Laicos Misioneros Combonianos

Tengo la pasión de quien persigue un sueño

Romeria Ezequiel Ramin

«Me gustaría decirles algo especial a ustedes, que son sensibles a las cosas bellas: ¡tengan un sueño! ¡Cultiven un sueño hermoso y persíganlo toda la vida! La vida que tiene un sueño es una vida feliz. La vida que persigue un sueño es una vida que se renueva cada día. Nuestra vida, que parece larga, en realidad es corta. Que vuestro sueño haga felices no solo a todas las personas, sino también a las próximas generaciones. Es hermoso soñar con hacer feliz a toda la humanidad. ¡No es imposible!». – Ezequiel Ramin

El padre Ezequiel Ramin, misionero comboniano, escribió este texto cuatro años antes de ser brutalmente asesinado por pistoleros el 24 de julio de 1985, en Cacoal, estado de Rondônia, a los 32 años de edad. Tenía un sueño. El sueño del Reino de Dios. Abrazó la causa de los más pobres. Murió defendiendo a los pequeños y los injusticiados, a los campesinos y a los indígenas. Este año conmemoramos los 40 años del martirio del padre Ezequiel Ramin, mártir de la justicia en la Amazonia.

Se estima que más de dos mil personas de Rondônia y otros lugares de Brasil y del mundo participaron en la 10ª Romería del P. Ezequiel Ramin y recordaron su martirio en Cacoal/RO y Rondolândia/MT, los días 26 y 27 de julio. En este 2025, los misioneros combonianos también celebran 50 años de presencia en Rondônia.

Que el testimonio de Ezequiel Ramin nos anime en la misión.

«Si mi vida le pertenece, también le pertenece mi muerte». – E. Ramin

¡P. Ezequiel Ramin, presente!

LMC Brasil

Sobre la realidad que se viven en Sudán

Jorge Naranjo MCCJ

El padre Jorge Naranjo, misionero comboniano, nos cuenta en una entrevista la realidad que se ha vivido con el estallido de la guerra en Sudán.

En particular nos cuenta sobre la Universidad en Kartum, regida por los misioneros combonianos, durante la guerra y cómo se está reestableciendo las formaciones para dar un servicio a los jóvenes y una esperanza al pueblo sudanés.

1ª fiesta de Navidad en Piquiá de la Conquista, símbolo de lucha y esperanza

Brasil

El 25 de diciembre tuvo lugar la primera celebración de Navidad en el centro comunitario de Piquiá de la Conquista, en Açailândia.  Se reunieron sacerdotes combonianos, misioneros laicos y la comunidad local, formada por los nuevos residentes del barrio. Piquiá de la Conquista es el resultado de más de una década de lucha de los habitantes de Piquiá de Baixo, que se enfrentaban a la insalubridad y a la violación de sus derechos debido a la contaminación industrial. Esta movilización dio lugar a una victoria histórica: el reasentamiento en un espacio digno, donde hoy las familias construyen una nueva vida.

Marcelo Moutinho, psicólogo y LMC brasileño, que participó en la celebración con su esposa Adriana, afirma: «De visita en Maranhão, anhelaba volver a Piquiá de la Conquista una vez concluidas las obras, para presenciar y celebrar juntos esta gran victoria, que se convertirá en una inspiración para los diversos desafíos que los cristianos afrontan en su día a día de misión y de lucha por los derechos humanos». Los LMC en Brasil, a través de las diferentes presencias a lo largo de los muchos años de lucha de Xoáncar, Ilária, Federico, Liliana, Flávio, Gabriel, Anna y otros simpatizantes, junto con la comunidad de los Padres Combonianos de esta parroquia, han participado activamente en varias etapas de esta realización».

Los Laicos Misioneros Combonianos, como parte de la familia comboniana, trabajan en colaboración con las comunidades para evangelizar y construir la justicia social, siendo signos de esperanza y solidaridad en los contextos más desafiantes de la Iglesia, como la causa indígena, los desafíos de las periferias urbanas, la Justicia Restaurativa en el sistema penitenciario (APACs) y la lucha por una vivienda digna.

La celebración fue un momento de profunda espiritualidad y fraternidad, simbolizando el renacimiento de la vida y de la fe. Que el ejemplo de lucha y resiliencia de esta comunidad inspire a más personas a unirse a la misión comboniana de difundir el amor, la justicia y la paz que la Navidad nos invita a vivir. Al fin y al cabo, el verdadero sentido de la Navidad reside en construir juntos un mundo más justo y humano.

