Laicos Misioneros Combonianos

Comunidad Trindade

LMC BrasilEstoy cerca del final de mis tres años de compromiso misionero en esta hermosa tierra brasileña que me ha dado y enseñado tanto.
Ya siento un vacío triste por lo que va a pasar, un sentimiento que me trae a la memoria caras, situaciones, historias, momentos importantes que dejaron huella en mi experiencia misionera y que me han cambiado. Yo les permití cambiarme y ayudarme a crecer un poco más.
Es bueno cambiar cuando la Vida te muestra senderos que sólo pueden ser saludables para tu corazón, para bien o para mal.
Misión también significa crecimiento, encuentro con el Otro, el encuentro entre ustedes y Ellos, con Dios que nos hace ser Nosotros, y un Tú.
Terminas encontrando a un Dios itinerante, que nunca deja de moverse y te asombra. Un Dios que camina descalzo con nosotros: “¡Saquen sus sandalias de sus pies, porque el lugar que están pisando es terreno sagrado!”.
Y eso es lo que hice, caminando descalza en la maravilla del descubrimiento y el auto-descubrimiento, sabiendo que Dios estaba caminando conmigo.
Elegí terminar mis tres años de compromiso misionero en Salvador de Bahía en una comunidad que da la bienvenida a la gente de la calle. La comunidad se llama Trindade.
Ha sido una experiencia totalmente diferente a las anteriores. Dejé el trabajo penitenciario, que espero seguir en Italia, para conocer otra realidad social muy dura e hiriente, la vida de la gente de la calle.
La Comunidad Trindade tiene diez años y está situada en un barrio cercano al puerto y a un viaducto donde se reúnen muchas personas de la calle. La casa es un antiguo templo, ahora sin uso, que se ha convertido en un hogar temporal para aquellos que están tratando de cambiar sus vidas o al menos intentarlo.
LMC BrasilTodo sucede gradualmente. Siguen durmiendo en el suelo dentro de la iglesia y comienzan una recuperación que viene desde dentro, a través de la autoestima y la búsqueda de la propia identidad.
Cuando vives en la calle, lo pierdes todo, no sólo cosas materiales, sino que te abajas hasta el punto en que ya no te reconoces, perdido en un vacío que te devora, donde el alcohol y las drogas te consumen a diario. Donde ya no sabes quién eres y no tienes sueños por construir.
El hambre, el frío, la búsqueda de un lugar seguro para dormir se convierten en las prioridades del día a día.
La dependencia del alcohol y las drogas te llevan a arriesgarte, robando o prostituyéndote hasta que perder tu dignidad.
Esta comunidad nació de la reunión del Hno. Henrique, un francés, y una persona de la calle que, en busca de un lugar seguro para dormir, se cruzaron en esta iglesia abandonada.
El hno. Henrique es un monje itinerante que hace años eligió vivir en la calle para conocer de primera mano la situación dramática de la gente de la calle, haciéndose vecino y viviendo con ellos.
Él escogió esta iglesia como refugio nocturno y con el tiempo se convirtió en una comunidad, un hogar para aquellos que no tienen hogar y un faro de esperanza.
Hoy reúne a 35 hombres y mujeres.
La Comunidad Trindade no es un fin en sí mismo, sino un lugar de paso, de transición.
Es un lugar donde uno puede alejarse de la dependencia del alcohol y las drogas, encontrar un trabajo, ser capaz de mantenerse en pie después de años pasados en la calle.

