Laicos Misioneros Combonianos

¡Feliz Año Nuevo a todos desde Kenia!

Kenya CLM assembly

Desde el LMC esperamos que vuestro 2024 esté siendo estupendo hasta ahora.

Estamos agradecidos a Dios por su gracia que nos acompañó en un nuevo año y que nos sigue arropando. Nuestra comunidad crece y no podemos estar más contentos. Ciertamente, Su amor perdura para siempre.

¿Qué mejor manera de planificar nuestro nuevo año que reflexionar sobre el año que fue? Tuvimos nuestra reunión anual del LMC el pasado fin de semana, del viernes 12 de enero al domingo 14 de enero. Siempre es una gran alegría estar juntos. Durante estos tres días, reflexionamos sobre nuestras actividades e intercambiamos ideas para 2024, además de mejorar lo que ya estamos haciendo. También revisamos nuestras finanzas y analizamos nuestros ingresos y gastos. Estamos agradecidos a Dios por su providencia. Estamos especialmente agradecidos por personas como tú y como yo, a quienes Dios ha llamado para apoyar a “los más pequeños” en su Reino. En 2024, pedimos más Gracia. Gracia para dar más de nosotros mismos por el Reino, Gracia para servir en las situaciones más difíciles y Gracia para vivir como Cristo lo hizo – amándonos los unos a los otros sin medida.

También tuvimos la ceremonia de entrega de uno de los nuestros. Después de dos (2) años de formación, Mercy Chepoghisho es ahora miembro de pleno derecho de los Laicos Misioneros Combonianos. Ha sido formada, está bautizada y ahora está lista para ser enviada a hacer el trabajo del Señor. Todos estamos muy orgullosos de ella. Que su fe ilumine siempre su camino.

El domingo tuvimos el envío de dos Combonianas Seculares para el trabajo misionero en Uganda. Lucy y Ruth. Les deseamos lo mejor.

Este nuevo año ha sido también año de elecciones en el LMC. Como parte de la constitución del LMC, los líderes elegidos deben servir por un período renovable de dos años. Estamos agradecidos a nuestros líderes que asumieron muy bien sus funciones los dos últimos años. Nuestros nuevos líderes del LMC son el P. Maciej Zielenski – Asesor/Capellán, Martin Juma – Coordinador, Maria Ajiambo – Secretaria y Mukami Muthee – Tesorera. Martin, Maria y Mukami serán nuestros representantes hasta enero de 2026, fecha de las próximas elecciones. Enhorabuena a los tres.

Nos gustaría aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a los MCCJ, que nos acogieron generosamente durante todo el fin de semana. Gracias por la hospitalidad y los recursos que nos brindaron. Nuestras palabras no bastan, pero que nuestro buen Dios se acuerde de vosotros por vuestra hospitalidad.

Hemos tenido un gran comienzo de año, y todos estamos muy esperanzados para el 2024.

Que Jesús Eucaristía sea siempre nuestra fuerza. (San Daniel Comboni – Escrito 6044).

Atentamente, Cecilia Nyamu

Laica Misionera Comboniana – Kenia.

Pregón de Navidad 2023

Navidad 2023

Pregón realizado por Monseñor Jesús Ruiz, Obispo de M’baiki, República Centroafricana.

¡Todos los días, en África, son Navidad…! ¡Todo en África nos habla de una eterna Navidad!

Me han pedido hacer el pregón de Navidad…; yo no sé pregonar.

¿Qué es eso de pregonar, me he preguntado…, sino dar voz a tu vida interior…? Así, permitidme, dar rienda suelta a mi corazón… os voy a pregonar.

Mi pregón quiere ser hoy un recuerdo de infancia en la lonja parroquial de Alfonso VI allá por Navidad. Eran los años `70. Con nuestro párroco don Miguel, subíamos al monte de san Juan para buscar el musgo y adornar el belén repleto de casas de corcho, ríos de plata y figuras que caminan hacia el portal… Mi recuerdo se va a la misa del gallo en familia seguida de una copita y turrón…; mi recuerdo se goza viendo a los catequistas disfrazados en Reyes Magos durante la Misa de niños repartiendo regalos…; regalos siempre, nunca carbón.

