Laicos Misioneros Combonianos

El corazón de Jesús – misión de la compasión

Corazon de Jesus Comboni

Corazon de Jesus ComboniCompadecido, extendió su mano y lo tocó diciendo: “Quiero, queda limpio” (Mc 1,41)

Esta acción simple de Jesús está llena de significado y expresa fuertemente su actitud hacia los marginados. Es también un acto de rebelión contra la injusticia basada en un sistema socio-religioso de exclusión. Así, el Padre se revela a nosotros (Col 1,5), en un hijo que, a lo largo de los caminos de Palestina, es capaz de tocar a un leproso para curarlo. Marcos, ya en el primer capítulo, nos revela a Cristo que es capaz de amar, con un corazón que rebosa compasión, la cara visible de Dios que lo ha enviado (Mc 1,1).

La devoción al Corazón de Jesús es, desde los inicios de nuestro Instituto, una fuente de espiritualidad donde nuestra misión está firmemente arraigada. En ella entramos en la intimidad de la persona de Jesús, en sus actitudes, en sus deseos y en la visión del mundo nuevo que anuncian las Bienaventuranzas. Por lo tanto, su contemplación nos revela el núcleo de nuestra vida consagrada: la centralidad del amor de Dios como clave para la lectura de la historia de la salvación. Un amor que se encarna y se define como pasión total por la humanidad (AC 2015, no. 22). Para profundizar este misterio la oración personal es un espacio cualificado porque es un encuentro íntimo con Jesús en la humildad. Se convierte así en una experiencia de perdón, de acogida y de gratuidad, que nos transforma y nos moldea según su Corazón.

El Corazón traspasado del Buen Pastor nos llama a la donación constante de nosotros mismos, con todo lo que somos. La misión es donarse sin esperar nada a cambio, para vaciar nuestra vida por los otros. Esta es nuestra consagración: hacer de nuestra vida un instrumento de la misericordia del Padre encarnado en el carisma dado a Comboni. Nuestra historia, con todas sus limitaciones e inconsistencias, nos deja testimonios imborrables de hermanos que han consumido sus vidas hasta el fin por el Evangelio. Hombres que se han dejado modelar en un ciclo de conversión permanente a través de la experiencia de la relación con el amor del Padre, se convierten en pan para los hambrientos y esperanza para los desesperados (AC 2015, no. 14).

Marcos nos habla de la vida de un hombre que tiene como característica principal la compasión, porque este es el rostro que el Padre ha querido mostrarnos. Su atención a los más pobres se convierte así en un elemento constitutivo de la misión de la Iglesia. Un aspecto claramente presente en Comboni (S 2647). La contemplación del Corazón de Jesús nos empuja a una proximidad particular con los excluidos y nos llama a buscarlos en nuevos ámbitos, donde la vida es marginada. Al mismo tiempo, nuestro estilo de vida, que puede ser un obstáculo para el dinamismo y la flexibilidad de la misión actual, está siendo puesto en discusión. Toda nuestra actividad y reflexión debe venir desde abajo, del contacto con la humanidad crucificada. Esta es la expresión más radical de la donación total del Hijo y todavía está muy presente en algunos de los países donde trabajamos que sufren guerra u otras formas de violencia. Nuestra presencia misionera es un signo del amor que fluye del Corazón de Jesús (RV 3,3).

Comboni, hombre marcado por la experiencia religiosa de su tiempo, ha desarrollado su propia dimensión misionera de la espiritualidad del Corazón de Jesús. El don total del Padre en el Hijo es un signo de amor que nos abre a una nueva esperanza. El Reino es un programa para la liberación de la vida en plenitud (S 3323). Esta profunda convicción lo llevó a recorrer miles de kilómetros a través del Nilo y el desierto, poniendo en peligro su vida porque el Cristo traspasado es también una fuente de vida para los más alejados. La audacia de nuestro Fundador al abrir nuevas fronteras a la evangelización es parte de nuestra espiritualidad y misión. La re-visitación de la Regla de Vida es también una oportunidad para crecer en la pasión por el evangelio en busca de los olvidados.

