Laicos Misioneros Combonianos

La 4ª Asamblea Africana en Benín Cotonú

LMC Africa

Del 3 de diciembre de 2022 al 12 de diciembre de 2022

La asamblea africana reúne a todos los grupos de Laicos Misioneros Combonianos de África.

La 4ª asamblea comenzó en Benín del 3 de diciembre de 2022 al 12 de diciembre de 2022. La Asamblea Africana se ha pospuesto dos años debido a la pandemia de la Covid 19. Este año los participantes vienen de Chad, Kenia, Uganda, RDC, TGB y Egipto

La ceremonia de apertura fue presidida por el Superior Provincial de Togo-Ghana-Benín (TGB), P. Timothy Hounake.

Dio la bienvenida a los delegados presentes en su provincia afirmando que ha sido un largo camino de espera para esta reunión. Esto se debió al aplazamiento debido a la pandemia de la Covid-19.

Aseguró a los delegados que como provincia de Ghana, Togo y Benín están trabajando muy duro en la promoción vocacional, la evangelización, bautismo, escuelas y formación de los nuevos misioneros combonianos. De igual forma insistió en que están trabajando muy duro para luchar contra el mal en la sociedad. Que todavía hay muchas injusticias y que las están combatiendo a través de la Comisión de Justicia y Paz.

Fr. Timoteo agradeció a los Laicos Misioneros Combonianos por celebrar el encuentro aquí en Benín, ya que esto es una motivación para la gente y puede hacerlos activos. Agradeció al fr. Encargado de la provincia para los LMC en TGB, a las coordinadoras de los diferentes grupos LMC por elegir Benín como sede de la asamblea.

Palabras de apertura del Coordinador de la Asamblea LMC de África – Likambo

El Sr. Likambo dio la bienvenida a los miembros de la asamblea. Expresó su agradecimiento a la provincia anfitriona de TGB y al P. Leopold Adanle por facilitar la reunión. Agradeció a todos los grupos presentes por venir, a pesar de que la amenaza de la covid-19 sigue activa. Sin embargo, lamentó que algunos grupos no pudieran hacerlo debido a los desafíos económicos, estos son Mozambique y la República Centroafricana.

Señaló que algunos grupos tienen dificultades para poner en práctica su misión. Instó a los Miembros a buscar soluciones para resolver estos problemas.

Informes de diferentes grupos LMC

Togo, Ghana y Benin.

TGB es una provincia en tres países diferentes, aunque actualmente los LM están solo presentes en Ghana. Después de casi 10 años, los candidatos fueron aceptados como laicos.

Informe de Egipto

Después de la conclusión de la asamblea general en Roma en 2018, el grupo de los LMC de Egipto se embarcó en completar el estatuto del LMC. Al finalizar nuestro programa de formación celebramos nuestro compromiso con la iglesia y la familia comboniana. Animados por el deseo de vivir una vida misionera, dispuestos a ir a donde nadie quiere entre los más abandonados y abandonados. Trabajamos con inmigrantes, en prisiones y en el Alto Egipto en pueblos muy pobres y marginados. Actualmente nos estamos centrando en la animación vocacional, para aumentar nuestra familia como Laicos Misioneros Combonianos.

Informe de Uganda

El LMC existe desde hace casi 22 años.

Tienen un tipo de formación residencial donde los candidatos residen durante 6 meses. Actualmente tienen un LMC en misión en Kenia

Chad

La presencia de los LMC está repartida en diferentes ciudades donde están los MCCJ combonianos.

La formación dura 6 meses.

Tenemos proyectos generadores de ingresos que nos ayudan.

Actualmente tenemos un grupo numeroso pero no en misión.

Tienen 15 miembros LMC.

Congo

El grupo LMC se inició en 1996

Somos 68 miembros laicos comprometidos.

Trabajamos con los pobres y marginados.

Mozambique

No estuvieron presentes en la reunión, pero su informe fue leído por Alberto, el coordinador dl Comité Central de LMC.

El grupo está formado de 5 LMC, 3 LMC internacionales y 2 locales

Se enfrentan a diferentes desafíos, incluida la conectividad a Internet y los idiomas. Han solicitado reunirse con otros LMC africanos a través de Internet. El LMC existe desde 1998.

