Desde marzo, cuando el potente ciclón Gombe azotó Carapira, en el norte de Mozambique, destruyendo casas y granjas. Nosotros, los LMC, hemos estado trabajando para aliviar el sufrimiento de la población. Siempre en colaboración con amigos y personas de buen corazón.
Con la ayuda recibida de Brasil fue posible llevar a cabo pequeños proyectos. Entre ellos, el proyecto de las semillas.
El miércoles 23 de noviembre iniciamos la primera fase de este proyecto, que consiste en la entrega de 5 kg de maíz y 3 kg de judías a las familias más vulnerables para su siembra.
Las familias beneficiadas tienen el compromiso de devolver la misma cantidad recibida en el momento de la cosecha para que podamos continuar con el proyecto.
La parroquia de Carapira está formada por 94 comunidades divididas en 5 regiones con 22 zonas. Elegimos hacer la entrega en cada zona para facilitar el acceso de las familias.
La segunda fase será el 29 de este mes. Y la tercera a principios de diciembre.
En este proyecto se contemplan más de 300 familias.
En nombre de las familias y del pueblo de Carapira, agradezco a todos los que generosamente dieron un poco de lo que tienen para ayudar a los que tienen aún menos.
Es el momento de una nueva asamblea de la Casa Familiar Rural, una asociación formada por gente del campo, antiguos alumnos y personas que creen en esta propuesta. La familia comboniana presente en Açailândia forma parte de este proyecto, Dida y Xoán, Liliana y Flávio y el P. José.
La casa ofrece un curso técnico de agricultura y ganadería, con una duración de tres años, mediante la pedagogía de los ciclos alternativos.
Hay una canción que dice: “No dejaré el campo para poder ir a la escuela. La educación en el campo es un derecho, no una limosna”.
El objetivo de este espacio es exactamente éste. Al permitir a los jóvenes del campo mejorar la rentabilidad de la propiedad familiar, reducimos el éxodo rural y promovemos la agricultura familiar, insertando también técnicas agroecológicas.
La escuela atiende a alumnos de Açailândia, de los municipios vecinos y también de otros más lejanos, con estudiantes de tres estados diferentes (Maranhão, Pará y Tocantins).
En el debate sobre los retos a los que se enfrenta la escuela y que implican costes financieros, una de las madres presentes señaló: “Somos una asociación, podemos colaborar y con el poco de cada uno, conseguiremos lo necesario”.
Y así vamos sembrando en la construcción colectiva la búsqueda de mejores condiciones para los campesinos, y con ello generar una semilla de un mundo mejor.
Una vez terminado el encuentro y tras despedirme de los participantes de los diferentes países, salí para Pangoa, localidad de la selva peruana donde nuestros LMC han realizado apoyo misionero durante sus periodos de vacaciones, sobre todo para el apoyo escolar en las comunidades indígenas.
Allá fui recibido por la comunidad comboniana que me acogió muy bien. Tuve la oportunidad e reencontrarme con el P Maciek que nos conocimos en Polonia donde apoyaba a los LMC y con el P Lorenzo hasta hace pocos meses acompañante de los LMC de España. Durante los tres días que duró mi estancia pude visitar los diferentes servicios que realiza la parroquia, cómo atenden a las personas llegadas de las diferentes comunidades indígenas, la visita al colegio Daniel Comboni, donde pude compartir un rato con los alumnos mayores, la visita al centro cultural que se está construyendo y que sin duda ayudará mucho a dar a conocer la realidad de las comunidades indígenas y a favorecer encuentro s que fortalezcan su cultura.
Por otro lado, tuvimos la oportunidad de ir a visitar algunas de las comunidades indígenas más cercanas a Pangoa. El territorio de la parroquia es inmenso y adentrarse en él requiere de un coche todoterreno con tracción a las 4 ruedas para no quedarte atascado en el barro o el usar canoas para llegar a las comunidades más alejadas.
