Laicos Misioneros Combonianos

Una parte de mí llamada Perú

LMC Peru

LMC PeruPienso muchas veces en el sentido de las vidas que se cruzan en mi camino. Pienso muchas veces en la condición en que nos conocemos y cuanto nos acerca la sencillez.
Podía enumerar una cantidad interminable de situaciones que ya he vivido aquí. Muchas de ellas superadas y otras que seguiré madurando para comprenderlas.
Son ya muchas las vidas que son mías, son ya muchas las sonrisas que me pertenecen y los abrazos que no niego y me devuelven las fuerzas. Con la sensibilidad de apenas estar, me entrego horas sin fin a conversaciones en el umbral de la puerta. La misión para mí no tiene tiempo.
Nuestra casa tiene las puertas abiertas, puertas que se abren para recibir las mayores alegrías de los que pasan y acoger los sufrimientos de aquellos que buscan en nosotros su refugio. Buscan de ti la única cosa que tienes para dar, tú mismo.
LMC PeruCuando la noche cae es cuando más me gusta revisar mis días y aunque muchas veces me entrego a las lágrimas, éstas son de contemplación en las maravillas que Dios opera en mí y a través de mí, es imposible no ver, es imposible no dar gracias Dios por todo. Son muchas las veces en que reveo, veces y veces sin llevar la cuenta, los pequeños milagros y señales que me han llegado a través de estas personas que ahora son mías.
La misión es dura, mentira si os dijese que no. La misión es árida, aquí, donde el paisaje está cubierto por las chapas de lo que queda de las casas que con los fuertes vientos casi se derrumban.

En agosto, parte del trabajo de un año se deshace cuando la naturaleza sopla tan fuerte que es imposible de resistir. Sin temor, ellos se arremangan las mangas, sin desistir y, aunque sea escaso lo que tienen, nada es más fuerte que la voluntad de continuar.
No miento, la misión es dura. Muchas veces llega a ser cruel, llega a doler. Ver el sufrimiento en la mirada de estos mis hermanos y ver la incapacidad frente a tantos desafíos por los que pasan.
LMC PeruSon tantas las veces en que me limito a escuchar, a dar la mano, el hombro. Son tantas las veces que sonreímos juntos, en que compartimos ese amor de Dios tan concreto y libre al mismo tiempo. Son tantos los abrazos, las manos extendidas. Son tantos los momentos de silencio y entrega al otro, en la más sencillez de sentarte en el suelo y ser uno con ellos.

La misión es dura, sí. Fue en esta dureza que encontré el sentido más profundo de mi presencia en tierras peruanas. Fue en esta tierra árida que deposité mis sueños y mi esperanza. Es en este pequeño pedazo de mundo que oro día tras día por la integridad y los derechos de un ser semejante a mí, creado por Dios. Es un constante estar frágil y entregarte en la sencillez y humildad de aquel que nada tiene. Así desinteresadamente.

La misión es dura, pero esta es la misión que siempre soñé, este constante descubrir quién soy y lo que hago aquí. Es saber que no soy nada y ver a menudo como los milagros suceden así, naturalmente. En una confianza que nos hace carne de la misma carne.
Poco a poco todo va encontrando su lugar, poco a poco todo sucede simplemente, en los tiempos no humanos pero celestiales.

Con amor y gratitud

LMC Peru

LMC, Neuza Francisco en Perú

La belleza de la misión imperfecta

LMC Peru

LMC Peru“La grandeza de la misión no está en nosotros, sino en Aquel que nos envía” P. Ivo

Un año de misión. ¿Cuánto tiempo cabe en este tiempo? ¿Cuántas vidas han cabido en nuestras vidas? ¿Cuántos brazos se cubrieron con nuestros brazos? ¿Cuánta vida dimos? ¿Cuánta vida recibimos?

Dejamos de planear la vida para permitir que la vida nos planeara, para dejar que Dios nos tocara y la gente nos encontrar. Nos dejamos encontrar tal y como somos, con nuestras heridas, cicatrices e imperfecciones.

Así somos, así nos entregamos a la misión, juntas e imperfectas. Caminamos con la certeza de que “todos tenemos heridas, es por ahí que entra la luz”. No quisimos nunca ser perfectas. Por el contrario dejamos que Dios tocara nuestra imperfección y de ella hiciera camino hacia los hermanos, ahora amigos y vecinos. Ahora nuestra familia.

La belleza de una misión imperfecta está en nosotros, reside en nosotros. La belleza no está en el instante que te das cuenta de que tu misión eres tú misma y tu vida, y sí, en la capacidad de hacer camino contigo misma y poco a poco sin miedo ir dejando que tus heridas, cicatrices o fragilidades sean algo que también constituye tu ser, algo que forma parte.