República centroafricana.

La coordinadora estuvo ausente debido a problemas económicos, pero su informe fue leído por Dido.

Tienen 2 LMC internacionales de Polonia

 Kenia Martin

Los LMC en Kenia son un grupo nuevo de casi 1 año. Los primeros miembros laicos fueron admitidos el 12/12/2022. Ninguno de los laicos está en misión dentro o fuera de Kenia.

Tienen 4 misioneros laicos y 6 candidatos.

Tenemos comunidad internacional en kitelakapel donde están Linda Mitcheletti de Italia y Pius Oyuma de Uganda. Tenemos varios proyectos generadores de ingresos como la venta de Miel, mantequilla de cacahuete y jugo de tamarindo.

Participantes
Comité Central. Alberto de la Portilla (fila superior centro) P. Arlindo Ferreira Pinto (fotógrafo)          
Coordinadores LMC                                  
Desde la fila trasera izquierda
Martin Juma Onyango (Kenia), Christian Wotormenyo (TGB), Dieudonne Likambo Kwadje (Comité africano), Frank Amenyo (TGB)
Primera fila desde la izquierda
Linda Micheletti comunidad internacional en Kenia, Hani Chafik Khalil (Egipto), Benjamin Agemon (TGB), Gerard Kambouj (RDC),Anicetus Adaku (Uganda), Justin Noughur (TGB), Madjita Haroun (Chad).

Compromiso de los primeros LMC en Togo-Ghana-Benín

CLM TGB

Después de un período de formación bastante largo, tres de los candidatos a LMC de la Provincia de Togo-Ghana-Benín fueron aceptados para hacer su compromiso. Frank Amenyo, Benjamin Amekor y Justin Nougnui fueron invitados por el capellán, el Rev. P. Leopold Adanle, a asistir a un día de retiro en la Iglesia Católica del Buen Pastor en Mafi-Kumase (Rep. de Ghana) el 8 de octubre de 2022. La jornada de reflexión fue facilitada por el Rev. P. Achille Dansou, MCCJ en la Parroquia de Mafi-Kumase. Compartió con nosotros el tema de la Jornada Misionera Mundial propuesto por el Santo Padre, “Seréis mis testigos“. Tuvimos adoración en el día y también un Rosario con la Comunidad de la Iglesia de Mafi-Kumase. Terminamos el retiro con la Celebración Eucarística dominical presidida por el Párroco que es también nuestro Capellán.

El 10 de octubre, día de la fiesta de San Daniel Comboni, los MCCJ de la Provincia se reunieron en Mafi-Kumase para la ocasión en torno al Provincial, Rev. P. Timothée Hounake. Después de la profesión de fe, fuimos llamados y presentados al Provincial. Y ante el Provincial, uno a uno, tomamos nuestro compromiso de ser LMC. Fuimos recibidos en la Nueva Familia. Después de la misa y de la toma de fotos, fuimos invitados a la reunión de los MCCJ donde se nos dio a conocer el acontecimiento a la Provincia en particular y a la Familia Comboniana en general. Después de esto, compartimos una comida familiar junto con los MCCJ y nuestras familias.

Damos gracias al Señor por la celebración. Agradecemos a la familia MCCJ y a nuestras familias y amigos que nos han acompañado. Que lleguemos a ser “santos y capaces” en el LMC.

San Daniel Comboni, ruega por nosotros.   

                                               Por los tres, Justin Nougnui (LMC).

Visita a Perú (III): Trujillo

LMC Peru

Después de 15 horas de viaje en autobús desde Pangoa regresé a Lima donde Mario (el coordinador de los LMC de Perú) me estaba esperando pacientemente en la estación a pesar de las 3 horas de retraso que sufrió el viaje.

Aproveché ese día para compartirlo con él en su trabajo, ver el día a día y las otras muchas ocupaciones que tiene.

Esa misma noche tome otro autobús par Trujillo donde me estaban esperando las LMC que hay viven.

En Trujillo estuve alojado con la comunidad comboniana, donde como siempre me sentí en familia. La primera mañana fui a pasear al centro con el P Luis, comboniano alemán con décadas de experiencia en el Perú. Fue un rato muy agradable donde conversar y escuchar la evolución del país, los nuevos retos y algo de historia misionera comboniana.

