Laicos Misioneros Combonianos

Llega la Navidad: No se distraigan

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Un comentario a Mc 13, 33-37 (I Domingo de adviento, 29 de noviembre del 2020)

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Iniciamos el nuevo año litúrgico (I domingo de adviento) con un texto parecido al del penúltimo domingo del año: un texto que nos invita a la vigilancia, es decir, a estar atentos, porque cada momento que vivimos es único y no vuelve nunca más.

Cada año celebramos, por ejemplo, la Navidad con ritos que parecen dar la idea de algo que se repite con las mismas celebraciones, parecidos regalos, semejantes palabras bien intencionadas… Y, sin embargo, cada Navidad es distinta a las otras, porque nosotros vamos cambiando aunque sea imperceptiblemente.

El amor que estamos llamados a vivir este año es distinto del del año pasado, la herida que debo superar tiene su propio dolor, el perdón que debo pedir o conceder es único, el compromiso apostólico que debo aceptar es propio de este tiempo…, en definitiva, el paso de Dios por mi vida es algo nuevo. Si estoy atento, me enriquezco; si estoy distraído, lo pierdo para siempre.

Por eso es tan importante el llamado que Jesús nos hace en el evangelio de Marcos que leemos hoy: “Pongan cuidado, estén alerta”, es decir, estén atentos, no se distraigan. No se dejen distraer por las luces de la ciudad, ni por la avalancha de regalos, ni por las comidas excesivas, ni las copas de más.

No se dejen taponar los oídos por la bulla de los festejos ni oscurecer los ojos por el humo de fuegos artificiales. Limpien los oídos, abran los ojos, estén atentos para percibir por dónde les está llamado Dios en este nuevo año que vamos a comenzar, en qué parte de su vida quiere nacer Dios como salvador, amigo y hermano.

Vigilen para que no se les pase la ocasión de comprender algo más del misterio de Dios, de hacer un poco más de bien a alguna persona, de amar más y mejor a su familia, de ser un poco más coherentes y rectos, más humildes, más verdaderos, más poseídos por el amor de Dios.

¡Buen Adviento! ¡Buena preparación de la Navidad!

P. Antonio Villarino

Bogotá

Solemnidad de Cristo Rey

Jesús pobre

(Un comentario a Mt 25, 31-46)

Jesús pobre

Estamos leyendo el capítulo 25 de Mateo, que recoge el discurso escatológico de Jesús en Jerusalén, inmediatamente antes de la Pasión.

Este capítulo tiene tres partes. Hoy leemos la tercera; en los domingos anteriores leímos las dos partes precedentes (sobre las diez vírgenes y los diez talentos)

Esta tercera parte, que habla de lo que se conoce como “juicio final, es la que la liturgia nos propone para este último domingo del año litúrgico dedicado a la Solemnidad de Cristo Rey.

Para una reflexión sobre este conocido texto, les propongo detenernos en cuatro títulos que se le dan a Jesucristo:

  1. El Hijo del Hombre.

Este es el título preferido por Jesús. Está tomado ciertamente del Antiguo Testamento y especialmente de la profecía de Daniel, donde, según comenta la Biblia de Jerusalén, “designa a un hombre que misteriosamente supera la condición humana”. El Hijo del Hombre es también el jefe del pueblo santo que, humilde y siervo, termina triunfando en la gloria de Dios. Así sucedió con Jesús y sucederá con nosotros, si permanecemos unidos a Jesús. A pesar de las apariencias, no estamos destinados a la destrucción, sino a compartir la gloria del Padre y de su Hijo. Hoy es un día para reafirmar nuestra esperanza en el triunfo de la muerte sobre la vida, el amor sobre el odio, la verdad sobre la mentira.

  • El Pastor

Jesús aparece en este texto como el pastor “que separa las ovejas de los cabritos”. Sabemos que Jesús es el Pastor bueno que se preocupa por cada una de sus ovejas. Pero eso no debe conducirnos a una falsa percepción de un Jesús “bonachón” (disculpen la expresión, “tonto”), como si para él todo fuese igual, como le pareciera igual lo bueno que lo malo, lo injusto que lo justo. De ninguna manera. Hoy se nos dice claramente que cada uno recogerá lo que ha sembrado.

