Laicos Misioneros Combonianos

Aspirantes LMC en Ghana reflexionan sobre la fe de Comboni

GhanaSegún lo acordado en nuestra última reunión en Abor, este 13 de junio, nos reunimos en Dadome, una subestación de Mafi-Kumase. Esta vez, el tema de reflexión fue “la Fe de Comboni”.

Comboni se dice que tiene muchas “fes”. Tiene fe en Dios, en su vocación, en la Iglesia, en su Institución. Pero por encima de todo está su fe en Dios, en la que el resto se basa. Él tuvo una duda en el momento de dejar a sus padres. Pero, confirmado por su director espiritual acerca de la veracidad y claridad de su vocación, fue derecho hacia adelante. En su afán de evangelizar África, se dirigió al Papa Pío IX e incluso corrigió una concepción equivocada sobre los africanos. Su fe en la Iglesia lo empujó para decir: “Todo lo que desagrada a la Iglesia me desagrada a mí“. Él declaró: “He vendido mi voluntad… Soy totalmente obediente a la Iglesia” A pesar de estar tan comprometido con la misión en África, estaba dispuesto a dejarlo si la Iglesia lo ordenaba. Comboni recibió su fuerza de la oración. Él dijo: “Sin la oración, morimos“. Su tiempo de oración también se dedicó a la mortificación. Comboni tiene una comprensión pragmática de la fe, porque pensaba que “la fe es un antídoto contra la esclavitud.”

Después de esta discusión, nos fuimos a pensar en algunas cuestiones. La primera es acerca de nuestra presencia en la Junta Directiva de “En la casa de mi Padre” (IMFH), una institución comboniana que testimonia la Buena Nueva a los más pobres y vulnerables. La segunda es la creación de un Centro de Formación en la misma Institución. Hemos pospuesto cualquier decisión sobre estas dos cuestiones para nuestra próxima reunión el día 11 de julio en Abor.

Justin Nougnui, coordinador.

Mensaje de P. Enrique para la fiesta del Sagrado Corazón

Sagrado Corazon“Pidamos la gracia de llegar a ser consagrados alegres y felices por llevar en el corazón el tesoro de aquel amor que brota del Corazón traspasado del Señor que san Daniel Comboni descubrió como fundamento sobre el cual hay que construir su misión y al cual se entregó sin poner límites. La confianza en el Corazón de Jesús sea también para nosotros fuente perenne de un amor que nos ayude a vivir nuestra consagración como el don más bello que se nos ha concedido. Buena fiesta del Sagrado Corazón.” P. Enrique Sánchez G. mccj, Superior General.

 

Consagrados en el corazón de Cristo

Las palabras consagración y consagrados, con todos sus sinónimos, tienen la posibilidad de ser profundizadas e integradas en nuestra vida, de modo particular durante este año destinado a la vida religiosa o consagrada, en la medida en la que nos concedemos un momento para la reflexión y, quizá más todavía a la acción de gracias por este don.

Al mismo tiempo, estas palabras corren el riesgo de vaciarse de su significado y de la riqueza de la que son portadoras, si no las confrontamos con la experiencia de nuestra vida; si no damos con nuestra vida, un sentido autentico a aquello que afirmamos con la palabra.

Somos consagrados. Basta poco para hacer esta afirmación que, sin embargo, no parece tan evidente cuando pedimos a nuestro testimonio de vida que exprese el contenido de aquella que ha sido la opción de nuestra vida.

Incluso si debemos decir de inmediato que hay ejemplos extraordinarios, muchos cercanos a nosotros, de personas que han hecho de su consagración un tesoro y cuya vida se ha transformado en una luz capaz de penetrar las tinieblas más oscuras, necesitamos hoy detenernos y preguntarnos cuánto nuestra consagración a Dios define y caracteriza nuestra identidad y nuestra acción.

Reflexionar sobre nuestra consagración puede convertirse en una ocasión extraordinaria para apropiarnos mejor de aquello que queremos decir cuando nos reconocemos personas consagradas a Dios para la misión.

 

Nuestra consagración misionera

Como ayuda para nuestra reflexión, particularmente con ocasión de la fiesta del Sagrado Corazón, me gustaría compartir con ustedes algunos breves pensamientos que pueden ser provocaciones para preguntarnos cuánto y cómo estamos viviendo nuestra consagración religiosa y misionera.

El Papa Francisco nos ha invitado a hacer un ejercicio de memoria, para reconocer en el pasado el don de nuestra llamada, de nuestro carisma, dejando brotar desde lo profundo de nuestro corazón la gratitud, el reconocimiento por este don. Nos ha recomendado contemplar el presente de nuestra consagración para vivirla con pasión, sin cálculos, con la generosidad y el entusiasmo del primer momento, cuando en el silencio cómplice de Dios hemos sentido pronunciar nuestro nombre y soñado una misión sin fronteras.

