Laicos Misioneros Combonianos

Janett, una laica misionera comboniana, activa

LMC Colombia

Janett Rocio Escobar Angulo, nacida en Tumaco Colombia en 1974 como muchas otras personas, llega desplazada a la ciudad de Bogotá, solamente cargada con la esperanza de encontrar mejores oportunidades que le brinden a ella y a su familia, la seguridad y la estabilidad que les fue arrebatada en su tierra natal.

La llegada a la ciudad no fue lo más difícil, lo que realmente requirió de templanza y resilencia, fue el aprender y desaprender nuevos oficios que le permitieran ganar el ingreso económico suficiente, para poder enviarlo a su familia en Tumaco; eso sin contar con lo que siempre había escuchado por televisión, pero que nunca le había tocado vivir …“LA DISCRIMINACION”; el ser tratada de la manera más ofensiva, grotesca, denigrante y humillante en cada situación cotidiana, desde tomar un transporte público hasta las órdenes ofensivas en cada uno de sus trabajos. Pero “La derrota solo es derrota, si no aprendes algo de ella”, hoy en día ella le agradece a Dios por cada una de esos momentos, porque esas situaciones tristes le han abierto las puertas para vivir oportunidades de gozo y prosperidad, además de encontrar a personas que le ayudaron a formarse para hoy estar liderando sus amados procesos Afros.

La falta de oportunidades que hay hacia la población afro y el tema de discriminación y vulneración de derechos; hacen que Janet, Carlina, María Angelica y Angela Preciado, en el 2016, haciendo parte de la asociación renacer Afrocolombiana, den vida al programa de formación en derechos, auto reconocimiento y empoderamiento dirigido a niños, jóvenes y adultos afro. En su primer sábado de apertura, Janett y sus tres mosqueteras,  decidieron ocupar el parque Villa Gladys con sus 10 primeros niños y comenzar la tarea que nadie había querido asumir; la de enseñarles la voz, los mecanismos y la fuerza a la comunidad afro, para gritar, reclamar y hacer valer sus derechos. Con el pasar del tiempo y al hacer parte de la pastoral afro, encuentran una aliado en el proceso y la causa, el Centro Internacional Formación de Hermanos  (CIFH), ellos empezaron por apoyar formaciones en Inglés y Francés puesto que contaban con hermanos extranjeros que se encontraban en el País, enseñando su lengua nativa a los niños y jóvenes que hacían parte del programa.

De esta manera Janett y los Combonianos comienzan a conocerse y no pasa mucho tiempo para que decidan estrechar ese vínculo y convertirse en Laica Misionera Comboniana. Sus conocimientos, su personalidad y su entrega a la misión, la convierten en un miembro de alto valor en el equipo de Laicos.

Actualmente el programa está conformado por más de 100 niños, jóvenes y adultos en la Localidad de Engativá; los laicos misioneros Combonianos apoyan las actividades que se realizan con un aporte mensual para el sostenimiento del programa; cada sábado se reúnen en el colegio Antonio Villavicencio desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, allí reciben formación por parte de diferentes profesionales; como parte de las estrategias tomadas para alcanzar sus objetivos, las formaciones se han abierto a los niños mestizos; esto para que se socialicen las tradiciones afro, su cultura y sus historias, generando empatía para  disminuir los prejuicios y la discriminación desde estas tempranas etapas de la vida. En este programa también se les incluye, un refrigerio y un almuerzo.

Es así como luego de trabajar en restaurantes y casas de familia, hoy en día Janett es una mujer miembro de la pastoral Afro, líder de los programas distritales y nacionales sobre empoderamiento y promoción de los derechos de las comunidades afro descendientes.

Janett y los Laicos Combonianos de Colombia tienen un proceso de misión activo, gracias a la presencia y a la necesidad de apoyar un proyecto que cada día se hace más visible y beneficia a una población más significativa de un sector de Bogotá.

Elaborado Por Alexandra García

Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias

LMC America

El pasado sábado 11 de febrero los Laicos Misioneros Combonianos a nivel continental en América organizaron una formación con el título “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”.

Durante la misma el P. Rafael González Ponce mccj, nos expuso de manera clara una serie de pistas que nos ayudan a entender lo referente a la sinodalidad y cómo esta es central en el concepto de Iglesia y nuestra responsabilidad en la misma.

La ponencia está es español

Caminando como LMC Ecuador

LMC Ecuador

Para concluir el año 2022, los Misioneros Combonianos convocaron un encuentro de oración, en unidad con todos los grupos laicos que conforman el Centro Cultural Afro en Guayaquil. Para así todos poder agradecer a Dios por lo recibido en el año que termina, y pidiendo gracias bendiciones para el nuevo año.

El 2023, lo iniciamos con la gran noticia de la ratificación del P. Serafín Kakwata MCCJ como nuestro referente en nuestra ciudad. Pudimos compartir esta noticia de manso del propio padre Serafín cuando nos encontramos en la parroquia comboniana del Verbo Divino al sur de la ciudad de Guayaquil. En esa reunión se trató acerca de las actividades que el Padre Serafín realizará en este año con la participación de los LMC, así como del proceso de formación de los LMC Ecuador y sus candidatos.

También queremos compartir con todos ustedes las dos actividades que realizamos a finales de enero:

En primer lugar, la Eucaristía con la familia Comboniana, celebración presidida por el P. Antonio Jerez MCCJ, que se realiza los últimos martes de cada mes.