Es como tratar de volver a pegar partes de uno mismo que han sido desconectadas, para ver de nuevo la forma original que se había perdido.
Es una comunidad sencilla donde todo el mundo ayuda y coopera para su mantenimiento y el bienestar de todos.
Todos cooperan y se hacen útiles, desde la cocina hasta la limpieza, el jardín y algunas actividades artesanales, cada uno según sus talentos y limitaciones.
LMC BrasilYo también tengo mi cartón donde duermo en el suelo y ayudo en todo.
Estoy aprendiendo lo que significa hacer esto: guardar cuidadosamente mi cartón que es mi colchón, enrollarlo para poder extenderlo de nuevo la noche siguiente. Cuando camino por la calle ahora y veo un pedazo de cartón me siento como si dijera: “¡Mira, eso es una cama!” Porque para un número de personas es exactamente lo que es, una casa en la calle.
La Misión te ayuda a ver las cosas desde diferentes puntos de vista, especialmente desde puntos donde a la gente no le gusta sumergirse o mirar.
Se aprende que se puede vivir con poco, lo que significa dormir en el suelo, tener hambre, no poder lavarse, lo que significa estar en la periferia de la existencia.
Un poco cada vez, con amabilidad y por estar disponible, estoy empezando a conocer las historias de las personas que viven en la comunidad: son historias de calle, de drogas, alcohol, pérdidas y violencia.
Las palabras usadas son ásperas y llenas de heridas y de cicatrices.
En esta experiencia, al igual que en mi pastoral en la prisión, aprendo la lección más hermosa e interesante: necesitas aprender a escuchar sin juzgar y hacerte prójimo.
En la comunidad también tenemos un pequeño periódico, Aurora de Rua, escrito por la propia gente de la calle. Se trata de su situación, sus vidas, sus historias y la importancia del reciclaje. Sí, porque muchos de sus productos artesanales están hechos de material desechado y de basura.
Detrás de todo esto hay una gran pedagogía: ser capaz de construir cosas bellas y útiles a partir de lo que otros consideran basura inútil.
Así es como la gente de la calle o los prisioneros, refiriéndome al ministerio en la prisión, se consideran a sí mismos como los rechazados de la sociedad.
Pero todo renace a la vida, a una nueva Vida.
El periódico ayuda a difundir las noticias y las realidades de la gente de la calle, que a menudo son discriminados, excluidos, abandonados y juzgados. Hay historias que tocan tu corazón y te ayudan a entender las profundidades de algunas situaciones humanas, tan duras y dolorosas.
El jueves por la noche la comunidad abre sus puertas a la gente de la calle del proyecto “Get up and Walk”, creado por la propia comunidad en cooperación con la diócesis de Salvador.
Desafortunadamente, la Iglesia no puede albergar demasiadas personas y el problema de las calles es enorme.
LMC BrasilEl proyecto es un lugar donde la gente de la calle puede encontrar ayuda psicológica y ayuda para rellenar los formularios para tarjetas de identificación, documentos de trabajo, o también para actividades recreativas, un lugar donde ducharse, encontrar ropa.
Para los que lo deseen, los jueves por la noche son una manera de conocer la comunidad, tener un momento de oración, una comida común y un lugar para dormir. Estos son pequeños pasos que ayudan a crear conciencia, socialización, compartir una comida, estar en un lugar tranquilo y orar juntos…
Los jueves por la noche están abiertos a todos, incluso a visitantes, personas de fuera que quieren compartir esta experiencia.
Es un momento muy emotivo, ya que vivimos de una manera concreta lo que significa el Evangelio de Jesús que invita a todos a la misma mesa, a compartir el pan con todos, donde nadie es excluido.
Es un Evangelio que se materializa en la Vida y por la Vida, el Evangelio en el que creo, donde encuentro a Dios y al rostro de Dios. Este Rostro de Dios tiene muchas historias, muchas heridas y mucha belleza. Por eso me gusta la idea de un Dios peregrino siempre caminando, dentro de cada uno de nosotros, viviendo en nuestras historias. Estoy agradecida por esta elección y por este último mes y medio que voy a pasar en esta hermosa e importante Comunidad de Vida.
No me despediré de Brasil, sino simplemente un “hasta que nos encontremos de nuevo”, porque nunca abandonaré las relaciones que creé, las personas que caminaron conmigo y que me enseñaron a caminar. Para todos ellos siempre será un “¡hasta pronto!”
Dios respira a través de nuestros corazones.
Emma, LMC

“¡La misión no se hace sin amor!”