El Papa nos ha pedido mirar al futuro con esperanza, que quiere decir confianza en Dios, en su cercanía, en la certeza de que El sigue guardando en su corazón un proyecto de amor por la humanidad que ninguno podrá impedir, porque será siempre un proyecto de amor y el amor no se detiene frente a los obstáculos.

Vivir nuestra consagración misionera de este modo nos lleva a redescubrir, a hacer de nuevo la experiencia del gozo del primer momento de nuestra llamada, y a decir con sencillez: ¡Señor, cuán grande has sido fijando tu mirada sobre mí! No podías hacerme un don más extraordinario.

Ser misionero ha sido la opción mejor que has hecho para mí; gracias porque has permanecido fiel y porque aquello que me ha sucedido tantos años sigue conservando su frescura.

Gracias por un presente misionero que desafía. Tu llamada a veces corre el peligro de ser oscurecida por tantos obstáculos que encontramos en el camino. Nos falta la pasión, tu ardor, tu coraje para no dejarse vencer por la indiferencia de nuestro tiempo, por el consumismo que nos circunda, por el hedonismo superficial que nos asalta con sus trampas, que hacen crecer el egoísmo y la superficialidad.

Necesitamos pasión misionera, ante todo para creer en ti con todo nuestro corazón, para descubrirte presente en el hermano que sufre, en la hermana que es maltratada, en el joven condenado a vivir sin la posibilidad de soñar un futuro digno, para salir de nuestras seguridades y comodidades.

Señor, nos hace bien reconocer con humildad y sencillez que nos falta la pasión que no tiene miedo del sacrificio, de la renuncia, del abandono, aquella pasión que permite dejar todo para hacer de ti y de tu misión el todo de nuestra vida.

Nos has dado una vocación que hace de nosotros privilegiados, porque has elegido para nosotros, como lugar para encontrarte, los más pobres, los lejanos, aquellos que no cuentan a los ojos de nuestros contemporáneos.

“La esperanza de la que hablamos – dice el Papa – no se funda en los números y en las obras, sino en Aquel en el cual hemos puesto nuestra confianza” (2Tim 1,12).

Y nosotros queremos vivir en la esperanza, no podemos no hacerlo, cuando hemos sido testigos de su fidelidad, de su confianza, de tu solicitud hacia nosotros. No nos espanta el mañana porque sabemos que tú nos has precedido y has preparado para nosotros un mañana que será completamente diverso de aquel que podríamos haber construido con nuestras fuerzas y con nuestros medios.

No tenemos miedo de disminuir, de morir, porque estamos convencidos que donde estás presente la vida sólo puede vencer y que serás tú quien escribirá la bella historia de la misión que se volverá también la nuestra.

 

Una consagración en los pequeños detalles

Cuando se habla de consagración, me gusta decir que nos referimos a una experiencia, a una vida que llevamos adelante en los pequeños o grandes detalles de nuestra existencia, en lo cotidiano de nuestra acción en realizar el sueño que llevamos en el corazón como ideal que nos empuja a ir siempre más lejos.

Me gusta decir que ser consagrados no es otra cosa que aceptar con alegría que nuestra vida está en las manos de Aquel que nos ha hecho vivir. Es aceptar que somos propiedad del Señor, que somos o nos estamos convirtiendo en don de Dios para la humanidad.

Es bello pensar así, porque nos ayuda a entender que la consagración no es una obra que nace de nuestra voluntad o de nuestras capacidades, sino que es una experiencia de grande libertad, de generosidad y sobre todo de profunda docilidad.

 

¿Qué quiere decir consagrarse a Dios?

Consagrarse a Dios quiere decir educar nuestro corazón a vivir siempre abiertos y disponibles a aquello que El querrá hacer de nosotros. En este sentido, consagración es sinónimo de abandono, de obediencia y de valor, porque con el Señor se sabe dónde comienza la aventura, pero nunca se sabe a dónde nos llevará.

Hablar de consagración significa entrar en un mundo en el cual nuestros parámetros no funcionan más, porque se entra en el mundo del misterio de Dios, que rompe todas nuestras lógicas y nuestros cálculos y pone todo de cabeza, volviéndose él el protagonista de nuestra historia y el patrón de nuestra existencia.

Y aquí nos vienen a la mente tantas frases del Evangelio: “No fueron ustedes los que me eligieron, soy yo quien los llamé” (Jn 15,16); “Este es mi hijo predilecto, en el que me he complacido” (Mt 3,17).

