Laicos Misioneros Combonianos

Estamos de fiesta

Este año nuestro movimiento Laicos Misioneros Combonianos – Perú se encuentra en el año de su XVIII aniversario ya que fue en noviembre de 1996 cuando se procedía a dar inicio con una convocatoria general.

Realmente, es un acontecimiento que nos llena de orgullo y a su vez redobla nuestro compromiso, ya que alcanzar la edad de la madures nos compromete a vivir esta opción de vida con mayor responsabilidad.

Estos años transcurridos están llenos de dificultades pero también aciertos, tristezas y alegrías y sobre todo amor por la misión.

Recordamos con mucho cariño a todos los LMC-Perú que iniciaron esta locura ya que muchos de ellos ya no están entre nosotros por diferentes circunstancias, a los asesores MCCJ que pasaron por nuestra comunidad les damos gracias por su paciencia, perseverancia y disponibilidad.

A nuestros amigos y colaboradores agradecerles por sus oraciones y confianza depositada. Nosotros seguiremos tras los pasos de San Daniel Comboni de la mano con Jesús.

Gracias

LMC Fisher A

El Trueque: Una lección de Intercambio

pastel de melocotón
Lo que yo di.

Hace poco fui a visitar dos de las señoras del grupo de pastelería de mujeres en el que participo, a quienes no había visto desde hace un par de semanas. Decidí llevarles mi porción del pastel que el grupo y yo habíamos hecho ese día, bizcocho de yogur con melocotones. Cuando llegué a la primera casa, fui recibida por Rocío. Ella aceptó el pastel y desapareció en una habitación en el extremo más al fondo de su casa. Regresó con una sonrisa y un enorme trozo de pastel de chocolate que acaba de terminar de preparar.

pastel de chocolate
Lo que me dieron.

Al salir de su casa, con la tarta de chocolate en la mano, me sacudí la cabeza, pensando: “Es imposible dar algo a un peruano sin ellos darme algo a cambio”. Tengo varios amigos que venden alimentos en el mercado y en la calles. Si trato de comprar algo de ellos, a menudo no aceptan mi dinero. Si ellos me dejan comprarles, la siguiente vez que paso a su lado insisten en regalarme por lo menos tanto como yo originalmente les había comprado.

Al llegar a la segunda casa, Manuela me saludó con un abrazo. Ella felizmente tomó el pastel de melocotón, y respondió: “Es un trueque entonces”. Antes de que pudiera responder, ella se fue dentro de la casa y salió con una taza de arroz zambito (la versión peruana de arroz con leche).

Arroz zambito
Arroz zambito de Manuela.

Le di las gracias por el arroz zambito y le dije que era muy amable, pero que no es necesario, ya que ella vende este arroz zambito como un ingreso para su familia. Manuela sonrió y me explicó la importancia cultural de un “trueque” (intercambio de bienes). Ella relató que se trata de un valor cultural transmitido por los incas que sigue siendo una parte integral de la cultura peruana.

 

A Rafael y a mí nos enseñaron algo muy similar en el curso intensivo sobre la realidad peruana que realizamos en Lima en 2012. Uno de los profesores nos enseñaban que la reciprocidad es un valor fundamental de la cultura peruana, un valor que tiene una base histórica derivada de los Incas, cuya economía se basaba en un sistema de trueque. Si alguien hace algo para usted, usted encontrará una manera de hacer algo beneficioso para ellos. Puedo ver este valor en acción en mi vida cotidiana aquí. Cualquier acto de servicio por mi parte me ha sido devuelto desinteresadamente, a menudo de maneras que superan cualquier cosa que haya hecho. Mi experiencia de la misión aquí en el Perú ha sido no de dar, sino de aprender a recibir con humildad lo que otros me dan. Las personas no dan de lo que les sobra, sino que dan de lo mejor que tienen para ofrecer.

Aji de gallina
Ají de gallina

Una de las mujeres del grupo de pastelería me dijo recientemente que le gustaría prepararnos el almuerzo a Rafael y a mí. Se detuvo por mi casa una mañana temprano y me dijo que no cocinara el almuerzo de ese día. A las 13:00, la hora de la comida peruana, llegó con dos platos rebosantes de comida para nosotros. Ella no había preparado cualquier comida. Semanas antes de hacer este almuerzo, ella casualmente nos había preguntado cuál era el plato peruano que más nos gustaba.

Este domingo pasado nos vino a traer esta misma comida, “ají de gallina”. Hay maneras de ahorrar al preparar este plato, pero sin que ella tuviera que decir nada, me di cuenta que había utilizado los mejores ingredientes del mercado. Yo estaba pérdida buscando algo que dar a cambio, pero no fue necesario. Este fue un regalo especial de amor que ella felizmente nos dio, sin esperar nada a cambio. Estoy continuamente sorprendida por la generosidad y la amabilidad de la gente, y su práctica del principio de “El Trueque”.