  • El Rey

Jesús se presenta como el Rey que acoge a los “benditos de su Padre” para darles la heredad del Reino preparado para ellos desde la fundación del mundo. El Reino de Dios es una de las categorías usadas preferentemente por Jesús. Los judíos, que en un principio no tenían rey, se empeñaron en tener uno; y por un poco de tiempo les fue bien, especialmente con David y Salomón que quedaron en la historia como ejemplo de reyes positivos para su pueblo. Pero después la experiencia de la monarquía fue decepcionante, hasta que el pueblo comprendió que solo Dios merecía el respeto y el título de un verdadero Rey. También nosotros podemos preguntarnos: ¿Quién es nuestro rey? ¿En quién ponemos nuestra confianza? Ciertamente, tenemos necesidad de políticos, sindicalistas, filósofos… sacerdotes. Pero no nos confundamos: el único verdadero rey de nuestras vidas es Jesucristo. Es él que para nosotros es la ley, la enseñanza, la luz que ilumina nuestra vida.

  • El pequeño, el hambriento….

Jesús se presenta como el pequeño, el hambriento, el desnudo, el forastero, el enfermo, el encarcelado… Y es sobre el trato que damos a este “Jesús pequeño, hambriento, forastero…” que el Pastor, el Rey, el Hijo del Hombre darán su juicio definitivo.

La vida cristiana tiene muchas dimensiones: la oración, la escucha de la Palabra, la familia, el trabajo honesto y bien hecho, etc. Pero hoy, como en otras ocasiones, nos recuerda lo esencial: servirlo en los pequeños con los que Él se identifica. Por eso la caridad, incluso la organizada en Caritas, es una parte importantísima de la Iglesia. Una parroquia no puede contentarse con una liturgia bien hecha, tiene que organizar la caridad.

P. Antonio Villarino

Bogotá

Hacia el Foro Social Comboniano sobre la Ministerialidad Social 2021

Forum

COMISIÓN MINISTERIAL SOCIAL DE LA FAMILIA COMBONIANA

HACIA EL FORO SOCIAL COMBONIANO 2021

ROMA EUR 3 – 7 JULIO 2021

¡Queridos hermanos, hermanas, seculares, laicas, y laicos combonianos! ¡La paz sea con vosotros!

Forum

Sabemos desde hace tiempo que habéis estado esperando el semáforo verde para indicar los nombres de los representantes de vuestras provincias que iban a participar en el Foro de la ministerialidad Social. Os agradecemos vuestra paciencia y disponibilidad.

Lamentablemente, en vista del estancamiento creado por la pandemia COVID-19, no fue posible convocar el Foro Social Comboniano para julio de 2020 como estaba previsto e incluso la hipótesis de reunirse de nuevo en diciembre de 2020 se ha desvanecido debido a la segunda ola de los últimos tiempos. Lamentamos una vez más tener que posponer este importante acontecimiento como Familia Comboniana, pero la situación nos pide sabiamente que nos reorganicemos para tiempos mejores.

EL EVENTO SE POSPONE HASTA EL 3-7 DE JULIO DE 2021.

Sin embargo, para aprovechar al máximo este tiempo que nos llevará al Foro presencial, podemos animar la Familia Comboniana y prepararla para el evento.

Nos estamos orientando hacia dos eventos webinar de 2 días: una primera cita en diciembre de 2020, y otra en marzo de 2021.

PARA LA PREPARACIÓN:

Hacer circular el artículo publicado en Nigrizia en septiembre de 2020 para presentar el libro SOMOS MISION. Los MCCJ lo encontrarán directamente en la FAMILIA COMBONIANA de noviembre de 2020. Con esta acción queremos ayudar a los participantes a centrarse en el trabajo y llegar preparados para el evento de diciembre de 2020.