Cuánta fuerza resuena en el mensaje de Pablo, cuando recuerdo como fue elegido y como, en su ministerio de apóstol, ha podido constatar que “Todo sucede para el bien de quienes aman a Dios, que fueron llamados según su designio” (Rom 8, 28).

Entonces la pregunta que surge espontánea es muy sencilla: ¿En el fondo quién es el que se consagra?

¿Cuántas veces en nuestra vida deberemos reconocer que hemos ido adelante porque el Señor no se ha echado atrás? ¿Cuántas veces nos damos cuenta de que no son nuestras cualidades, nuestros méritos o nuestras virtudes las que nos han hecho merecedores del don de la elección que el Señor ha hecho de nosotros?

Tenemos una grande responsabilidad de custodiar y hacer crecer la gracia recibida desde el día que respondimos sí al Señor. ¿Nos recordaremos siempre que Dios llama y no cambia de parecer con el pasar del tiempo? ¿A qué fidelidad nos desafía?

 

El testimonio de san Daniel Comboni

“Necesitando extremadamente la ayuda del Sagrado Corazón de Jesús, Soberano de Africa Central, el cual es la alegría, la esperanza, la fortuna y el todo de sus pobres misioneros, me dirijo a usted, amigo, apóstol y fiel servidor de ese Corazón divino, tan lleno de caridad por las almas más desventuradas y abandonadas de la tierra.

¡Oh, qué feliz soy de pasar media hora con usted para encomendar y confiar al Sdo. Corazón los intereses más preciosos de mi laboriosa y difícil Misión, a la que he consagrado toda mi alma, mi cuerpo, mi sangre y mi vida!” (Escritos 5255-56).

La consagración del comboniano, para que sea verdadera y fuente de felicidad, tratará de responder siempre a esta clara convicción de Comboni, es decir, ser consagración que nace de la experiencia del amor que brota del Corazón de Jesús. El corazón de Dios que ha amado tanto a la humanidad y que no ha dudado en entregarle a su hijo único por amor.

Es de este amor en el que se origina y del que se sostiene nuestra consagración. Es y será siempre de este corazón abierto que podremos recibir la luz y la fuerza para vivir solo para Dios y para su obra. Es del Corazón de Jesús que debemos aprender cómo convertirnos en hombres de Dios, que encuentran su alegría en servir a la misión con un corazón indiviso.

Será siempre el corazón de Jesús quien nos ayudará a mirar al futuro sin caer en el desánimo, en la tristeza o en la desilusión, porque del corazón de Dios nacen siempre cosas nuevas para el bien de todos aquellos que se abren al amor.

Como Comboni, tendremos que aprender a no espantarnos frente a las dificultades de la misión que estamos llamados a vivir. Será siempre una obra laboriosa y difícil, pero no debemos olvidar que se trata de la misión de Dios y no de la nuestra. Es la misión del Señor, en la que estamos llamados a ser simples colaboradores, mediaciones de su amor.

Como nuestro santo fundador, también nosotros estamos invitados, llamados a vivir a fondo el don de la vocación misionera aceptando consagrar toda nuestra alma, volviéndonos hombres de fe profunda, aceptando con alegría dar testimonio a través de nuestra pobreza, nuestra castidad y nuestra obediencia, tratando siempre de crear ambientes de profunda fraternidad.

También para nosotros, el gran desafío de la consagración será la disponibilidad de vivir sacrificando todo por los otros, por aquellos que encontraremos en la misión. Esto quiere decir también que el martirio, que nos pedirá fecundar el corazón de nuestros hermanos con nuestra vida consagrada en la cotidianidad de la existencia, en el servicio humilde y escondido, en la aceptación gozosa de la renuncia de nosotros mismos para permitir a Dios manifestar su amor.

Solo educados en esta escuela de amor que es el Corazón de Jesús, seremos capaces de vivir en toda libertad la opción por los más pobres y dar un rostro al amor de Dios, a través de la construcción de un mundo más justo más solidario, más respetuoso y capaz de generar la felicidad que todos llevamos en el corazón como único y verdadero anhelo de nuestra vida.

Pidamos la gracia de llegar a ser consagrados alegres y felices por llevar en el corazón el tesoro de aquel amor que brota del Corazón traspasado del Señor que san Daniel Comboni descubrió como fundamento sobre el cual hay que construir su misión y al cual se entregó sin poner límites.

La confianza en el Corazón de Jesús sea también para nosotros fuente perenne de un amor que nos ayude a vivir nuestra consagración como el don más bello que se nos ha concedido.

Buena fiesta del Sagrado Corazón.
P. Enrique Sánchez G. mccj
Superior General

¿A que se dedican los Laicos Misioneros Combonianos?