Los desafíos mundiales actuales hacen que nuestra misión sea urgente. Vivimos tiempos llenos de expectativas y deseos de nuevas estructuras políticas, económicas o sociales. Hay una búsqueda profunda y sincera de sentido, pero fácilmente puede caer en respuestas efímeras que conducen sólo a la alienación o al nihilismo. La locura del Evangelio (1 Cor 1,25) transforma el corazón y el mundo; nuestro Instituto sigue siendo llamado a caminar, con la compasión de Jesús, a tocar a los leprosos de hoy.

La fiesta del sagrado corazón nos de la gracia de seguir creciendo en el amor.

 

El Consejo General, mccj

 

Tú, yo y el nosotros que Dios nos llama a ser

LMC Peru

LMC PeruFuiste la comunidad que nunca escogí pero con la que siempre deseé hacer camino. Tal vez porque en la diferencia encuentro un poco más de mí y en el conjunto revelamos un poco más de nosotros.

Contigo aprendí que la misión no se hace sola, y lo que necesito de ti. Te cruzaste en mi camino y aunque incomprendidamente abriste el corazón y me aceptaste como compañera de camino, sí, en el fondo es un camino lo que hacemos todos los días en este pedazo de tierra del otro lado de la realidad que ambas conocíamos.

Tuviste la mano extendida cuando pensé que nada tenía sentido. Me di cuenta, aquella noche cuando orábamos juntas y todo en mí parecía desmoronarse que, no hay errores en los planes de Dios para cada uno de nosotros. Fuiste y eres el sostén cuando todo parece duro y difícil. Eres una palabra que no se esconde, ojos que hablan, eres tú.

Contigo aprendí las dimensiones del compartir y de la donación, en este triángulo del amor, en una dinámica entre el yo, el tú y el nosotros.

Eres muchas veces los ojos que ven más allá de lo que yo consigo ver. El corazón que me escucha, cuando necesito hablar. Los abrazos que apoyan y sostienen. La mano que siempre se hace presente cuando en el camino aparecen los obstáculos. Dios sabe porque te ha puesto en mi camino y ahora yo también lo sé. Que Dios me ayude a cuidarte y a saber descifrar tu presencia en mi vida y en nuestro caminar.

Lo que juntas conseguimos ser es lo que mueve a esta comunidad en busca de la misión que Jesús tiene para el mundo. Somos silencio, somos risas, somos críticas y exigencia, somos límites e infinito, somos también desde la terquedad de nuestras vidas pasadas y aprendizajes, somos lágrimas muchas veces compartidas entre mis lágrimas y tu hombro o abrazo. Somos oración muchas veces cuando en silencio miramos la misma realidad donde vivimos ahora.

Venga quien venga y diga lo que digan, no importa más. Lo que verdaderamente importa es lo que en nuestras imperfecciones logramos ser de Dios.

Somos testigos de quienes aceptan crecer juntas. Somos Andrea y Paola (Paula en su tierra natal), vidas que Dios unió para caminar en la dirección de un amor que se aprende diariamente, un amor fruto de errores, hecho de oración, hecho de silencios y muchas veces miradas que dicen todo, hecho, de manos extendidas y de tareas compartidas, de mal humor y terquedad, de perspectivas diferentes y de dos maneras que se completan al hacer las cosas.

Somos lo que cada una tiene de sí para dar. Somos en lo que eres y en lo que me enseñas a ser. Somos en lo que aprendemos mutuamente. Somos desde donde sabemos que somos. Amor.