DICIEMBRE DE 2020:

2 WEBINAR, VIERNES 4 y SÁBADO 5 DE DICIEMBRE, DE LAS 15.00 A LAS 17.00, HORA DE ROMA

Contenido:

= Un cambio de época: el camino profético de la Iglesia (ponente por confirmar). Se trata de ofrecer un marco de referencia más amplio para el camino del Foro Social Comboniano, en el contexto de la Evangelii Gaudium (EG), Laudato Si (LS), Fratres omnes (FO) Hermanos Todos.

= El Foro Social Comboniano en comparación con el camino profético de la Iglesia (ponente por confirmar). Una reflexión teológica sobre el camino de la FSC.

Formato: Dos webinars de 2 horas, incluyendo un espacio de interacción (máximo 30 min). El webinar se transmitiría desde Roma, con un grupo que sigue en presencia. En otros lugares, cuando sea posible, se invitaría a los participantes a reunirse y seguir las ponencias juntos (para luego compartir y reflexionar juntos), pero las conferencias se transmitirán en vivo para que cualquiera que desee inscribirse pueda participar. La grabación de las conferencias se puede subir al canal de YouTube para hacerlas accesibles incluso a aquellos que no puedan conectarse en vivo.

Debería haber traducción simultánea de las dos conferencias a varios idiomas. De las conferencias surgirán preguntas orientadoras para compartir/reflexionar en grupo (los que participen individualmente en el Zoom pueden hacerlo en las salas de descanso) y una tarea para preparar el evento de marzo de 2021.

Tarea: en los meses entre los dos eventos, los participantes tendrán la oportunidad de profundizar su comprensión de los temas y ponerlos en diálogo con su práctica ministerial. Entre las herramientas para un estudio en profundidad, recomendamos encarecidamente la lectura del libro: SOMOS MISIÓN enviado a las distintas provincias y comunidades a través de una copia electrónica y también como libro.

MARZO 2021: 2 WEBINAR, VIERNES 5 y SÁBADO 6 DE MARZO 2021

Contenido:

= Presentación del mapa de la presencia social y ministerial de la familia comboniana y primer análisis de los datos (en relación con las aportaciones del seminario web de diciembre) – trabajo en grupo a partir de los resultados del análisis.

= Compartido por los grupos de trabajo (en el Zoom, con traducción en varios idiomas)

Formato:

Similar al evento de diciembre.

El primer día habría que organizar una conferencia, seguida de trabajo en grupo. El segundo día se compartiría el trabajo de los grupos (con traducción simultánea) y el lanzamiento del Foro Social Comboniano en julio de 2021.

Tarea: En preparación para el FSC, los participantes seleccionados prepararán la presentación de su experiencia ministerial más regenerativa.

JULIO 2021: 5 DÍAS EN ROMA EUR: 3 – 7 JULIO 2021

El formato del foro de Roma seguiría siendo el ya elaborado por los organizadores, con adaptaciones como parte del programa que ya se habrán realizado en los dos eventos de diciembre de 2020 y marzo de 2021. La ventaja será que se podrá profundizar más y que los participantes llegarán mucho más preparados e involucrados en la dinámica del Foro.

El próximo noviembre de 2020 os daremos más detalles sobre el primer seminario web del 4 y 5 de diciembre de 2020. Os pedimos que informéis a los miembros de las diversas provincias y comunidades para que puedan estar presentes en esas fechas y en esas 2 horas en particular para participar activamente en el evento.

Forum

En nombre de la Comisión de la Familia Comboniana para la ministerialidad social, os saludo fraternalmente y permanecemos unidos en la oración en este momento difícil, pero también lleno de nuevas oportunidades. ¡Que Dios nos acompañe y nos bendiga!
P. Daniele Moschetti, MCCJ
Coordinador de la comisión
Roma, 16 de octubre de 2020

No vale decir: “Siempre se ha hecho así”

Talentos

Un comentario a Mt 25, 14-30 (XXXIII Domingo ordinario, 15 de noviembre del 2020)

Talentos

Leemos hoy otra parábola con la que Jesús explica como funciona el Reino de los cielos, es decir, como vivir nuestra vida conforme a la voluntad de Dios.

