Laicos Misioneros Combonianos

El papel ministerial del hermano

Joel Cruz
Joel Cruz

ENCARNACIÓN DE LA PALABRA, FRATERNIDAD Y PROMOCIÓN HUMANA

A continuación, presentamos la experiencia del Hno. Joel Cruz Reyes en Ecuador. En la que destacan rasgos del ministerio del Hermano desde una nueva perspectiva de promoción humana que tiene como fundamento La Palabra.

1. Encuentro con la misión

En 1997 llegué a Ecuador destinado al Centro Cultural Afroecuatoriano en la ciudad de Guayaquil. En ese entonces, el acompañamiento de los afrodescendientes giraba alrededor de la religiosidad, lo litúrgico-sacramental y la formación sociopolítica, con la finalidad de visibilizarlos social y eclesialmente. Para eso se buscaba el apoyo de laicos expertos en sicología, antropología, sociología, política…

Por el comportamiento, las actitudes y las motivaciones que percibí en los afros que acudían al Centro, me di cuenta que la dependencia que tenían del misionero, era crónica. Se habían acostumbrado a considerarse material, espiritual y moralmente indigentes. Ciertamente, este comportamiento era el reflejo de las sombras de su historia que los alcanzaba en el presente, pero también era consecuencia de la visión paternalista que había predominado en su acompañamiento. Esto no les permitía crecer en humanidad y en espíritu; los estancaba en el lugar del “objeto”, no los dejaba avanzar hacia el lugar del “sujeto” eclesial y social.

2. Entender e iniciar procesos

Poco a poco, fui entendiendo que esos procesos, aunque eran muy buenos, fueron desconectados de la fe y de La Palabra, como si la “regeneración del ser humano afro” fuera solamente un problema “humano-social”. Me di cuenta que los procesos no llegaban a la contemplación del afrodescendiente como hijo de Dios, imagen y semejanza de Él, esculpido por una historia, circunstancias sociales y eclesiales adversas, cierto, pero al final de cuentas el ser humano pensado, querido por Dios y con una misión específica en la Iglesia, en la sociedad, en el mundo.

Los resultados eran lógicos porque, por un lado, el acompañamiento piramidal heredado por la tradición pastoral predominante en la Iglesia, los hacía “objeto-dependiente” de la acción del “sujeto” que era el misionero. Por otro, la intervención de laicos especialistas sin una visión religiosa, de fe y desconectados de la Palabra de Dios, no podían ofrecer más que una manera de ver al afrodescendiente y su historia, como “un problema” personal y social. No se veían como “seres humanos” sino como “problema social” y “objeto” de abusos, maltratos y exclusiones. Estaban convencidos de que eran solo “víctimas” y no seres humanos con una responsabilidad eclesial y social.

3. Presencia que comparte la vida

Cuando comencé a caminar con ellos, me di cuenta que la presencia del Hermano que, por naturaleza vocacional, está desvestido de lo sagrado, poco a poco va “redondeando” la pirámide relacional en las estructuras culturales, sociales y eclesiales, hasta consolidar la circularidad de la fraternidad ministerial querida por Jesús. Que el Hermano, precisamente, porque es religioso, es capaz de contemplar la humanidad de las personas que acompaña y poner en movimiento esa humanidad (pro-moción humana) en la Iglesia y en la sociedad.

Entendí que el Hermano es un puente entre ciencia y fe, entre Evangelio y sociedad, entre Iglesia y mundo, entre vida religiosa y secular, entre el ministerio sacerdotal y laical. Sin su presencia, con frecuencia, los procesos se vuelven “extremistas”: se van al “extremo litúrgico-sacramental” o al “extremo político-social”. Y el Hermano, tiene un pie en cada extremo. Por eso, es capaz de equilibrar los procesos de evangelización y hacer que el ser humano no vea su historia como tragedia humana sin Dios, sino como historia sagrada y de salvación, donde Dios no solo está presente sino que se hace carne y asume las causas de ese ser humano como suyas.

4. Los milagros de la fraternidad

El Señor me dio la oportunidad de ver los milagros de la fraternidad que brota de la conciencia de saberse todos hermanos, hijos de un mismo Padre. Con la misma dignidad y responsabilidad misionera de Cristo y, por eso, entenderse como el Cuerpo Negro de Cristo en esa sociedad discriminatoria y excluyente que también ensombrecía a la Iglesia en ese contexto. Me dio la oportunidad de experimentar el poder liberador que tiene ese “hacerse uno más entre ellos”, del no tener miedo a “rebajarse”, así como Jesús (Filip 2, Emaús) y buscar junto con ellos los caminos, las respuestas, las soluciones…