Sin duda Pangoa es una parroquia llena de necesidades y oportunidades de servicio misionero. ¿quién sabe si podremos abrir algún día una presencia LMC en la zona?
Con motivo de mi visita aprovechamos para organizar una reunión con algunas personas interesadas en ser LMC. Fue una pequeña reunión de presentación que esperemos que sirva como semilla que después cuidada y regada de frutos misioneros en la zona.
Os dejo un video de la zona grabado por el programa Pueblo de Dios de España.
Un cariñoso saludo
Alberto de la Portilla, coordinador del Comité Central LMC
Sin duda alguna el encuentro continental de los LMC de América celebrado en Lima ha sido un momento muy especial. Postpuesto por dos años consecutivos por motivo de la pandemia. Pudimos finalmente celebrarlo y compartir cómo estamos viviendo nuestra vocación en una realidad que intenta salir de la pandemia y recuperarse de las consecuencias.
Siempre un encuentro de estas características nos sirve para animarnos, reflexionar juntos y volver a tomar fuerzas y nuevas ideas para el inminente futuro que nos espera.
Una vez terminado el encuentro, como es costumbre, para aprovechar el billete de avión, tuve la oportunidad de permanecer en el país y visitar los lugares donde estamos presentes como LMC.
La primera visita fue al barrio de Pamplona alta donde los LMC de Lima realizan gran parte su actividad pastoral. Esta visita la realizamos todos los participantes del encuentro continental el domingo último. Nos dividimos en dos grupos y cada uno visitó a algunas de las comunidades que habitualmente acompañan nuestros hermanos LMC. La parroquia tiene un párroco español del IEME y cuenta con la presencia de las hermanas combonianas.
Durante la pandemia el trabajo ha sido muy duro, ayudando a las comunidades a sobrevivir. La creación de numerosas ollas comunitarias ha posibilitado la solidaridad entre todos los miembros de la comunidad y permitido salir adelante a numerosas familias.
Les dejo un video de la zona grabado por el equipo del programa de televisión española Pueblo de Dios. Hay podremos contemplar la extensión de esta labor y la realidad de estas comunidades.
Un cariñoso saludo
Alberto de la Portilla, coordinador del Comité Central LMC
Carta del Encuentro Comboniano de Ecología Integral
Cerca de treinta miembros de nuestra Familia misionera (LMC, Seculares, Combonianas y Combonianos, entre los cuales tres provinciales), provenientes de África, América y Europa, nos reunimos los días 27 de julio al 03 de agosto de 2022 en Belém do Pará, Brasil, en ocasión del X Foro Social Pan – Amazónico (X FOSPA) y del Encuentro Comboniano de Ecología Integral.
Abrimos oídos, corazones y mentes ante los gemidos de la Madre Tierra, de los pueblos amazónicos y de las comunidades que acompañamos, que claman por la plena regeneración de las hijas e hijos del Dios de la Vida (Cf. Rom 8,19-23), presente en toda su Creación.
Lo hicimos en continuidad con el largo camino de los Foros Combonianos y con el mapeo de la ministerialidad social en nuestra Familia y misión.
Nos inspira la mística de los pueblos originarios y su fuerte interligación con los elementos primarios del cosmos, con las aguas, los ríos, las florestas, la tierra y todos los seres.
A través de ellos, Jesús de Nazaret nos sigue invitando a “contemplar a las aves del cielo y a los lirios del campo” (Cf. Mt 6,26.27) para aprender y asumir, juntos, el Buen Vivir.
A partir de la ESCUCHA atenta, respetuosa y compasiva de la realidad de muchos pueblos:
1. CONSTATAMOS que la crisis climática, socioambiental y política, derivada del modelo económico dominante e insustentable, que separa, excluye y mata, pone en serio riesgo la sobrevivencia humana y la vida plena de toda la Creación, en los territorios donde vivimos nuestra vocación y misión a servicio del Reino.