CarolinaLa respuesta es un poco compleja, por el momento sólo te contaré lo que hacen Mine y Caro, dos LMC que se encuentran en la Montaña de Guerrero, en la cultura Na‘Savi, oficialmente conocida como Mixteca.

Ellas se encuentran en el pueblo de Huexoapa, perteneciente al municipio de Metlatónoc, y a la parroquia de San Miguel Arcángel, diócesis de Tlapa. En Huexoapa viven alrededor de 200 familias, su lengua es tu’un savi o mixteco, aunque hay quienes hablan también el español.

Los LMC tenemos la misión en este pueblo desde hace seis años, hasta la fecha han sido ocho las misioneras que han servido en esta misión, en periodos diferentes. Cada una de ellas ha compartido parte de su ser, de sus conocimientos, de su fe con el pueblo y a su vez, el pueblo con ellas.

Caro llegó a esta misión en septiembre del 2014 y Minerva en febrero del 2015 para relevar a las compañeras que ahí se encontraban. Primeramente Dios, ellas estarán por tres años en este pueblo. Aunque el tiempo que llevan ahí no es suficiente para conocer y comprender todas las riquezas y carencias que la cultura tiene, han tratado de asimilar lo que les ha sido posible, sintiéndose parte del pueblo, disfrutando y valorando lo bueno que hay en él, y aportando su granito de arena en la construcción de un lugar mejor, cada una desde sus capacidades y conocimientos.

Caro ofrece por las tardes clases de regularización, por el momento participan 19 niños de distintos grados escolares, por lo que los atiende en horarios diferentes. El apoyo se reduce únicamente a lectura (para 12 de los niños), y matemáticas (7 de los niños) nivel primaria. Es muy probable que el número de menores aumente, pues cada vez son más los que se interesan y se acercan a ella pidiéndole que “los ayude a estudiar”. Minerva a su vez da clases de tejido y costura, aunque ahora de manera informal, puesto que como lleva menos tiempo en estar en el lugar, las señoras apenas comienzan a conocer su trabajo, sin embargo quienes ya se han acercado han mostrado gran interés, y no sólo señoras sino también algunos de los jóvenes, quienes aprenden con mucha facilidad.

Otras de las actividades que realizan, es el acompañamiento a los niños, jóvenes y algunos adultos que participan en las actividades pastorales, como son el apoyo a los tres catequistas de la comunidad en la preparación del catecismo para confirmación, primera comunión y platicas pre-sacramentales; la reunión semanal con los jóvenes en las que se da formación humana y cristiana; formación en valores y catequética con los niños; Hora Santa los días jueves; apoyo en la preparación de la Celebración de la Palabra al o la joven que la va a presidir, o en la organización de la liturgia cuando hay Eucaristía, que es la mayoría de la veces; clases de guitarra, teniendo ya un cuasi coro: dos mandolinas, un pandero, tres guitarristas (dos mujeres y un hombre), y dos interesadas más, pero que no han podido aprender por falta de instrumento, aunque todos apenas están aprendiendo, ya se animan a tocar algunos cantos en Misa o Celebración de la Palabra.

Además dedican un día de la semana para visitar a las familias y así poder conocerlas más de cerca, alguna de las veces van acompañadas de algún(a) joven o niño(a) del lugar que les ayuda como traductor, puesto que ellas no hablan la lengua local, y no en todas las familias hay quien hable español. Ellas se están esforzando por aprenderla, tanto en la convivencia diaria, intentando memorizar las palabras que la gente les enseña, como en las horas que le dedican de estudio, con la ayuda de una joven del pueblo.

También están tratando de cultivar una pequeña huerta, en un terreno que es parte de la casa que la comunidad les presta para vivir. Para esto, como para otras actividades que realizan, así como en las necesidades que se les van presentando, cuentan con el apoyo de las personas que participan en las actividades ya antes mencionadas, quienes lo hacen gustosamente.

Caro y Mine saben que el trabajo es mucho y que las cosas a veces no marchan como ellas quisieran, pues aunque son muchos los signos de vida que descubren en esta cultura, también están presentes los signos de muerte, aunado a esto sus limitaciones y defectos personales, sin embargo saben que “las obras de Dios nacen y crecen al pie de la Cruz” (San Daniel Comboni).

Al estar ellas en este pueblo se dan cuenta que es más lo que reciben que lo que dan, pero sobre ese tema hablare en otro momento.

Concluyo haciéndote la invitación a unirte en esta construcción del Reino de Dios, desde que lo que te sientas llamado a aportar: asesoría, apoyo económico, oración, dando parte de tu tiempo o entregando tu vida al servicio de la misión.

“La mies es mucha y los trabajadores pocos” ¡Haces falta tú!