Emily Harrintong

Ecos de la misión LMC

SusanaDesde muy temprana edad quería estar lo más cercana posible a los que nada tienen y, sobre todo, ser una con ellos, para poder ser un puente entre los más pobres de los pobres y sus autoridades locales y por supuesto entre ellos y Europa.

Recuerdo que cuando me fui, con 24 años, a una misión en la República Centroafricana no tenía ni idea de lo que me esperaba. Yo sólo sabía que Dios me estaba llamando y el corazón de África me necesitaba tanto como yo lo necesitaba.

En este sentido, la formación de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) fue muy importante y me ayudó a confirmar mi vocación de misionera laica y en el carisma de Comboni. En aquel momento yo amaba África, y no concebía la idea de “ser feliz” sin esforzarme activamente por un mundo más feliz, más justo y verdadero, hoy, después de cinco años pasados en el corazón de África, puedo decir que la donación a la Misión me trae algo más que felicidad, me lleva al sentido de la vida, la fuerza para la esperanza en el mañana y, sobre todo, me hace sentir el amor y la presencia de Dios más que nunca, después de todo, estando entre los más pobres del mundo, me siento entre las personas más amadas de Dios.

Olvidados por los hombres

PigmeosEn la República Centroafricana, este país tan olvidado por los hombres y amado por Dios, me integré a lo que fue la primera comunidad internacional LMC: Mongoumba, en pleno bosque, viviendo y trabajando con los pigmeos y los bantúes (no pigmeos).

Una de mis luchas diarias era la lucha para que la creciente deforestación terminase. En efecto, si la tala no cesa, pronto ya no existen pigmeos en la región y los bantúes, que viven en las aldeas, se convertirán en mano de obra barata de aquellos que quieran explotar la región.

Actualmente, debido a esta situación, los pigmeos y los no pigmeos se han visto obligados a vivir demasiado cerca y, por supuesto, el choque cultural – para la que nadie estaba preparado y que se impuso por los intereses de las empresas maderas europeas- ha hecho que los pigmeos vivan en un estado de esclavitud y de total exclusión social. Para ayudar a hacer frente a esta exclusión social, la misión ha creado y gestiona seis escuelas para la integración de los pigmeos. Las escuelas están dispersos por la selva en un radio de unos 60 km. Intentamos, a partir de un método específico, que los niños pigmeos asistan los primeros años de la educación primaria para después integrarse mejor en las escuelas públicas.

Otros problemas que abundan aquí, tienen que ver con la salud. En la medida que los pigmeos viven de la selva, esta, al ser destruida, abre un camino de hambre y enfermedades. Por un lado, de hambre, porque los árboles, que son la dieta básica, son sacrificados. Por otro, de salud, las enfermedades aumentan porque los árboles y las plantas medicinales utilizadas en la medicina tradicional, comienzan a ser difícil de encontrar. En este sentido, y también para ayudar en este camino de integración de los pigmeos en el sistema de salud pública, la misión dirige una clínica de salud. Esta está especialmente dirigida a los pigmeos y a los más pobres de la aldea. Aquí no pasamos consulta, sólo sirve como un puente entre los pacientes y el centro de salud pública, además de dar el apoyo necesario para la toma de medicamentos. Nosotros trabajamos con un enfermero-socorrista centroafricano que nos ayuda a controlar que los pacientes tomen los medicamentos correctos y hacer sensibilización sanitaria en los campamentos de pigmeos.

En esta área, las luchas son más que diarias: ¡son cada minuto! En todo momento nos enfrentamos a errores clínicos graves en el centro de salud pública, que se derivan tanto de la ignorancia y la negligencia de los que trabajan allí como de la discriminación y la falta de conciencia de la importancia y valor de la vida.

En este sentido, hay días que este centro de salud parece producir más muerte que vida. Así que cuando las muertes ocurren “sin tener que pasar”, eso nos lleva a las peleas que a veces terminan en los juzgados y a veces en el Ministerio de Salud.

Dar voz

Escola Pigmea Mirando a este pueblo – pigmeos y bantúes – una se da cuenta de que son simplemente víctimas de la corrupción mundial que ayuda al Gobierno centroafricano a estar más preocupado por los suministros de armas que con la salud y la educación. ¿Cómo podemos, en este contexto, remar contra la corriente? Ciertamente, no es tarea fácil, pero no nos desalienta, por el contrario, nos hace luchar por la vida y la verdadera libertad en este país, teóricamente independiente, sigue sufriendo abusos cotidianos de la colonización.

