Laicos Misioneros Combonianos

Ecos de la reunión de Navidad 2013

“Todos diferentes, pero todos unidos con Comboni llevando el rostro y la palabra de Jesucristo aquí y más allá.”

Comenzamos dando las gracias a todas las personas que han contribuido directa o indirectamente para que esta reunión de Navidad fuese posible. Agradecemos a Sandra por la organización de la reunión, a la hermana Carmen Ribeiro, al Hermano Pablo y a las misioneras seculares Joanna y Paula por todo lo que compartieron que es esencial para nosotros, los candidatos a LMC, para entender esta vocación misionera de la familia comboniana en particular. Nuestro agradecimiento también al Padre Avelino quien compartió su experiencia misionera y celebró la Eucaristía. Gracias, en fin, a todos los otros que aunque no los mencione trabajaron duro para que la reunión fuese posible.

Este encuentro estuvo lleno de sonrisas, abrazos, momentos de convivencia y dinámicas animadas. Fue el compartir una alegría que con Jesucristo renace sin cesar. Esta fue una reunión familiar. Nos sentimos verdaderamente una familia. Nos sentimos en un mismo barco remando en la misma dirección. En este barco donde no sólo están todos aquellos con los que vivimos este fin de semana, sino también todos los otros miembros de la familia comboniana dondequiera que estén y de donde quieran que sean. Nos sentimos renovados de fuerzas y con ​​la certeza real y física de sabernos unidos, no por la sangre, sino por compartir el mismo creador y la misma misión. Todos diferentes en la vocación pero todos unidos en Comboni llevando el rostro y la palabra de Jesucristo aquí y allá.

Por Paula Sousa (Portugal)

Compartimos la alegría del grupo LMC de México.

Isabel, Alma Rosa y CarolinaEl pasado 21 de octubre ha iniciado la experiencia comunitaria de Ma. Isabel Buenrostro y Carolina Carrear, con algunos detalles inusuales, pues han tenido que iniciar en la experiencia de misión, ya que la comunidad misionera de Huexuapa, Guerrero, por situaciones familiares se ha quedado con un sólo elemento, y mientras alguien decide ir para hacer equipo con Alma Rosa Navarro, ellas estarán en la misión hasta el 31 de enero, para seguir su preparación en la ciudad de México.

Ellas haciendo equipo, apoyan en la pastoral catequética, litúrgica e indígena, así como en su labor profesional, ya que una es médica y la otra técnica en puericultura.

En el trabajo profesional Caro en la catequesis
Ayudándo a desarrollar habilidades Dirigiendo el momento de Adoración

Las encomendamos a sus oraciones.

Un abrazo.  ¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!!

Manuela LMC México

Una comunidad de formación especial

Comunidad de formaciónEl pasado fin de semana estuvimos en Madrid visitando a Palmira y Carmen.

Dentro de nuestra familia comboniana es normal que cada misionero y misionera se prepare a conciencia antes de partir a misión. Siempre intentamos dar lo mejor de nosotros mismos y para ello la formación es algo imprescindible.

En este caso estamos ante una experiencia de formación muy singular. Palmira Pinheiro es una Misionera Secular Comboniana portuguesa que ha venido a España para prepararse antes de partir a la República Centro Africana, esta preparación la hace junto a Carmen Aranda, Laica Misionera Comboniana española, que también se prepara para para partir a la misma misión. Sin duda es una experiencia singular en cuanto a que se trata de una comunidad de formación internacional y además entre miembros de distintas ramas de la familia comboniana. Esto aporta una riqueza singular a la experiencia y es un reto también para el equipo formador que acompaña la experiencia compuesto por LMC españoles (Mercedes, Luis e Isidro) y el misionero comboniano Antonio Guirao.

Aquí no queda la particularidad, en esta ocasión ellas dos hacen comunidad con otros tres laicos (un matrimonio y un soltero) de otra asociación de laicos misioneros españoles (OCASHA).

Esa colaboración es fruto de la interrelación que como familia comboniana tenemos en los distintos países y a nivel internacional, así como del trabajo de coordinación y colaboración que se realiza dentro de la CALM (coordinadora de asociaciones de Laicos misioneros de España). Todo esto me recuerda al sueño de Comboni que ya a mediados del S. XIX reclamaba al Concilio Vaticano I (a raíz de su plan para la Regeneración de África) que “la Obra debe ser católica, no sólo española o francesa o alemana o italiana. Todos los católicos deben ayudar a los pobres Negros… con nuestro plan aspiramos a abrir el camino a la entrada de la fe católica en todas las tribus en todo el territorio habitado por los Negros. Y para conseguir esto, creo, deberían unirse todas las iniciativas”.

En un lenguaje de su tiempo Comboni nos animaba a salir de nuestras limitaciones y particularismo. Nos animaba a poner las necesidades del continente más abandonado y sus gentes, como prioridad absoluta. Y que todo unidos nos pusiéramos al servicio de “los más pobres y abandonados” (como él decía).

Este sueño de Comboni de colaboración sin intereses entre todos se hace realidad en esta comunidad de formación tan internacional y tan variada. La Iglesia al servicio de los más necesitados.

El resto del fin de semana, Carlos y yo continuamos tratando algunos asuntos del Comité Central LMC. Contentos y  muy ilusionados de ver a estas compañera que con disponibilidad e ilusión se preparan para su servicio misionero en Centroáfrica.

Una vez terminen el curso de misionología de tres meses (donde ese preparan con otros misioneros españoles que van a partir este año) irán a completar su formación y perfeccionar la lengua a Francia. Allí estarán viviendo con las hermanas misioneras combonianas (un colaboración más dentro de la familia) pero esa historia la dejamos para más adelante y seguro que ellas se animan a contarla.