Ese estar entre los afrodescendientes como “compañero de camino” y no como guía o maestro, hizo que la gente comenzara a saborear y gustar la comunión y participación, a entender el valor y el poder del “cenáculo de apóstoles” soñado por San Daniel Comboni. Así nació la Hermandad de Misioneros Afroecuatorianos, el Camino Bíblico Afro, procesos de etnoeducación y recreación cultural en un contexto urbano, organizaciones y asociaciones afros con fines culturales y sociopolíticos, la pastoral juvenil afro…

El camino fraterno con los afros me permitió contemplar cómo “el objeto” se fue transformando en “sujeto” social y eclesial. Y todo comenzó cuando se descubrieron como seres humanos, hijos de Dios, misioneros del Padre. Y esta conciencia se siembra conviviendo con ellos, discutiendo con ellos, así como Jesús con sus discípulos: en el camino, en la casa, en la fiesta, en sus lugares… conversando, respondiendo a inquietudes, explicando, compartiendo sin prisas, sin lugares fijos… con frecuencia, lejos del templo.

El haber experimentado el poder regenerador de la fraternidad en el ser humano, me hizo pensar e imaginar al Hermano Misionero Comboniano como “partero” de ministerios laicales que van más allá de las estructuras del templo y de las cuestiones religiosas. De una ministerialidad que toca las cuestiones humanas y sociales; como acompañante de esos ministerios que nacen con proyección secular para infundirles el Espíritu y puedan ser la fuerza transformadora de Dios en la sociedad.

El camino con la gente, me hizo reconocerme como un Hermano religioso, es decir, un “experto” en establecer la conexión profunda entre el mundo y Dios, entre la carne y el espíritu, entre lo humano y lo divino. Un experto en ayudar al ser humano a comprender a Dios como ciudadano que actúa en esa sociedad en la que se encuentra a través de ese ser humano que se reconoce como su presencia.

5. Cuestionamientos y mirada hacia el futuro

¿Pero cómo garantizar que la fraternidad promotora de la humanidad de la gente se fortalezca y no termine diluida en la tradición evangelizadora que mira más lo litúrgico-sacramental? ¿Cómo hacer que el ministerio de encarnación de la Palabra en ministerios que tocan las cuestiones humanas y sociales pueda ser más visible y significativo en el Instituto, la Iglesia y la sociedad? Estas interrogantes encontraron respuesta en la propuesta planteada por San Daniel Comboni de establecer Centros de formación donde el africano no cambia y el misionero no muere.

Esta estrategia me pareció la más adecuada para la realidad numérica y dispersa del Hermano en el Insituto y, así poder pensar una figura física que acompañe el ministerio del Hermano, lo identifique, lo defina y lo haga más comprensible. Por eso, así como el sacerdote es acompañado por la figura de la parroquia, obra que explica y hace comprensible su ministerio, así comencé a imaginar una obra que pudiera detonar toda la fuerza ministerial de la fraternidad en el Instituto. Así nació la idea de las Obras Combonianas de Promoción Humana (OCPHs) y, el Centro Cultural Afroecuatoriano de Guayaquil, se convirtió en la primera de estas obras.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA:

  1. ¿Qué es lo que me llama más la atención de esta experiencia religiosa? ¿Por qué?
  2. ¿Qué suscita esta experiencia en mí? ¿Por qué razón?
  3. ¿Qué nos dice a nosotros como comunidad?
  4. ¿Qué parte o partes de esta experiencia pueden iluminar el trabajo parroquial o los proyectos misioneros en nuestras comunidades/misiones?

PARA PROFUNDIZAR

Orientaciones del Papa Francisco y Benedicto XVI sobre la fraternidad

Reflexiones tomadas del documento “Apuntes para una espiritualidad misionera de la fraternidad” del Hno. Alberto Degán.

En ese tercer milenio el papa nos propone una misión fascinadora: combatir la “globalización de la indiferencia” construyendo la “globalización de la fraternidad”.  Naturalmente, es un llamado para todos los cristianos, pero en nosotros los Hermanos este llamado suscita sin duda un sentido de alegría y de responsabilidad particular.