LMC PortugalElia María Cabrita Gomes nació el 29 de enero de 1955 y es natural de Paderne (Albufeira). Es enfermera, ya jubilada. En 2006 tuvo su primer contacto con el continente africano en un proyecto de siete meses con la Asistencia Médica Internacional (AMI) en la República Democrática del Congo. En 2011 se fue con los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) durante dos años a la República Centroafricana. Terminó quedándose cinco años en esta misión.
Cuando sólo tenía 16 años de edad se presentó la oportunidad de hacer una experiencia de dos meses en Angola que ella considerada como “el click para cumplir un sueño.” Por desgracia, su padre no estaba de acuerdo y no salió. Mientras está estudiando enfermería seguía pensando en salir, pero en 1976 al terminar su formación comienza a trabajar en el Hospital de Faro, donde permaneció hasta la fecha de su retiro, se casó y tiene una hija. En 2006, finalmente, tiene su primera experiencia cuando parte por siete meses para la República Democrática del Congo con la AMI. “Fue una experiencia de sólo siete meses que me sirvió de estímulo y aumentó mi deseo de volver a África, de salir de mis comodidades e ir al encuentro de otros pueblos”, compartir.

Empezó como voluntaria en el Hogar de la Parroquia de Paderne, su parroquia natal, y descubrió los LMC por la revista Além-mar que encuentró en sus primeros días de trabajo. “Hice la formación con los LMC (2008 – 2010), conocí a Comboni, su lema” Salvar África con África” tenía todo el sentido para mí, así como salir, salir a los más pobres y abandonados, contribuir a la mejora de la calidad de la vida y el desarrollo humano”, nos dice.

¡Fue por dos años y permaneció cinco!
En febrero de 2011 llegó a Bangui (capital de la República Centroafricana – RCA, a Mongoumba, por un período de dos años, “sin expectativas, preparada para a aceptar y dar lo que la misión me pidiese”. Terminó quedándose cinco años “con experiencias de vida muy intensas. Los primeros momentos fueron de aprendizaje: ver y oír, aprender a estar, aceptar y respetar, en fin, dar los primeros pasos en una cultura y costumbres tan diferentes de los nuestros “, nos dice. Acerca de su destino en Mongoumba nos comenta que es la sede de uno de los diez municipios del distrito Mbaiki: “es un pueblo de unos 8.000 habitantes, situada a 190 km de Bangui, en plena selva ecuatorial, haciendo frontera con la República Democrática del Congo y Congo Brazzaville. El municipio de Mongoumba tiene una población de 25.000 personas de diferentes grupos étnicos contando entre ellos los pigmeos Aka. Los pigmeos son discriminados por el resto de la población que los utilizan como mano de obra barata, son los más desfavorecidos de la sociedad, que viven en diferentes campamentos dispersos en la selva, casi todos viven en casas de hoja, son pocos los que hacen casas de barro y ladrillo, se alimentan de lo que recogen en la selva. Sus bienes se reducen a lo que pueden llevar cuando cambian de campamento y se adentran en la selva, para las temporadas de pesca, recolección de miel, orugas… productos que venden o cambian por sal, telas para cubrirse y pequeños adornos. Rara vez tienen dinero y lo poco que tienen no es suficiente para pagar la atención médica.

