Laicos Misioneros Combonianos

“Diario” Camino – noticias de la misión en Perú

LMC Portugal

LMC PortugalCompartimos un pedazo del Diario Caminho de Abril de la Parroquia de Cristo Rey de la Vergada. Hoy con noticias de Perú de la LMC Neuza Francisco.

Amar es salir

Desde que llegué aquí, he descubierto cada día que pasa, el amor. Un amor que exigió y exige continuamente salir, salir de nosotros mismos, salir de todo lo que ya conocemos, un salir que exige que te pongas en camino. Necesitamos amar el mundo y todo lo que en Él refleja el amor de Dios. Aquí encontré otra forma de amar, encontré un amor disponible, un amor simple, un amor que brota de la honestidad de lo que tengo y de lo que compartiendo permitimos dar y recibir del otro. Así de forma desinteresada. Un amor que brota de un crecer juntos, como hermanos. Es aquí donde siento ardientemente que tengo que estar. Es en este hermano que siento todos los días la llamada de Dios. Es en las subidas y bajadas de los grandes montes que me rodean que encuentro constantemente sonrisas, lágrimas, encuentro brazos que me esperan, ojos que reflejan historia, mucha historia.

Es por estos caminos de tierra que todos los días camino, que encuentro testimonios que me convierten y me hacen agradecer a Dios, el milagro de la vida. Agradezco, haber sido una de sus elegidas. Poco a poco, voy conociendo no sólo sus rostros, su expresión, voy conociendo cada nombre, cada casa, cada familia. Ya son muchas las veces en que escucho de lejos que me llaman “Andrea, hermanita Andrea”. Sí, aquí todos somos hermanos y hermanas.

Un día os contaré la historia de mi nombre. Me siento uno de ellos. Somos una familia.

¡Ay, Perú, que has robado mi corazón!

En el compartir de lo que tienen, sí, te dan muchas veces lo poco que tienen y lo mucho que son. Te cuestionan. Muchas veces en el regreso, traigo el regazo lleno con media docena de manzanas del señor que viene al encuentro de ancianos, con un plátano que durante el camino el señor de la pequeña tienda de comestibles me ofreció, con los granos de maíz que me ofreció una de las familias que visité o con dos o tres patatas, que la señora que estaba enferma me ofreció.

Aceptamos cada día crecer juntos. Aceptamos cada visita, ayudarnos a llevar la cruz de cada uno. Somos palabras de consejo mutuo, somos sonrisas, somos silencios que se confiesan, somos lágrimas. Somos, en la consecuencia del ser, frágiles y muchas son las veces en que de rodillas nos reconciliamos con el amor.

En la humildad de cada persona que cruza mi camino encuentro el rostro de Dios, un Dios misericordioso.

En la alegría y el dolor del día a día encuentro el sentido de la vida. Y cada vez que a lo lejos, veo a una familia, un conjunto de niños que me esperan, veo dos brazos, los brazos de Cristo.

LMC Portugal

Neuza Francisco, LMC en Misión, en Perú

Revista “El Camino” – entrevista a Márcia Costa

LMC

LMCEn abril los LMC estuvieron presentes en la Parroquia de Cristo Rey de la Vergada. Como tal, su revista “El Camino” del mes de abril, estuvo especialmente dedicado al Movimiento de los LMC. En esta edición especial, podemos leer una entrevista a nuestra LMC Márcia Costa, un testimonio del matrimonio LMC formado por Carlos y Sandra y noticias de Perú sobre nuestra LMC Neuza Francisco.

La entrevista a Márcia Costa, por Sofia Coelho

Márcia Costa, Laica Misionera Comboniana, natural de Aveiro, nació el 18 de julio de 1982. Conocí a Márcia, en Mozambique, en agosto de 2015 y allí es donde tuve el privilegio y conseguí realizar este trabajo, un nuevo testimonio misionero. Ya pasaron más de dos años y llegó la hora de publicar estas páginas de Misión. ¡Un rostro más de la misión!

Sofía Coelho: ¿Cómo encontraste a Comboni? Cuéntame un poco de tu recorrido.