La misión se convierte entonces en un camino a uno, contigo mismo, a dos, porque tú sabes que fuiste elegida por un amor mayor, a tres, tú, Dios y el otro, con la certeza de que el otro existe para hacer camino contigo.
Te permites ser, te permites conocer un poco más de ti y dejarte descascar poco a poco, y llegar al otro siempre dispuesto a caminar con él. Y todos juntos, de mano dada con Dios, llegas al otro y el otro te llega de la forma más imperfecta y completa.
Es en este camino a tres encontramos a los demás, a los hermanos. Los que ahora se convierten en nuestro hogar y caminan con nosotros. Son ellos que de forma imperfecta nos completan, aumentan y nos hacen crecer. Es el ser imperfectos lo que nos hace encontrar a los demás caminando y creciendo con cada persona que se cruza en nuestro camino. De esta manera, la misión no es sólo enseñar o aprender, sino caminar y crecer juntos, sabiendo que la imperfección de las partes forma la perfección del todo.

Así es la lógica de Dios que nos hizo de tal manera que necesitáramos del otro para amar, ser, vivir y ser feliz.

LMC Peru
Paula y Neuza. LMC Perú

 

Misa de envío Pedro Nacimiento

LMC Portugal

LMC PortugalDespués de un fin de semana grande, en la Comunidad de Ervedal (Alentejo), parroquia que vio crecer al LMC Pedro Nascimento y que ahora lo envía, nuestra LMC Rufina comparte con nosotros la emoción de este momento tan especial.

Hoy el Alentejo, más concretamente Ervedal ha estado en fiesta.
Ya se adivinaba que fuera así, sin embargo, superó y con mucho las expectativas, lo que tampoco es de extrañar, principalmente, cuando encuentras una Iglesia hermosa, exquisitamente decorada, curiosamente, anunciando ya el Año Misionero Extraordinario, y cuyo Pastor logra, seguramente como fruto del trabajo que a lo largo de los años viene desarrollando, congregar todas las parroquias que le están confiadas a participar de forma responsable y alegre en el envío del querido Pedro Nascimento a Etiopía.
El momento culminante fue, sin duda, la Eucaristía, presidida por el Señor Arzobispo D. Francisco Senra Coelho y concelebrada por otros sacerdotes invitados, en particular, el P. Francisco Medeiros, Misionero Comboniano de la diócesis de Viseu.

También contó con la presencia de dos Diáconos, familiares, amigos y varios miembros de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC), que, al igual que Pedro, forman parte de las “Mil Vidas para la Misión”.
Siguió un momento de convivencia, prácticamente, con todos, habiendo sido servido un gran almuerzo a la buena manera alentejana y que nos gustó mucho.
Pedro, como LMC y alentejana, no puedo dejar de dar gracias a Dios por tu envío en este Año Misionero Extraordinario, con la certeza de que será un momento de crecimiento y de enriquecimiento y que te permitirá desarrollar junto al pueblo etíope, una misión desbordada de amor, imbuida de carisma comboniano, e iluminada por la sonrisa que el Señor amorosamente colocó en tu rostro y que endulzó esa alma alentejana que te caracteriza, en los momentos de dificultades.

Como dice el Papa Francisco “Misión es ir al encuentro del otro”.
Y, como se ha mencionado en la Nota Pastoral de la Conferencia Episcopal Portuguesa el Año Misionero y el Mes Misionero extraordinario “Todos, todo y la misión siempre”.
Por tanto, ve, amigo, ve.
¡Estamos juntos! ¡Buena Misión!
Besos
Rufina (14-10-2018)
LMC Portugal
Gracias Rufina. Gracias Pedro. Gracias por la entrega de ambos.

Sobre las Jornadas Misioneras 2018 – “Yo soy misión”

LMC Portugal

LMC PortugalEl fin de semana del 15 al 16 de septiembre se celebraron en Fátima, las tan esperadas Jornadas Misioneras 2018 con el tema: “Yo Soy Misión”. Estas Jornadas contaron sobre todo con la presencia de varios institutos, congregaciones, movimientos y especialmente jóvenes misioneros venidos de varias partes del país y del mundo.

Estas Jornadas comenzaron con la acogida y con la oración preparada por la organización, luego tuvimos la apertura con la presencia del Señor Obispo D. Manuel Linda, Obispo de Porto que nos dio, como siempre, unas breves palabras sobre lo que es la misión y lo que es ser misión en el mundo de hoy, particularmente en el mundo de la juventud de este siglo.

