Hola, soy Tito, un Laico Misionero Comboniano de Brasil, en misión en Carapira, al norte de Mozambique.
Aquí trabajo en el Instituto Técnico Industrial de Carapira (ITIC), donde soy responsable de la producción agrícola, produciendo hortalizas para que los alumnos puedan comer más sano.
También trabajo en la parroquia en los diversos programas y ministerios pastorales.
En mi tiempo libre, cuando estoy en casa, cultivo un pequeño huerto para contribuir a nuestra dieta.
Como pueden ver, aquí en la misión estoy sembrando y cosechando buenos frutos.
Pero Dios también nos llama, a través de nuestro Bautismo, a ser sembradores de su palabra del Evangelio.
Como misioneros, debemos sembrar amor, paz, justicia, compartir, fraternidad, esperanza, etc.
Dondequiera que voy, siempre intento sembrar, sembrar, sembrar. Un día estas semillas germinarán y darán buenos frutos.
Sé tú mismo un sembrador, pero siembra pensando en tu prójimo.
Después de siete años en Portugal, cinco de ellos dedicados al apoyo familiar y al trabajo en residencias de ancianos (en las Misioneras de la Caridad de Faro y en el Centro Parroquial de Paderne) y otros dos años de misión en la parroquia de Camarate, me voy para volver a la RCA, donde ya estuve cinco años.
Este regreso no será fácil, pero sé que este es el camino que Dios tiene para mí.
La República Centroafricana (RCA) es el lugar donde siento que he sido llamado a servir a Dios y al prójimo con alegría, con la esperanza de llevar el mensaje del Evangelio y ayudar a construir un mundo mejor y más justo, junto a los más pobres y abandonados, según el estilo misionero de Comboni.
Me enfrentaré a nuevos retos y dificultades, pero confío en que, con la ayuda de Dios y la protección de Nuestra Señora de la Esperanza, podré superarlos.
Doy las gracias a mi familia y a mis amigos por apoyarme en esta decisión.
Doy las gracias a mi parroquia de Paderne y al Centro Parroquial por acogerme siempre con afecto a pesar de mis largas ausencias.
Doy las gracias a mi comunidad de Fetais y a todos los que me ayudaron durante mi estancia en Camarate.
Finalmente, agradezco al Movimiento LMC y a la Familia Comboniana por haberme transmitido la esencia que me inspira a seguir adelante.
“Si tuviera mil vidas, daría mil vidas por África”.
Con la bendición de Dios, mucha alegría, buen ánimo, sonrisas y anticipación, los LMC estuvimos aportando ideas, actividades y sugerencias de bocadillos para celebrarle a los niños de la Aldea La Salvadora I y II el aniversario…
VI ANIVERSARIO DEL PROGRAMA DE CHISPUDITOS.
Llegado el 3 DE JUNIO, fecha del Aniversario, con una mañana agradablemente soleada y con la asistencia de los 50 niños que mes a mes se les da seguimiento preventivo para la desnutrición infantil, realizamos la preparación de una deliciosa y fresca ensalada de frutas, que niños y padres de familia degustaron juntamente con un pan con relleno de pollo y una muy fría y refrescante horchata.
Hubo juegos divertidos de rondas, cantos y carreras alrededor de sillas; mímicas y hasta carreras de mamás con sus bebés, obsequiándoles a cada uno con un atractivo vaso plástico de colores pastel. Fue un ambiente tan entretenido y ameno, que los niños como los mayores pasamos una mañana de fiesta y diversión.
Por supuesto, el cierre con broche de oro, de esta celebración, fue la presentación de una obra de cuento, en la que los LMC pusieron toda su alma y energía en su actuación, dejando sorprendidos y maravillados a todos los espectadores, fue la fábula de Leo y el ratón. Curiosamente varios niños no conocían la fábula y nos llamó mucho la atención la manera en que, adultos y niños, estaban completamente introducidos en la trama.
Fue un momento muy ameno, un momento en el que celebramos la vida y que, en medio del sufrimiento, hay luz y esperanza para estas aldeas.
Nuestro profundo deseo como comunidad, es ir creciendo con este programa, para que la palabra de Dios pueda llegar a más familias y les consuele en sus pesares, para que más niños puedan tener la oportunidad de mejorar una pequeñez su salud y para que las madres de familia puedan tener las herramientas necesarias para que sus hijos crezcan con mayor oportunidad.