Marcia Costa: Bueno, yo digo que encontré a Comboni, un poco por casualidad, yo estaba en la universidad en Viseu y en ese momento era animadora de la Juventud Obrera Católica (JOC).Y unas amigas me hablaron de Comboni y del grupo Fe y Misión, me invitaron a participar en una semana de animación misionera y recuerdo que en aquel momento coincidía con el campamento anual de las JOC. Con esfuerzo conseguí conciliarlos y pude participar de esta semana, pero no conocía a Comboni, lo que sabía de él era todavía era muy poco. Cuando estás caminando, estás en tu camino, respetas naturalmente el camino de los demás, pero vas pasando al lado.  Y como decía, participé, me gustó mucho la experiencia, pasamos una semana trabajando en un hogar de ancianos y con otros jóvenes y ahí fue donde empecé a conocer un poco a Comboni.

SC: Y ¿entonces…?

MC: Entonces decidí hacer el camino de “fe y misión” para aprender más, un poco más de Comboni. Porque yo siempre quise partir a otros países, pero yo pensaba… partir a través de la Cruz Roja, o de alguna otra institución. Siempre quise esta parte social, trabajo social, ayudar a las personas.  Pero al ir caminando y avanzando en la espiritualidad comenzó a tener sentido hacerlo desde un servicio a Cristo. Como una vocación…

SC: ¿Marcia y Comboni tenían sentido?

MC:   Sí. A medida que fui conociendo un poquito mejor, tuvo sentido, su carisma. Su lema de “Salvar con África”,   es en lo que creo, creo que debemos trabajar para formar líderes, debe ser el propio pueblo a proclamar su autonomía, su desarrollo y su reino de justicia y paz. Ayudar a las personas a creer en sí mismas, a creer que Dios está en medio de ellos.  Entendí que era por aquí mi camino.

SC:   ¿Y ese camino? ¿Preguntas? ¿Cómo llegaste a los LMC’S (Laicos Misioneros Combonianos)?

MC:   Claro que tuve muchas dudas. Sabe que Comboni decía que, “para las misiones, debemos ser Santos y Capaces…” Y pensé a menudo que yo no era Santa, ni Capaz, y si eso es lo que quieren, entonces no es para mí… (risas …)

SC: entiendo bien (risas…)

MC: Pero yo estaba queriendo conocer mejor y más a Comboni. Y después del camino del grupo Fe y Misión fui que conocí a los LMC.

SC: Marcia nuestros lectores, en su mayoría, es posible que nunca hayan oído hablar de los Laicos, tendrás que explicar un poco para que todo el mundo entienda.

MC: Un laico, es una persona común… un cristiano común que decide dedicar su vida a una Vocación. En nuestro caso, hemos compartido la espiritualidad Comboniana… este Salvar África con África, estar disponible a partir al encuentro de otras personas, de otras culturas y aprender el camino de la salvación / conversión, tenemos la certeza de no caminar para salvar, sino que nos salvamos con el pueblo. Porque es Dios quien nos salva.  Ser Laica es hacer este camino de Cristo.

SC: ¿Qué edad tenías cuando asumiste este camino?

MC: Ups… dos años de formación… estaba a punto de cumplir los 26 años, cuando hice mi compromiso. En seguida a Francia para aprender el francés y sólo después fui a la República Centro África.

SC:   Muy bien. Antes de contar tu experiencia misionera en la República Centro África e incluso antes de hablar de esta que hoy vives aquí en Carapira, Mozambique, dime qué es la Misión?