  • Los primeros dos mensajes para la Jornada Mundial de la paz del papa Francisco (los mensajes de 2014 y 2015) son enteramente dedicados al tema de la fraternidad. “La fraternidad es el fundamento y el camino para la paz”, nos dice Francisco. De hecho, la paz y la justicia no son sólo una cuestión ‘técnica’ de hacer cambios estructurales para disminuir las escandalosas desigualdades que caracterizan el mundo de hoy, ni se trata únicamente de una cuestión política. La paz y la justicia son, ante todo, un desafío espiritual: sólo si nos sentimos hermanos, hijos del mismo Padre, los hombres estarán dispuestos a hacer los cambios y los ‘sacrificios’ necesarios para dar vida a una sociedad justa y fraterna. Como dijo Francisco en el mensaje Urbi et orbi para la Navidad de 2018, “sin la fraternidad que Jesucristo nos ha dado, nuestros esfuerzos por un mundo más justo no llegarían muy lejos” (Salmo 84, 11-12).
  • El papa Benedicto propuso la fraternidad como principio económico: “El desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad”, afirma en su encíclica “Caritas in veritate” n. 34. Y añade: “El gran desafío que tenemos… es mostrar… que en las relaciones mercantiles el principio de gratuidad y la lógica del don, como expresiones de fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad económica ordinaria” (CV 36). Benedicto XVI propone que la lógica de la fraternidad re-configure nuestro sistema económico.
  • Más recientemente, el papa Francisco ha dedicado todo el mensaje para la Jornada Mundial de la paz de 2014 al tema de la fraternidad: “La fraternidad, fundamento y camino para la paz”. Los títulos de las distintas partes de este documento son: “Todos ustedes son hermanos, (Mt 23,8)”, “La fraternidad, premisa para vencer la pobreza”, “El redescubrimiento de la fraternidad en la economía”, “La fraternidad extingue la guerra”, “La fraternidad genera paz social”, “La fraternidad ayuda a proteger y a cultivar la naturaleza”. Sólo dando una rápida mirada a estos títulos, llegamos a entender que para Francisco la fraternidad – lejos de ser un concepto aleatorio y ‘romántico’ –  es un principio de fe muy concreto con ineludibles implicaciones sociales, políticas y económicas. Según el papa no se puede construir la justicia social si antes no cultivamos en nuestros corazones un profundo sentimiento de fraternidad.
  • La primera parte de este Documento se titula “¿Dónde está tu hermano?” (Gen 4,9). En la Biblia, ésta es la segunda pregunta que Dios dirige al hombre, y eso significa que para Dios es una cuestión fundamental. El ser humano, así como fue concebido por nuestro Creador, realiza su humanidad cuando sale de su egoísmo y se preocupa por la condición de vida de sus hermanos, cuando entra en una lógica de comunión y de fraternidad que le hace percibir que su vida tiene sentido sólo si será vivida en una actitud de solidaridad con sus congéneres. En otras palabras, para Dios ser humanos significa ser y sentirnos hermanos.
  • Jesús se presenta a nosotros como el “primogénito en medio de muchos hermanos” (Rm 8,29): la fraternidad es el camino trazado por Dios para la realización de nuestra humanidad. Como dice un proverbio africano, “yo soy un ser humano porque tú eres un ser humano”, o sea: ‘Yo me siento bien y puedo realizar mi humanidad cuando veo que también mis hermanos están bien y la pueden realizar’. Pero en nuestra sociedad prevalece la lógica contraria, la del antiguo adagio latín “Mors tua vita mea”, que significa: “Tu muerte es mi vida”, “Sólo si te mato y me adueño de tus bienes yo puedo vivir feliz”.

Así, no hay que sorprenderse si Helmut Maucher – presidente de la multinacional Nestlé en los años ’80 y ’90 – llegó a decir que él necesitaba de ejecutivos con “instinto asesino”. De esta manera, como afirma el economista Hinkelammert, “la lucha por asesinar al otro es vista como fuente de prosperidad y de vida”. Así, el evangelizador propone el modelo y la espiritualidad del hombre-hermano contra el modelo y la ‘espiritualidad’ del hombre-killer.

Para combatir la injusticia y la pobreza, entonces, hace falta una “revolución espiritual”, una espiritualidad de la fraternidad que nos haga entender que la derrota y la muerte de mi hermano será también, tarde o temprano, mi derrota y mi muerte. Como dijo Martín Luther King, “o lograremos vivir como hermanos o moriremos todos como necios”.

  • En la Evangelii Gaudium (n.186) Francisco afirma que nuestro amor por “los más abandonados de la sociedad” deriva “de nuestra fe en Cristo siempre cercano a los pobres”. Sin duda, frente a tantos enormes desafíos, a menudo nos sentimos pequeños e impotentes: no tenemos respuestas inmediatas sobre el QUÉ HACER. Pero Jesús nos da una indicación muy clara sobre el DÓNDE ESTAR: hoy, como ayer, Jesús “siempre cercano a los pobres” nos llama a estar CERCA DE LOS POBRES, CERCA DE LOS ÚLTIMOS.

Nuestro Capítulo General de 2015 ha acogido esta invitación del papa, y por eso ha indicado como primer criterio para recalificar nuestros compromisos el criterio de la “cercanía a los pobres” (AC15 n.44.5). Se trata de un criterio que para nosotros los Hermanos combonianos tiene un valor especial, porque nuestro Fundador nos veía como aquellos que estamos más cerca de la gente, porque pasamos más tiempo con ella: “En África central los hermanos artesanos bien preparados contribuyen a nuestro apostolado en mayor medida que los sacerdotes a la conversión, porque los alumnos negros y los neófitos (la mayor parte de los cuales… han de permanecer un espacio de tiempo bastante largo con los ‘maestros’ y ‘expertos’, quienes con la palabra y el ejemplo son verdaderos apóstoles para sus alumnos) están con los hermanos, y los observan y escuchan más de lo que pueden observar y escuchar a los sacerdotes” (E5831).