Fui creciendo… y descubrí que el verdadero belén está fuera… Ya seminarista, en el nuevo templo parroquial, cada Navidad, con Ester, Mamen y otros jóvenes, visitando las casas del barrio para el concurso de belenes… En cada casa siempre nos esperaba una copita de licor dulce y un trozo de turrón…; cada año ensayábamos en el coro villancicos no comerciales que hacían furor: “uri, uri, ura…” y “en el portalín de piedra estaba María y José, estaba María llorando, estaba nervioso José…” Navidad visitando a los pobres de la parroquia con regalos y comida para así su soledad acompañar…;

Hace 36 años me fui a África…, pero yo…, yo no sé pregonar…

Allí, en África, descubrí que la Navidad no son luces de colores, ni árboles de Navidad…; allá, sin villancicos ni reclamos publicitarios por Navidad… sin mazapanes ni turrones… pero hay Navidad; en África no nieva…, no; hace calor, mucho calor por Navidad. En mi África no es costumbre la cena de Noche buena y menos aún el reveillón…, tampoco hay lotería del Niño ni se canta el gordo de Navidad… ¡Cómo recuerdo aquella mi primera Navidad en África en una lejana capilla donde después de celebrar el misterio de un Niño Dios nacido a las afueras, cené solo, con gran emoción, una lata de sardinas que llevaba en mi zurrón…! No…, en África no se estila nuestra forma de hacer Navidad…// Lo único que añoro en África son los Reyes Magos que nunca van…, y me temo nunca llegarán… ¡Qué pena que mis niños de África no sueñen con Reyes Magos… por Navidad…! Al rey Baltasar le pregunto cada año, tú que eres negro, ¿por qué olvidáis mis niños negros…, sin pasar? Y rezo con fuerza, ¡venid Reyes Magos, venid… que miles de niños negros y buenos, con grandes ojazos blancos, esperándoos están…!

Y cada año constato que la Navidad no es un veinticinco de diciembre… ¡Todos los días, en África, son Navidad…! ¡Todo en África nos habla de una eterna Navidad! La gente, cual belén viviente, por caminos de tierra roja y polvo avanza día a día no obstante su pesar… Unos sufren…, otros gozan…, hay quien llora… hay quien grita… y aquel que no puede más…; los hay que danzan… los hay en duelo… y otros ríen sin parar… Todos sin saberlo buscando van… Como figuras vivientes de barro caminan sin parar… Allí la mujer con su mandioca en la cabeza, erguida al andar…, un joven desde su quiosco contempla los niños danzar…, allá, hombres de piel curtida por el sol caminan hacia su huerto trabajar…, ancianos desdentados sentados frente a su hogar, viendo pasar las motos que como taxis van…, en cada concesión niños jugando a saltar…, una niña llevando a su hermanito pequeño detrás… Todos, cual figuras de barro vivientes, aún sin saberlo…, todos caminan hacia el portal… Cada uno su camino, cada cual su cantar…, pero todos en la misma dirección sin saberlo van a adorar. Y todos te regalan una sincera sonrisa si les saludas al pasar… Cada cual con cada cual, cada quien con cada quien haciendo camino al andar… Todos van buscando…, figuras de arco iris sin igual, en ese gran Belén que es la humanidad… Y al caer la tarde, cansados… a los pies del recién nacido, van sus cuerpos reposar, que esa es su forma de adorar. No tienen oro, ni plata, ni regalos para dar…, pero su cansancio se convierte en ofrenda difícil de igualar. Tienen hambre de comida y sed de verdad… hambre de justicia y de paz…, hambre de amor y también de dignidad. No…, en mi África la gente no pone belenes de barro y cartón, ni buey ni burra en el portal… Que son ellos, mi gente…, ese gran Belén viviente, no decorado, que cada día me encuentro al pasar… Yo, figurita de ese Belén, con ellos me uno adorar.

