Laicos Misioneros Combonianos

Te confesamos como el Señor de la Vida

CruzQueridos amigos,

¡qué alegría poder celebrar la Pascua con el pueblo en lucha!

Este año la comunidad de Villa Ecológica se siente más madura y crecida, y nosotros participamos en las celebraciones con más calma, menos responsabilidad y cierta distancia.

Ocurre que el Señor toca los corazones cuando quiere y como quiere. Ayer frente al Monumento me tocó esa canción Mi confianza eres Tú, Señor. Yo descansaba contemplando mi futuro en paz, en confianza. Aún en la noche del Jueves Santo, Jesús es Señor. Su sonrisa calma las tempestades. Como cuando Carmen tiene miedo en la noche y mi presencia a su lado la hace dormir en paz. Así me sentí anoche frente al Santísimo.

No sabemos lo que tenemos por delante y el temor me quiere agarrar, pero descanso en Jesús. Estos meses doy gracias en todo momento por estar vivo y por tener salud. Puedo caminar, puedo vestirme sólo, puedo tomar un carro para ir al centro, puedo cargar a mis hijos… El Señor me ha permitido seguir acá. Ojalá nunca se me pasara la claridad de esa certeza.

Al terminar la oración ante el Monumento, una vecina que sufre maltrato por su esposo desde hace demasiados años se arrodillaba ante el Señor, y yo me arrodillé con ella. Sentí clarito que ella estaba compartiendo la lucha de Jesús, víctima injusta. Ella y Jesús, Jesús y ella. Ella me muestra a Jesús y Jesús me señala a ella. Yo tenía que estar como ella, de rodillas ante el Señor. Adorándole, descansando junto a Él, el único que tiene palabras de Vida. Suplicándole que pase de ella el cáliz amargo que representa su esposo ¡Qué privilegio poder compartir, en la distancia, el camino con estas mujeres, protagonistas de la fe!

¡Qué alegría sentí por haber podido compartir estos seis años con este pueblo! El Señor me ha regalado muchas enseñanzas y ha obrado en mí.

Ayer en la mañana vino otra vecina que lleva a cuestas dieciocho años de maltrato. Tanto le pesa esta carga que la pobre va encorvada, flaquita, incapaz casi de mirar a los ojos. No puedo imaginar la carga del dolor que lleva encima, hasta ver a su hija intentando quitarse la vida. Vino a mi casa el Jueves Santo a preguntar cómo había progresado su última denuncia. Pero el poder judicial está en huelga. El Jueves Santo el mismo Jesús con su cruz a cuestas vino a mi casa. ¿Por qué Jesús ha querido manifestárseme de forma tan clara? Yo he podido abrazarla, tratar de fortalecerla y aumentar su esperanza de justicia. Me siento muy feliz por ello. Sufro con ella y me siento a la vez feliz. ¿Y si una noche de estas esta vecina se quita la vida? ¿Qué voy a hacer entonces?

Isabel y yo llevábamos semanas incómodos por el señor Juan, mi vecino de enfrente, enfermo desde hace seis meses que ha pasado dos operaciones y no sana, sino que empeora. Es un suspiro del hombre fuerte que era. ¿Por qué Dios nos pone esto delante? ¿Cómo he podido pasar delante de su puerta cada mañana sin conmoverme? Juntos nos dimos cuenta que el Señor nos llamaba a hacernos presentes con mayor intensidad. Lo primero pensamos en pagarle un doctor particular para que le diagnostiquen bien. Pero eso no es todo lo que necesita. Paulina llevó una tarde al padre y le administró la Unción. Porque Juan no está cerca de la Iglesia, no participa en la comunidad. Llamamos a Bety y Domingo, del equipo del padre Jaime, para que le rezaran. Y vinieron enseguida a evangelizarle. Y Juan y Yanet se pusieron contentos, lo agradecieron mucho y quieren casarse después de veinte años de convivencia. Si Dios quiere, Isabel y yo les vamos a preparar de emergencia. El Domingo de Ramos fueron a la misa juntos, no sé cuánto tiempo hacía que no iban, y el jueves el padre les lavó los pies en la celebración. ¡Quieren acercarse al Señor! El Señor está actuando, le está sanando. Así nos lo dijo Bety después de una misa de salud. El Señor trabaja los cuerpos y los corazones.

Yo he sentido que Juan es mi última enseñanza. ¿Creo o no creo que el Señor lo puede sanar? ¿Seré capaz de verlo morir poco a poco sin hacer nada, más que pagarle un doctor? Juan necesita la fuerza del Señor Jesús para levantarse de su postración. Sólo Jesús lo puede levantar.

