Laicos Misioneros Combonianos

La anunciación a María

Anunciación

(Un comentario Lc 1, 26-38: IV Domingo de Adviento, 20 de diciembre del 2020)

Anunciación

Según el teólogo italiano Bruno Forte, el evangelista Lucas nos explica el misterio de la Anunciación siguiendo el esquema de la ALIANZA (“según el cual, a la iniciativa de Dios, que se ofrece a través de un mediador, responde la fe de los destinatarios”).

Este esquema se aplica aquí según el modelo de las anunciaciones, que abundan en la Biblia y que consta de cinco elementos:

– la aparición de un ángel (o mediador)

– la reacción de temor del destinatario

– el anuncio

– la objeción

– el ofrecimiento de un signo.

Bruno Forte hace una comparación del uso de estos elementos en la anunciación a María, comparándolos con la anunciación a Zacarías, que el mismo Lucas cuenta inmediatamente antes. Me parece interesante detenerse en esa comparación:

La Aparición del Ángel

“Mientras la aparición a Zacarías sucede en el templo de Jerusalén, el lugar sagrado por excelencia, la aparición a María tiene lugar en una ciudad de Galilea llamada Nazaret, ciudad despreciada de una tierra sin honor” (¿De Nazaret puede salir algo bueno?). Fijémonos bien en las diferencias:

-Del lugar más sagrado a la periferia de una región periférica.

-De la vida religiosa oficial a una casa privada, sin ninguna función en el orden religioso del momento.

-De un alto sacerdote a una mujer pobre.

El destinatario

Zacarías y María son personas justas, cumplidoras de la ley, fieles al Señor. Pero hay una diferencia.

María es la “llena de gracia· “Para comprender hasta el fondo el sentido de esta palabra, la fe ha empleado muchos siglos, hasta llegar a la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se fundamenta en esta densa expresión”.

-“Mientras que en los padres de Juan el Bautista se consuma la religiosidad observante del antiguo testamento, en la madre de Jesús resplandece la iniciativa absolutamente libre, gratuita y poderosa de Dios”.

El anuncio

En ambos casos, empieza con la expresión “no temas”, esa expresión que Juan Pablo II hizo famosa al inicio de su pontificado: No teman, abran las puertas a Cristo. Pero sigamos con la comparación.

-“A Zacarías el ángel le anuncia que por fin nacerá el hijo que esperaba: lo que se promete es el cumplimiento de un deseo humano”.

-“A María, en cambio, se le dice: Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado hijo del Altísimo.  Lo que se le promete no es el cumplimiento de una expectativa humana… En ella se realiza la iniciativa absolutamente sorprendente, e in-programable de Dios”.

(En la búsqueda religiosa de sentido para nuestra vida, al fondo del cual está Dios, hay una parte humana. Pero, como en toda aventura verdaderamente de amor, llega un momento en el que sucede lo inesperado, lo no programado, lo que es fruto de un amor, sin el cual todo resulta absurdo. Llega un momento en el que “el corazón descubre razones que la razón no entiende”).

La objeción

La pregunta del padre del Bautista es: “¿Cómo sabré que va a suceder así?”. Zacarías pide una garantía de que es verdad lo que se le anuncia. No se fía de la sorpresa de Dios. (En el fondo es un buen hombre, cumplidor, sensato, maduro; no se va a exponer al ridículo ni a meterse en aventuras que no son controlables).

La pregunta de María es diferente: “¿Cómo será esto?”. “María no pide ninguna garantía, tampoco un signo. María se limita a preguntar qué deberá hacer para que se cumpla en ella la palabra del Eterno”. Es la actitud de disponibilidad; pregunta cuál es el camino que le conducirá por donde ella no sabe. Pero ante lo desconocido, ante lo no previsto, su actitud es clara: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices”.

Los niños

Juan estará lleno del Espíritu Santo. Jesús es concebido por el Espíritu Santo. A María se le dice: “El Espíritu te cubrirá con su sombra”, usando el mismo verbo que en Ex 40, 34-35. “María es la nueva morada de Dios, la tienda del encuentro”. En María se cumplen las promesas y por eso se la saluda con el saludo de la alegría: “Da gritos de alegría, hija de Sión, exulta de júbilo, Israel, alégrate de todo corazón, Jerusalén” (Sof 3, 14).