Nota: Mirar también la última encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti” sobre la fraternidad y la amistad social (03 de octubre del 2020).

ORACIÓN PERSONAL

“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (la gloria que corresponde al unigénito del Padre), llena de gracia y de verdad.” Jn 1,14

Reflexiones a partir de los encuentros continentales de Hermanos en América:

  • En medio de una mentalidad y tradición eclesial que aprisiona la Palabra de Dios en los templos, en los discursos teóricos y que difícilmente se atreve a ir más allá de las estructuras eclesiales y tocar las cuestiones humanas y sociales, se inserta la figura ministerial del Hermano Misionero Comboniano.
  • Su vocación de “hacer carne La Palabra”, en el contexto donde vive y convive, y de conformar al ser humano como hijo de Dios y hermano de todos, lo conduce a abrir caminos e iniciativas que no se limitan a las estructuras y tradiciones eclesiales, porque la “encarnación misionera de la Palabra” la vive en sintonía con los tiempos y los lugares donde se encuentra.
  • El espíritu fraterno de Dios lo conduce a la inserción en la vida y cotidianidad de la gente, por eso, es capaz de descubrir y rescatar la riqueza y experiencia de individuos y grupos humanos que acompaña misioneramente, con la finalidad de enriquecer a la Iglesia, a la sociedad y promover  lo verdaderamente humano de los pueblos por donde pasa, como obra y revelación de Dios que debe ser conocida, reconocida, valorada, asumida y propuesta por la Iglesia al mundo.
  • La convivencia fraterna con la gente, desde la conciencia y espíritu misionero, lo convierte en el “radar” que capta los signos, las señales, los ruidos, los desafíos… que la realidad humana y social plantean en el hoy y aquí. Por eso, su palabra y aportación es determinante en el dinamismo, creatividad y actualización de la misión comboniana.
  • Su rostro evangélico-social fraterno lo convierte en “puente” entre la sociedad y la Iglesia, entre lo secular y lo religioso, entre el laicado y el clero. Precisamente por eso, se convierte en el rostro social del compromiso misionero de la Iglesia. Esta dimensión vocacional lo inserta en el núcleo de la sensibilidad humana que busca solidaridad, justicia, paz, compromiso transformador de la sociedad. Su vocación lo convierte en una presencia que fortalece la conciencia y el espíritu del ser humano a vivir el Reino como justicia, paz, gozo (Rm 14, 17ss)…
  • El papel del Hermano como consagrado y ministro de Cristo, entonces, es la edificación y el crecimiento humano y cristiano de las personas y comunidades, desde la perspectiva del Evangelio, por eso, su acción no excluye el ministerio de la Palabra. Su presencia evangelizadora entre la gente, enfatiza la dimensión de la fraternidad en todos sus aspectos: desarrollo integral de las personas, la promoción de la justicia, la paz, los Derechos Humanos… es decir su ministerio toca directamente las cuestiones sociales, antropológicas y culturales desde la óptica del Reino de Dios.

COMPARTIR EN COMUNIDAD Y LINEAS DE ACCIÓN

  1. En un ambiente de oración y de escucha mutua, compartamos en comunidad los frutos de la oración personal.
  2. Reflexionemos juntos:
    1. ¿Qué te hace pensar lo que hemos compartido y orado sobre el ministerio del Hermano?
    1. ¿A qué sientes que nos invita el Espíritu, de manera personal, comunitaria, provincial y como Instituto?
    1. ¿Cómo podemos responder de manera concreta a las invitaciones del Espíritu?
    1. Nuestro compromiso es: ____________________________

“El ministerio de los Hermanos, discípulos del Cristo fraterno, presta atención a la dimensión de la fraternidad en todos sus aspectos, incluyendo el desarrollo integral de las personas, la promoción de la justicia, la paz y los Derechos Humanos. Por lo tanto, es un ministerio abierto predominantemente a la dimensión social, antropológica y cultural del Reino de Dios, orientado a la transformación social, al testimonio y al anuncio de la fraternidad y a la animación de la comunidad cristiana”.

SUGERENCIAS PARA LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA:

En el momento del PADRE NUESTRO, guardar un momento prolongado de silencio para pensar en la fraternidad que nace de Dios.

Nuevo compromiso de los Laicos Misioneros Combonianos de la RDC

LMC Congo
LMC Congo

Desde abril de 2018, esta es la tercera vez que los Laicos Misioneros Combonianos del Congo se comprometen con la misión ad gentes y ad vitam en el movimiento internacional de Misioneros Laicos Combonianos.

