Laicos Misioneros Combonianos

Primeros meses en Etiopía

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Madzia-AdisA principios de enero llegué a Etiopía, para comenzar mi misión. Voy a trabajar como fisioterapeuta en el Centro de Salud de Bushullo, cerca de Awassa (en la parte sur de Etiopía). ¡Uniéndome allí a Maggie & Mark con sus hijos!
amaricPero ahora los primeros meses estoy en Addis Abeba (en la comunidad de MCCJ) en la formación lingüística – tratando de aprender amárico. Es la segunda lengua semítica más hablada en el mundo, después del árabe. Los gráficos del sistema de escritura amárico se llaman fidel. Cada carácter representa una secuencia “consonante + vocal” y ¡hay más de 230 de ellos! Ahora es una gran alegría para mí poder leer algo (¡por fin!). Así que donde quiera que voy trato de descifrar los textos que me rodean – en los autobuses, en los edificios… 😉

Después de la escuela por lo general paso algo de tiempo en el servicio voluntario, utilizando mis habilidades de fisioterapia y al mismo tiempo mejorando el amárico través de la comunicación con los pacientes 🙂 . La gente aquí es muy amable conmigo, lo que me ayuda mucho en todo, siempre sonriente y saludando. ¡Realmente lo disfruto mucho! Y también me enseñan su cultura – como por ejemplo invitándome para las ceremonias del café o de enjera. También tuve la oportunidad de estar aquí para Timkat – una de las mayores fiestas de la Iglesia Ortodoxa Etíope, donde celebran la Epifanía y el Bautismo de Jesús. Para mí es muy interesante experimentar la variedad de iglesias que hay aquí – la católica es sólo el 1%, la mayor es la iglesia ortodoxa, a continuación, protestantes y musulmanes. Pero la religión parece formar parte muy importante de la vida, incluso en el lenguaje todas la expresiones más comunes incluye a Dios – como por ejemplo la respuesta al saludo es “Estoy bien, gracias a Dios”.

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Así que poco a poco estoy conociendo este lugar, esta gente, esta cultura, esta lengua. ¡Y día a día estoy más feliz de que Dios me haya enviado aquí!
Madzia Plekan. LMC en Etiopía

Llamados a vivir y ser comunidad

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Durante el fin de semana 21 y 22 de febrero, los Laicos Misioneros Combonianos se reunieron en Viseu para el sexto encuentro de formación sobre el tema: “Comunidad: Retos y Oportunidades” orientado por la comunidad de vida de Oporto. La reunión se celebró en el Monasterio de Santa Beatriz da Silva, quienes muy amablemente nos acogieron en su casa y les estamos muy agradecidos.

A lo largo de este encuentro tuvimos la oportunidad de reflexionar y entender en profundidad la vida comunitaria. La comunidad aparece al principio de la Biblia, cuando Dios dice: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2, 20). Así, de hecho, somos llamados a lo largo de nuestra vida a vivir y a ser comunidad. Como dijo Susana: “El mundo es nuestra estructura. Las personas son nuestro hogar. Sin este mundo no podemos tener otro. Sin las personas el ser humano no vive”. De esta manera, debe ser con las personas y para las personas que debe existir la comunidad.

 “Tenemos que ser partes de un mismo cuerpo”

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La comunidad está en todas partes, en los más diversos ámbitos de nuestra vida: la escuela, el trabajo, la familia, los amigos, la iglesia, la catequesis y la misión. Pero sólo hablamos plenamente de comunidad si aceptamos a Jesucristo como miembro de nuestra comunidad, como el hermano que nos ama tanto que murió en la cruz con el peso de nuestros pecados. Jesús nos ama y forma parte de nuestra comunidad y junto con el Padre y el Espíritu Santo son el centro, el corazón de cualquier comunidad. Al igual que ellos debemos ser una sola voz, ser una sola alma debemos ser partes de un mismo cuerpo. Este es el verdadero desafío de ser comunidad. Esto se debe a que todos somos diferentes en nuestros defectos y cualidades. Y Dios nos llama individualmente por nuestro nombre. Dios llama los diferentes, los pecadores. Dios nos llama a nosotros. Y somos nosotros, con todo lo que nos caracteriza, los que formamos comunidad.