En la tarde, y tras concluir la jornada laboral, me recogieron las LMC y pudimos compartir. Fue un fin de semana intenso donde pude visitar el barrio en la periferia donde ellas realizan su servicio misionero, las escuelitas, las visitas a las familias, la catequesis de jóvenes y niños…

También tuvimos un buen rato para compartir como es la vida en Trujillo, y cómo va el grupo LMC. Dedicamos tiempo para compartir lo vivido en Lima así como las dudas que pudieran tener, preguntar por otras realidades LMC en el mundo y demás.

Uno de los días lo dedicamos a hacer algo de turismo, a conocer otra de las muchas culturas prehispánica que han pasado por el Perú e incluso tuvimos otro momento para visitar la playa y los caballitos de Totora.

Pasear y conversar fue nuestra actividad principal. Ayudar a entender nuestra vocación, los retos que tenemos por delante y animar…

Es siempre un momento privilegiado acompañar nuestros LMC en los lugares donde están presentes y realizan su misión. Ver de primera mano las realidades que acompañan y el cariño que pone en ello.

Os dejo otro video de Pueblo de Dios donde se ve la realidad de Trujillo (es un video más antiguo pero nos ayuda a ver la realidad del trabajo comboniano en Trujillo).

Un cariñoso saludo

Alberto de la Portilla, coordinador del Comité Central LMC

Mensaje del santo padre Francisco para la jornada mundial de las misiones 2022

Francisco

«Para que sean mis testigos» (Hch 1,8)

Queridos hermanos y hermanas:

Estas palabras pertenecen al último diálogo que Jesús resucitado tuvo con sus discípulos antes de ascender al cielo, como se describe en los Hechos de los Apóstoles: «El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza, para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra» (1,8). Este es también el tema de la Jornada Mundial de las Misiones 2022, que como siempre nos ayuda a vivir el hecho de que la Iglesia es misionera por naturaleza. Este año, nos ofrece la ocasión de conmemorar algunas fechas relevantes para la vida y la misión de la Iglesia: la fundación hace 400 años de la Congregación de Propaganda Fide —hoy, para la Evangelización de los Pueblos— y de la Obra de la Propagación de la Fe, hace 200 años, que, junto a la Obra de la Santa Infancia y a la Obra de San Pedro Apóstol, obtuvieron hace 100 años el reconocimiento de “Pontificias”.

Detengámonos en estas tres expresiones claves que resumen los tres fundamentos de la vida y de la misión de los discípulos: «Para que sean mis testigos», «hasta los confines de la tierra» y «el Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza».

1. «Para que sean mis testigos» – La llamada de todos los cristianos a dar testimonio de Cristo

Este es el punto central, el corazón de la enseñanza de Jesús a los discípulos en vista de su misión en el mundo. Todos los discípulos serán testigos de Jesús gracias al Espíritu Santo que recibirán: serán constituidos tales por gracia. Dondequiera que vayan, allí donde estén. Como Cristo es el primer enviado, es decir misionero del Padre (cf. Jn 20,21) y, en cuanto tal, su “testigo fiel” (cf. Ap 1,5), del mismo modo cada cristiano está llamado a ser misionero y testigo de Cristo. Y la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, no tiene otra misión si no la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo. La identidad de la Iglesia es evangelizar.

Una lectura de conjunto más detallada nos aclara algunos aspectos siempre actuales de la misión confiada por Cristo a los discípulos: «Para que sean mis testigos». La forma plural destaca el carácter comunitario-eclesial de la llamada misionera de los discípulos. Todo bautizado está llamado a la misión en la Iglesia y bajo el mandato de Iglesia. La misión por tanto se realiza de manera conjunta, no individualmente, en comunión con la comunidad eclesial y no por propia iniciativa. Y si hay alguno que en una situación muy particular lleva adelante la misión evangelizadora solo, él la realiza y deberá realizarla siempre en comunión con la Iglesia que lo ha enviado. Como enseñaba san Pablo VI en la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, documento que aprecio mucho: «Evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial. Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia y su gesto se enlaza mediante relaciones institucionales ciertamente, pero también mediante vínculos invisibles y raíces escondidas del orden de la gracia, a la actividad evangelizadora de toda la Iglesia» (n. 60). En efecto, no es casual que el Señor Jesús haya enviado a sus discípulos en misión de dos en dos; el testimonio que los cristianos dan de Cristo tiene un carácter sobre todo comunitario. Por eso la presencia de una comunidad, incluso pequeña, para llevar adelante la misión tiene una importancia esencial.