El Mensaje

Dios está antes, Dios está por encima de nuestras propias búsquedas, Dios es el Señor. A la iniciativa de Dios corresponde la fe. “María nos enseña que tener fe es hacer sitio al amor de Dios como gracia y como don…”. La fe es lo contrario de vivir por propia cuenta, de hacer proyectos y querer realizarlos. Fe es dejarse proyectar por Dios. Esta acogida a la acción de Dios, representada en la dimensión femenina, no es un vacío, sino una receptividad creadora y llena de amor.

PREGUNTA PARA MÍ: Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es el anuncio de Dios para mí en este momento de mi vida? ¿Me está llamando Dios a algo? ¿Cómo reacciono: con miedo, con desconfianza, con disponibilidad, con respuesta amorosa?

P. Antonio Villarino

Bogotá

Celebración Día LMC

Día LMC
Día LMC

Ayer celebramos nuestro día los Laicos Misioneros Combonianos.

Este año y debido a la pandemia las celebraciones presenciales han sido bastante difíciles y reducidas.

Pero desde Europa surgió la iniciativa de festejar todos juntos vía internet nuestro día. Y así lo hicimos.

Nos reunimos más de 100 LMC de todas las partes del mundo para compartir juntos nuestra fiesta y celebrar nuestra vocación. Es verdad que nuestros compañeros de África tuvieron más dificultad para unirse debido a los problemas de Internet.

Comenzamos con un saludo en varias lenguas a cargo de Carmen Aranda (coordinadora del comité europeo) y pudimos recordar en un pequeño video realizado en Brasil el instante en el que el papa Francisco nos saludó durante nuestra asamblea internacional celebrada en Roma. Fue un momento emotivo.

Después pudimos rezar un rato juntos usando cada uno la lengua propia y así hacer presentes nuestras diferentes realidades personales, familiares y de servicio misionero que están y han estado presentes durante este año. Pedimos al Señor por las dificultades que está atravesando todo el planeta y las situaciones más difíciles de algunos países, así como también agradecer por todo lo aprendido en este tiempo y por los momentos de solidaridad vividos durante el año.

Día LMC

Tuvimos muy presentes también al resto de la Familia Comboniana, que se unió para felicitarnos en este día.

Seguidamente continuamos compartiendo los videos de presentación que los diferentes países habían enviado para este día especial. En ellos pudimos saludar a los hermanos y hermanas de los diferentes países y ver parte de su labor misionera así como alguna música y cosas propias del país de cada uno.

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Una vez terminado este momento emotivo donde compartir nuestra vida diaria pasamos a conversar de manera individual y por grupos con una nueva aplicación que no muchos conocíamos.

Día LMC

Este fue un momento muy bonito donde pudimos ir saludando y compartiendo un rato de conversación juntos, ver a compañeros que solo nos encontramos en los encuentros internacionales o reencontrar a viejos compañeros(as) de comunidad. También fue un momento ideal para conocer a nuevos LMC de manera personal.

Con las diferentes lenguas nos fuimos apañando y con la ayuda de unos y otros nos comprendimos. Siempre había alguien que hacía de puente y ayudaba a traducir.

Terminamos oficialmente con un mensaje de despedida de Alberto como coordinador del Comité Central y después muchos permanecimos por casi una hora más conversando con unos y otras de una manera más tranquila.

Fue un momento muy bonito y emotivo que nos ayuda a crecer en nuestra común vocación y a hacer presente las realidades de todas las comunidades con las que compartimos la vida, sus ilusiones, dificultades y sueños.

Agradecemos a todas las personas que hicieron posible este momento y a todas las que durante ese día nos tuvieron presentes y rezaron por nosotros.