Son seis los nuevos miembros (6): Flory SEZABO, Paulin KUVULA, Guy SINYEMBO KALENGE, Fabienne EKENGE ALENGO, Christian NSONA y Cécile WAMBA, que libre y voluntariamente han decidido comprometerse ante Dios y ante la asamblea cristiana este domingo 11 de octubre de 2020 en la parroquia San Juan Pablo II de los Misioneros Combonianos.

“Id también vosotros a mi viña” (Mt. 20, 3-4). “Los fieles laicos también son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión para la Iglesia y para el mundo”.

Todos los laicos son misioneros en virtud de su bautismo, refiriéndose a las palabras por las cuales Jesucristo, Crucificado y Resucitado, antes de ascender al cielo, confió a los Apóstoles el mandato misionero: “Id, de todas las naciones, haced discípulos, bautizando en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que les he prescrito”, de hecho, no deja de resonar, como una llamada universal y una llamada ardiente.

El laicado comboniano crece con el tiempo, la Provincia procedió, por tercera vez, a la consagración definitiva de 6 miembros y esto, durante la celebración eucarística presidida por su Capellán, el P. Célestin NGORE GALI, mccj y animada por el Choir afriquespoir des Laïcs Missionaires Comboniens, el 11 de octubre de 2020.

LMC Congo

Después de pronunciar la fórmula de compromiso ante el altar, el capellán les impuso la cruz, señal del seguimiento de Cristo. Jesús murió crucificado, clavado en una cruz. Para los cristianos, la cruz es el símbolo de la muerte y resurrección de Cristo. También para Comboni el sufrimiento estaba representado en la cruz: “Tendremos que cansarnos, sudar, morir; pero el pensamiento de que sudamos y morimos por el amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas del mundo es demasiado dulce para hacernos apartar de esta gran empresa”. Es el signo de salvación que Dios ofrece a toda la humanidad. Y los Escritos de Comboni, signo de su pertenencia definitiva a la familia comboniana.

Impulsando la animación misionera, después de haber organizado su II Asamblea Provincial en diciembre de 2019, la Provincia trabaja para realizar su XX Congreso el próximo noviembre de 2020, junto con los otros Cenáculos de Oración y espiritualidad Misionera.

LMC Congo

En resumen, las actividades de participación para la creación y promoción de Cenáculos de Oración Misionera (MSC) y similares se están desarrollando con normalidad. Además de la realización de la Misión ad gentes, por lo tanto, informamos que hay dos miembros, uno de los cuales acababa de completar su misión en la República Centroafricana y el otro lo está haciendo localmente en un orfanato.

LMC RDC

Responsable de comunicación: Gabriel MANIMA MPELA

Domund (Domingo Mundial de las Misiones) 2020

CLM Ethiopia

Este domingo, 18 de octubre, la Iglesia celebra el Domund, el domingo mundial de las misiones; un día para tener presentes más que nunca a las misioneras y los misioneros, aquellas personas que desde su vocación, dieron un “Sí” confiado a Dios para salir de sus hogares y marchar a lugares muy desconocidos; lugares que se han acabado convirtiendo en sus hogares, comunidades que los han acogido para compartir vida desde la fe en el Padre Bueno y la fraternidad como hermanas y hermanos, por nuestra condición de Hijos e Hijas de Dios.  

Es un buen momento para orar intensamente por ellas y ellos, hacer memoria, dejarse interpelar por sus testimonios de vida y apoyar sus misiones y proyectos.

Porque como bautizados todos nos sentimos llamados a salir y compartir con lo que somos la Buena Nueva del Amor de Dios.

Ánimo hermana, ánimo hermano, la misión te espera, y comienza muy dentro de ti, para salir de ti desbordante.

Aquí estoy, Señor, envíame.

Ministerialidad: una aproximación a partir de la riqueza semántica de los textos bíblicos

La Palabra
La Palabra

Introducción

El presente artículo desea ser una simple y breve contribución al proceso de reflexión y condivisión en torno al tema de la ministerialidad a partir de los textos bíblicos. Visto que el substantivo abstracto “ministerialidad” no aparece en los textos sagrados, nuestra aproximación estará basada en la pluralidad semántica del término ministro. Es importante subrayar desde ahora que nuestro texto no pretende incluir todos los términos bíblicos equivalentes a “ministro”, ni profundizar los llamados ministerios bíblicos como por ejemplo sacerdote, rey, profeta, apóstoles, evangelistas, pastores, doctores. Nos limitaremos por tanto a afrontar algunos elementos teológico-lingüísticos asociados a los términos y compartir, en un segundo tiempo, a título conclusivo, una breve reflexion y algunas preguntas en vista de una eventual profundización del tema.