El 23 de julio de 2023, la Laica Misionera Comboniana Cristina Paulek era enviada desde la comunidad de Nossa Senhora Aparecida, en el barrio de Ipê Amarelo, parroquia comboniana de Contagem/Minas Gerais, donde estaba actualmente en misión.
Fue un momento emotivo, de gran alegría y de varios reencuentros de la familia LMC de Brasil.
Cristina parte para la República Centroafricana después de varios años de dedicación misionera en tierras brasileñas. Comenzó su trabajo en 1998 en la formación y luego se dedicó a la causa indígena en Rondônia; desde entonces ha desarrollado diversos trabajos misioneros en la Asociación de Laicos Misioneros Combonianos, incluyendo la coordinación general y el acompañamiento de personas en preparación para ser LMC y para partir. La mayor parte de ese tiempo lo pasó en la Comunidad de Ipê Amarelo, que ahora la envía en misión a otras fronteras.
Estuvieron presentes en esta celebración de envío: Alejo Ramirez y su esposa Terezinha Ramirez, Vanessa y Feliciano con su hija Valentina, Adriana y Marcelo con sus hijos Bernardo y Esther, Liliana y Flávio con su hija Maria y también el fundador de los Laicos Misioneros Combonianos en Brasil, Valdeci Ferreira, que en la ocasión declaró que estaba sorprendido por la decisión de Cristina, una sorpresa alegre. Dijo también que el sueño de África ha sido siempre el sueño misionero del proyecto LMC y que agradece a Dios el don de la vida de Cristina y pide a toda la comunidad que se una a ella en la oración.
Después de la misa, tuvimos un momento muy especial de despedida de Cristina, junto con la comunidad y todos los laicos presentes en un almuerzo en la casa de misión, un momento de gran alegría y satisfacción. La pareja de laicos Adriana y Marcelo declararon que: “este fue un momento muy emocionante que fortalece los lazos de la misión y da un sentido misionero a la vida que vivimos día a día, en nuestro trabajo en nuestra comunidad de base, junto con la educación de nuestros hijos Bernardo y Esther”.
El actual coordinador de los laicos en Brasil, Flávio Schmidt, que viajó cuatro días desde Maranhão hasta Ipê Amarelo con su familia, destaca: “Es un momento de gran alegría para nuestro grupo y para el movimiento como un todo. Cristina ya ha hecho mucho por la misión y ahora continúa su servicio misionero en el corazón de San Daniel Comboni, junto con la familia comboniana allí presente. Es también inspirador que este envío tenga lugar el día en que se recuerda el martirio del P. Ezequiel Ramín en tierras brasileñas. Recemos por ella y por todas las personas que dedican su vida a la construcción del Reino”.
Damos gracias a Dios por el don de la vida de Cristina Paulek y le pedimos sus bendiciones para que este nuevo tiempo misionero en el corazón de África sea un tiempo fecundo de paz, alegría y, sobre todo, de difusión entusiasta del Evangelio del Reino.
somos Ilaria y Federica, dos misioneras laicas combonianas pertenecientes al grupo local de Verona (Italia). Estamos aquí para hablaros de nosotras, no tanto por lo que hacemos, sino para compartir la alegría y la belleza de participar en la vida de este mundo a pesar de sus contradicciones y dificultades. Vivimos para expresar cuánta humanidad en la vida cotidiana se puede encontrar dondequiera que vayamos, abrazando a cada hermano en el Dios Vivo: Él se deja encontrar precisamente en los más marginados, los más solitarios.
Después de una experiencia misionera en Uganda, sentimos una llamada más profunda que nos empujó a querer orientar y dedicar toda nuestra existencia a una vida misionera.
Por casualidad, o más bien por varias coincidencias de Dios, conocimos al P. Eliseo, comboniano y superior de la Casa Madre de Verona. A partir de este encuentro comenzó un nuevo camino comboniano, en el que muchas preguntas y muchas piezas anteriores comenzaron a tomar vida, forma y respuesta en esta misma Familia con la que redescubrimos los valores en los que creemos firmemente, de una Iglesia abierta y universal que acoge a todos, pero especialmente a los últimos.