Hoy en día, la comunidad LMC aquí presente cuenta con la ayuda de los Misioneros Combonianos y las Misioneras Seculares Combonianas. Así en Familia Comboniana, y trabajando desde la comunidad apostólica, se desarrollan proyectos en diversas áreas buscando, con el testimonio de vida, anunciar a Aquel que nos envía a la Misión.

De hecho, la misión, en todas las partes del mundo, necesita testimonios de vida que sean llaves para la liberación de los pueblos. Hoy en día, en la misión, el desafío no es “hacer algo para los demás”, sino “ser alguien con los demás.” La oración sin acción es inútil y lejana a los valores del Evangelio.

Hoy, la misión nos desafía a vivir de acuerdo a los valores que defendemos y en favor de un mundo donde todos, sin excepción, sean considerados, de hecho, hijos de Dios, para que en Él puedan encontrar Vida en abundancia.

Susana Vilas Boas LMC

Misión en Guerrero (México)

CarolinaHoy 15 de Octubre del 2014 se cumplió un mes de la partida de Carolina Carreón Martínez a su destino de Misión donde tomó un compromiso de trabajo por 3 años en la sierra de Guerrero. En esta comunidad, donde hay presencia de Padres del Instituto Comboniano, entre los pueblos indígenas mixtecos (ÑAU SAVIL); lugar donde extrañaban la presencia de Misioneros Laicos ya que anteriormente habían sido acompañados por las LMC Marcela, Ángeles, Olivia, Lety, Rosario y Alma.

Carolina, que ha dado el sí al llamado de Dios para hacer presente su Reino, dando a conocer su amor por la humanidad, con confianza y respeto a los pueblos indígenas para que ellos sean los protagonistas de su propia liberación, cuenta con el apoyo y oración del Grupo Laicos Misioneros Combonianos al cual pertenece.

Cordialmente

Adriana M Salcedo Cabello

[Mozambique] Jubileo del Plan para la Regeneración de África

Hay cosas difíciles de contar, como es popular escuchar, sólo viendo. Está de fiesta, la parroquia del Inmaculado Corazón de María en Carapira, en grande fiesta. Conmemorando en este año (2014) ciento cincuenta años del plan de Comboni para la regeneración de África. Un plan concebido para aliviar el sufrimiento del pueblo africano. Un pueblo pobre, sufridor, sujeto a la esclavitud, sin conocer la buena nueva de Jesús. El sueño de Daniel Comboni o sea, el plan de Dios, se transformó en obra, una obra rodeada de grandes dificultades más llena de vida y progreso. Una de las formas que adoptó para superar estas dificultades fue la de “Salvar a África con África”.

También en este año conmemoramos los cincuenta (50) años de la inauguración de la maravillosa iglesia, la parroquia construida por los discípulos de Jesús orientados por el carisma de Daniel Comboni. Fue muy bonito y encantador oír, de los miembros más viejos de la comunidad cristiana, la historia de la parroquia desde la llegada de los primeros misioneros, pasando por la construcción y la inauguración de la iglesia hasta los días de hoy. No se olvidaron de contar los momentos de la guerra civil y de los misioneros y misioneras combonian@s con los cuales pasaron momentos difíciles, dando así su importante y valiosa ayuda.

Las Misioneras Combonianas también cumplen 60 años de presencia en Mozambique, haciendo un recorrido por su historia visitaron la “Isla de Mozambique y la Parroquia de Mussoril” donde tuvieron su primera misión.

Conmemoramos también, los cincuenta años de la creación de la Escuela Industrial de Carapira fundada por los combonianos, obra que tiene por objetivo dar respuesta al lema “Salvar África con África”. Una escuela que, a frente con muchas dificultades, siempre apostó por la formación de los jóvenes mozambiqueños con un elevado nivel técnico-profesional y humano para el servicio del pueblo. Es dentro de estos jubileos que la parroquia asistió a la ordenación del P. José Alberto mozambiqueño y la consagración religiosa de la hna. Lilia Karina mexicana, aumentando así la familia comboniana.

Es maravilloso el modo como la Familia Comboniana – padres, hermanos, hermanas y laicos (estranjeros y mozambiqueños) – coordinan los trabajos de evangelización. Este equipo trabaja en estrecha colaboración, en las tareas que la realidad nos propone, mismo en los momentos para preparación y realización de un evento o fiesta.

En toda África, en particular Mozambique, el evangelio está siendo vivido por más personas, gracias a los Combonianos. Agradecemos a Dios por este legado.

Matrimonio Martinho.