En segundo lugar, a los discípulos se les pide vivir su vida personal en clave de misión. Jesús los envía al mundo no sólo para realizar la misión, sino también y sobre todo para vivir la misión que se les confía; no sólo para dar testimonio, sino también y sobre todo para ser sus testigos. Como dice el apóstol Pablo con palabras muy conmovedoras: «Siempre y en todas partes llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo» (2 Co 4,10). La esencia de la misión es dar testimonio de Cristo, es decir, de su vida, pasión, muerte y resurrección, por amor al Padre y a la humanidad. No es casual que los Apóstoles hayan buscado al sustituto de Judas entre aquellos que, como ellos, fueron “testigos de la resurrección” (cf. Hch 1,22). Es Cristo, Cristo resucitado, a quien debemos testimoniar y cuya vida debemos compartir. Los misioneros de Cristo no son enviados a comunicarse a sí mismos, a mostrar sus cualidades o capacidades persuasivas o sus dotes de gestión, sino que tienen el altísimo honor de ofrecer a Cristo en palabras y acciones, anunciando a todos la Buena Noticia de su salvación con alegría y franqueza, como los primeros apóstoles.

Por eso, en definitiva, el verdadero testigo es el “mártir”, aquel que da la vida por Cristo, correspondiendo al don de sí mismo que Él nos hizo. «La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más» (Exhort. apEvangelii gaudium, 264).

En fin, a propósito del testimonio cristiano, permanece siempre válida la observación de san Pablo VI: «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio» (Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 41). Por eso, para la trasmisión de la fe es fundamental el testimonio de vida evangélica de los cristianos. Por otra parte, sigue siendo necesaria la tarea de anunciar su persona y su mensaje. Efectivamente, el mismo Pablo VI prosigue diciendo: «Sí, es siempre indispensable la predicación, la proclamación verbal de un mensaje. […] La palabra permanece siempre actual, sobre todo cuando va acompañada del poder de Dios. Por esto conserva también su actualidad el axioma de san Pablo: “la fe viene de la audición” (Rm 10,17), es decir, es la Palabra oída la que invita a creer» (ibíd., 42).

En la evangelización, por tanto, el ejemplo de vida cristiana y el anuncio de Cristo van juntos; uno sirve al otro. Son dos pulmones con los que debe respirar toda comunidad para ser misionera. Este testimonio completo, coherente y gozoso de Cristo será ciertamente la fuerza de atracción para el crecimiento de la Iglesia incluso en el tercer milenio. Exhorto por tanto a todos a retomar la valentía, la franqueza, esa parresia de los primeros cristianos, para testimoniar a Cristo con palabras y obras, en cada ámbito de la vida.

2. «Hasta los confines de la tierra» – La actualidad perenne de una misión de evangelización universal

Exhortando a los discípulos a ser sus testigos, el Señor resucitado les anuncia adónde son enviados: “a Jerusalén, a toda Judea, a Samaría y hasta los confines de la tierra” (cf. Hch 1,8). Aquí surge evidente el carácter universal de la misión de los discípulos. Se pone de relieve el movimiento geográfico “centrífugo”, casi a círculos concéntricos, de Jerusalén, considerada por la tradición judía como el centro del mundo, a Judea y Samaría, y hasta “los confines de la tierra”. No son enviados a hacer proselitismo, sino a anunciar; el cristiano no hace proselitismo. Los Hechos de los Apóstoles nos narran este movimiento misionero que nos da una hermosa imagen de la Iglesia “en salida” para cumplir su vocación de testimoniar a Cristo Señor, guiada por la Providencia divina mediante las concretas circunstancias de la vida. Los primeros cristianos, en efecto, fueron perseguidos en Jerusalén y por eso se dispersaron en Judea y Samaría, y anunciaron a Cristo por todas partes (cf. Hch 8,1.4).