  1. Visión general de los términos bíblicos equivalentes a ministro
    1. En el Antiguo Testamento
      1. MESHARET

La raíz de este término hebraico designa cualquier servicio. En el contexto de nuestro tema, merece ser subrayado el servicio de Josué a Moisés en Es 24,13; 33,11, Nm 11,28 e Gs 1,1. En estos textos, MESHARET significa ministro, auxiliar directo, discípulo. Moisés de hecho llevaba Josué a sus encuentros con Dios sobre el monte y en la tienda. El ministerio de Josué consistía en ayudar a Moisés a entender el mensaje de Dios y luego transmitirlo al pueblo. Lo que es interesante en estos textos bíblicos es que ser un ministro es una fase de preparación para ser un guía, es decir, un verdadero discipulado. Por lo tanto, MESHARET se refiere al tema de la relación discípulo-maestro, de aprender cómo continuar una misión o ministerio. Desde este punto de vista, el concepto de MESHARET nos transmite la idea de que, en la relación discípulo-maestro, el discípulo aprende no sólo del maestro sino también de la realidad. Es decir, la realidad también se convierte en maestra. Por lo tanto, el ministro es, al mismo tiempo, un discípulo del Señor y de la realidad.

  1. EBED

Otro término usado en el Antiguo Testamento para designar a un ministro es EBED. Este término indica no sólo el servicio común de cualquier persona subordinada a un amo, como en el caso de Naamán (2 Reyes 5:6), sino también la subordinación a los planes divinos, como en el caso del siervo de Dios (EBED ADONAI o EBED HA-ELOHIM) en Is 42:1-4; 49:1-6; 50:4-9; 52:13-15; 53:1-12. Aunque los estudiosos no están de acuerdo con la identidad histórica de EBED ADONAI, los textos muestran claramente que la sumisión a los planes de Dios es la condición para cumplir la misión recibida.

  1. En el Nuevo Testamento

En lo que respecta al Nuevo Testamento (NT), los siguientes términos merecen ser destacados:

1.2.1. PAIS/DOULOS

En el sentido común, PAIS significa niño. En Mt 12:18, sin embargo, se cita la versión griega de Is 42:1 en la que el término PAIS traduce el significado hebreo de EBED (siervo), para indicar que Jesús es el Siervo de Dios. Con la misma intuición, en el pórtico de Jerusalén, después de Pentecostés, Pedro declara por primera vez que Jesús es el Siervo de Dios (Hechos 3:13). De hecho, Pedro estaba tan marcado por la imagen de Jesús el Siervo que se convirtió en un punto de referencia para su primera predicación después de Pentecostés. Así, presenta la imagen de Jesús el Siervo como un paradigma para cualquier tipo de servicio en la Iglesia naciente. Prueba de ello es la transposición semántica que el NT opera entre los términos PAIS (niño, sirviente) y DOULOS (esclavo, sirviente). Tengamos cuidado: dirigiéndose a los apóstoles en Jn 15:15, Jesús califica su relación con ellos como una relación de amistad y no de servidumbre o esclavitud. Además, el término DOULOS (sirviente) seguirá caracterizando la misión de los discípulos. De hecho, Jesús recomienda que las relaciones interpersonales estén marcadas por las actitudes y los sentimientos del siervo, que deben ser adoptados por todo aquel que quiera ser grande en el Reino de los Cielos (Mt 20:27; Mc 10:44). También hay que señalar que DOULOS es el título con el que Pablo se presenta a sus comunidades (Rom 1,1; 2 Cor 4,5; Gal 1,10; Ef 6,6; Fil 1,1; Tit 1,1). Algunos cristianos son llamados siervos (DOULOI) en Col 4:12; 2 Tim 2:14; Stg 1:1. Pedro, Judas y toda la Iglesia son siervos (DOULOI) de Cristo según 2 Pedro 1:1; Jd 1:1; Apocalipsis 1:1. Podemos ver así que los términos PAIS y DOULOS se convierten en sinónimos y Jesús el Siervo parece ser el único paradigma en el ejercicio de los ministerios.

1.2.2. LEITOURGOS

De este término, tres significados merecen especial atención:

a.         LEITOURGOS significa los servidores y administradores públicos que son llamados siervos de Dios porque cumplen celosamente sus obligaciones (Rom 13:6). Para ellos, el cristiano debe ser sumiso y debe rezar por ellos para que tengan una vida tranquila, pacífica, piadosa y honesta (2 Tim 2:2).

b.         El que proclama el Evangelio de Jesucristo a los que no lo conocen, para que se convierta en una ofrenda agradable a Él, se llama también LEITOURGOS (Rom 15:16).

c.         El término también se aplica a Jesús para indicar su ministerio como mediador entre Dios y los hombres (Heb 8:2). También es interesante que, en el NT, con este término, el ministerio del servidor público se equipara al del evangelizador, porque ambos, inspirados por Jesús el mediador, sirven al mismo Dios. Como acabamos de decir, inspirarse en Jesús el mediador es asumir y llevar a cabo, dentro y fuera de la Iglesia, la dimensión sacerdotal de los ministerios. Todos los ministerios, de hecho, sin excepción, tienen una dimensión sacerdotal, es decir, la mediación entre el creador y la creación.