Poco después contamos con un orador de gran prestigio en estos días, el Dr. Juan Ambrosio, profesor de teología de la Universidad Católica de Lisboa, que nos explicó de una manera breve y sencilla que significa “Yo soy Misión.” Según el Dr. Juan Ambrosio ‘Yo soy Misión’ no es un encuentro de experiencias vivida de fuera para dentro, es decir, yo, yo y más nada. En este caso ‘Yo soy Misión va desde dentro hacia fuera, esto es hacia “el otro”, porque sí soy Misión, porque soy bautizado, soy hijo de Dios y fuimos elegidos por Él para servir y amar a los demás.
De ahí que el cristianismo tenga siempre como fundamento, meta y estructura una experiencia de encuentro principalmente con Jesucristo (en su modo de ser y de vivir); con Dios (en la propuesta del Reino) y con el ser Humano y su historia (en lo que son sus anhelos, sus fragilidades y sus realizaciones). Por eso y según el Dr. Juan, la Misión tiene que ser una experiencia de encuentro vivido con Jesucristo en primera persona del singular (yo) y en primera persona del plural (nosotros) y sólo así podremos ser y hacer misión en el mundo.

LMC PortugalPero en buen rigor y según esta noción, el Sr. Ambrosio nos dice también que no es la Iglesia la que tiene una Misión, sino que es la Misión que tiene una Iglesia, es decir, la Misión tiene que ver con todos y con cada uno porque la Misión no está reservada sólo a “especialistas”, sino a todos los bautizados en el nombre de Cristo. Y como tal, se puede caracterizar la Misión en tres grandes principios, o mejor dicho, el gran trípode donde se asienta toda la identidad cristiana que son: Carisma (anuncio de la Palabra); Liturgia (Celebración de la fe, Eucaristía) y Diaconía (vivencia de la caridad), para ello la Koinonía es la fibra que conecta estas “tres varas” que conforman este Trípode. Por eso la Misión de la Iglesia tiene que ir hacia todas las periferias teniendo siempre como objetivo el anuncio, la celebración y la caridad en la plenitud de su esencia para ser considerada Misión cristiana.

Después de una mañana más teórica, basada fundamentalmente sobre el lema de las Jornadas “Yo Soy Misión”, proseguimos por la tarde con una exposición más práctica y vivencial a través de los Talleres que tenían como temas: 1. Iglesia y diálogo; 2. Misión y comunión; 3. Misión en las periferias; 4. Todos, todo y siempre en misión; 5. Ser Misión y 6. Compartir el viaje.

LMC PortugalDurante la noche, tuvimos la presencia de la Banda Missio para alegrar/animar a la juventud con sus canciones que nos emocionan y nos tocan en el corazón. También en este primer día de las Jornadas tuvimos algunos testimonios misioneros. Para concluir el día hicimos la oración de la noche y cada uno fue para su nido a descansar para el día siguiente.

El domingo, día 16 y último día de las Jornadas, tuvimos una mesa redonda con varios intervinientes que tenía como tema “¿Qué Iglesia pretendemos? Para una misión más comprometida.
Y para concluir las Jornadas Misioneras, celebramos la Eucaristía presidida por el Obispo del Algarve, Monseñor D. Manuel Quintas. Después de la Eucaristía tuvimos el envío de algunos misioneros que parten en misión Ad gentes este año y las conclusiones de estas Jornadas Misioneras “Yo Soy Misión”. Después fueron las despedidas de los participantes y la partida de cada uno a su modo en misión para sus vidas cotidianas.

David Fernandes Ganilo y Laura Fernandes Ganilo

Regreso de Maria Augusta a Bangui

LMC Portugal

LMC PortugalRecién llegada a Bangui (a principios de septiembre), después de haber estado de vacaciones en Portugal, la LMC María Augusta siempre nos escribe unas líneas sobre lo que va viviendo.

¡Buenos días a todos! Gracias a Dios llegué bien. Encontré al padre Fratelli, comboniano italiano, en Casablanca, ya en el avión.
Con las maletas no nos fue del todo bien… una de ellas no llegó, pero no fue sólo la mía. Una del padre tampoco llegó y eso les sucedió a muchas otras personas. Fuimos a reclamar y, en principio, las tendremos el sábado por la mañana.
Cuando llegué aquí supe que el padre Zé Carlos había muerto. ¡Estoy contenta de haberlo visitado! Él estaba sufriendo mucho porque tenía dos cánceres… ¡Que el Señor acoja su alma en Paz!
Agradezco a todas las personas con las que contacte en las parroquias, así como la buena acogida que me hicieron. Que el Señor os recompense por todo lo que hacéis por los misioneros (las oraciones y el compartir de lo que tenéis) y os conceda siempre su gracia. ¡Gracias a todos por vuestra generosidad!
Unidos por la oración.
Un gran abrazo para todos.

Maria Augusta, LMC

PS: Acabo de llegar del aeropuerto, gracias a Dios corrió todo bien. Nos dejaron salir sin abrir las maletas. Vinieron plastificadas para estar bien protegidas.
Estaba todo como lo dejamos, por lo que agradezco al Señor. ¡Todo lo que llevaba nos hace mucha falta!
Todavía me quedaré en Bangui hasta el lunes.

Un gran abrazo y besitos para todos
Maria Augusta