MC: Oh… (vacila…) ¿Qué es la misión?  (Risas…)   No es una respuesta fácil, porque la Misión tiene varios aspectos en la Misión. Tiene la dimensión del yo; la dimensión de los Otros y la dimensión de Cristo. ¡La Misión es Cristo! Y dentro de la dimensión que es Cristo, tiene el encuentro con el Otro. Y dentro del encuentro con el Otro, tienes el camino de conversión personal. Sofía, digo esto porque a veces cuando pensamos en la Misión, pensamos sólo en lo que vamos a dar, porque queremos dar. Nosotros somos así, gente que le gusta dar, y cuando llegamos a la Misión encontramos a otros pueblos que viven de otra manera, que viven de forma diferente, que viven con diversas dificultades pero que son felices y viven Cristo, no a tu manera, sino a la manera de ellos. Es complicado porque cuando ves a Cristo piensas en la manera “correcta”, la manera que te transmitieron, que lo ves desde pequeñita y por eso es correcto. Y es difícil a veces aprender esta abertura. Es todo un camino que hay que hacer, parece fácil cuando hacemos el curso de misionología, cuando hablamos de la inculturación, estamos “súper disponibles”, somos “súper tolerantes”, “capaces de un amor incondicional”, y aquí hablo por mí misma, pero de la teoría a la práctica, llegar y verte confrontada con toda la realidad es diferente y, naturalmente, tienes reservas … no es tan sencillo, por eso hablo de la conversión personal, porque vas aprendiendo de tus limitaciones y en la medida en que estás a “lavar los pies a los demás” ellos están lavando los tuyos también y así te muestran que también tienen a Dios.  Y entiendes que Dios es mucho más que aquel Dios que has conocido desde pequeñita, Dios es mucho mayor. Y nosotros ¡somos la imagen de Dios! No sé si me estoy haciendo entender, no te puedo hablar de misión con una palabra, o en una frase.

SC: Sí, entendí, y creo que fuiste clara, creo que el lector también lo entenderá, aprecio la manera sincera responder a la pregunta sin clichés, contando de hecho una realidad. Marcia tengo aquí algunas preguntas más, pero primero dame algunos ejemplos donde ves a Dios, dónde ves esta imagen de Dios de la que hablas, ¿puedes darme ejemplos concretos? ¿A partir de tu experiencia personal?

MC: Me acuerdo de esta imagen que tenemos de Dios, de la creación del mundo, mira por ejemplo en la RCA, que tenía un pigmeo, Gabriel, que al que quiero mucho, muy sonriente, siempre con una sonrisa era fantástico. Iba muchas veces por casa. Nosotros teníamos un árbol de mango que estaba seco delante de nuestra casa, y pensábamos cortarla para luego plantar otro árbol. Así que hablé con Gabriel, “Gabriel puedes cortar el árbol, nosotros te pagamos”, dijo que sí. Se tomó días para cortar el árbol y me fascinó su respeto por la creación de Dios. Como te comentaba el árbol estaba seco, pero a menudo se detenía y hablaba con el árbol, con respeto, para disculparse y agradecerle por todo lo que ella ya nos había dado. Ahí está la imagen de Dios, cuando estás allí (en tu país) luchando con el mundo porque estás enojada con unas cuantas cosas y porque tienes tu manera de pensar… tú tienes allí una persona a hablarte de Dios, no aquel “tu” Dios tradicional, de la Iglesia, del bautismo, sino aquel Dios que nos creó a todos, aquel Dios que creó toda esta naturaleza fantástica para nosotros. Por ejemplo cuando el hombre iba a coger la miel, mientras el hombre subía al árbol, las mamás hacían una danza de agradecimiento abajo, para agradecer al árbol que acogió la colmena, para agradecer a las abejas que produjeron la miel.  Allí con los pigmeos, aprendí esta sencillez, vi la Laudato Si, en vivo y a todo color.  Porque nosotros cuando partimos, a veces decimos que vamos a ayudar a los “pobrecitos”, a ayudar la “miseria humana” y aquí de nuevo os digo que hablo por mí misma, cuando llegué a la misión entendido que “la miseria humana” existe realmente, pero muchas veces ella vive dentro de mí, con mis limitaciones, con mis dificultades de saber amar a los demás, o de saber escuchar al Otro con el respeto que él merece. O de promover más su dignidad.  Muchas veces parece que estamos con un pie arriba, porque estamos con una actitud de quien llegó para enseñar, cuando debemos estar en actitud de aprender. Y esto a veces es difícil, sobre todo cuando partes por primera vez, y nosotros vamos por dos años, tu primer pensamiento es a menudo querer “salvar el mundo”, todos somos muy capaces … (risas …) muy soñadores (más risas …).  Entonces tú quieres llegar y “hacer” y ante todo hay que escuchar. Dar tiempo de entender la cultura. Y tiempo para no enojarse.  Yo en la RCA al principio me enfadaba mucho. No fue fácil, nosotros vivíamos en una situación muy pesada a nivel social. El Pueblo Pigmeo era esclavo, existía un sentimiento de posesión. El niño Pigmeo, no nace libre. También está todo el tema de la brujería, es casi imposible no enfadarse. Pero necesitas aprender que más que hablar es mejor escuchar.  Y es necesario caminar juntos. Después es cierto, son “tus católicos” que están matando a la persona que fue acusada de brujería, es cierto, pero la pregunta es, “¿Qué pasaría si yo hubiera nacido aquí?”.”¿Cuál sería mi actitud?” Es necesario este camino. Y no es más que un camino de amor. Y Dios es amor. Pero el amor tiene diferentes maneras de ser interpretado. Entonces la manera como experimento el amor es diferente, será diferente en el Pueblo Macúa, diferente en el Pueblo Pigmeo… Hay que aprender cómo se vive el amor.