1.2.3. HYPĒRETES

Con respecto al término HYPĒRETES, sólo encontramos el significado de “ministro de la Palabra” (Lc 1:2; Hechos 26:16). En estos textos, la experiencia de Cristo aparece como una condición necesaria para el ejercicio del ministerio. Basta con ver que los “servidores de la Palabra”, mencionados en Lc 1:2, son testigos oculares. Saulo, en Hechos 26:16, es constituido como siervo y testigo de lo que acababa de ver y de lo que el Señor aún le tenía que mostrar. De estos pasajes surge la idea de que los ministerios nacen de la experiencia de Cristo y se nutren de ella.

1.2.4. DIAKONOS

Es un término ampliamente utilizado en el NT, pero en diferentes contextos y con diferentes significados. Básicamente, es bueno detenerse en lo siguiente: DIAKONOS es la persona que recibe la misión de servir a la Iglesia. Esteban y sus amigos son DIAKONOS porque se preocupan por las obras de caridad de la comunidad (Hechos 6:1-6); Pablo y Apolo, aunque trabajan incansablemente en la evangelización, prefieren ser considerados simplemente diáconos (DIAKONOI) de la Iglesia (1 Cor 3:5-15); Tíquico (Ef 6:21), Epafras (Col 1:7) y Timoteo (1 Ts 3:2) son DIAKONOI porque colaboran más directamente en la evangelización. Jesucristo es también DIAKONOS porque no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos (Mt 28:28; Mc 10:45; Rom 15:8). La asistencia a los más necesitados se considera no sólo una DIAKONIA (ministerio, servicio) sino una condición necesaria para tener un lugar en el Reino de los Cielos (Mt 25, 31-46). En particular, cabe destacar los textos sobre la inferioridad del DIAKONOS: Lc 12,37 y 22,26-27. El DIAKONOS es inferior a Dios y al pueblo que se le ha confiado. De hecho, parece que esta fue una característica importante de los ministerios en las primeras comunidades cristianas.

1.2.5. OIKONOMOS

OIKONOMOS es el administrador que cuida de la propiedad de su señor. Cabe señalar que en la tradición paulina y petrina, los apóstoles y todos los cristianos se llaman OIKONOMOI porque administran los misterios y las gracias de Dios (1 Cor 4:1-2; 1 Pedro 4:10). El simbolismo del administrador de la casa es verdaderamente sugerente, porque insiste en el deber de todo cristiano de tener un ministerio. Así, los ministerios son vistos como una forma de administrar el OIKOS (morada, casa) de Dios (1 Cor 3:5-9).

  • Reflexión

La riqueza semántica de la que hemos hablado no debe ser vista como un mero refinamiento lingüístico de los autores bíblicos, sino como una prueba clara de la diversidad de experiencias de ministerialidad entre el pueblo de Israel y las primeras comunidades cristianas. Asimismo, esta riqueza semántica nos sirve de base e inspiración para la continua contextualización de los ministerios.

2.1 Diversidad de experiencias ministeriales

De lo dicho anteriormente, queda claro que las diversas experiencias de ministerio relatadas en los textos sagrados son de interés para los hagiógrafos para presentar, a través de ellas, a un Dios que suscita ministerios para el servicio de su casa. Recordemos que, en el NT, la casa de Dios (OIKOS TOU THEOU) indica, en un sentido estricto, la Iglesia de Cristo (1 Tim 3:15; Heb 3:6) y, en un sentido más amplio, todo el universo (Hechos 7:44-50). La complejidad inherente a los conceptos demuestra la importancia de profundizar no sólo en el significado de la expresión “casa de Dios”, sino también en los ministerios que deben administrarla plenamente. La casa de Dios es tan compleja que no puede ser administrada sin una amplia gama de ministerios. Por lo tanto, es urgente estimular el nacimiento de nuevos ministerios dentro y fuera de la Iglesia. En este sentido, los combonianos están llamados a animar este proceso, que hoy más que nunca aparece como una conditio sine qua non para la evangelización del mundo contemporáneo.