La prioridad de la misión de Mongoumba es la evangelización de los pigmeos y la mayor parte de nuestras actividades están dirigidas a la mejora de las condiciones de vida de las personas y su integración social. En una pastoral de proximidad y trabajando en la sensibilización y promoción de la salud me permitió visitar muchos campamentos, visitar a los enfermos, desparasitar niños y en los dos primeros años, con la colaboración del ejército francés, hicimos varias campañas de tratamiento del pian (enfermedad contagiosas e incapacitante). Hice muchos kilómetros a pie en la selva… En una dura realidad que no se puede cambiar, sólo retocar con un poco de creatividad y esperar que las semillas sembradas den frutos. Después de varios años de trabajo, donde la Misión sirvió como puente entre el pueblo y el centro de salud pública, el resultado empieza a ser visible y gratificante, los pigmeos siguen siendo los últimos en ser atendidos en las consultas, pero son atendidos y cuando necesitan ser hospitalizados lo hacen en la misma sala que el resto de la población. Durante cinco años, una de mis actividades vigilar a los pigmeos hospitalizados, para que no sean olvidados, ¡porque es muy fácil olvidar el tratamiento o dar la inyección a los que no tiene voz! Ayudándome en este trabajo siempre conté con la valiosa colaboración de los dos trabajadores de la salud que trabajan en el centro de rehabilitación física de la Misión. Gran parte de nuestro trabajo es despertar conciencias porque todo el mundo es persona en Sango “Zo Zo kwe” y como tales deben ser tratados y respetados”.

Nos dice que después del golpe de estado en de marzo de 2013 “el país se sumergió en el caos viviendo bajo el imperio de las armas durante tres años. La pobreza y el sufrimiento de la población alcanzaron niveles nunca antes imaginables. A pesar de las muchas organizaciones no gubernamentales en el campo, la misión católica es casi la única institución que sigue, de manera constante, trabajando para defender y promover la dignidad de este pueblo tan sufrido, desarrollando actividades en las áreas de educación, salud, promoción humana, pastoral, justicia y paz… En los últimos dos años, mi gran dedicación fue la detección y el tratamiento de los niños desnutridos, la sensibilización y educación de los padres sobre la higiene y la nutrición. Un trabajo agotador tanto física como psicológicamente, pero con la recompensa de cada niño que se recuperó y volvió a sonreír. Tuve la posibilidad de trabajar con un buen equipo, gente de la localidad, disponible e interesada”.

Partir sin ninguna expectativa, regresar llena de sueños
Finaliza diciendo que a pesar de haber llegado en 2011 sin expectativas, vuelve en 2016 con el sueño de algún día regresar a la misión en RCA y encontrar “casas que no sean arrasadas por la lluvia, con techos que no sean llevados por el viento; niños sanos y bien alimentados que tienen libros y van a la escuela; carreteras sin agujeros (incluso los caminos de tierra) y medios de transporte que aproximen las aldeas, pueblos y ciudades; pigmeos que conocen sus deberes y son capaces de luchar por sus derechos; una nueva legislación en que las “brujas” no van al tribunal, sino las que las denuncian y atacan; centros de salud y hospitales que trabajen con médicos y enfermeras con formación, donde se hacen operaciones, análisis y pruebas, donde hay nombre y la causa de la enfermedad, dejando de existir enfermedades místicas; sueño que voy a encontrar un país donde los pilares de la educación, los maestros, van a la escuela y tienen más que el sexto o noveno grado; y, porque “Dios ama a su pueblo”, tengo fe en que el odio que todavía existe conducirá a una paz duradera en un clima de amor y tolerancia. Es un sueño y una esperanza de que la riqueza del país no sólo va a parar a los bolsillos de algunos, sino que sirvan para mejorar la calidad de vida para todos.

¡La misión no se hace sin amor! Me gusta el país y me gusta la gente, un pueblo que sufre, pero continúa riendo, canta y baila. ¡Es mi pueblo! Los más pequeños son los que guardo con más cariño en mi corazón, recordar a los niños, sus sonrisas puras y sinceras serán calor en las noches frías de invierno”.
Texto de Catherine Anthony, FEC – Fundación Fe y Cooperación