LMC México

“Comboni: Dios, la Cruz y la Misión”

PortugalDel 17 al 19 de abril se celebró en Viseu el octavo encuentro del programa de formación de los LMC de Portugal. La formación fue dedicada al lema: “Comboni: Dios, la Cruz y de Misión”, presentado con entusiasmo por nuestra hermana Carmo Ribeiro. En esta reunión participaron Carlos (LMC), Andreia, Carolina, Flavio, Marisa, Neusa, Patricia y Paula, candidatos LMC.

Fuimos acogidos con generosidad (y comodidad) por la Comunidad de Viseu de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, a quien estamos muy agradecidos por la hospitalidad.

El pistoletazo de salida de nuestro viaje fue la película “La Misión” 1986, un drama histórico dirigido por Rolland Joffé, que representa el período en la historia de la evangelización de los indios guaraníes de Brasil.

Durante el sábado y domingo por la mañana la hermana Carmo nos guio en la búsqueda de Comboni, su vida y misión, que transmite a Cristo: “Hablar de Comboni, su vida y misión, es hablar de su experiencia de Dios. Esta experiencia que moldeó, dio forma, sentido y dirección a toda su vida. La vida que se transformó en misión. La experiencia de Dios es la vivencia de Dios, dejar que Dios viva en nosotros, y sobre todo dejarnos vivir en Él”.

En primera persona fuimos conociendo a Comboni, a través de sus escritos leídos en paralelo con citas de la Biblia que lo inspiraron.

Nuestro itinerario pasó por el descubrimiento de los pilares de la vida y la misión de Comboni que son también los pilares de cualquier vocación comboniana. A continuación os presento estos pilares citando los escritos de Comboni.

Portugal1º La confianza en Dios

“Que el Señor disponga como mejor le plazca, estamos en sus manos y por tanto bien guardado.” E 457

2º Momento Carismático: El amor de Cristo traspasado, de Cristo Buen Pastor

“Pero el católico, acostumbrado a juzgar las cosas con la luz que le viene de lo alto, miró a África no a través del miserable prisma de los intereses humanos, sino al puro rayo de su Fe; y descubrió allí una miríada infinita de hermanos pertenecientes a su misma familia, por tener con ellos un Padre común arriba en el cielo, encorvados bajo el yugo de Satanás y al borde del más horrendo precipicio. Entonces, llevado por el ímpetu de aquella caridad encendida con divina llamarada en la falda del Gólgota, y salida del costado del Crucificado para abrazar a toda la familia humana, sintió que se hacían más frecuentes los latidos de su corazón; y una fuerza divina pareció empujarle hacia aquellas bárbaras tierras para estrechar entre sus brazos y dar un beso de paz y de amor a aquellos infelices hermanos suyos, sobre los que todavía pesa, tremendo, el anatema de Canaán”. E 2742

3º El amor de la Cruz

“Me encuentro justo en la cima del Gólgota en el mismo lugar donde fue crucificado el Hijo único de Dios, aquí yo fui redimido.” E 39-43

“La cruz tiene el poder de transformar África Central en tierra de bendición y de salvación”

4º Cenáculo de los Apóstoles

“Este Instituto se vuelve por ello como un pequeño Cenáculo de Apóstoles para África, un punto luminoso que envía hasta el centro de la Nigricia tantos rayos como solícitos y virtuosos Misioneros salen de su seno. Y estos rayos, que juntos resplandecen y calientan, necesariamente revelan la naturaleza del Centro del que proceden.” E 2648

5º María, Madre de la Iglesia y Madre de África

“A ti debo, Oh María, no haber muerto todavía… ¡Oh María muéstrate también reina y madre de los pobres negros, porque también ellos son tu pueblo… ¡Muéstrate madre!” E 1639-644

6º San José

“S. José es siempre joven, siempre tiene un buen corazón y rectitud de intención y siempre ama a Jesús y los intereses de su gloria”.

“Somos los más felices del mundo, porque estamos en las manos de Dios, María y del buen San José.” E 5082

7º Oración

“Como la obra que tengo entre las manos es toda de Dios, es con Dios especialmente con quien hay que tratar todo asunto grande o pequeño de la Misión; por eso es de suma importancia que entre sus miembros abunden sobremanera la piedad y el espíritu de oración”. E 3615

8º Sentido de Iglesia, pertenencia

“Me negaría a convertir todo el mundo, si con la gracia de Dios me fuera posible, si no mediara el mandato y la aprobación de la Santa Sede y sus representantes”.