Van buscando al que ha nacido, tienen hambre de pan y verdad… / A tientas caminan, muchas veces en la oscuridad… / A tientas yo con ellos camino improvisando a veces un cantar… / La alegría en su corazón es la estrella que les guía… y nos dicta dónde andar / Alegría pues al Rey de los cielos van a adorar… / Cual pastorcillos…, con gallinas, mandioca, cacahuetes, bananas… y leña van… / Avanzan siempre pues al Niño quieren a adorar… Como los Reyes Magos sus presentes aportarán; no oro, ni incienso, ni mirra… No… Sus presentes son sus simples y duras vidas, todas ellas al Rey celestial ofrecerán. Y cada vida es preciosa ofrenda que al Niño Dios agradará… Y viéndolos María y José adorar… de sus labios una complaciente sonrisa escapará.

¡Ay, cuando estoy fuera de África, cómo añoro esta mi otra Navidad…!, sin luces, ni decorados, ni reclamos publicitarios de efímera felicidad… Ahora comprendo que Navidad es la vida de mi gente que busca la Luz en medio de tanta oscuridad… Hoy, perdido en la ciudad que me vio crecer, yo también busco y busco a ese Niño pequeño para adorar, mientras luces, escaparates y altavoces me insinúan… ¡Aquí no hay Niño que adorar!

Cuando era niño, en cada Navidad, siempre había algún gamberro que robaba al Niño del parque de Antonio Machado por Navidad… Hoy que soy grande, me gustaría gritar: ¡Que nos han robado al Niño una vez más…! Lo han cambiado por un frondoso abeto de colores y luces artificiales…, lo han suplantado por Papá Noel… Nos quieren vender toda clase de productos para colmar nuestra felicidad… Pero la ternura del Niño ¿quién nos la dará…?, el amor de ese Niño Dios ¿quién lo podrá suplantar…?; su luz maravillosa, no artificial, ¿quién podrá iluminar…?

Amigos, alerta, que nos están robando al Niño con ese consumo desenfrenado donde los pobres -como antaño el de niño de Belén- se quedan siempre a las afueras de la ciudad… “Amigos, despertad…, que nos están robando al Niño… por Navidad…

Amigos, es urgente reaccionar pues están matando al Niño…, por Navidad; los están matando a miles en la franja de Gaza…; los dejan morir de hambre a decenas de miles en África…; permiten que se ahoguen con sus padres en alta mar… No lo saben que Dios se hace Niño en el emigrante, en el refugiado, en el pobre y en el que no puede más… Como antaño en Belén, hoy dicen: “no hay sitio para vosotros… iros a otro sitio pues con nosotros no podéis habitar…” Amigos, hermanos… ¡qué tragedia! como Herodes en otro tiempo, hoy en 2023, están…; estamos… matando al Niño… por Navidad.

Es como si este mundo loco de luces de colores efímeras y girando borracho repleto de sí mismo dijera: ¡No, no vengas Niño a la tierra pues no tienes nada que dar…! Estamos tan llenos de nosotros mismos…, tan satisfechos… ¿qué nos puede un Niño dar? No, no vengas por Navidad.

Amigos, hermanos… despertémonos, unámonos, al Niño hay que salvar… ¡reinventemos la Navidad!

Saint d’Exuperi, el autor de “El principito”, decía que “todas las personas mayores fuimos al principio niños, aunque pocos lo recordamos”. Hermanos, amigos, recuperemos al Niño que llevamos dentro… ahora que es Navidad.

Sí, Navidad es ternura de Dios hacia la humanidad.

Navidad es abrazo al abuelo… Navidad es caricia al niño…

Navidad es sonrisa abierta…

Navidad es mirar con amor a los ojos del extranjero y del pobre…, sin juzgar…

Navidad es visitar al enfermo y al que está solo…

Navidad es pedir perdón…; y al hermano abrazar…

Navidad es contemplar al recién nacido y elevar los ojos al cielo…

Navidad es acompañar un trozo del camino de aquel que no puede más…

Navidad es salir del confort de tu casa para acompañar a la familia que lo está pasando mal…

Navidad es denunciar este mundo injusto y comprometerse por otro más igual…

Navidad es entrar en el templo de tu corazón… y allí a Dios adorar…

Navidad es regalo… TODO UN DIOS QUE SE DA.