CLMC Peruuando me reconocí llamada a la misión me supe llamada a ser comunidad. En ese camino supe que Dios me llamaba a ser comunidad con Andrea (como humildemente llaman a la Neuza en Perú). Llegar al Perú fue comprender que era un tiempo de travesía del desierto. Aun así cuando llegué al Perú me sentí feliz, irremediablemente feliz y reconocí que Andrea formaba parte de esa felicidad. Una felicidad repleta de obstáculos, dificultades, alegrías y carcajadas y por eso una felicidad completa. Cuando fui llamada a caminar con Andrea supe que Dios tenía y tiene algo que enseñarme a través de ella. Encontramos a la gente en nuestra vida para hacernos crecer, para hacernos más santas, para enseñarnos a caminar y acercarnos a Dios. Caminar con Andrea exige aceptar que van a haber momentos complicados, difíciles, pero que incluso en el silencio ella está siempre allí. Ella sabe cuándo te despiertas a llorar y viene a abrazarte y sólo se vuelve a acostar cuando está segura que te quedas bien. Ella está ahí mirándote cuando parece que el mundo te cayó encima e inevitablemente va a llorar contigo uniéndose a tu dolor. Vivir con Andrea es subir y bajar montañas con dolor en la barriga de tanto reír. Con Andrea me siento capaz de enfrentarme a las mayores dificultades que aparezcan en nuestro camino. Con Andrea no hay viajes o espera en autobús aburridos. Con Andrea hay alegría en cada paso en la misión. Andrea soporta el cansancio, dolor, sufrimiento y me acompaña calle arriba y calle abajo. Con Andrea encuentro a Jesús en cada esquina. Vivir con ella es un aprendizaje continuo y un camino que me propongo recorrer todos los días. Soy feliz y confío que somos felices incluso en los días en que estoy frágil y todo parece gris, tú estás ahí siempre a mi lado para amarme tal como soy. Tal como el amor de Dios, ser comunidad con Andrea no es fácil, pero simplemente basta con saber amar y ser amada. Ser comunidad con Andrea me recuerda continuamente la frase del Papa Juan Pablo II “Amar es un acto de voluntad” porque quiero amarla todos los días en cada paso de nuestro camino.

No es fácil vivir en comunidad y compartir todo en nuestra vida. Pero cuando queremos y lo hacemos con amor y por amor, cuando lo hacemos sabiendo que es Dios quien nos une, quien está en medio de nosotros, en todo momento y a todas las horas, todo está bien. Ser comunidad es estar disponible a caminar no en mí ni en ti, sino en nosotros. Ser comunidad es permanecer unidos en las alegrías y compartir las cruces. Ser comunidad es saber dar espacio y abrazos de oso. En comunidad compartimos el mayor don que Dios nos ha dado, nuestra vida. Juntas, en comunidad, alegramos cualquiera casa que podamos visitar, rezamos allá donde sea, cantamos allá donde sea y vivimos en Vila Ecología en nuestra hermosa casa a la que llamamos hogar.

Somos yo y tú, somos nosotros.

LMC Peru

Comunidad Ayllu, Neuza (Andrea) y Paula (Paola)

Actividad para jóvenes en Daye

CLM Ethiopia

CLM EthiopiaEl sábado pasado con algunos miembros de nuestro grupo de Amigos de Comboni, fuimos a Daye, una de las misiones combonianas entre los Sidamo. Nos reunimos allí con líderes juveniles de diferentes comunidades de la parroquia, llegaron más de 50 de ellos. El tema se basó en el evangelio de Mateo y la parábola sobre los talentos. Hubo una pequeña catequesis sobre el tema, el testimonio de Adela sobre sus talentos y cómo los usa para servir a los demás, y luego tiempo para trabajar en pequeños grupos para descubrir y compartir qué dones nos dio Dios y cómo podemos usarlos.

CLM EthiopiaLos jóvenes tenían muchas ideas sobre los talentos que pueden usar en la iglesia (dirigir grupos, enseñar, cantar o tocar el teclado en el coro, ayudar a los que dejaron la iglesia a regresar, cuidar a las viudas y los huérfanos…).

Después de esta parte más seria, hubo algo de diversión, que llamamos “¡Daye tiene talento!”.

Los jóvenes en grupos prepararon pequeñas representaciones basadas ​​en diferentes parábolas. ¡Realmente se involucraron mucho! ¡Y demostraron que también tienen talentos para la actuación! 🙂
Esperamos que esta reunión los inspire a descubrir sus dones y usarlos. También para nosotros, fue un momento muy alegre y enriquecedor.

CLM Ethiopia
Magda Plekan. LMC Etiopía

Celebración eucarística por el compromiso de los LMC en RDC

Mision Congo

Mision CongoPor ocasión del 20 aniversario de los LMC en República Democrática del Congo, algunos laicos realizaron su compromiso en la parroquia comboniana, Juan Pablo II, en Kinshasa.