Si el domingo pasado, la parábola de las diez jóvenes que esperaban al esposo en la noche nos invitaba a estar siempre vigilantes y a preparados para recibir a Dios que se presenta en el momento menos pensado, en la parábola de hoy nos avisa que el Reino de los cielos no es para los perezosos y pasivos, sino que requiere creatividad y audacia, para aprovechar los dones que cada uno de nosotros ha recibido. No se trata solo de “no hacer el mal”, sino de hacer todo el bien que sea posible.

Al leer esta parábola me he acordado del llamado que el papa Francisco ha hecho en su encíclica Evangelii Gaudium a una profunda renovación misionera en la Iglesia:

“La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”. Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Una postulación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasías” (EG 33).

Me parece que este criterio que el Papa aplica a la vida de la Iglesia es perfectamente aplicable a la vida de cada uno de nosotros. Se nos invita a no caer en la pasividad y la pereza, sino a ejercitar los dones que todos tenemos. No vale compararse con otros supuestamente más inteligentes, más fuertes o más preparados. Todos tenemos suficiente inteligencia, capacidad y preparación para hacer algo bueno. Pues pongámonos a ello, seguros que la experiencia de hacer el bien nos hará cada vez más capaces de aumentar ese bien.

Podemos preguntarnos:

¿Me conformo con una vida personal rutinaria y pasiva o procuro mejorarla continuamente a partir de los dones que tengo, sin refugiarme en una supuesta incapacidad o impreparación? ¿Ante los problemas en mi familia o en mi trabajo, me conformo con una resignación pasiva o me pregunto qué puedo hacer para resolverlos, sabiendo que hace más por la luz quien enciende un fósforo que quien se queja de la oscuridad?

Haz el bien que puedas y verás que tu capacidad de hacer el bien (y de ser feliz con ello) se irá multiplicando.

P. Antonio Villarino

Bogotá

El viento del cambio. Historias de vida y ministerialidad social

equipo ministerialidad
equipo ministerialidad

Los combonianos y las combonianas nacieron gracias al Plan de San Daniele Comboni para salvar África con África. El Plan se publicó por primera vez en 1864, pero fue revisado y actualizado siete veces por el propio Comboni: fue una inspiración desde lo Alto, fruto del amor compasivo del Buen Pastor por África que Comboni llamó “la perla negra“; pero también una participación desde abajo, con diferentes expresiones de misión, estrategias, participación de grupos eclesiales, filántropos, científicos y geógrafos, para la búsqueda de personal y fondos para su realización.

Los biógrafos de Comboni reconocen algunas de sus características fundamentales, entre ellas su clarividencia práctica y dinámica y su fe inquebrantable en la regeneración de África, a pesar de los obstáculos, cruces, malentendidos, críticas y calumnias; prueba de ello es que dos africanos, Daniele Sorur Pharim Den (1860-1900) y Fortunata Quascè (1845-1899), ambos sudaneses y rescatados de la esclavitud, con la visión inclusiva de la obra comboniana, se desposaron inmediatamente con el Plan y, a través de su ministerio, revelaron su eficacia.

El primero describió la condición real de los negros y subrayó que la regeneración de los africanos sólo podía tener lugar con dos condiciones: romper el yugo de la esclavitud y ofrecer a los africanos las mismas oportunidades de formación que se daban a todos los demás pueblos. La segunda dedicó toda su vida a la formación y preparación de las jóvenes africanas, para que, a su vez, liberadas de toda esclavitud, iniciaran procesos de regeneración en el corazón del África negra.