Meskel

EtiopiaLa Fiesta de la Santa Cruz (llamada ‘Meskel’) es una de las mayores celebraciones en Etiopía. Se celebra especialmente en la región Gurage donde tuvimos la oportunidad de pasar unos días y ver las celebraciones por nosotras mismas. Nuestro amigo Desalegn nos invitó, con lo que pudimos compartir la vida en su pueblo. Dormimos en una cabaña tradicional que compartimos con los parientes de Desalegn.
Durante las celebraciones de Meskel, familias enteras llegan a los pueblos para pasar este tiempo tan especial juntos. El sacrificio de un toro es una de las tradiciones más importantes donde todo el mundo está involucrado. Después de las oraciones se proclama: los hombres del pueblo de Desalegn han sacrificado el animal cortando su garganta. Entonces todo el mundo ayuda con la carne y la prepara para ser comida cruda durante la fiesta. La carne cruda es un manjar muy popular en Etiopía, sobre todo cuando es fresca.
Ese mismo día, las mujeres preparan una especialidad tradicional llamada kitfo – corte de carne cruda en trozos muy pequeños que se sirve con mantequilla y especias muy caliente. Nadie nos preguntó si queríamos – nos dieron a todos una porción por lo que no pudimos rechazarla. A Magda, mi tocaya, le gusta bastante, pero para mí fue un gran reto comer carne cruda. Comí sólo un poco.

Según la tradición, Santa Helena, que quería encontrar la Santa Cruz para Etiopiasalvarla de profanación, la descubrió siguiendo el humo de un fuego. En memoria de este evento, la gente de toda Etiopía encienden hogueras en la víspera de Meskel. En la región Gurage, las personas de todo el pueblo se reúnen en un gran espacio abierto y luego encienden juntos la hoguera.

Tras los discursos de uno o más líderes, la gente se desea un Feliz Año Nuevo. De hecho, es el comienzo del Año Nuevo según el calendario local. A continuación empiezan a bailar una danza tradicional Gurage en círculo. Después de algún tiempo se van a casa y cada familia enciende una hoguera en frente de su casa. Muchas personas se mueven de una hoguera a otra.
Nos dimos cuenta que cuando un número de personas se reúnen en una hoguera en particular, muchos de los vecinos se unen a ellos. Luego todos juntos van de un lugar a otro bailando y cantando la misma canción tradicional. Esto duró hasta altas horas de la noche.

Al día siguiente fuimos a una iglesia para la misa. Después, otra gran hoguera se encendió. Hubo baile y canciones. Las canciones religiosas fueron las primeras en ser cantadas y luego la misma canción tradicional Gurage como en la víspera de Meskel.

Muchas personas visitan a sus familiares y amigos en el Día de Meskel. Nosotros también fuimos con Desalegn para visitar a sus parientes. En todas partes nos recibieron con comida y bebida, comenzando con el café y varios aperitivos y terminando con kitfo.

EtiopiaEn resumen, puedo decir que fui testigo de las tradiciones Gurage asociadas con la fiesta de la Santa Cruz. Es un momento muy especial de la familia de esta tribu. Al igual que en Polonia que pasamos la Navidad con nuestros parientes cercanos y amigos, compartiendo comidas especiales juntos, comiendo comidas típicas de Navidad. La gente Gurage pasan la mayor parte del tiempo sentados, hablando y comiendo juntos. Por supuesto, también hay diferencias. Por ejemplo, las personas Gurage no utilizan mesas para las comidas y no pasan horas viendo la televisión.
Durante nuestra breve visita, tuvimos una visión privilegiada de una familia Gurage. Nos permitieron entrar en su vida, sentir la atmósfera del lugar, conocer la forma en que saludar a los demás, compartir sus comidas, beber café y hablar unos con otros. Vimos de cerca cómo trabajan, descansan, celebran y viven su vida cotidiana. Fue una experiencia muy interesante y enriquecedora. Agradecemos sinceramente a Desalegn, a sus familiares y a las personas Gurage por este gran honor.

Magda Fiec, LMC Awassa (Etiopía)

¿Qué título?