SC: Bueno, en la RCA, tu primer destino misionero, ¿tenías portugueses? ¿Cuéntanos un poco?

MC: Fui sola. Pero fui a conocer y hacer comunidad con Susana Vilas Boas y María Augusta, ambas portuguesas y LMC. Después fui a casa de las Hermanas, para aprender la lengua local, y me quedé allí unos tres meses, cuando regresé, ya no estaba María Augusta, y me quedé en comunidad con Susana. Después Susana regresó y llegó Élia también portuguesa y LMC. No nos conocíamos antes, pero éramos de la misma cultura.

SC: ¿Cuáles eran tus funciones en la RCA? En la actualidad, en Mozambique ya he visto que existe una mezcla, auxilias en la escuela, trabajas en la cocina, realizas tareas de enfermería, en la pastoral, trabajas con grupos de Infancia Misionera, en la concienciación y evangelización y en la República Centro África como era, porque ya sentí que son realidades diferentes y si me permites sentí una cierta pasión por tu parte por la Misión en RCA?

MC: Allá no teníamos funciones específicas, nos ocupábamos entre todas de todo. Existían escuelas de integración para los Niños Pigmeos, una en el centro de la misión y las otras quedaban en medio del Bosque. Mi trabajo era acompañar un poquito el trabajo realizado en las escuelas y acompañar a los padres, pues intentábamos incluir a los padres en el proceso de la educación, mostrar la importancia de aprender a leer y a escribir hasta por una cuestión de defensa del propio pueblo.

SC: ¿Cómo vives la espiritualidad comboniana, tienes alguna frase con la que te identifiques?

MC: Tengo varios pensamientos de Comboni que hacen mucho sentido para mí, pero como he dicho antes estoy muy de acuerdo con el lema “¡Salvar África con África!”

SC: Marcia agradezco tu buena disposición para responder a estas preguntas, tengo muchas otras, por supuesto, pero quedarán para una próxima oportunidad. Y quién sabe tal vez en Portugal o en otro país de Misión. ¡Gracias! Y en nombre de mi equipo joven, agradezco el testimonio.

Gracias Márcia.

Por: Sofía Coelho

Mi escuela

CLM Ethiopia

CLM EthiopiaEstoy a punto de regresar a Polonia desde mi misión en Etiopía. Una gran parte de mi servicio fue enseñar a niños en dos escuelas infantiles. Les enseñé inglés. Las escuelas pertenecen a las Misioneras de la Caridad (Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta). Mi primer año como profesora me enfoqué más en aprender que en enseñar. Observé lo que otros profesores estaban haciendo. Simplemente solía ir a la escuela y les enseñaba a los niños lo que se me ocurría o lo que encontraba en Internet.