Desde hace más de 150 años los herederos de Comboni, iluminados desde lo alto, con la misma determinación y con la misma confianza; movidos por el amor compasivo hacia los más pobres y abandonados, han dado forma al sueño de regenerar África a través de la pastoral social, adaptando el proyecto a los tiempos y a los lugares, con el soplo del Espíritu que “renueva la faz de la tierra” (Sal 103,30). Un importante patrimonio que debe ser conocido y valorado, especialmente hoy en día, para hacer frente a un sistema neoliberal de depredadores, que centraliza la riqueza en manos de unos pocos y promueve la cultura del despilfarro, excluyendo a miles de millones de personas de las condiciones de vida plena.

Por eso para el 2020, año en que los misioneros combonianos han dedicado sus esfuerzos a la ministerialidad, las direcciones generales de la familia comboniana, consagrados, seculares y laicos, han pedido a una comisión, nombrada ad hoc, que publique un libro en el que se narren algunas historias de vida vividas en la ministerialidad social. Al mismo tiempo, ampliar la investigación a través de un mapa de nuestras presencias y compromisos, involucrando a las comunidades de la familia comboniana, dispersas en los cuatro continentes. El objetivo era:

  • Elaborar criterios, modalidades y principios comunes en las experiencias de colaboración existentes, enmarcándolas en una perspectiva institucional.
  • Evaluar cómo los diversos ministerios tienen un impacto de transformación social en la realidad y cómo nuestra presencia ministerial responde a una necesidad real de los signos de los tiempos.

Este trabajo ha sido sin duda ambicioso, pero al mismo tiempo limitado, en el sentido de que siempre es difícil encerrar la riqueza de la experiencia vivida en un documento escrito. También porque hay una embarazosa elección entre las experiencias de 3.500 consagrados, seculares, y laicos que trabajan según el carisma comboniano, en África, América, Asia y Europa.

El libro titulado “Somos Misión. Testimonios de la pastoral social en la familia comboniana”, se publicó en junio de 2020, en cuatro idiomas (italiano, inglés, español y francés). La obra fue fruto de la colaboración de 61 misioneros y misioneras, invitados a relatar su experiencia social ministerial; dos expertos externos también hicieron una sabia lectura del material, indicando los puntos fuertes del compromiso ministerial y los nudos que hay que desatar para una mayor eficacia para el cambio del sistema.

Las narraciones y las acciones realizadas en este texto ayudan a comprender que, incluso en la multiplicidad de situaciones, enfoques e iniciativas, la dimensión social es el eje transversal de todo ministerio; en el sentido de que todo servicio, entendido como un don de Dios, por su misma fuerza intrínseca, proclama la liberación de los oprimidos, “el año de gracia” (Lc 4,18-19) y revela al pueblo “los cielos nuevos y la tierra nueva” (Ap 21,1) en el plan original y providencial de Dios.

El relato de la práctica de la pastoral social, por esta razón, enriquece el paradigma de referencia de la misión, cada vez más encarnado en la complejidad del mundo actual y atento a la lectura de los signos de los tiempos y los lugares, para poder re-anunciar a todos los pueblos la fe en Jesucristo, con lenguajes y estilos de presencia apropiados.

El proceso iniciado será largo y gradual a lo largo del tiempo, pero podrá utilizar algunos temas y sugerencias que se destacan en estas acciones y otros que se expresarán en la cartografía general de la familia comboniana. También habrá un momento de recogida, profundización, síntesis, discernimiento y relanzamiento en el Foro de Ministerios Sociales Combonianos en Roma, el próximo diciembre de 2020.

No parte de la nada ni de teorías, sino de hechos vividos y narrados en la vida cotidiana de la misión comboniana, que se pueden resumir con algunos verbos:

Ver: con “ojos penetrantes y un corazón abierto” para asumir los retos y oportunidades de la proclamación del Evangelio.

Hacerse próximo: en la dinámica de una Iglesia misionera en “salida“, que vive entre los marginados y toca las heridas de sus hermanos y hermanas, asumiendo el olor a oveja y el estilo de vida de los pobres.

Encontrar: vivir y promover la mística del encuentro. Profesar la catolicidad y acortar la distancia entre credos y culturas, a través del diálogo y el ecumenismo, para una fraternidad global.