Marisa LMC¿Qué título debo usar? ¿”Ya ha pasado una semana” o “sólo ha pasado una semana” (desde que llegué aquí)?

Llegué a Londres el 3 de septiembre. Era casi medianoche cuando entré en “mi nueva casa”.  A veces (sí, a veces), esto no es sólo mi casa, que es más que eso: es mi hogar – así lo siento. [“Sólo ha pasado una semana” y me siento bien aquí, en esta comunidad.]

Normalmente, somos siete personas en casa – yo; cuatro sacerdotes (Padre Angelo, Padre Rogelio, Padre Luis y Padre Patrick); y otros dos (Paul y Amir, que se unieron a nosotros hace unos días). Pero este número cambia a menudo: a veces sacerdotes de otras comunidades o familiares/amigos vienen a pasar la noche o unos días con nosotros, en nuestra comunidad. [¡”Sólo ha pasado una semana” y he conocido a tanta gente!].

Esta comunidad me permite aprender, crecer y madurar. Empezamos el día juntos en la capilla – para las laudes y la misa. Por la tarde, antes de la cena, volvemos para las oraciones de la tarde. Poco a poco, me siento más capaz de orar sin ojear constantemente los libros (¡todos en Inglés!). [A veces pienso que “sólo ha pasado una semana y puedo decir una oración sin leerla (bueno, de vez en cuando, miro el libro…); otras veces, siento un poco de frustración por la lengua, pienso: “Ya ha pasado una semana y todavía necesito una guía. “]. Sin embargo, los sacerdotes son muy paciente y me animan a no perder la voluntad de aprender. A veces, incluso me invitan a hacer las lecturas.

Por lo general salgo de casa unos 10 o 15 minutos antes de las 9 para ir a la escuela, para las clases de inglés, donde paso el resto de la mañana. En mi clase, hay otras personas de diferentes edades y nacionalidades (turca, brasileña, argentina, mexicana, peruana, japonés y chino).

Las comidas las realizamos en comunidad, con los Padres. Es otro momento para compartir. Más que compartir los alimentos, compartimos la vida. Es también un tiempo de conocimiento y aprendizaje, un espacio privilegiado donde crecen las relaciones. [“Sólo ha pasado una semana”, pero nuestras relaciones están crecen poco a poco y cada día sabemos más de cada uno].

En mi tiempo libre tengo la oportunidad de visitar Londres (como el Museo de Historia Natural, el Museo de la Ciencia, Southbank Museum, London Eye, el Big Ben, Buckingham Palace, Portobello Road (el mercado), los parques reales (Hyde Park, la fuente conmemorativa a Diana – princesa de Gales, Lago Serpentine, los jardines de Kensington, Albert Memorial, …). [ “Sólo ha pasado una semana” pero ¡pude ver tanto!].

También dedico tiempo para leer, para conocer/hablar con alguien o para ayudar en algo en casa.
Aquí aprendo con cualquier cosa, no importa qué. Estoy observando que es importante que esté disponible, predispuesta, dejar que las cosas sucedan – cometer algunos (o muchos) errores sin miedo y, a continuación, aceptar todas las correcciones con humildad. Leer, ver la televisión, escuchar todo lo que podamos, estudiar… también es importante aprender [Inglés], pero reconozco que aprendo mucho cada vez que cometo un error y alguien me corrige. Estoy aprendiendo que la corrección tiene, de alguna manera, una dimensión relacional – porque necesita una apertura generosa, espontaneidad y empatía – y también ayuda a crecer y construir la vida entre los que corrigen y el que es corregido.