Durante el primer año, a veces, estaba realmente frustrada con la situación en la escuela, especialmente con la actitud de los profesores. Algunos de los maestros prefieren sentarse sin hacer nada, mientras que los estudiantes repiten el alfabeto 100 veces e incluso si no reconocen las letras. Podría dar muchos ejemplos como este. Traté de hablar con el coordinador de las escuelas y luego también con las Hermanas. Sin embargo, ninguno de ellos esperaba cambiar nada. Sabían cómo funcionan, intentaron hablar con ellos, organizar una formación con un psicólogo, pero nada ha cambiado.

CLM EthiopiaSin embargo, todavía quería trabajar con ellos. El año pasado comencé a organizar la formación de profesores cada dos semanas (un viernes en una escuela, la semana siguiente en la otra escuela). Antes de cada formación tenía que preparar algunos materiales. Aprendí mucho para poder compartir este conocimiento con otros. Todavía seguía trabajando con los niños, sin embargo, al principio preparé el programa de inglés para todo el año. Incluí muchos juegos, canciones, diversas técnicas y actividades para que los niños se divirtieran más y estuvieran motivados para estudiar. Incluso cuando no tenemos clase, los profesores todavía debemos seguir el programa e informar de lo que hacemos. Cambié mi horario para poder tener una cantidad similar de lecciones por semana con cada grupo en ambas escuelas.

Desearía poder cambiar algo, especialmente la actitud de los profesores. Aprendí una cosa muy importante sobre la motivación. Aquellos que luchan diariamente para satisfacer las necesidades básicas de ellos y sus familias generalmente no están motivados para servir a los demás, para hacer un buen trabajo para la sociedad. De alguna manera, está psicológicamente justificado. Solo Dios puede dar la motivación más allá de eso. Algunos de los maestros realmente se preocupan por los niños y su futuro, por la eficacia de su enseñanza. Estoy seguro de que es la influencia de Dios.

CLM EthiopiaSi los profesores no tienen ninguna motivación que venga de dentro, entonces habrá que motivarles desde afuera. Es por eso que estoy luchando ahora para organizar la puesta en marcha del nuevo sistema de evaluación. Hasta ahora, todos los trabajadores son muy libres de hacer lo que quieren porque no hay muchas consecuencias. Si trabajan duro o son flojos, nada cambia. Por ello, antes que nada, estoy tratando de animar al coordinador y a la Hermana Superior para que preparen el nuevo sistema y lo implementen.

Mi trabajo en la escuela ha estado evolucionando mientras también desarrollaba mis conocimientos, habilidades y comprensión. Sé que lo más importante no fue el conocimiento que compartí con los estudiantes o los profesores, sino mi presencia. Soy consciente de que los niños son demasiado pequeños para recordar el vocabulario de inglés en el futuro cercano. Pero seguramente me recordarán como alguien que les dio alegría y amor. Si logré enseñarles algo útil a los maestros, será para el bien de los niños. La actitud es lo más difícil de cambiar. Si hay un poco de mejora, doy la gloria a Dios, porque solo Él puede renovar el corazón de la gente.
Mi presencia en las escuelas fue una gran lección para mí. Aprendí mucho, no solo sobre la profesión docente y la metodología, sino también sobre la cultura, las personas, sus necesidades y sus pensamientos. Ahora puedo entenderlos mejor. Sé que mi perspectiva es diferente. Ya no estoy frustrada. Yo no los juzgo. Hice lo mejor que pude. El resto del trabajo lo dejo a Dios.
Entonces… ¿Quién ha aprendido más: los estudiantes, los profesores o yo? Yo diría que yo… Pero Dios sabrá… Creo que todos hemos aprendido algo.

CLM Ethiopia

Magda Fiec, LMC Etiopía

Rezando se entiende la gente

LMC Portugal

LMC Portugal“Rezando se entiende la gente”, este fue el lema de la 8ª unidad formativa que tuvo lugar el fin de semana del 13 al 15 de abril. Como de costumbre, los misioneros combonianos nos abrieron su casa en Viseu, donde siempre nos sentimos bien acogidos y en nuestra casa. Damos gracias a Dios por esta acogida. La formación fue orientada por Carlos Barros y Susana Vilas Boas.