Permitidme que os cuente un cuento de Navidad para acabar:

“Se estaba acercando la Navidad en nuestro pueblo…

Una de las grandes jugueterías se había surtido generosamente a fin de satisfacer todos los requerimientos de sus clientes… En las estanterías podían verse de todo. Armamentos de plástico y hojalata con banderas extrañas a nuestro pueblo para defenderse del enemigo, decían…; había también monstruos de pésimo gusto televisivo. Por supuesto, había también muchas otras cosas bonitas y dignas de ser obsequiadas en la alegría navideña.

Entre estas se encontraba un precioso osito de peluche, de gran tamaño. Realmente era bonito. Parecía transmitir cariño, y sus ojitos pequeños y brillantes le daban una extraña vida que cautivaba a quienes quisieran mirarlo con interés. Era un juguete valioso, y por tanto nada barato. Y Peluche lo sabía. Sin delirios de grandeza, él se sentía entre lo mejor que se podía conseguir en aquel lugar.

Justamente ése era su drama. Porque los que tenían suficiente dinero como para comprarlo, no tenían niños a quienes obsequiarlos. Y los que tenían muchos niños carecían de dinero.

El ser valioso era la causa de sus problemas. Porque a medida que se acercaba la Nochebuena, Peluche veía cómo las estanterías se iban vaciando de juguetes, mientras que él continuaba siendo admirado, pero sin que nadie se decidiera a adquirirlo para alegría de un niño.

La ansiedad que había ido creciendo con las horas se le transformó en angustia, cuando vio que el dueño de la juguetería bajaba lentamente las pesadas cortinas metálicas de aquella juguetería. Luego se apagaron las luces y dentro reinó el silencio. De afuera, en cambio, llegaba todo el bullicioso festejo navideño.

En la oscuridad, a Peluche le entraron ganas de llorar. Se dio cuenta que pasaría la primera Navidad de su vida de la manera más triste que se podía imaginar. Solo y sin nadie con quien compartir todo eso valioso que sentía poseer. Lo que más le dolía era saber que se había quedado solo justamente por ser valioso. Si hubiera sido barato ya estaría en manos de alguien, compartiendo la fiesta, aunque más no fuera que por unas horas.

De repente se sobresaltó. Creyendo soñar, vio que la sala se iluminaba con una luz suave y bella. Y sus ojitos brillaron de estupor cuando vio al mismísimo Jesús, que había entrado en la juguetería con una gran bolsa en la mano. Había venido a buscar juguetes a fin de distribuirlos él también. Porque tienen que saber que aquí, a los chicos ricos son sus padres quienes les traen regalos. Mientras que a los pobres, se los manda Dios.

Peluche tuvo la certeza de que esta vez alguien se lo llevaría con él para ser la alegría de un chico. Este Señor tenía muchos niños, y además era suficientemente rico como para pagar su precio y adquirirlo. Esperó, por tanto, con ansiedad, que se le acercara.

Cuando estuvo delante, el Señor lo miró -como nunca nadie antes lo había mirado- y le dirigió la palabra con toda naturalidad:

Peluche, ¿quieres acompañarme esta Nochebuena para repartir regalos a los chicos pobres del barrio?

Y como la palabra del Señor es poderosa y da vida a todo aquel a quien se dirige, Peluche sintió que un extraño temblor se apoderaba de todo su cuerpo. Saltó de la estantería y dando cuatro vueltas de carnero en el piso se puso a bailar lleno de alegría. De no haber sido de peluche hubiera hecho un ruido infernal. Pero nadie sintió nada. Sobre todo, porque todos estaban ocupadísimos, celebrando la Navidad. Tan entretenidos estaban en ello que ni siquiera vieron a Jesús con la bolsa al hombro y con Peluche de la mano, caminando por sus calles rumbo a la salida. Hubo quienes al verlo desde atrás pensaron que se trataba de un vagabundo, acompañado de su perrito. Es tan fácil confundir al Señor con un pobre cualquiera… ¡y más en Navidad!