Regenerar: dejarse desafiar por la realidad y buscar industriosamente los cinco panes y los dos peces de los pequeños, el óbolo de la viuda, el agua de la purificación de los pueblos.

Transformar: no hay más tiempo para cambiar; ¡es la hora de cambio! Es hora de enfrentar las causas que generan la desigualdad entre las personas y entre los pueblos y la cultura del despilfarro.

Celebrar: Todo lo que da sustancia al ministerio social y configura a los discípulos y a las discípulas al misterio Pascual de Cristo, soporte de la fe en la vida diaria de la misión.

Reiniciar. Bajo la mirada del Espíritu ya no hay lugar para la autoglorificación y la vanagloria; todo es probado con la llama de fuego que purifica y nos impulsa a atrevernos y emprender de nuevo por nuevos caminos y senderos, para que sean cada vez más numerosos los caminos de Dios.

Las áreas de la ministerialidad social

El corazón de la ministerialidad social es escuchar el grito de los pobres, hacer una alianza con ellos, para que sus expectativas se cumplan y sean capaces de transformación; en la lógica evangélica del Señor: “El que pasó de ser rico a ser pobre, para que ellos se enriquecieran con su pobreza(2 Cor 8, 9).

Como Familia Comboniana, hemos trabajado siempre en la dimensión social: formación de las conciencias y preparación de líderes profesionales; media y comunicación; cuidado y atención a las personas, salud y educación; periferias existenciales y geográficas (como el cuidado de los niños de la calle, situaciones de guerra y conflicto, minorías étnicas; tráfico de niños y mujeres; derechos humanos; prisiones, nómadas…); movilidad humana y pastoral de los migrantes; salvaguardia de la creación; liturgia y catequesis.

Perspectivas

El proceso de poner de relieve la dimensión social de la ministerialidad no puede ni debe considerarse como una acción circunstancial y limitada en el tiempo. Es un largo camino, según la tradición viva de la Iglesia. Debe ser sostenida, alimentada y revisada en el ritmo acelerado del cambio de época, para ser eficaz y dar creatividad a la presencia misionera y carismática de la Familia Comboniana en el mundo de hoy.

La dimensión social en la ministerialidad nos invita, por lo tanto, a revisar la idea de misión. Una invitación a la Familia Comboniana a reflexionar sobre lo que quiere ser y quiere realizar para el bien de la humanidad en la construcción del Reino de Dios. El hilo conductor es siempre la misión, con estas características particulares:

  • la transformación del sistema que genera la cultura del desecho;
  • la promoción del Evangelio del cuidado de la gente a través de la proximidad y la compasión samaritana;
  • la sinodalidad, en la implicación y la participación efectiva de todos los ministerios;
  • conversión ecológica, conscientes de que salvaguardando la casa común crearemos condiciones de vida dignas para todos, especialmente para los excluidos.

Por eso el título del libro “Somos misión“, se convierte en una llamada a la misión, vivida como comunidad de comunión regenerada y comboniana entre hermanas, hermanos y laicos, cada vez más articulada e interconectada con otros grupos y asociaciones eclesiales y laicas, como parte integrante del Pueblo de Dios.

Este proceso de cambio amplifica el sueño comboniano de regenerar África con África en la perspectiva del gran sueño del Papa Francisco, expresado en la Exhortación Apostólica post-sinodal “Querida Amazonia“: el sueño de construir una nueva sociedad con la inclusión de los “desechos” y un nuevo pacto social para el bien común. El sueño cultural de una humanidad plural; el sueño ecológico donde todo está interconectado y el compromiso de salvar la tierra garantiza el futuro de toda la humanidad. Finalmente, el sueño eclesial, bien simbolizado por la imagen de un “hospital de campaña”, inmerso en la vida y la realidad de los pobres y marginados, que toca las heridas de los hermanos y hermanas y vierte el aceite de la paz y la reconciliación.
Fernando Zolli y Daniele Moschetti