Esta unidad formativa tiene una importancia singular frente a las demás. Sin oración, la misión se vuelve estéril y sin sentido, se debilita en los momentos difíciles; sin oración, podemos ser voluntarios pero no verdaderos misioneros.

Nuestro santo Daniel Comboni alude insistentemente a la necesidad de la oración, ya sea a solas o en comunidad. La relación íntima con el Sagrado Corazón de Jesús impregna toda su acción evangelizadora, la misión “nace a los pies de la cruz” y se concreta con el envío de sus apóstoles por Cristo resucitado.

El centro de esta formación fue la Liturgia de las Horas, la base de la oración en comunidad y que los laicos misioneros deben saber manejar para aprovecharla bien. Las orientaciones de la Iglesia se encuentran en la “Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas”, emanada del concilio Vaticano II. Los extractos más significativos se encuentran al inicio del breviario. Su lectura es imprescindible, donde podemos resumir o subrayar los aspectos más relevantes.

La campana de mi infancia, en la Vacariça, también marcaba el compás del tiempo. El sacristán (o un familiar) no se olvidaba de tocar la campana todos los días al amanecer, los “maitines” (y nos despertábamos), al mediodía (y se interrumpía el trabajo en el campo para la comida) y al caer el sol, las “trinidades” (y el trabajo terminaba y se regresaba a casa). En cada uno de esos momentos la gente hacía una pequeña oración silenciosa. En ese tiempo los cristianos eran convocados, en alto y con buen sonido, a orar al ritmo de las horas; pero esto son memorias del pasado que la sociedad contemporánea va apagando.

Que esta formación constituya también una campana que nos despierte y nos convoque a la oración, diálogo íntimo con el Padre, como savia de nuestra vocación y acción misionera.

LMC Portugal

Mário Breda

Fin de semana de animación Misionera en la Parroquia de Vergada

LMC Portugal

LMC PortugalDurante el fin de semana del 20 al 22 de abril se realizó otra animación misionera, esta vez en la parroquia de Vergada a la que pertenece Sofía Coelho que está haciendo formación con nosotros.

Un fin de semana de una alegría enorme, donde fuimos muy bien acogidos por la comunidad y el párroco, el padre António Machado.
El viernes iniciamos nuestras actividades con el grupo de jóvenes y acólitos, pasando por las catequesis del sábado y las eucaristías de sábado y domingo en la que también tuvimos la presencia del P. Francisco de Medeiros, Misionero Comboniano asesor de los LMC en Portugal.

Los fines de semana de animación misionera son siempre momentos muy enriquecedores, entramos en la vida de la comunidad parroquial donde hablamos de nuestra experiencia e intentamos llevarles un poco de la misión, lo que vivimos y sentimos por los lugares donde estuvimos.

LMC PortugalSon momentos donde compartir, que nos enriquecen de una forma increíble y nos hacen sentir que el amor de Cristo, el Buen Pastor, vive en nosotros y en los que nos rodean siempre (incluso cuando creemos que no).

Pudimos percibir cómo es una parroquia misionera y abierta a los demás, a los que más lo necesitan, no es para nada una parroquia cerrada. ¡¡¡Y esto es una gracia muy grande!!! Estos momentos me hacen recordar que yo también estoy en misión en Portugal y aunque de una manera diferente es tan válida e importante como una misión en el extranjero.

Este fin de semana también se ha celebrado el día de las vocaciones, y ¡me siento feliz de poder compartir mi vocación de Laica Misionera Comboniana con los que me encuentro!

¡También quiero compartir con vosotros lo mucho que fuimos mimados! La señora Rosa, doña Sofía y el párroco no dejaron que nada faltase, estuvimos muy bien instalados y las comidas fueron una maravilla. No puedo olvidar a los “Locos por Jesús” (grupo de Jóvenes) y los catequistas que nos dieron siempre apoyo en lo que necesitamos. ¡Gracias de corazón!

LMC Portugal
Sandra Fagundes, LMC