 

PortugalAdemás de la riqueza de estos días, todavía hubo tiempo para dos encuentros. Visitamos y fuimos visitados. El sábado por la tarde visitamos la Comunidad de Hermanas Concepcionistas de Santa Beatriz da Silva, que compartieron la alegría y la misión de una vida totalmente dedicada a Dios en un silencio fecundo y habitado (como alguien dijo, ¡es hermoso!). La noche del sábado, recibimos la visita de dos Hermanas Misioneras Combonianas, la hermana Lourdes Ramos y la hermana Augustine Guida. La hermana Lourdes Ramos compartió con nosotros su experiencia misionera entre los indígenas amazónicos y más tarde en la isla de Lampedusa. A ejemplo de Comboni, una vida hecha misión, olvidándose de sí misma, herida para servir y amar a los hermanos.

Por desafortunada coincidencia, esa noche del 18 de abril, en el mar naufragaba un barco de inmigrantes en ruta hacia Lampedusa, sabemos la tragedia que siguió… esa noche la hermana hizo memoria del drama de aquellos que parten y arriesgan sus vidas para poder vivir y llegados a tierra no tiene con que vivir. “Todos somos personas”, creo que todavía hoy, en nuestra oración no son indiferentes estos hermanos… “sintió que su corazón latía con más fuerza; y una fuerza divina parecía empujarlo a esas tierras bárbaras, para apretar en sus brazos y darle un beso de paz y amor a aquellos hermanos desafortunados“…

Por último, terminamos nuestra reunión celebrando la Pascua, la gloria de Jesús Resucitado; VIDA que brota del corazón traspasado. “Mi Dios es un Dios herido”, reconocido por Tomás en las marcas de su amor por nosotros: “¡Señor mío y Dios mío!”

Patricia

Congreso con motivo de los 150 años del “Plan para la regeneración de África”

congreso RomaÁfrica, continente en camino.

Queridos amigos, como participante en la Congreso del pasado 13-14-15 marzo de 2015, “África en camino”, organizada con motivo del 150 aniversario del “Plan para la Regeneración de África” ​​de nuestro fundador San Daniel Comboni, ofrezco como reflexión una síntesis de Fulvio del Giorgi, que resume la esencia del trabajo de estos tres días, que se vivió intensamente y con alegría en el intercambio y reunión de toda la familia comboniana.

La conferencia concluyó con la Misa, celebrada por el cardenal Fernando Filoni.

Agradecemos a la Madre General Luzia Premoli quien abrió el acto dando la bienvenida y exponiendo el programa de estos días y también agradecemos el Padre General Enrique Sánchez González, quien terminó el trabajo con una invitación a desarrollar en nuestras vidas y en nuestra misión las reflexiones que han surgido en el congreso. “Hicimos un viaje juntos como una oportunidad para conseguir un nuevo aire, el aire fresco donde reconocemos que la humanidad está cambiando y no podemos negarlo. Ahora, a partir de esta nueva sensibilidad -dice el p. Enrique- el sueño de Comboni se revela hermoso, actual y un gran desafío.

Recordemos que África no necesita bienhechores, ya que es capaz y cada vez más consciente de sí misma y nuestros misioneros se dan cuenta de ello sobre el terreno.

No es accidental que nuestros institutos se estén revigorizando a través de muchos hermanos que vienen de África y esto demuestra la certeza del “Plan” de Comboni. África debe convertirse en el protagonista de su historia.

congreso RomaEl don recibido por Comboni es un regalo, no sólo para él, sino para todos los que después de él viven el poder del Espíritu dentro de este camino.

África tiene algo que nadie tiene. Tiene una vida propia, es un don particular, valioso para toda la humanidad. No se puede explicar, hay que vivirla; es una experiencia de amor. Así que les deseo a todos ustedes continuar este viaje, para continuar esta experiencia de amor con la nueva frescura de una nueva juventud africana”.

Os dejo esta hermosa síntesis sobre los temas del Congreso realizada por Fulvio De Giorgi y traje a casa para compartirla con ustedes! Un saludo y buena misión a todos.

Rosanna Braglia, LMC Italia

 

congreso Roma“Si Daniel Comboni estuviera aquí, al ver todo esto, tendría el corazón lleno de consuelo y de alegría ante el espectáculo de un África tan crecida, de los hijos e hijas de sus instituciones involucrados en este gran proyecto, de su sueño, en parte ya una realidad con muchos frutos, además y sobre todo en mujeres laicas, y en parte sigue siendo sólo una pista que ha de seguirse para el futuro.

Este es el fruto principal de nuestro encuentro y nos sigue llamando a ponernos en una nueva dirección. Es fundamental decir esto, y todos los participantes en la reunión han subrayado que, de África no debemos tener nunca más una mirada catastrófica, triste o manera negativa de mirarla.