2.2.      Contextualización de los ministerios

Las diversas experiencias de ministerio en la Biblia van acompañadas de un proceso de contextualización, es decir, la adaptación de los ministerios a un contexto determinado. Para los combonianos, la contextualización implica dos procesos intrínsecamente interdependientes: el proceso ad intra y el proceso ad extra. Ad intra porque requiere que los ministerios y los compromisos misioneros sean repensados a la luz de la realidad interna del Instituto (número de hermanos, formación académica, geografía vocacional, situación económica, etc.). Ad extra porque nos desafía a identificar, en el contexto en el que trabajamos, personas, medios y métodos para fomentar el surgimiento de nuevos ministerios o la actualización de los existentes con y desde ellos. Ambos procesos requieren realismo, coraje y optimismo. Cabe señalar que, en el proceso de contextualización de los ministerios, considerados individualmente y como grupo, la lectura contextualizada de la Sagrada Escritura desempeña un papel insustituible. Por esta razón, es esencial volver a aprender a leer la Biblia desde el contexto del receptor contemporáneo. Sólo así será posible identificar los ministerios más adecuados para cada realidad.

3. Preguntas para un estudio más profundo

a) ¿En qué consiste esta “inferioridad del ministro” aplicada al misionero comboniano?

b) ¿Sentimos hoy en día la necesidad de nuevos ministerios en la Iglesia y en el Instituto? ¿Cuáles?

c) La casa de Dios es inmensa y compleja. ¿Cómo se puede administrar integralmente?

d) ¿Hemos podido contextualizar el carisma comboniano y los ministerios vinculados a él?

e) ¿Hemos podido contextualizar nuestra hermenéutica de los textos bíblicos para obtener ministerios adaptados a la realidad? ¿Qué dificultades hemos encontrado?

Bibliografía recomendada

COLLINS, J.N. (2014). Diakonia Studies: Critical Issues in Ministry. Oxford: Oxford University Press.

COMISSÃO Teológica Internacional. (2002). Da Diaconia de Cristo à Diaconia dos Apóstolos.

GUIJARRO, S. (2017). La Aportación del Análisis Contextual a la Exégesis de los Textos Bíblicos. Cuestiones Teológicas, 44 (102), 283-300.

KING, N. (2019). Ministry in the New Testament. New Blackfriars, 100 (1086), 155-164.

MĂCELARU, M.V. (2011). Discipleship in the Old Testament and Its Context: A Phenomenological Approach. Pleroma, 13 (2), 11-22.

P. José Joaquim L. Pedro, mccj

Libro: Somos Misión

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“La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios” (Rom. 8,19)

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Queridos hermanos y hermanas os saludamos cordialmente en el nombre de Jesús, nuestro Señor.

Como bien recordarán, hace unos dos años se publicó el primer volumen, titulado: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo“, donde se recogieron las ideas que nos animan y guían de manera particular dentro de los caminos inherentes a la JPIC. Estos caminos, a su vez, también fueron posibles gracias a los encuentros de los Foros Sociales Mundiales (FSM) y los Foros organizados como Familia Comboniana. En los 150 años de Historia y Vida, nuestros Institutos se han enriquecido con una gran experiencia ministerial gracias sobre todo a la dedicación de muchos misioneros y misioneras que han interpretado la especificidad de nuestro Carisma con creatividad y pasión apostólica.

Este segundo volumen titulado: “Somos misión: testigos de ministerialidad social en la familia comboniana“, presenta una gama significativa de experiencias ministeriales concretas. Nuestro deseo es que al compartir estas vivencias, elegidas entre muchas otras, nos ayude en primer lugar a valorar lo que ya hacemos, gracias al Don del Espíritu Santo y a nuestras respuestas personales y comunitarias. Además, esta pluralidad de empeños compartidos nos ayuda a apreciar las diferentes acciones ministeriales combonianas que se complementan y enriquecen mutuamente, revelando la riqueza del Carisma en un dinamismo creciente.

Pedimos a nuestros Superiores Provinciales que distribuyan copias impresas de este segundo volumen a todas las comunidades, así como la copia digital en cuatro idiomas, para que todos y cada uno puedan disfrutar del trabajo realizado conjuntamente y en colaboración con más de 40 hermanos y hermanas combonianos.

Queremos agradecer a los miembros de la Comisión de la Ministerialidad Social de la Familia Comboniana que han trabajado con pasión y competencia en el cuidado de este segundo volumen y en el mapeo de nuestra presencia comboniana de ministerios sociales en todo el mundo.  En diciembre de 2020, si el Covid-19 lo permite, se celebrará en Roma el Foro sobre la Ministerialidad Social. 

Estas iniciativas y actividades forman parte de un gran viaje en sinergia y colaboración entre los miembros de la Comisión y muchos hermanos y hermanas, que seguramente aportarán entusiasmo y apertura a la novedad a la que nos guía el Señor.  Todo esto requiere, sin embargo, por parte de toda la Familia Comboniana una gran apertura de corazón, de mente, de creatividad y de compromiso que confiamos a la intercesión de nuestro gran fundador, San Daniele Comboni.

¡María, Mujer del Evangelio, enséñanos a proclamar a tu Hijo Jesús en nuestro compromiso ministerial!

Sr. Luigia Coccia, smc                        P. Tesfaye Tadesse, mccj

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