Algo parecido sucede también en nuestro tiempo. A causa de las persecuciones religiosas y situaciones de guerra y violencia, muchos cristianos se han visto obligados a huir de su tierra hacia otros países. Estamos agradecidos con estos hermanos y hermanas que no se cierran en el sufrimiento, sino que dan testimonio de Cristo y del amor de Dios en los países que los acogen. A esto los exhortaba san Pablo VI considerando «la responsabilidad que recae sobre los emigrantes en los países que los reciben» (Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 21). Experimentamos, en efecto, cada vez más, cómo la presencia de fieles de diversas nacionalidades enriquece el rostro de las parroquias y las hace más universales, más católicas. En consecuencia, la atención pastoral de los migrantes es una actividad misionera que no hay que descuidar, que también podrá ayudar a los fieles locales a redescubrir la alegría de la fe cristiana que han recibido.

La indicación “hasta los confines de la tierra” deberá interrogar a los discípulos de Jesús de todo tiempo y los debe impulsar a ir siempre más allá de los lugares habituales para dar testimonio de Él. A pesar de todas las facilidades que el progreso de la modernidad ha hecho posible, existen todavía hoy zonas geográficas donde los misioneros, testigos de Cristo, no han llegado con la Buena Noticia de su amor. Por otra parte, ninguna realidad humana es extraña a la atención de los discípulos de Cristo en su misión. La Iglesia de Cristo era, es y será siempre “en salida” hacia nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas “límites”, para dar testimonio de Cristo y de su amor a todos los hombres y las mujeres de cada pueblo, cultura y condición social. En este sentido, la misión también será siempre missio ad gentes, como nos ha enseñado el Concilio Vaticano II, porque la Iglesia siempre debe ir más lejos, más allá de sus propios confines, para anunciar el amor de Cristo a todos. A este respecto, quisiera recordar y agradecer a tantos misioneros que han gastado su vida para ir “más allá”, encarnando la caridad de Cristo hacia los numerosos hermanos y hermanas que han encontrado.

3. «El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza» – Dejarse fortalecer y guiar por el Espíritu

Cristo resucitado, al anunciar a los discípulos la misión de ser sus testigos, les prometió también la gracia para una responsabilidad tan grande: «El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza para que sean mis testigos» (Hch 1,8). Efectivamente, según el relato de los Hechos, fue inmediatamente después de la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos de Jesús cuando por primera vez se dio testimonio de Cristo muerto y resucitado con un anuncio kerigmático, el denominado discurso misionero de san Pedro a los habitantes de Jerusalén. Así los discípulos de Jesús, que antes eran débiles, temerosos y cerrados, dieron inicio al periodo de la evangelización del mundo. El Espíritu Santo los fortaleció, les dio valentía y sabiduría para testimoniar a Cristo delante de todos.

Así como «nadie puede decir: “¡Jesús es el Señor!”, si no está movido por el Espíritu Santo» (1 Co 12,3), tampoco ningún cristiano puede dar testimonio pleno y genuino de Cristo el Señor sin la inspiración y el auxilio del Espíritu. Por eso todo discípulo misionero de Cristo está llamado a reconocer la importancia fundamental de la acción del Espíritu, a vivir con Él en lo cotidiano y recibir constantemente su fuerza e inspiración. Es más, especialmente cuando nos sintamos cansados, desanimados, perdidos, acordémonos de acudir al Espíritu Santo en la oración, que —quiero decirlo una vez más— tiene un papel fundamental en la vida misionera, para dejarnos reconfortar y fortalecer por Él, fuente divina e inextinguible de nuevas energías y de la alegría de compartir la vida de Cristo con los demás. «Recibir el gozo del Espíritu Santo es una gracia. Y es la única fuerza que podemos tener para predicar el Evangelio, para confesar la fe en el Señor» (Mensaje a las Obras Misionales Pontificias, 21 mayo 2020). El Espíritu es el verdadero protagonista de la misión, es Él quien da la palabra justa, en el momento preciso y en el modo apropiado.