Un saludo a todos.

Alberto

El sueño de Dios en nosotros

“La posición de un discípulo misionero no es el centro sino la periferia.”

Papa Francisco

Lourdes Vieira

Me encuentro hace seis meses en esta inmensa periferia de Contagem continuando la misión que Jesús nos confió como LMC. Cuando llegué aquí, me asusté pensando en que podría ayudar, porque me di cuenta de que la comunidad caminaba pastoralmente bien, cada área con su coordinador, todo funcionaba bien.

“Pero cuando silenciamos el corazón, ¡Dios habla!”

Claro, estaba el acompañamiento vocacional de los candidatos a ser LMC, pero como sabemos los vientos no son de muchas vocaciones, sobre todo en este nuevo contexto por el que pasa nuestra economía brasileña. Pero cuando silencianos el corazón ¡Dios habla! Hay un dicho del pueblo Macua de Mozambique que dice: “Yakhala enokhala mmurimani, ekoma khoniwa” (Cuando hay ruido en el corazón no se oye el latido). Entonces, un bonito día de oración, me puse en manos de Dios y le pedí al Espíritu Santo, con mi permiso, que me pusiera al servicio de los hermanos de las afueras de Minas Gerais.

Por consiguiente, era necesario formarse en algo nuevo. Estudié Masaje terapéutico y adquirí algunas nociones de Biomagnetismo con el padre Jorge y Regina que me ayudaron con alegría.

“En los pequeños gestos me voy encontrando con la realidad de este pueblo…”

Ahora atendiendo a las personas en la Casa Comboniana y en el Centro de Estudios de las Hermanas de Pampulha, siento que sólo es necesario entregarse y el resto le corresponde a Él. La Pastoral del niño también hace parte de esta llamada, en estos días estamos terminando un curso de capacitación para los nuevos líderes, esta vez no tan preocupada por los niños malnutridos (como en Mozambique) sino por los niños con obesidad  de cero a seis años de edad. En este momento estamos trabajando con 8 grupos, ayudando a 200 familias y alrededor de 300 niños que son acompañados por la Pastoral del Niño, aquí en el área de la parroquia. En los pequeños gestos, me voy encontrando con la realidad de las personas que buscan felicidad, salud y seguridad, ¡vida en abundancia!

La misión de hoy ya no es sólo el deseo de ser misionero, sino también la necesidad de formación para los rápidos cambios que están sucediendo y no siempre estamos dispuestos a abrir de nuevo la cabeza sentarnos en los bancos de una escuela para servir mejor a los hermanos y hermanas.

Por supuesto, no podía dejar de hablar del Papa Francisco. He estado en Aparecida do Norte para una reunión de la Pastoral del Niño y pude verle de cerca, a los pies de la patrona de Brasil, y en la emoción de las palabras de nuestro pastor recé por todos los que se pierden en las drogas, las familias y por tener más vocaciones en la Iglesia. Así continuamos en esta camino, ¡juntos!

Por María de Lourdes Vieira – LMC Brasil Ipê Amarelo

 

Experiencia comunitaria de los LMC en Polonia

CLM PolandEl 4 de noviembre tres Laicas Misioneras Combonianas comenzamos la última fase de formación para partir a misión.

Es un tiempo de experiencia comunitaria. Ahora formamos nuestra pequeña comunidad, viviendo en la casa de los Misioneros Combonianos en Cracovia. El objetivo de estos cuatro meses que estamos viviendo juntas, es prepararnos para salir a misión a Uganda, adonde iremos el próximo año.

La experiencia comunitaria es un tiempo para crecer en la fe y enriquecernos mutuamente. Será una experiencia muy interesante para nosotras, pues tendremos la oportunidad de conocernos los unos a los otros, aprender a vivir juntos, compartir las alegrías y las penas.

Esta última fase de la formación es muy activa y con muchas y diversas actividades – ¡así que tenemos muchos planes! Adquiriremos el conocimiento necesario, pero también nos comprometeremos en varias actividades. Lo primero de todo es continuar creciendo y profundizando en nuestra fe. Hemos comenzado un curso de Biblia y teología, que busca ampliar el conocimiento de la fe, la religión y la Biblia. La formación que recibamos nos servirá tanto para el trabajo en misión como aquí en Polonia.

También estamos conociendo mejor la figura de S. Daniel Comboni, su espiritualidad y carisma, aprendiendo cómo amar a la gente, los que están cerca de nosotros – los más pobres y abandonados. Hay cosas que sólo las puedes aprender mediante acciones o actividades específicas, por eso comprometernos en trabajos voluntarios es muy importante. Cada una de nosotras hará voluntariado en distintas instituciones, porque la ayuda comienza aquí, a nivel local. Debemos ser capaces de ver a aquellos que están cerca.

El aprendizaje de la lengua también es muy importante. El inglés es la lengua oficial en Uganda, así que estamos estudiándolo ahora en Polonia para evitar la barrera del idioma. También participaremos activamente en la animación misionera y en encuentros y retiros con los Misioneros Combonianos.

Los últimos meses antes de partir son una locura, porque tenemos que hacer un montón de cosas formales. Tenemos que encontrarnos cada una con nuestros obispos para informarles de nuestra partida. También estamos visitando un centro de Formación Misionera, donde podemos conocer a otras personas que se preparan para salir a misión (laicos, padres y religiosas).

Así que tenemos un montón de trabajo. Sabemos que cuatro meses pasan muy deprisa y tendremos que decir adiós. Esperamos que este tiempo de experiencia comunitaria sea bueno para todos – tiempo de trabajar, estudiar y crecer espiritualmente. Os pedimos a cada uno que recéis por nuestra comunidad y por cada una de nosotras.

Asia Owanek, Laica Misionera Comboniana