La celebración eucarística fue de 9h a 11h30. Presidida por el provincial de los MCCJ en RDC, P. Joseph MUMBERE contó con la asistencia de los fieles de la parroquia, los laicos y combonianos de la ciudad. Fueron 27 los laicos que realizaron su compromiso para la misión ad gentes y ad vitam.

En la misa celebrada por el provincial de los MCCJ, P. Joseph MUMBERE, en la parroquia comboniana, San Juan Pablo II, estaban también los padres combonianos, P. NGORE GALI Célestin (asesor de los laicos en RDC), P. Jean Paul Etumba (el parroco), P. Jerome Anakiese, P. Henry Likingi y P. Marcelo Fonseca Olieviera. Agradecemos al padre Boniface Gbama que fue el fotógrafo del día. Estuvieron también presentes las hermanas combonianas con su provincial, Hna. Cinzia Trotta

La ceremonia corrió muy bien y se concluyó con una fiesta en la casa provincial de los MCCJ de 13h a 16h.

Mision CongoMás adelante, en la parroquia Bienheureuse Anuarite, en Kisangani, el domingo 06 de mayo otros 10 laicos realizaron su compromiso como LMC para la misión ad gentes y ad vitam.

Fue también el padre Joseph Mumbere, el provincial, quien celebró esta misa. Los concelebrantes fueron el párroco, abbé Jacques URODI, el asesor de Kisangani, P. Augustin Fene-Fene y el P. NGORE GALI Célestin.

La responsable nacional de los LMC en RDC, Tiffany Kimbuni estuvo también presente y acogió a los nuevos miembros de la gran Familia comboniana. El responsable de Kisangani tuvo unas palabras de agradecimiento para todos los participantes.

Gracias a toda la familia comboniana, padres, hermanos, hermanas y laicos que trabajan día y noche por la misión y el carisma comboniano.

Nuestro compromiso en pocas líneas:

Nosotros, Laicos Misioneros Combonianos, anunciamos la fe en la resurrección del Cristo, nuestra esperanza y nuestra alegría. Cristo nos llama a ser, con su ejemplo, luz en medio de las tinieblas del mundo, ser esperanza en las realidades sociales. Nuestro SÍ hoy a la misión lo hacemos frente a la imagen de la santa Virgen Maria, un Sí para siempre, por encima de las dificultades, nuestro Sí al carisma de San Daniel Comboni, a su donación para los más pobres y abandonados.

Mision Congo

KIMBUINI KILOLO Tiffany

Coordinadora nacional de los LMC en RDC

Relaciones humanas y vida en grupo – 4ª formación FEC

LMC Portugal

LMC PortugalRelaciones humanas y vida en grupo, fue el tema de la formación de la FEC el fin de semana del 14 y 15 de abril de 2018, impartido por la formadora Paula Silva.
El tema fue muy interesante ya que nos hizo reflexionar sobre varios temas musicales y nos planteó preguntas sobre la letra de las canciones, proyectándolas para la realidad de nuestra vida y para la misión.
Por ejemplo; la “Lista” de Oswaldo Montenegro sobre la que nos hizo 10 preguntas sobre nosotros, que nos hicieron recordar el pasado y reflexionar sobre el presente.
Otra fue los”Contenedores” de Xutos & Pontapés, con 7 preguntas que nos hicieron reflexionar sobre nuestra salida a misión, cuestionándonos sobre lo que llevábamos, lo que dejábamos, lo que conocíamos del lugar a donde íbamos y cómo creíamos que nos sentiríamos a la llegada, empezando una nueva vida, partiendo de cero, con la posibilidad de poder ir más allá y fijar los objetivos de nuestra permanencia en el voluntariado.
Oímos el testimonio de Susana Querido que estuvo seis meses en Angola y pertenece al grupo misionero Ondjoyetu.
Terminamos con la Eucaristía, seguida del almuerzo y la salida hacia nuestras casas.
LMC Portugal
LMC Nelly Gomes