¡Señor Jesús, salva a tu pueblo, que tanto te espera! Te confesamos como el Señor de la Vida, pero mi fe es tan débil…

Gonzalo Violero. LMC español en Perú

Feliz Pascua a todos desde Brasil

Queridos amigos y amigas, les deseo una feliz Pascua, desde aquí en Nova Contagem, Minas Gerais. El domingo de Pascua es un día de alegría, de vida, de Liberación. Las fotos que adjunto describen un momento de nuestro grupo LMC celebrando el Jueves Santo, lavar los pies unos a otros.

Continuamos nuestro viaje con valentía, compromiso, servicio y pasión, sabiendo que la vida triunfa sobre la muerte y que el amor la hace nacer de nuevo, siempre.

¡Feliz Pascua a todos!

Un abrazo.

Con cariño Emma (LMC italiana en Brasil)

[Mozambique] Encuentro de jóvenes en la parroquia de Mossuril

El encuentro tuvo lugar en la localidad de Namitatar, comunidad de San Juan Bautista, donde participaron 130 personas entre jóvenes y adolescentes de varias zonas de la Parroquia de Mossuril, motivados por la celebración del “Día Mundial de la Juventud”,  con la siguiente programación: el sábado; acogimiento, juegos, dinámicas de integración, oración del Via Crusis y película. El domingo; reflexión sobre temas de JPIC como el “recenseamento” y la ley de la tierra para los jóvenes; así como sobre la etapa de la adolescencia con los adolescentes. Después, animación, culminando con la celebración del Domingo de Ramos, donde los jóvenes proclamaron cantos y danzas afirmando que Jesús es Rey del Universo.

El Sábado el grupo de LMC de Mozambique organizó la procesión del Viacrucis, como señal cada joven llevó una cruz para su reflexión personal, en la familia y su comunidad. El Domingo compartimos juntos la celebración del Domingo de Ramos, tuvimos un momento para hacer animación misionera donde invitamos a las personas que se sientan llamadas a vivir este estilo de vida para que puedan aproximarse a nuestro responsable, el P. Paulo, párroco de esta misma Parroquia.

Me gustó tanto haber participado en este encuentro y espero continuar más veces para prepáreme en mi caminar para la misión y que Dios bendiga a los jóvenes de Mossuril.

Ancha Luis, formanda LMC Mozambique

Muchos saludos desde Alenga en Uganda

Queridos amigos, Espero que estén todos bien. Yo estoy muy bien aquí. Mientras tanto me siento en casa y estoy muy feliz de ayudar a los alumnos mediante la enseñanza de clases de informática. A través de una ayuda de Alemania conseguí diez ordenadores portátiles. Durante el día estoy en el aula y en las tardes doy clases a las hermanas y a la gente de la aldea cercana sobre cómo trabajar con un ordenador. Cada día estoy muy ocupada y feliz de darle a la gente de aquí algunas perspectivas para su futuro.

¡FELICES PASCUAS y muchos saludos desde Alenga en Uganda, Elena!

El duelo y la curación

CandelLas tradiciones sobre el duelo por la muerte de un ser querido son,  aquí en Etiopía,  muy diferentes a nuestra cultura occidental. Los funerales son aquí ocasiones importantes  que involucran a toda la comunidad. Una carpa blanca junto a una casa o en la calle es una señal de duelo. Cuando una persona muere, los familiares y amigos se reúnen en la casa del difunto para consolar a la familia. La carpa de duelo se mantendrá durante más de una semana y durante ese tiempo la familia nunca está sola. Amigos y familiares (incluyendo parientes lejanos y conocidos) van  cada día para acompañarlos y ofrecer sus condolencias, pero sobre todo para sentarse en silencio con la familia. A un funeral típico pueden asistir miles de personas.

Las familias suele ser miembros de unos grupos comunitario locales llamado Idir. Son grupos de auto-ayuda para cubrir los gastos funerarios y los miembros se reúnen mensualmente para tomar decisiones sobre los fondos. A criterio de los miembros del comité, los fondos también pueden ser utilizados para créditos o ayudas en tiempos de dificultades. Un Idir típico puede estar formado por 50 familias. Todos los meses cada familia de la Idir contribuye aproximadamente con 15 birr (1 $) al fondo, y si alguien en su familia muere, se le dará una suma de dinero para ayudar con los costes del entierro y funeral. Mientras que la familia está de duelo, la Idir también se movilizará rápidamente para tomar decisiones por ellos y proporcionarles la carpa de duelo, grandes ollas para cocinar, utensilios, sillas, bancos y mesas. La razón de ser del Idir es proporcionar un tiempo digno y adecuado de luto para la familia y para ello liberan a la familia de todo el peso de la organización del funeral (tanto de los gastos como de la logística).