Son los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales, las mujeres y los jóvenes que todavía alimentan la esperanza, a partir de su resistencia, ¡en defensa de la Amazonía!
2. COMPRENDEMOS que la gravedad de la situación exige urgentemente, de la Iglesia y de nuestros Institutos, desencadenar procesos de conversión ecológica.
Sentimos que es preciso:
revisar y desaprender muchos de nuestros conceptos y vivencias en relación con Dios y la Naturaleza, entre hombres y mujeres, sobre inculturación, prácticas pastorales y liturgia;
integrar, en nuestra acción misionera, la defensa de los cuerpos de quienes luchan por el respeto al medio ambiente y de los territorios donde estamos presentes;
cultivar y compartir la eco – espiritualidad, relecturas bíblicas y la conexión fe y vida;
adoptar una metodología misionera que nos posibilite una mayor conexión y una efectiva inmersión en los valores, las lenguas, las culturas y la sacralidad de los pueblos y territorios con los cuales nos relacionamos;
revisar y corregir, en nuestros proyectos y estructuras, los estilos de vida y de consumo incompatibles con la sobriedad ecológica y evangélica;
invertir en una formación de base y permanente que integre, en la teoría y en la práctica, los principios de la ecología integral;
informar y animar a las Iglesias locales y a nuestra Familia, sobre los eventos, medios y procesos que nos ayuden a asumir y profundizar la experiencia de la sinodalidad y ministerialidad social en clave ecológica;
reforzar la solidaridad, la participación, el acompañamiento y el trabajo en redes con los pueblos originarios, los laicos, las congregaciones, los movimientos sociales y los organismos intereclesiales y extra – eclesiales.
3. PROPONEMOS, a las coordinaciones de nuestros Institutos, a los consejos de las circunscripciones en todos los continentes, a los responsables de los sectores y a todos los miembros de nuestra Familia:
asumir, como inspiración común, la adopción del Pacto Comboniano para la Causa Común y, como eje transversal de toda nuestra actividad y presencia misionera, la Ecología Integral;
favorecer el intercambio permanente de reflexiones, aprendizajes y prácticas entre los miembros de la Familia Comboniana;
intercambiar personal entre las comunidades y circunscripciones que actúan en un mismo territorio;
cualificar nuestros procesos formativos con investigación, el compartir metodologías de intervención y transformación social y la definición e integración teórico – práctica de la ecología integral, en sintonía con la Laudato Si’ y la Querida Amazonía;
participar en la discusión y elaboración de planes de pastoral en las diócesis y parroquias que asuman los principios de la Ecología Integral;
promover nuestra cualificación y participación en las instancias de advocacy y de decisión política en defensa de la Casa Común;
apoyar y apostar en los mecanismos y prácticas de economía inclusiva;
acoger y defender a personas en riesgo o amenazadas por causa de sus luchas.
4. ASUMIMOS, como participantes de este Encuentro de Familia y de esta rica experiencia de escucha, el compromiso de:
divulgar y apoyar la Declaración Pan – amazónica de Belém, que integra los Saberes y Sentires compartidos en el X FOSPA;
Dar continuidad a la reflexión y al compartir de las intuiciones que han emergido en estos días;
traducir y vivir, en los diversos contextos de nuestra misión, la inspiración carismática de Comboni (regenerar a África con África) y la consigna “Amazonízate”, que ha ecoado fuertemente entre nosotros en estos días, respetando y promoviendo siempre el protagonismo de los pueblos originarios.
5. CONFIAMOS todo este camino que queremos recorrer a la intercesión y protección de las y los mártires de la Amazonía, quienes nos animan a la radicalidad y a la fidelidad en el seguimiento de Jesús y en la vivencia de nuestro carisma común.
Desde el fluir de la vida, a orillas del Río Guamá, en Belém do Pará, 03 de agosto de 2022.
Los participantes en el Encuentro Comboniano de Ecología Integral
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