 “Tenemos que ser partes de un mismo cuerpo”

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Y la pregunta que tantas veces nos hacemos es: ¿funcionará la comunidad a pesar de las diferencias entre las personas? Sí, no es fácil, pero es definitivamente posible. Funciona si conocemos nuestro centro, si somos sinceros el uno con el otro, si usamos los dones de cada uno al servicio en las cosas donde somos mejores. Funciona si tenemos la humildad de compartir tareas. Pero no es para dividirnos sino para unirnos. De esta manera la comunidad pasa por la fe en el otro. La comunidad es una cuestión de amor en la que hay un solo corazón, una sola alma y una sola voz. Deja de ser un yo para ser un nosotros. Donde todo es puesto en común.

 “La comunidad es amor”

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La comunidad es, sin duda, el amor. El amor que viene de Dios, que nace de Aquel que nos ama primero de una manera abrumadora. Es este amor que mueve el mundo al que estamos llamados a ser para nuestros hermanos. Y como S Juan Pablo II afirmó: “El amor es un acto de voluntad”.

Por eso parte de cada uno de nosotros el perdonar, disculpar, querer amar a los demás, elegir amarlos a pesar de todos sus defectos y errores, que yo también tengo, y amarnos con nuestras diferencias y nuestras debilidades.

 Por: Paula Sousa

Vía crucis

Way of the cross

Hace un par de años nos unimos al padre Sixtus Agostini, MCCJ, para celebrar la liturgia del vía crucis un viernes Santo en la parroquia de la misión de Kege, a una hora en coche hacia el sur desde la ciudad de Awasa. El viernes santo es la celebración de la muerte de Jesucristo y el vía crucis es una representación de su pasión: los momentos finales que llevaron a si crucifixión. Que preciosa bendición fue el caminar en este vía crucis acogidos por nuestros hermanos y hermanas de Kege.

En la zona de Kege hay un valle arcilloso y húmedo que proporciona un suelo fértil a los campesinos y eta flanqueado por colinas rocosas. Dejamos la carretera principal de asfalto y condujimos otros 20 kms hasta llegar a nuestro destino. Adelantamos a muchas personas que caminaban cargando grandes cruces de madera hechas por ellos mismos. Nos preguntábamos si se unirían a la procesión del vía crucis y desde que distancia llevarían caminando. Cogimos a cuantos pudimos en el camión, y veíamos atónitos por la ventanilla pequeños grupos de personas cada pocos cientos de metros caminando diligentemente cruces en mano.

Llegamos a las 9:00 am a la capilla local. Para nuestra sorpresa había unas 200 personas rezando en silencio en la sencilla capilla. Nadie dijo una sola palabra cuando entramos. La capilla estaba construida según la costumbre local con barro mezclado con paja cortada apilado y alisado sobre un esqueleto de madera. Se notaba un intenso aroma a tierra desde la entrada. Maggie y yo nos sentamos en un banco de madera atrás.

Pronto salimos de la capilla en procesión. Nos dimos cuenta que éramos los únicos que no llevábamos cruz, Maggie cogió dos pequeñas ramas del suelo y un poco de hierba y intentaba unir las ramas. Los niños rápidamente se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y al instante numerosos adolescentes fueron al rescate con hojas secas de palma y ataron la cruz de Maggie. Ella sacudió el barro de los palos y la levanto como hacían todos. Esta espontánea fabricación provoco risas y amplias sonrisas a nuestro alrededor.

Los adolescentes llevaban una gran cruz al frente y en sus mochilas un megáfono, receptor y baterías. El megáfono crepitó y el padre Sixtus comenzó la procesión del vía crucis con la primera estación. Se leía el pasaje del evangelio y lo seguía una reflexión y oraciones. El tono era solemne y penitencial con la gente cantando en respuesta a las oraciones. Cuando el padre Sixtus comenzó a leer la bendición final e la primera estación, para mi sorpresa todo el mundo se arrodilló en el lugar que estaba, ya hubiese barro (había llovido la noche anterior), estiércol de vaca o piedras. La gente se había vestido para la ceremonia pero no dudaban en hincar las rodillas en el barro con humildad de corazón siguiendo el espíritu penitencial del día, Viernes Santo.