Y en segundo lugar  y atendiendo a la invitación de la Congregación “Amigos de los Sagrados Corazones de Jesús y María”; los LMC de Ecuador, nos trasladamos para presentar nuestro testimonio misionero dirigido a todos los catequistas y guías de las comunidades rurales del Cantón Rocafuerte en la Provincia de Manabí. Este evento inicia el proceso formación de grupos misioneros en cada una de las comunidades de esa parroquia a cargo de la mencionada congregación religiosa; y así impulsar la animación misionera en esas comunidades; en dicho evento pudieron participar también los candidatos a LMC en nuestro país.

En Rocafuerte, tuvimos la oportunidad de charlar acerca de lo que es la misión para el creyente católico y de sus implicaciones en la vida de cada uno de nosotros y de las personas a quienes acompañamos. Posteriormente nos dirigimos a visitar las comunidades rurales en esa región del país, tales como: Ojo de agua, San Eloy, Cerro Verde y otras localidades más con quienes pudimos compartir la tarde; y en la noche conseguimos encontramos en la capilla de cada comunidad para compartir la Palabra y comentar algunos pasajes del evangelio.

Un saludo para todos ustedes.

LMC Ecuador

Frenar la desigualdad está en tus manos

Manos Unidas
Manos Unidas

Con este lema, Manos Unidas (ONG de la Iglesia española), comienza su campaña anual.

Manos Unidas se ha caracterizado por el apoyo a proyectos de desarrollo en todo el Mundo.

Nosotros como laicos misioneros combonianos colaboramos en la campaña cuando se nos pide y contamos nuestra experiencia del apoyo recibido.

Este año han participado de manera especial Monseñor Jesus Ruiz, misionero comboniano y obispo de nuestra diócesis en República Centro Africana.

Os dejamos la entrevista en video que le han hecho para la campaña donde podemos escuchar la situación que se vive en el país.

También este año ha participado el P Dário Bossi, misionero comboniano italiano que trabaja hace años en Brasil junto a nuestra comunidad LMC, y donde nos cuenta en la rueda de prensa inaugural de la campaña de este año la situación en Brasil donde también nuestros LMC está presentes (su intervención a partir del minuto 25).

Os dejamos también la entrevista que realizaron al P. Dário en televisión con motivo de la presentación de esta campaña.

Por los raíles del amor y la amistad viaja nuestro tren por la vida (3/3).

LMC Brasil

Y el tren sigue. Arriba y abajo de estas vías. Nos detenemos frente a la estación de abajo. De Piquiá de Baixo. Tierra de gente que sufre, olvidada y maltratada. Tierra de explotación, de confusión y de resurrección. Los dragones descritos en el libro del Apocalipsis están ahí. Son cinco. Uno de ellos con 12 cabezas que escupen fuego y hierro formando un río de sangre que nace en el norte y desemboca en el sureste. Cuando la muerte está presente, luchar por la vida no es una elección, es una obligación. La obligación no es luchar por tu propia vida, sino ponerte en la lucha por la vida de los más pobres, los más frágiles, los más pequeños de nuestra sociedad.

Nos sorprende otro tren que pasa a nuestro lado y nos acompaña durante unos buenos momentos. Con su fuerte máquina, sus vagones bien estructurados y sus ruedas capaces de cruzar las fronteras del país, este tren tiene nombre y apellidos: Justicia en los raíles. Justicia es una de esas palabras que admiten muchos significados y significantes. Pero debe ir acompañada de lucha, dedicación y sabiduría. Esta justicia no es como muchas que nos encontramos por ahí, ésta tiene un fuerte propósito: el “nos”. Ni para allá ni para acá. Es “nosotros”. Está donde tiene que hacerse presente. Ahí es donde realmente tiene que estar: en los raíles. Donde podemos ir y venir. Camino correcto y seguro. Pero este apellido es determinante, va donde la justicia es aclamada y es necesaria. Son estos raíles los que guían, los que dirigen, los que conducen, el trabajo abnegado de todos los que se suben al tren de la vida.

Hubo muchas estaciones que nos ayudaron a conocer mejor ese pedazo de tierra y de sueño. El terreno de la gente que trabaja, que hace e insiste. Un sueño soñado por quienes sienten la ardiente llamada misionera, el sueño de muchos y la llamada de todos. Conocemos la escuela que es una familia, que es rural, pero a la que nos lleva el asfalto de la ciudad. Una familia con muchos padres y madres. Sembrar conocimientos, regar con dudas y cosechar vidas. Jóvenes estudiantes con sed de conocimiento, que desconectan de sus familias para vivir conectados al aprendizaje. Educadores que no son profesores. Están más allá. Si tenemos una palabra que representa al que enseña, al que se dedica, al que supera los límites, al que pone cuerpo y alma en el arte de enseñar, al que no mide esfuerzos ni cuenta recursos. Son los misioneros de la educación o educadores en misión.

Desde lejos ya podemos ver la próxima estación. Lleno de gente acogedora. Son los que forman las comunidades de Rosario y Santa Lucía. Son mujeres, hombres y niños. Son ancianos, están postrados en cama y descalzos. Son todos aquellos que nos hacen aprender sobre la vida y sobre vivir. Es una conversación breve, una amplia sonrisa, pero siempre les acompaña un gesto de afecto.

Fue en esta estación donde compartimos la comida, bebimos zumo, mucho zumo, compartimos nuestras angustias y dudas. Fue allí, en ese pedacito de Brasil, donde nos reunimos para aprender, unos con otros, con los que nos acogieron y con todos los demás que se unieron a nosotros en este viaje, bajo las huellas de la humildad y el amor incondicional.

Tranqüillo Dias