico protagonista de su historia y constructor de su propia liberación.

2. “[Encontrar] un eco de aprobación y un impulso favorable y de ayuda en el corazón de los católicos de todo el mundo, identificados y fundidos con esa sobrehumana caridad que abarca la totalidad del universo, y que el Divino Salvador vino a traer a la tierra” (E 2790).

Todavía con mayor audacia, Daniel Comboni declara que la realización de este Plan para la regeneración de África exige la colaboración incondicional de todas las instancias de la Iglesia y de la sociedad civil, superando cualquier clase de frontera o prejuicio o argumento mezquino.

En estas páginas nos ocuparemos de este último aspecto: la urgencia de sumar el compromiso de todos los “católicos” a favor de una única misión. El término “ministerialidad” (ministerium = diakonía = servicio) nos ayuda a traducir mejor el pensamiento y la praxis de Daniel Comboni, aunque somos conscientes que en el Plan nunca utiliza esta palabra y que se trata de un concepto que no corresponde ni al lenguaje barroco ni a la teología tridentina de su época. Por “ministerialidad” entendemos la responsabilidad misionera por parte de todos los bautizados sin excepción para hacer emerger el Reino de amor y de justicia (fraternidad universal) que ha instaurado la persona y el acontecer de Jesucristo en medio de nosotros. Daniel Comboni no proponía simplemente una estrategia organizativa sino una manera de ser Iglesia en madurez.

Vayamos directamente al texto del Plan, a fin de darnos cuenta de la amplitud de su horizonte (cfr. la última edición fechada en Verona en 1871 – E 2741-2791):

A) ¿Cuál es el soporte teológico que Daniel Comboni coloca a la base de su Plan?

Se trata de un fundamento cristológico y una respuesta martirial:

  • El católico mira a África “no a través del miserable prisma de los intereses humanos, sino al puro rayo de su Fe” y descubre allí “una miríada infinita de hermanos pertenecientes a su misma familia, por tener con ellos un Padre común arriba en el cielo…” Entonces “llevado por el ímpetu de aquella caridad encendida con divina llamarada en la falda del Gólgota, y salida del costado del Crucificado para abrazar a toda la familia humana…” siente que se hacen más frecuentes los latidos de su corazón “y una fuerza divina [parece] empujarle hacia aquellas bárbaras tierras para estrechar entre sus brazos y dar un beso de paz y de amor a aquellos infelices hermanos suyos…” (E 2742).
  • Y precisamente por la fuerza de esa caridad que emana del costado de Cristo, Daniel Comboni está dispuesto a “derramar la sangre hasta la última gota” (E 2753) por sus hermanos más pobres y abandonados. Digamos por tanto que la motivación que mueve toda la vida de Comboni es el reflejo de una fe sólida en la redención que el misterio pascual de Cristo nos ha ganado y que constituye el principio de toda acción misionera. En otras palabras, la “ministerialidad” (servicio misionero) que pide Daniel Comboni en su Plan dice relación a Jesucristo, el servidor por excelencia del Padre para realizar su Plan de salvación, y a Iglesia que es enviada como servidora de la humanidad para continuar la misión misericordiosa de su Señor.

B) ¿Qué visión de Iglesia tiene Daniel Comboni al atreverse a pedir un compromiso de tal magnitud a los católicos sin distinción?

El reto en aquella época, como también hoy, se antoja casi  imposible, sobre todo cuando se piensa al desánimo y frustración que se anida en muchos de los líderes eclesiásticos.

El amor que Comboni alberga por la Nigrizia lo lleva a pedir en concreto:

  • la ayuda y cooperación de los Vicariatos, Prefecturas y Diócesis ya establecidos alrededor de África (E 2763);
  • la creación de Institutos para chicos y chicas de raza negra, en lugares estratégicos alrededor de toda África (E 2764-65);
  • que las Órdenes religiosas y las Instituciones católicas masculinas y femeninas aprobadas por la S. Congregación de Propaganda Fide dirijan dichos Institutos (E 2767);
  • fundar en Europa pequeños Colegios para las misiones africanas para abrir el camino del apostolado de África a todos los eclesiásticos seculares de las naciones católicas que fuesen llamados por Dios a tan sublime e importante misión (E 2769);
  • establecer Institutos religiosos femeninos de Europa en los países del interior de África menos letales, ya que la mujer europea ha dado evidencias de mayor resistencia que los misioneros debido a la adaptación de su físico, la índole de su moral y los hábitos de su vida doméstica y social (E 2780);
  • para coordinar todo este proyecto se construya una Sociedad compuesta de personas inteligentes, magnánimas y muy activas que sean capaces de tratar con todas las Asociaciones que puedan asegurar los medios pecuniarios y materiales (E 2785) y convoquen a todas las fuerzas del Catolicismo a favor de Africa, (E 2784-88).