También queremos leer a la luz de la acción del Espíritu Santo los aniversarios misioneros de este año 2022. La institución de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, en 1622, estuvo motivada por el deseo de promover el mandato misionero en nuevos territorios. ¡Una intuición providencial! La Congregación se reveló crucial para hacer que la misión evangelizadora de la Iglesia sea realmente tal, independiente de las injerencias de los poderes mundanos, con el fin de constituir las Iglesias locales que hoy muestran tanto vigor. Deseamos que la Congregación, como en los cuatro siglos pasados, con la luz y la fuerza del Espíritu, continúe e intensifique su trabajo de coordinar, organizar y animar la actividad misionera de la Iglesia.

El mismo Espíritu que guía la Iglesia universal, inspira también a hombres y mujeres sencillos para misiones extraordinarias. Y fue así como una joven francesa, Paulina Jaricot, fundó hace exactamente 200 años la Obra de la Propagación de la Fe; su beatificación se celebra en este año jubilar. Aun en condiciones precarias, ella acogió la inspiración de Dios para poner en movimiento una red de oración y colecta para los misioneros, de modo que los fieles pudieran participar activamente en la misión “hasta los confines de la tierra”. De esta genial idea nació la Jornada Mundial de las Misiones que celebramos cada año, y cuya colecta en todas las comunidades está destinada al fondo universal con el cual el Papa sostiene la actividad misionera.

En este contexto recuerdo además al obispo francés Charles de Forbin-Janson, que comenzó la Obra de la Santa Infancia para promover la misión entre los niños con el lema “Los niños evangelizan a los niños, los niños rezan por los niños, los niños ayudan a los niños de todo el mundo”; así como a la señora Jeanne Bigard, que dio vida a la Obra de San Pedro Apóstol para el sostenimiento de los seminaristas y de los sacerdotes en tierra de misión. Estas tres obras misionales fueron reconocidas como “pontificias” precisamente cien años atrás. Y fue también bajo la inspiración y guía del Espíritu Santo que el beato Pablo Manna, nacido hace 150 años, fundó la actual Pontificia Unión Misional para animar y sensibilizar hacia la misión a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, y a todo el Pueblo de Dios. El mismo Pablo VI formó parte de esta última Obra y confirmó el reconocimiento pontificio. Menciono estas cuatro Obras Misionales Pontificias por sus grandes méritos históricos y también para invitarlos a alegrarse con ellas en este año especial por las actividades que llevan adelante para sostener la misión evangelizadora de la Iglesia universal y de las Iglesias locales. Espero que las Iglesias locales puedan encontrar en estas Obras un sólido instrumento para alimentar el espíritu misionero en el Pueblo de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, sigo soñando con una Iglesia totalmente misionera y una nueva estación de la acción misionera en las comunidades cristianas. Y repito el deseo de Moisés para el pueblo de Dios en camino: «¡Ojalá todo el pueblo de Dios profetizara!» (Nm 11,29). Sí, ojalá todos nosotros fuéramos en la Iglesia lo que ya somos en virtud del bautismo: profetas, testigos y misioneros del Señor. Con la fuerza del Espíritu Santo y hasta los confines de la tierra. María, Reina de las misiones, ruega por nosotros.

Roma, San Juan de Letrán, 6 de enero de 2022, Epifanía del Señor.

Francisco

El comienzo de un nuevo año de formación en Polonia

LMC Polonia

El último fin de semana de septiembre, nos formamos para ir a las misiones. Es una forma muy bonita de empezar el otoño: con Dios y con la comunidad. Éramos muchos, también vinieron los amigos de Comboni. Juntos, compartimos la vocación misionera en sus diversas etapas: nosotros, todavía ingenuos e inexpertos, los que volvimos con nuestras coloridas historias, y hermanos, padres, hermanas moderadamente entusiastas, con un saludable toque de escepticismo sarcástico.

El tema de la reunión fue la llamada. Pongámonos de acuerdo: discernir la vocación no es algo nuevo. La mayoría de nosotros persigue una llamada al Estado. Fue bueno escuchar la experiencia de los demás. Dios habla a cada uno de manera un poco diferente, Él es asombrosamente creativo. Esperemos que este intercambio de experiencias y el sentarse con Dios en la capilla nos ayude a descubrir las propuestas del Padre para nuestras vidas.

Durante el encuentro también se produjo un acontecimiento especial: Edyta y Staszek, un matrimonio con tres hijos, se unieron oficialmente al movimiento LMC.

Candidatos LMC