El Papa Francisco nos recuerda que “sólo los que buscan la felicidad de sus vecinos, pueden ser misioneros”. Un pensamiento que nos recuerda lo que dijo Comboni: “Es el Sagrado Corazón de Jesús, el que me ayuda a superar todos los enormes obstáculos que tengo que enfrentar con el fin de hacer realidad mi Plan para la regeneración de los pueblos africanos con los propios pueblos africanos”.

Las palabras claves son dos: “PLAN” y “CORAZÓN”.

La primera palabra es “PLAN” [aquí se ha de tener en cuenta que en italiano la palabra correspondiente tiene varios significados. Nota del traductor]. ¿Qué es un plan? Es un proyecto que pone a prueba la capacidad crítica de cada uno y pide también el compromiso de la voluntad sostenida por una gran esperanza.

Todos nosotros, no importa de qué continente vengamos, estamos llamados a descolonizar nuestras esperanzas, nuestras propuestas, nuestros planes, nuestras formas de ver, confiando en una esperanza que es más grande que nosotros, y nos apoya en nuestro compromiso. La descolonización de la forma de mirar limpia nuestros ojos y nos ayuda a ver bien el hecho de que África continúa en crecimiento, y que Europa puede convertirse en su socio en sus factores positivos. El hecho es que en África podemos encontrar una especie de nuevo Renacimiento. Europa puede cooperar con ella, caminando juntos en amistad.

El África de los pueblos africanos nos ha dicho que quiere vivir en plenitud su vida al lado de los otros pueblos. Por lo tanto (descolonizando la forma de pensar y superando los estereotipos), la dispersión y la emigración transcontinental en todas direcciones son una fuente de beneficio a pesar del hecho de que son causadas por las desigualdades existentes en el interior de los propios países de los emigrantes y de los grandes sufrimientos que genera.

Pero es importante no fijar estos acontecimientos en el interior de un horizonte negativo de muerte, sino liberarlos y regenerarlos como una ocasión, como una oportunidad, por un mundo más diversos y más bello.

Aquí hemos visto: ¡más bello! Las exposiciones de fotos, las esculturas, las películas y la música que se han ofrecido en esta reunión nos obligan a reconocer, en términos generales, la gran belleza y la creatividad estética que viene del nuevo arte africano, del nuevo cine. Y nuestra esperanza puede ver mejor lo que es, subrayando conexiones positivas que van a convertirse en proyectos y planes de crecimiento a nuestro alrededor.

La palabra “Plan” [teniendo en mente la palabra italiana] incluye también la idea de nivelación, es decir de llenar valles y bajar montañas, de poner todas las cosas en el mismo nivel. Y aquí se nos recuerda el sermón en el Evangelio de Mateo, el de Jesús en la montaña, el que Lucas llama Sermón del Llano, donde leemos también las palabras amenazantes “¡Ay de vosotros los ricos!”. Si todos estamos en el mismo nivel, podemos mirarnos directamente a los ojos; de esta manera las injusticias y las desigualdades se hacen insoportables. “Quitar a los poderosos de sus tronos y ensalzar a los humildes” es la dinámica del MAGNÍFICAT.

De esta manera entendemos, como Samia Nkrumah (ministro en su país) ha dicho, que es un derecho de los pueblos africanos que puedan controlar su economía en beneficio de los propios pueblos de África y pueden encontrar el camino hacia el Pan- africanismo.

Establecer en el mismo nivel significa llenar los valles y el abismo de la corrupción en las listas del gobierno; significa también reconocer que el camino de la democracia africana debe ser autónomo y nuevo, y no según las formas europeas. Sin duda será un camino con luces y sombras, de gobiernos corruptos y dictatoriales; pero incluso el fracaso de los líderes africanos no debe frenar la comprensión de los ciudadanos, con el fin de establecer un mejor nivel en sus directrices políticas, para que estas no estén centradas en el lucro personal y forme agentes de trasformación social, como dijo Efrem Tresoldi (Nigrizia), citando a Pierli.

Nivelación significa también derribar las montañas de las enemistades y los odios, las montañas de las guerras internas y de la acumulación de armas, como Maurice Simoncelli (Archivio Disarmo) ha demostrado; “Siempre buscando la manera nivelada de la paz y la estabilidad”, según la observación de Alfred Mantica (Intervenciones de Italia en África). El resultado será que las Áfricas en plural, hacia las que se dirige nuestro caminar, son el África de la justicia, el África de la paz, el África de la salvaguardia de la creación, el África de los derechos.