El objetivo que Daniel Comboni quiere alcanzar es la dignificación del pueblo africano en su integridad:

  • no solamente los negros del África interior, sino también los de las costas y de todas las otras partes de la gran isla…toda la estirpe de los negros (E 2755-56);
  • los jóvenes negros serán formados como Catequistas, Maestros y Artesanos (virtuosos y hábiles agricultores, médicos, sangradores, enfermeros, farmacéuticos, carpinteros, sastres, albañiles, zapateros, etc.(E 2773);
  • las jóvenes negras por su parte recibirán formación como Instructoras, Maestras y mujeres de familia que deben promover la instrucción femenina… (E 2774);
  • de la clase de los Catequistas se creará una sección con los individuos más distinguidos por su piedad y saber, en los que se descubra una probable disposición al estado eclesiástico (clero indígena); y esta será destinada al ejercicio del ministerio divino (E 2776);
  • del grupo de las jóvenes negras, entre las que no se sientan inclinadas al estado conyugal, se creará la sección de las Vírgenes de la Caridad, formada por aquellas que se distingan por su piedad y conocimiento práctico del catecismo, de las lenguas y de las labores femeninas (E 2777);
  • a fin de cultivar las inteligencias que pudieran revelarse más destacadas, para formarlos como hábiles y e iluminados jefes de las Misiones y Cristiandades del interior de la Nigricia se podrá fundar pequeñas Universidades teológicas y científicas en los puntos más importantes de la periferia de la gran isla africana (Argel, el Gran Cairo, St. Denis en la isla Reunión y otra hacia el océano Atlántico). En otros puntos se podrían fundar con el paso del tiempo pequeños talleres de perfeccionamiento para los Artesanos considerados más aptos (E 2782-83).

En resumen, descubrimos en esta propuesta de Daniel Comboni una visión eclesiológica tremendamente abierta e integral, que toma en cuenta todos los ministerios (desde aquel que presta el Papa hasta el que ofrece el más humilde catequista o artesano) cuando se trata de llevar adelante la misión a favor de las personas más necesitadas. Y esto no por simple filantropía o por un sentimiento romántico de un heroísmo ingenuo sino por la sólida motivación que brota del acontecimiento bautismal que nos revela existencialmente el amor de Dios y nos hace hermanos y hermanas en igual vocación de santidad y capacidad. Esta manera práctica de crear ministerialidad encontrará eco solamente un siglo más tarde en la teología postconciliar con el Vaticano II.

Aunque cada uno de los aspectos señalados hasta ahora merece un estudio más completo, por brevedad de espacio presentamos, en forma de decálogo, una serie de enseñanzas emanadas del Plan de Comboni:

1) Daniel Comboni reconoce la importancia del ministerio del Papa (con quien se entrevista personalmente en numerosas ocasiones) y de Propaganda Fide. A ellos dirige su Plan con muestras sinceras de comunión eclesial.

2) La audacia de sus “sueños” nace de su confrontación con la realidad de sufrimiento y opresión que viven sus hermanos y hermanas. Su Plan es fruto de la solidaridad dentro de un método misionero de encarnación.

3) Detrás de su planteamiento está la capacidad de interactuar con toda clase de personas con madurez humana y espiritual. La ministerialidad del Plan supone personas integradas y capaces de relaciones auténticas.

4) Existe una antropología más allá de su tiempo que apuesta por las personas reconociendo su dignidad plena.

5) En el Plan se revela un modelo de ser Iglesia en comunión y participación, nacida de la consagración bautismal y la común vocación a la vida plena en Dios.

6) El laicado encuentra su total expresión ministerial. No es piramidal sino pueblo de Dios en corresponsabilidad.

7) En particular la mujer encuentra el espacio debido para su valorización en cuanto tal y en su consagración. En esto Comboni es realmente pionero.

8) La labor evangelizadora que entrevé el Plan es integral, ninguna dimensión humana queda opacada. Todas las dimensiones humanas entran en el proyecto de Dios.

9) La inserción estratégica que plantea para que el trabajo sea posible sin mayores tragedias, supone una preocupación de planeación y evaluación encomiables.

10) Todo esto viene enmarcado en el misterio de la Cruz, sabiendo que se trata de una entrega consiente de la propia vida pero más que nada confiando en que las obras de Dios nacen y crecen al pie del calvario. Y que es el Espíritu Santo quien guía ayer y hoy la misión.

P. Rafael González Ponce mccj

Saludos desde Londres

LondonNos gustaría compartir nuestra vida comunitaria en Londres con ustedes. Nuestra primera impresión es muy positiva. La comunidad es muy abierta y los padres muy serviciales y agradables. Por supuesto, para ellos es un poco extraña la situación de tener cuatro chicas jóvenes que viven con ellos. Pero ellos se acostumbraron a vivir con nosotras y nosotras con ellos.

Lo más importante para nosotras es aprender Inglés en la Escuela de Inglés de Stanton, pero no sólo. Ha llegado el momento de nuestra comunidad, donde aprender a vivir juntas y aprender las unas de las otras. Naturalmente tenemos nuestro propio horario que incluye nuestras actividades, por ejemplo, reuniones sobre Uganda, reuniones sobre temas importantes e interesantes para nosotras. También tenemos reuniones con los padres acerca de diferentes cuestiones teológicas, la Cuaresma… También tratamos de tener un día de la comunidad. Es un momento para nosotras, para la oración en común, para la adoración y para relajarnos 🙂

El 15 de marzo celebramos el cumpleaños de San Daniel Comboni. Fue una gran fiesta para la familia, para los padres, hermanas y laicos que viven en Londres. ¡Un gran día! Pudimos sentirnos como una gran familia. Las hermanas Combonianas nos invitaron a cenar. Así, el domingo pasado pudimos conocer todas las hermanas que viven en Londres. Su comunidad se compone de 14 hermanas, por lo que es realmente grande. Compartieron sus experiencias de misión con nosotras y nos dieron muchos consejos útiles.

Llevamos aquí sólo 3 semanas, así que no podemos decir mucho más. Es un pequeño intercambio general para informarles de que todo va bien. Aunque es un tiempo muy ocupado, estamos muy contentas de estar aquí.

Saludos y abrazos de nuestra comunidad