Cuando ganaron las afueras del pueblo, Peluche quedó extasiado. Vio por primera vez la noche de los campos. El cielo estaba que hervía de estrellas. A lo lejos los perros y los gallos indicaban donde vivían los pobres.

¡Qué hermosa es la noche!, exclamó Peluche.

Sobre todo, si vas de mi mano, le dijo Jesús.

Y así fueron visitando las casas de las afueras. Cuando se acercaban a una casa pobre, les salían al encuentro los perros. Los perros de los pobres no ladran. Van derecho al bulto. Pero cuando descubrían que era Jesús quien venía, inmediatamente se abuenaban.

Y mientras el Señor los acariciaba para entretenerlos, Peluche sacaba de la bolsa un regalo, y entrando sigilosamente por la ventana abierta lo dejaba al lado de los niños dormidos.

Y todavía se quedaba un ratito para mirarlos sonreír en sueños. Como sucede en Navidad.

Y así se fue gastando la noche. Cuando ya quería ir saliendo el lucero, Jesús le dijo a Peluche:

Mira, ahora vamos todavía a visitar la casa de Doña Matilde. El mejor de los regalos tiene que ser para su nietita, que está enferma.

Y nuevamente, mientras el Señor se entretenía con los perros de Doña Matilde, Peluche buscó en la bolsa el regalo mejor. Pero descubrió con sorpresa que ya no había más regalos. Estaba completamente vacía. Y perplejo se lo dijo a Jesús. Pero éste, guiñándole un ojo, como quien ya sabía el asunto, le dijo:

Haz como yo. ¡Regálate tú mismo!

Nota: Nunca se supo en la barriada cómo hizo Doña Matilde para conseguir a su nietita un regalo tan hermoso. Y hasta hubo gente malintencionada que sospecho de ella… Son tan ladrones los pobres… Si te acercas, te roban el corazón.

Hermano…, hermana… Navidad eres tú… sé peluche… regálate.

Navidad soy yo…

No, yo no soy pregonero, no sé pregonar…, solo figura de barro y cartón que buscando al Niño camino hacia el portal…

Yo he encontrado al Niño; más bien, me he dejado encontrar… Este es mi pregón para dar: ¡Vamos juntos a adorar!

Navidad 2023

¡FELIZ NAVIDAD!

Miranda de Ebro (España), 18 de diciembre de 2023

A paso firme y despacio que precisa…

LMC Costa Rica

El domingo 26 de noviembre, se llevó a cabo en las instalaciones del Postulantado Comboniano Mártires de Uganda en San José, Costa Rica, el primer encuentro formativo como parte de la etapa de discernimiento del actual grupo de candidatos a Laicos Misioneros Combonianos.
El Hno. Jesús Pérez – MCCJ, de origen español y radicado actualmente en el país, acompañó el encuentro formativo bajo el tema: “Mi historia personal como historia de salvación”, el objetivo busca dar un acompañamiento a los candidatos en el descubrimiento de su vocación dentro de un proceso de identificación con la misión y el carisma comboniano, tratando de que cada candidato pueda releer la propia vida aprendiendo a conocerse y a valorarse como persona en todas sus dimensiones.

Antes de dar inicio al encuentro formativo, se tuvo la visita virtual de Alberto de la Portilla (coordinador del Comité Central) y Beatriz Maldonado (coordinadora del comité Americano) de los Laicos Misioneros Combonianos, como una forma de dar la bienvenida al nuevo grupo de candidatos a LMC – Costa Rica y animarlos a seguir perseverando en este bello camino de formación, oración y servicio misionero hasta los confines del mundo para poder hacer causa común con otros pueblos donde muchos hermanos y hermanas esperan de misioneros santos y capaces.

El encuentro formativo sin duda fue un espacio de mucha importancia y reflexión a nivel personal para cada uno de los candidatos, no solo a nivel humano, también a nivel espiritual.

Animamos a los nuevos candidatos de Costa Rica, a seguir perseverando en la llamada de nuestro Señor Jesucristo, bajo el estilo y carisma de San Daniel Comboni.

Alex Menjívar, candidato LMC