Todos nos levantamos y comenzamos a caminar. La procesión seguía tras la cruz de madera central con un canto sombrío. Repetimos los mismos gestos 13 veces más en cada estación del vía crucis. La procesión recorrió unos 5 kms a través de la ciudad de Kege y algunos campos cercanos. A lo largo del camino Maggie y yo estábamos asombrados por la novedad, y muchos niños pequeños se apretaron junto a nosotros para acompañarnos. Según caminábamos y rezábamos, todas las personas que habíamos visto desde el coche se unieron al grupo. Al final del acto pasamos de ser 200 a unos 750. Maggie y yo nos sentimos tocados por cómo la gente vivía tan profundamente estos días santos. La gente había caminado horas para poder caminar un poco más. Deseaban estar presentes con Jesús y caminar con El.

Durante las estaciones finales la procesión por las laderas del valle, asemejando la ascensión al Calvario. La cuesta era empinada de modo que había que usar las manos en las piedras y apoyarse en pequeños arboles. Así fue la manera de celebrar el vía crucis. Era digno de ver ese gran grupo de personas subiendo la ladera rocosa y deteniéndose en el camino para rezar una estación. Maggie y yo también trepamos. Todo el mundo alrededor parecía pensar que no íbamos a hacerlo. Niños pequeños y ancianas extendían sus manos para ayudarnos en lo pasos y recodos difíciles. En un momento me resbale sobre una zona de de grava suelta y 100 personas contuvieron el aliento al unísono.

Llegamos todos juntos al final de la subida y todo el mundo se sentó entre los matorrales y las rocas. La procesión dio paso a la celebración de los oficios del Viernes Santo, que el padre Sixtus comenzó con el megáfono. A los pocos minutos el cielo cambió de soleado a tormentoso y comenzó a llover. Y llovió fuerte. Todo el mundo se apretó bajo los pocos paraguas que la gente había llevado. Maggie y yo pronto tuvimos apretados a 7 niños bajo nuestro paraguas. La liturgia continuó y todo el mundo intento no perderse nada de lo que decía el megáfono sobre el ruido de la lluvia.

La comunión fue distribuida bajo paraguas, y la lluvia y la liturgia concluyeron a la vez. Todo eran sonrisas alrededor, por la alegría de haber completado las 3 horas de procesión y por haber permanecido juntos bajo el sol, el barro, la cuesta y la tormenta. Al final de la celebración se distribuyeron Guisantes secos tostados para los presentes.

Esta historia no es original ni única. Es la recopilación de una escena que sucedió en un lugar desconocido del mundo en desarrollo, Una escena donde gente que vive en la pobreza material más extrema, se juntan y dirigen sus corazones a Dios. La gente no acudió a escuchar una lectura teológica de la pasión de Jesús ni a participar de la pascua por obligación. Ellos acudieron simplemente a caminar porque aman a Jesús y le quieren expresar su gratitud por el amor que El les ha mostrado.

Frente a esta clase de fe yo solo me puedo sentir humillado.