Adriana y Marcelo Moutinho, matrimonio brasileño LMC

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Fue así como llegó la Navidad…

Mozambique

En medio de muchas luchas, manifestaciones y muerte, Jesús nace en Mozambique. El pueblo lucha por salir de la opresión. El dolor de ver a los amigos sufriendo, llorando la pérdida de sus seres queridos también duele como una espada afilada. Mientras unos lloran, otros ríen. No es bueno sentir este dolor, no es bueno ver morir a la gente por la ambición de otros.

Él es nuestra esperanza, el niño Dios que nace es la esperanza de un pueblo cansado de sufrir, de ser oprimido.

Celebramos la Navidad, nos alegramos de la noticia de la llegada del Salvador. Pero no olvidemos nuestra responsabilidad hacia los que sufren.

Esta es una Navidad diferente, con un sentimiento extraño que mezcla la alegría de la llegada con el dolor de una población marcada por el sufrimiento.

Mozambique.  Ahí está mi Mozambique, una tierra que he aprendido a amar, personas que me hacen sentir mozambiqueño, cómo deseo que todo esto termine y llegue la paz.

Ha nacido el Salvador, que venga a salvar al pueblo mozambiqueño y a tantos otros que sufren.

¡Feliz Navidad!

Mensaje a los cohermanos de Mozambique

Mozambique

Queridos cohermanos de la Provincia de Mozambique,

como Consejo General, seguimos con gran preocupación las noticias e imágenes de violencia y destrucción de bienes públicos y privados que llegan de Mozambique como reacción al fraude y a la falta de transparencia en el anuncio de los resultados de las elecciones generales -presidenciales, legislativas y de las asambleas provinciales y gobernadores- del pasado 9 de octubre.

Las manifestaciones populares, que debían ser pacíficas, degeneraron en actos de violencia, que fueron reprimidos por la fuerza por los cuerpos policiales -especialmente en las grandes ciudades-, causando más de veinte muertos y centenares de heridos. Estas manifestaciones de violencia, que sólo generan odio y muerte, angustia y miedo, nos han llevado a expresar, en nombre del Instituto, nuestra cercanía a cada uno de vosotros y a todo el pueblo de Mozambique.

Sabemos que todo el país atraviesa momentos difíciles y que, por regla general, quienes acaban sufriendo las consecuencias nefastas de los conflictos violentos son las personas más pobres e indefensas.

Ante el agravamiento de la situación, pedimos a todos los cohermanos que permanezcan vigilantes e informados sobre los acontecimientos, y que se solidaricen con quienes buscan la verdad y la justicia, en comunión con la Iglesia local. Sin duda, la resiliencia puede y debe ayudarnos a superar la adversidad actual y a encontrar vías pacíficas para orientar y dar esperanza al pueblo y al país.

Nuestra presencia en Mozambique en los últimos 77 años, inspirada en la Palabra de Dios y en el testimonio de San Daniel Comboni, se ha distinguido siempre por su capacidad concreta de asumir un estilo de misión comprometido e inserto en la realidad de la gente, y de hacer causa común con las alegrías y los dolores de quienes nos han sido confiados.

Os animamos, por tanto, a seguir siendo solidarios con las personas que os rodean, transmitiéndoles la esperanza que nace del Evangelio. Hoy más que nunca estamos llamados a proclamar la Buena Nueva de la paz como único camino para construir una sociedad basada en el respeto de la dignidad humana y en la preocupación por los más desfavorecidos.

Damos gracias a Dios por vuestro testimonio de entrega al pueblo con el que compartís la misión, y nos sentimos también solidarios con todos los mozambiqueños y mozambiqueñas que anhelan un futuro mejor y -hoy sobre todo- la paz.

Esperamos también que la profunda tradición cristiana y los valores ancestrales del pueblo sean el pilar desde el que se inicie una reflexión serena y justa que ayude a superar la actual polarización de fuerzas entre el gobierno y la sociedad civil.

Rezamos por el cese inmediato de la violencia en Mozambique y pedimos la intercesión de San Daniel Comboni para que os ayude a vivir con fe y esperanza este doloroso momento.

Que Dios os bendiga, os proteja y os dé la fuerza y la sabiduría para afrontar estos momentos difíciles.

Permanezcamos unidos en la solidaridad, rezando juntos por la paz.

El Consejo General MCCJ