Laicos Misioneros Combonianos

¡Bienvenida Élia!

Elia

EliaEl 3 de julio llegó al aeropuerto de Lisboa la LMC Elia, que regresaba de la República Centroafricana después de cinco años de servicio misionero en la misión Mongoumba.

Después de la acogida en el aeropuerto con gran alegría por parte de los LMC Pedro, Liliana y Flávio y la hermana Carmen, fuimos a comer a la casa de las Combonianas en Olivais, donde se encontraban además de la comunidad de las Combonianas la familia de Pedro. Durante el almuerzo conversamos y compartimos aventuras de la misión. Fue un hermoso momento de convivencia. ¡Después del almuerzo todavía hubo espacio para unos deliciosos pasteles de Bienvenida! Por la tarde, Elia continuó viaje a su casa en el Algarve, donde se encuentra ahora con su familia.

Agradecemos la disponibilidad de las Combonianas y deseamos a Elia un buen retorno y una buena readaptación a la realidad de nuestro país.

¡Bienvenida Élia!

LMC Portugal

Mensaje del Consejo General MCCJ para la fiesta del Sagrado Corazón

ComboniQueridos hermanos:
En vísperas de la fiesta del Sagrado Corazón, nos sentimos atraídos e invitados de manera especial a contemplar este Corazón, expresión fecunda de toda la vida de Jesús. Les invitamos a reflexionar sobre ese momento histórico de la muerte de Jesús en la cruz, un evento que cambia el sentido de la historia. Un hecho histórico y simbólico al mismo tiempo que se repite en la vida de todos los crucificados en el mundo de hoy.

Ese año, la Pascua de los judíos era diferente. El viernes, día de la preparación, mientras todos se disponían a celebrar la gran fiesta, fuera de los muros de la ciudad, en el lugar llamado de la ‘calavera’, tres hombres terminaban sin reconocimiento alguno su corta vida. Uno de ellos se llamaba Jesús. Su vida, en gran parte, la había transcurrido tranquilamente en una pequeña y desconocida aldea de Galilea. También, los últimos tres años, se había convertido en un peregrino que recorría los caminos de Samaria, Judea y Galilea.

Hacía el bien a todos, curaba a los enfermos, sentía compasión por las multitudes, sobre todo, cuando las veía cansadas y dispersas. Sus palabras, llenas de autoridad, eran escuchadas con gusto porque calentaban el corazón. Sin embargo, un grupo influyente lo miraba con sospecha, lo consideraban un peligro al status quo porque amenazaba sus privilegios. Y un día, el viernes, antes de la Pascua, lo crucificaron. El día terminaba rápidamente, como tantas veces. Jesús colgado de la cruz, había cerrado sus ojos: mirando che ya estaba muerto, no le rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua (Jn 19, 33-34).

Junto a la cruz de Jesús estaban María, su madre, y el discípulo que Jesús amaba. Ellos vieron aquel corazón atravesado por la lanza que se abría humildemente y contemplaron el milagro. Otros se acercaron, lo observaron y creyeron. Vieron el agua y la sangre que salían como ríos de agua de vida nueva para el mundo. Se cumplían las palabras que Jesús mismo había dicho poco antes en Jerusalén, en la fiesta de las Cabañas: Quien tenga sed, venga y beba quien crea en mí; como dice la Escritura: ríos de agua viva brotarán de su corazón.

Como fuente inagotable, este corazón no se cansa de saciar la sed de todos aquellos que se acercan a Él. Junto a María, su madre y al discípulo que Jesús amaba, le seguían María de Magdala y Tomás, Margarita María Alacoque y Daniel Comboni y muchos otros que han encontrado en este corazón humilde y misericordioso una nueva visión del mundo y de la vida. Han redescubierto alegría y valor cuando su corazón experimentaba la amargura; fuerza y pasión para lanzarse de lleno a la misión, cuando la esperanza disminuía: Ahora, con la cruz que es la sublime efusión de la caridad del Corazón de Jesús, nosotros nos volvemos potentes (E 1735).

La fiesta del Corazón de Jesús, en este año de la Misericordia, nos invita a descubrir el supremo acto de amor de Dios, hasta el final. Es la invitación para que aprendamos de Comboni a contemplar el Corazón del Buen Pastor y a ponerlo al centro de nuestra vida. Cuando los hermanos, la gente o el trabajo difícil de la misión nos consumen, haciéndonos perder el entusiasmo y la alegría de servir, estamos invitados a contemplar este corazón: …Que de la contemplación del Corazón herido de Jesús se pueda siempre renovar la pasión por los hombres de nuestro tiempo, que se expresa con amor gratuito en el compromiso de solidaridad, especialmente hacia los más débiles y vulnerables. De ese modo podrán continuar a promover la justicia y la paz, el respeto y la dignidad de todas las personas (Palabras del Papa Francisco a los Misioneros Combonianos, 01.10.2015).
El Consejo General MCCJ

Tiempos de cambio

nuevas-LMC-MongoumbaEl día 13, día de la Virgen de Fátima, comenzaron los cambios en la Comunidad Apostólica de Mongoumba, con la salida del P Maurice para Roma, donde tomará parte en la formación para convertirse en formador de los jóvenes que quieren ser, ellos también, misioneros Combonianos. Que María interceda por él para adaptarse bien a su nueva comunidad, donde pasará este periodo de formación, y para que dé un buen testimonio de fe y amor a todos los que se crucen en su camino.

El día 23 tuvimos la alegría de recibir Ana, joven LMC polaca, de llega de Kinshasa, donde ha estado aprendiendo francés. Pedimos al Señor de la mies que nos ayude en este tiempo de integración para Anna a ser un ejemplo de amor, alegría y también de compasión y servicio a este pueblo al que fuimos enviadas.

Ayer fue el turno de llegar desde París, donde estuvo aprendiendo francés el P. Fernando, de México. En estos primeros meses de su estancia en Centroáfrica la comunidad de Mongoumba apostólica crecerá, será allí donde el P Fernando aprenderá el Sango. Donde irá después no se sabe…

El mes de julio será de nuevo tiempo de cambio con la salida de Elia. ¡La misión se quedará sin una piedra muy fuerte… de yeso! ¿Volverá algún día? Eso ¡sólo Dios lo sabe! Por ahora, no podemos más que agradecer desde ya, todo el bien que hizo a este pueblo y a esta comunidad. Que el Señor le acompañe siempre.

M-Augusta-Mongoumba

Un fuerte abrazo a todos los LMC y en especial a todos los que han celebrado sus cumpleaños.

Maria Augusta y Elia.

LMC RCA