– Mark & Maggie Banga

Laicos Misioneros Combonianos en Awassa, Etiopia

Estimados miembros de las comunidades de LMC de Mongoumba y Carapira

ComboniVuestra llamada a todos los LMC del mundo sobre el futuro de la presencia de los LMC en las misiones de Mongoumba (República Centroafricana) y Carapira (Mozambique) es de manera particular para los LMC africanos, una llamada urgente a la misión ad gentes.
El Comité africano, reunido este jueves 8 de enero de 2015, se solidariza con vosotros en la oración para redundar vuestra llamada de socorro. Pedimos al Señor de la cosecha para que dé, con la colaboración de los MCCJ y las hermanas combonianas, los primeros LMC africanos capaces y disponibles para partir a la misión según el Plan de Comboni para la Regeneración de África, expresado en el eslogan: “Salvar África con África”.
Deseamos la presencia de los LMC en las bellas misiones de Mongoumba y Carapira, al lado de los misioneros y las misioneras combonianas. Lanzamos una llamada apremiante a los LMC africanos para que siguiendo las huellas de los LMC europeos y americanos, salgamos voluntariamente de nuestros países y respondamos así a la llamada del Señor que nos envía a África para “hacer causa común con los más pobres y abandonados de la República Centroafricana y de Mozambique.
No queremos que sean cerradas estas dos misiones que nos dan entusiasmo para ir más lejos. Os animamos a seguir serenos. Entre tanto, solicitamos la intercesión de la Santa Virgen María y de San Daniel Comboni para que el Dueño de la cosecha nos ayude a encontrar las personas que garantizarán el relevo.
Teniendo en cuenta que hay grupos de LMC que disponen de laicos preparados en los dominios de la salud, la educación, de Caritas, de la pastoral, de Justicia y Paz… pedimos a esos grupos de priorizar el discernimiento de la vocación para la misión ad gentes. Esta responsabilidad concierne a los coordinadores provinciales y los capellanes y debe ser realizada dentro de las condiciones y de las exigencias requeridas.
Finalmente, quisiéramos recordar a todos los LMC de África que “la primera y prioritaria contribución de los LMC consiste a ofrecerse a la acción misionera de la Iglesia para ser enviados a la misión” (Mt 28, 16-20).

Saludos fraternos

El Comité africano de los LMC

  • Dido Likambo Kwadje (LMC Congo)
  • Innocent Mweteise Kabareme (LMC Ouganda)
  • Marcia Costa (LMC Mozambique)
  • Mumbere Musanga Joseph (Superieur de la Province du Congo)
  • José Luis Rodríguez López (Superieur de la Province de Mozambique)

Convivencia Trujillo 2015 (encuentro nacional LMC-Perú)

Encuentro Trujillo 2015   Los días 20, 21 y 22 en la ciudad de Trujillo (norte del Perú) se llevó a cabo la convivencia 2015, este encuentro se realiza una vez al año y es a nivel nacional.

Es un espacio en el cual podemos todos los LMC, incluyendo extranjeros, compartir experiencias sobre nuestra labor misionera: ad-gente, campos de misión, pastoral y animación misionera.

Gracias a la acogida de la Comunidad MCCJ en Trujillo, los LMC pudimos compartir gratamente una parte de nuestras vidas con nuestros hermanos LMC de Trujillo y su asesor P. José Chinguel; no faltaron los espacios de oración, reflexión, debate y el compartir de las labores cotidianas de la vida laical misionera.

Encuentro Trujillo 2015 (1)En esta ocasión trabajamos bajo el marco de “las conclusiones de Guatemala” a partir del cual pudimos hacer nuestra las propuestas integrándolas dentro de nuestras prioridades para este año y el siguiente. Acudimos al encuentro 8 Laicos de Lima más los 7 de Trujillo, lamentablemente algunos hermanos no pudieron asistir debido a diversas circunstancias, contamos también con la presencia de Anna, joven misionera alemana que presta su servicio en Arequipa; en esta reunión llegamos a conclusiones concretas para realizar en el presente año y dirigidos a lograr nuestros objetivos y metas juntos como una sola comunidad de Laicos Misioneros Combonianos del Perú.

¿Por qué convivencia?

Encuentro Trujillo 2015 (2)Es mi tercera convivencia como LMC y una vez más se reafirma mi vocación misionera. Es una alegría saber que no estoy sola sino que conmigo hay otros que sienten el llamado para servir en la periferia. Cada testimonio ha sido para mí una convicción que vamos por buen camino y lo mejor que el Señor estuvo presente inspirando y dirigiendo nuestra labor.

Esta experiencia, en la que nos hemos reunidos para compartir nuestra vida, nuestras alegrías y porque no también nuestras dificultades, es la vivencia junto al hermano, dejarse oír y ser acogida gratamente, pero junto a Jesús que nos llama a compartirlo como comunidad que tiene un mismo corazón.

Encuentro Trujillo 2015 (3)Este espacio donde cada uno se presenta como es, con sueños, ánimo, pero también débil y con temores, nos hemos podido ver a nosotros mismos reflejados en el otro. Fue un momento oportuno también para profundizar y reflexionar nuestro ser misionero.

Rocío Gamarra LMC – Lima