En este camino de conocimiento, de vida, estamos también muy agradecidas a los hermanos/hermanas del grupo local de Verona; con ellos el camino en el carisma comboniano se concreta en muchas iniciativas de compartir, de participación en la vida misionera local, de crecimiento a nivel humano, espiritual, social y de fe.
Todo esto nos ha llevado a madurar la decisión de formarnos para una próxima salida en una misión internacional laical comboniana, y por este motivo ahora estamos completando nuestra formación compartiendo algunos meses en una comunidad misionera laical comboniana llamada “La Zattera”, Centro de Segunda Acogida de Migrantes, en Palermo.
La comunidad está formada por un matrimonio, Tony Scardamaglia y Dorotea Passantino, y una mujer, Maria Montana, que hace 15 años tuvieron la intuición de crear y experimentar personalmente la acogida de inmigrantes. Nuestra vida cotidiana no sólo se enriquece con su presencia, sino que la compartimos con ocho inmigrantes que viven aquí. La vida cotidiana, que para ellos es una conquista continua en el campo del reconocimiento de los derechos, se convierte para nosotros en una escuela de aprendizaje sobre las diferentes culturas, sobre muchas historias “sagradas” que enriquecen nuestra vida cotidiana y la hacen especial.
Nuestro servicio entonces durante unos días a la semana está dedicado al Centro Astalli, una asociación de voluntariado para la defensa de los derechos, la integración y la inclusión de los inmigrantes extracomunitarios, refugiados y solicitantes de asilo, donde todos los servicios que se ofrecen a los usuarios son de primera y segunda acogida. Para estas dos realidades, las palabras son realmente poco comparadas con vivir plenamente todos sus aspectos. Es difícil explicar en pocas líneas la belleza que experimentamos y compartimos con ellos cada día; sin duda entendemos que es un gran regalo que estamos recibiendo.
Estamos aquí desde mediados de abril y cada día intentamos vivir y captar al Señor que pasa a través de sus gestos cotidianos, en sus rostros y en los relatos de su historia. Debemos decir que Palermo nos está maravillando, es increíblemente hermosa, pero no sólo la ciudad, sobre todo las personas que la representan. Desde el primer día que llegamos, su acogida, su pasión y sus ganas de ayudar los distinguen. Aquí todavía se respira mucho el sentido de ayudarse unos a otros, el sentido de pertenecer a una familia, el sentido de vivir siempre con el corazón abierto para todos. La gente local se desvive por hacerte amar esta tierra de los mil sabores.
Además, también nos encontramos y compartimos algunos momentos con los padres combonianos que viven en la parroquia de la zona de Santa Lucía y con las hermanas combonianas que, en cambio, viven en la parroquia de Nicola di Bari, en el corazón del barrio de Ballarò.
Nuestros días nunca son iguales, siempre están abiertos a mil cambios, al encuentro con el Otro, viviendo en el aquí y ahora lo que el día te ofrece en total gratuidad y plenitud.
También queremos compartir una reflexión que nos impactó mucho y que creemos que nos puede acompañar en todo lo que hagamos en nuestras vidas. Es una frase de Don Tonino Bello: “Dar a los demás la verdadera imagen de la Iglesia: es decir, personas que se acogen, que se compadecen, que no son mentirosas, que tienen el lenguaje de la transparencia, que no disfrazan las cosas ni disfrazan su persona”.
Experimentamos cada vez más que, para cambiar este tiempo difícil, es necesario que cada uno, a su pequeña manera, dé siempre un paso hacia el otro, aunque cueste tanto. Creemos siempre que compartir con los demás lleva a hacer cosas impensables en la propia vida, por eso queremos que nuestro sueño de salir en misión y compartir sea de todos, y que cada uno a su pequeña manera se sienta parte de la Iglesia que es de Todos en su sencillez, transparencia y en la acogida a todos.
Creemos mucho en ello y nunca dejaremos de testimoniarlo e intentar vivirlo para que la vida y la dignidad no sean negadas a nadie.
Gracias a quienes nos han dado la oportunidad de compartir lo que creemos y vivimos.
Si quieren, pueden seguirnos en las redes sociales donde encontrarán todas las formas de contactarnos y también ser parte de la misión futura, del bien y de esta hermosa extensa familia comboniana.
¡¡¡¡¡¡Hasta la próxima, con muchas noticias inesperadas y dejémonos llevar siempre por el Espíritu!!!!!! Paz y alegría.
Ilaria y Federica
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