Al visitar a la familia para darles el pésame, es curioso que muchas veces no se dicen nada. La gente va y viene, sin decir nada, o sin siquiera saludar directamente a los miembros de la familia en duelo. A veces en la vida las palabras son insuficientes y los etíopes se atienen a esta verdad cuando se trata del duelo. Lo importante es estar presente. Algunas veces, toda mi oficina (Mark) ha cerrado para poder ir  todo el personal a dar el pésame. Todo el grupo (con las mujeres llevando pañuelos negros sobre sus cabezas) entrábamos en el recinto o casa y nos sentábamos en silencio en bancos de madera largos, sentándose más cerca de la familia de luto las personas mayores o los invitados más importantes. Nos sentábamos en silencio durante una media hora con un pedazo de pan o cebada tostada que nos servían. Luego, después de un tiempo razonable, el P. Sixto, director de nuestra oficina y el más anciano (con el pelo blanco) se ponía de pie y decía unas palabras y una oración por los difuntos y la familia. Tras eso todo el personal salíamos en silencio, sin decir una palabra.

Cuarenta días después de la muerte hay otra gran celebración para marcar el final del período de duelo principal. Lo normal en esos primeros cuarenta días es que los familiares de los fallecidos lleven diferentes prendas de vestir (sobre todo negro) y peinados (las viudas a menudo se cortan el cabello). Muchas veces algunos parientes van a dormir a la casa de la familia del difunto durante los 40 días para asegurarse de que no están solos. Se suele hacer un pequeño altar conmemorativo con una foto de la persona fallecida y una vela encendida. Para los 40 días normalmente se celebra una eucaristía en la Iglesia (para los ortodoxos y católicos), seguido de una comida en casa de la familia. La carpa blanca se levanta de nuevo y los miembros de la Idir vienen a ayudar en la cocina y con los preparativos. En octubre, el padre de uno de nuestros mejores amigos murió mientras yo (Maggie) estaba trabajando en el sur y no me enteré hasta unos días después del funeral. Al regresar del Sur, tenía muchas ganas de asistir a la celebración de los 40 días para dar mi apoyo a ella y a su familia.

Nuestro amigo vive en Awassa, pero su familia es de la pequeña ciudad de Kebre Mengist a unas 10 horas de viaje. Me alojé en su casa aquí en Awassa la noche antes de nuestra partida, así que pudimos coger el autobús de las 4 a.m. juntos. Llegamos dos días antes de la celebración para ayudar con los preparativos. Fuimos andando desde la estación de autobuses y estábamos en medio de una conversación normal, cuando al entrar en el patio de la casa familiar todo el mundo rompió a llorar y gemir. Esta fue la manera de liberar la tristeza que todavía sentían. Esperamos hasta que uno de los ancianos, un tío, simplemente dijo: ‘basta’ y nos movimos.

Al día siguiente al amanecer, compraron un buey y lo sacrificaron.  Las mujeres comenzaron a llegar en gran número con cestas de cebollas, ajos, tomates y zanahorias atadas a la espalda. Se sentaron a la sombra de los árboles, pelando y cortando las verduras, clasificándolas en coloridas cestas, conversando mientras trabajaban. Prepararon guisos y injera para el almuerzo de los próximos días. Me uní a ellas y me dejaron remover un guiso en una enorme olla de 200L. El trabajo fue interrumpido por las ceremonias del café durante todo el día. El incienso flotaba en el aire. La gente se sentaba y se quedaba.

Agradecieron que quisiera estar allí con ellos, y hasta me dieron un lugar de honor para dormir en una cama (¡…con mi amigo y su tía!). Otros ocho parientes dormían alrededor de nosotros en colchonetas y colchones en el suelo. La misa en la Iglesia ortodoxa a la mañana siguiente fue sencilla y emotiva. Cientos de personas vinieron después para compartir el almuerzo juntos. Nosotros apenas salimos de la habitación de dormir en todo el día. Nos sentamos, la gente venía, se quedaba, contaban historias y compartían recuerdos. Hubo mucha más conversaciones que en los días inmediatamente después de la muerte, lo que revela que los 40 días de luto intenso, dejando todos los sentimientos y lágrimas, ha traído una curación a la que de otra manera no habrían llegado sin este viaje.

– Maggie

Maggie, Mark and Emebet Banga, Comboni Lay Missionaries, Awassa, Ethiopia