Día LMC

Un saludo a todos

Alberto de la Portilla. Coordinador Comité Central LMC

Juan: Saber reconocer a Dios en la historia

Juan Bautista

Un comentario a Jn 1, 6-8,19.28 (III Domingo de adviento, 13 de diciembre del 2020)

La liturgia nos presenta hoy de manera contundente el testimonio de Juan (el Bautista), tal como lo presenta el evangelista Juan en su primer capítulo. El evangelista introduce en el contexto del grandioso prólogo-himno de inicio sobre el “Logos-Palabra” que “estaba junto a Dios”, la figura carismática de un Juan muy humano, casi como un modo de conectar la eternidad con la historia concreta del pueblo de Israel.

Juan (el Bautista) apareció en el momento de confusión y desorientación que vivía su pueblo como un vigía, como un profeta que llamaba a reconocer la realidad y a reaccionar buscando un cambio radical, aunque reconociendo su incapacidad para producir dicho cambio.

Él “no era la luz, sino testigo de la luz”. No era el Mesías, tampoco era el profeta esperado. Era

                “La voz del que clama en el desierto:

                Allanen el camino del Señor”.

Desde su retiro en las orillas del Jordán, desde su deseo profundo de que se produjese un cambio radical en la vida de su pueblo, desde su absoluta humildad, desde la confianza de que Dios no abandonaría a su pueblo, el Bautista mantenía las “antenas” de su espíritu abiertas y alerta para descubrir los signos de Dios en la historia. Por eso, cuando oyó hablar de Jesús de Nazaret, reconoció en él al Mesías, al que bautizaría en espíritu y verdad, al “cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

El reconocimiento del Bautista llevaría a otros a seguir las huellas de Jesús y sembrar las semillas de un nuevo pueblo de Dios, un pueblo guiado por la Palabra eterna del Padre que se hizo persona concreta en Jesús de Nazaret.

Al contemplar la figura profética y lúcida de Juan el Bautista, también nosotros tratamos de comprender de qué manera Dios se nos hace presente hoy entre nosotros en su Palabra eterna hecha temporal, concreta, personalizada en la Palabra escuchada cada domingo en la Eucaristía. En eso consiste precisamente la Navidad: en que acojamos la Palabra eterna en la precaria historia concreta de nuestra vida temporal.

P, Antonio Villarino

Bogotá

Una noticia que merece un titular de prensa

evangelio

Un comentario a Marcos 1, 1-8 (Segundo domingo de adviento, 6 de diciembre del 2020)

El evangelio de Marcos no empieza, como Lucas o Mateo, con el evangelio de la infancia, sino que nos propone, desde las primeras palabras, un titular de prensa, un anuncio importante que resume todo su libro: Nos va a hablar “del evangelio de Jesús de Nazaret, el Mesías, el Hijo de Dios”.

Déjenme que me detenga un poquito en la palabra “evangelio”, que usamos con mucha frecuencia aunque quizá sin comprender todo su significado y profundidad.

“Evangelio” es una palabra que viene del griego y que se usaba en aquel tiempo de “globalización” greco-romana para referirse a una “buena noticia”, sobre todo, en referencia al mundo de los que gobernaban; por ejemplo, era “evangelio” la noticia del nacimiento de un hijo del rey o de una victoria militar, que se suponía importante para todos. Ciertamente, los pobres no lograban hacer noticia, no eran “evangelio”.

Si nos fijamos bien, no es que las cosas hayan cambiado mucho hoy. De hecho, ¿qué hace “gran noticia”, noticia de primera plana en los medios de comunicación de hoy? Generalmente son las “buenas noticias” de los poderosos que, por otra parte, todos asumimos como importantes. Por ejemplo, es primera plana que un príncipe inglés se case, que un equipo de futbol gane la copa, que un dictador lance un poderoso misil, que anuncie una probable guerra… Pero uno podría preguntarse si esas son las buenas noticias que los pobres realmente esperan.

Frente a las falsas “buenas noticias” del emperador y de los triunfadores de la época, Marcos nos anuncia que la verdadera buena noticia, el evangelio verdadero, es la aparición de Jesús de Nazaret, en quien se cumplió la promesa de un Mesías, un “hijo de Dios”. Y a lo largo de su evangelio Marcos nos irá explicando como esa buena noticia se fue confirmando en favor de los enfermos, de los pobres., de los pecadores, de las personas sencillas y abiertas a la presencia de Dios.