Pero “Plan” [considerando otro significado de la palabra italiana] nos recuerda también que es mejor proceder “poco a poco”. Los que conocen las cartas escritas por Comboni deben recordar que él solía decir: “Sí, muchos misioneros tienen prisa; pero tú sin embargo ve despacio”. Exaltación de la lentitud (!), si esto significa “ser paciente, perseverante, en escucha y discernimiento, caminar juntos sin dejar a nadie atrás”. Significa, entonces, un plan incluyente y participativo eclesiológicamente, con un perfil femenino, también, como la hermana Luzia Premoli (superiora general de las Hermanas Combonianas) dijo junto con la hermana Elisa Kidane (Comboni Fem); un plan que se está poniendo en práctica en las pequeñas comunidades cristianas, como tarjeta. Nos comentó Petrer Turkson.

Desde muchas partes se ha señalado la importancia de la información histórica con el fin de superar las heridas de discriminaciones pasadas y de las guerras civiles más o menos recientes. Todos los países y continentes han pasado por eso; pero todos nosotros nos debemos convencer unos a otros, con el fin de seguir adelante, que tenemos que hablar entre nosotros y buscar juntos una purificación de la memoria y de la historia, si no co-participada, al menos incluyendo los diferentes puntos de punto de vista.

La paciencia y el discernimiento son necesarios, y no una simplificación superficial.

Paciencia = ir despacio. También como una Iglesia que reconcilia y vive como familia de Dios, tenemos la tarea de preguntarnos acerca de la historia de salvación que está evolucionando en la actualidad de Dios y acerca de las responsabilidades a las que estamos llamados.

La segunda palabra es “CORAZÓN”. El Corazón de Cristo. El corazón tiene dos movimientos fundamentales: la sístole y la diástole.

En el Corazón de Cristo estos dos movimientos son encarnación y escatología.

Por un lado, la encarnación. El Evangelio penetra y se hace carne en todas las culturas de hoy con el fin de hacer que florezcan la liberación y la salvación. El Evangelio penetra y se hace carne inculturada tomando sobre sí mismo la complejidad cultural en el pluralismo de identidades cambiantes. Hoy, el Evangelio tiene un rostro mestizo.

Esta encarnación, entonces, puede descubrir, aceptar, dar el valor debido, como ha dicho el (teólogo) Martin N’Kafu, a todos los signos de los tiempos, dondequiera que se encuentren. Sólo así tendremos una teología africana, no porque ha sido reelaborado en África, sino porque puede recoger en sí misma y hacer florecer todas las semillas de la Palabra propagada en las culturas y las religiones africanas, sin excluir a elementos culturales, geográficos o humanos.

Esta encarnación, como nos ha dicho Cécile Kyengue (miembro de un Parlament europeo), busca la primacía de la vida y por lo tanto se opone y lucha contra el tráfico de cualquier ser humano y contra la nueva esclavitud, es decir, contra los horizontes de la violencia y la muerte en la que es el propio Cristo que es maltratado y asesinado.

En esta inculturación, paso a paso con la encarnación, un gran papel y una gran responsabilidad se ponen en los medios modernos de comunicación, en la televisión y la prensa. Los padres Jules Albanese y Fabrizio Colombo han subrayado este aspecto, junto con los invitados de la mesa redonda.

Por lo tanto un crecimiento positivo de la comunicación en África, considerando juntos digital y papel, tiene lugar en Internet, haciendo siempre visible y transparente el lado positivo que está creciendo en ella, como “La Perla”, definida por sr. Elisa Kidane, en el profundo respeto de la persona. El asunto no es sólo dar voz a los que no tienen voz, sino tal vez, parar de dar voz a los que ya tienen demasiada. Por tanto, la tarea es descolonizar la forma de ver también en las revistas Combonianas.

Pero al lado del primer movimiento, el Corazón de Cristo tiene el movimiento de la escatología, es decir, la capacidad de separarse uno mismo de cualquier injusticia, cualquier ídolo, cualquier horizonte limitado de este mundo. Todos nosotros, los cristianos, de cualquier continente al que pertenecemos, somos extranjeros en este mundo, “estamos en el mundo, pero no pertenecemos al mundo”.

François Kamkindi dijo: “Me siento en casa en muchos lugares”: Esto es bueno, pero puedo decir más “El reino del cual somos ciudadanos, nuestra verdadera patria, no es de este mundo”.

Concluyo con un dicho del siglo 12, de un gran místico, Hugh de San Víctor: “El que halla dulce su país, no es más que un tierno principiante. Para el que toda la tierra es la propia tierra, ya es una persona fuerte”.

“Pero la única persona perfecta es aquella para la que el mundo entero es un país extranjero”. ¡Tomé esta frase de un autor búlgaro que vivía en Francia, que a su vez la tomó prestada de Eduard Said, un palestino que vive en EE.UU., quien, a su vez, la tomó de un autor alemán exiliado en Turquía!”

Fulvio De Giorgi.