Juan el Bautista fue el primero en intuir esta presencia salvadora de Dios en Jesús de Nazaret, en quien habitaba la plenitud del Espíritu, y se convirtió en su mensajero.

Celebrar la Navidad hoy es darse cuenta de que en Jesús de Nazaret Dios nos revela su amor, su victoria sobre el mal. Jesús es el Maestro que nos enseña a vivir como hijos, digna, libre y amorosamente. No son los triunfos militares ni deportivos los que son “buena noticia” para nosotros; es la seguridad del amor de Dios, que nos da la victoria sobre el mal.

Esa buena noticia se confirma en nosotros cada vez que, como Juan el Bautista, nos fijamos en Jesús y seguimos sus pasos.

P. Antonio Villarino

Bogotá

Día de los Laicos Misioneros Combonianos 2020

Saludos Papa
Saludos Papa

A medida que se acerca el Día de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) –el tercer domingo de Adviento, este año el 13 de diciembre– nos gustaría compartir un poco más sobre lo que significa ser LMC. Cada uno de nosotros viene de diferentes países, de tres continentes diferentes, de diferentes culturas, idiomas, lo que hace que tengamos una gran variedad de experiencias. Pero también hay muchas cosas que tenemos en común. Como decía Comboni “la Obra debe ser católica, no ya española, francesa, alemana o italiana. Todos los católicos deben ayudar a los pobres negros, porque una nación sola no puede socorrer a toda la estirpe negra.” (San Daniel Comboni, E. 944).

La principal experiencia es el amor a la misión. Todos encontramos este deseo de difundir el Evangelio en el mundo y de servir a los demás, especialmente a los más pobres. Realizamos esta vocación de diferentes maneras: sirviendo en el campo de la salud, la educación o el trabajo social y también en el trabajo pastoral. Tratamos de “reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite” (Papa Francisco, Fratelli Tutti, n. 1). Como nuestra vocación es para toda la vida no la desarrollamos sólo cuando estamos en el extranjero, lejos de casa, sino también tratando de ser misioneros después de regresar a nuestros países, en nuestros propios ambientes.

LMC Roma

Somos un movimiento internacional, en la misión creamos comunidades internacionales, lo cual es una gran riqueza para nosotros, pero también un hermoso signo para la gente de que como cristianos podemos vivir juntos pacíficamente, incluso si venimos de culturas o con idiomas diferentes. Pero también usando todas las herramientas de Internet intentamos encontrarnos online, compartir experiencias. Ahora, durante la pandemia, cuando el encuentro por Internet se ha popularizado tanto, también nosotros aprovechamos la oportunidad de reunirnos con los LMC de otros continentes o nos invitamos unos a otros a participar en reuniones de formación online. También celebraremos nuestra fiesta online. Por un lado, lamentamos no poder reunirnos en persona con los miembros de nuestros grupos en cada país, pero por otro lado nos alegramos de que al reunirnos online la distancia no sea un problema y podamos reunirnos con los LMC de otros países.

Nos gustaría invitarlos a todos a trabajar en nuestra misión. Tal vez algunos de ustedes tengan este deseo de ir a la misión ad gentes.Siéntanse libres de escribirnos un correo electrónico y les guiaremos para que se unan al grupo LMC más cercano. Pero si no pueden ir, porque no es la vocación de todos, entonces pueden hacer un gran servicio con su oración. Rezar por los misioneros y por la gente a la que son enviados. La oración es lo que nos da inspiración, fuerza para servir, para superar las dificultades y problemas, nos da esperanza, fe y amor por la gente. Y también les ayuda a estar abiertos al Espíritu Santo y a la palabra de Dios que escuchan. También les animamos a rezar por nuevas vocaciones, porque “la mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”. (Mateo 9, 37-38).

También damos gracias a Dios por todas las personas que nos apoyan de cualquier manera y rezamos pidiendo a Dios que les bendiga.

Gracias

Magda Negewo,

Comité Central LMC