Marisa LMCAyer, domingo, ¡sucedió algo maravilloso! De acuerdo con el calendario etíope, el 11 de septiembre es el primer día del año – se llama «Enkutatash» (“regalo de joyas” – no estoy segura de la traducción o el significado…). El padre Frasa, que está con nosotros sólo por unos pocos días, me invitó a celebrar el Año Nuevo con la comunidad etíope. Fue una experiencia maravillosa. La Eucaristía, con el ritual de Etiopía nos tomó aproximadamente 3 horas (la misa se celebró en ge’ez y amárico, así que tuve serias dificultades para entender «nada» de lo que dijeron, rezamos o cantamos…).

Marisa LMCAl final, el Padre me presentó a la Comunidad que me recibió con gran hospitalidad, y me invitaron a una comida tradicional con ellos. Compartí el plato con otros 4 niños y una mamá: entendí que es un signo de la amistad, de hospitalidad, de lealtad (“los que comen del mismo plato no se traicionarán”, me dijeron). Probé injera y gursha (cuando alguien toma un trozo de injera, lo moja en wot y nos da de comer directamente en la boca es un signo de amistad (“Me gustas, así que te alimento”); recibir la comida de alguien es un signo de hospitalidad y aceptación (es como un abrazo entre amigos) [“sólo ha pasado una semana” y ya he sido bendecida con un poco de “Etiopía”!]. El próximo domingo voy a regresar allí. Es curioso reparar que uno de mis primeros contactos, en los que he tenido una experiencia de intimidad, y donde me sentí «como bautizada» a la cultura etíope y a su gente, de hecho, ocurrió en la misa y compartiendo la comida. ¡Qué bendición!

Estoy terminando. Pero no antes de señalar que no fue “sólo en Etiopía” que el nuevo año comenzó. De alguna manera, es como yo me siento también: empezar algo único, marcando el comienzo de un nuevo ciclo y hacer los primeros pasos en la misión que Dios me confía.

¿Qué título debo usar? Amor – Comunidad; compartir; servicio; corrección… Amor es el título (y todo lo demás).
[Nota: “Ya ha pasado una semana,” y yo he sido bendecida con tantos milagros, con tantos encuentros, tantas experiencias… estoy segura que nuevas cosas irán llegando porque, de hecho, ” sólo ha pasado una semana” -“yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia “(Juan 10:10).

Marisa Almeida, LMC en Londres

11.09 – ¡Feliz Año Nuevo 2009!

flor¡Desde hace varios días en la calle, por todas partes, se pueden ver gente con pollos! Caminando, en moto, en bajajs, en mini-buses … ¡Por todas partes! Y también el tema del precio del pollo es uno de los más comentados (que si el precio es muy caro, 250 birr, ¡que son unos 10 euros!, etc.).

Todas estas cosas son signos de que el Año Nuevo se acerca, y lo celebramos ¡hoy! Etiopía utiliza el calendario juliano, según el cual acaba de comenzar el año 2009.

Para mí, todavía es algo bastante extraño, que la celebración del Año Nuevo sea mediados de septiembre es raro, en segundo lugar, que sea el año 2009, y en tercer lugar que el año tenga 13 meses …  😀 Sin embargo, aquí es lo más natural y es una ¡gran alegría!

Todas las personas están muy agradecidas a Dios que los llevó acompañó durante otro año y le piden que los bendiga por el nuevo.

La celebración de este día es completamente diferente de la nuestra en Europa; no hay grandes fiestas de fin de año. Sin embargo, en el Día de Año Nuevo, por la mañana las chicas caminan por las calles y visitan las casas cantando una canción especial – una bendición para el Año Nuevo. A continuación, dan flores – septiembre en Etiopía es el momento de la floración muy típica de unas flores amarillas particulares, hermosas. Sin embargo, hoy en día es más común que den una flor dibujada en un papel. A la vez también esperan un pequeño regalo.

También es un día de fiesta de la familia – todas las personas preparan doro wat (un plato especial del pollo que he mencionado anteriormente), y junto con los seres queridos se reúnen para el almuerzo. Este es un tiempo de mucha alegría 🙂
Así que, ¡Feliz Año Nuevo!
Recemos para que Dios bendiga a los etíopes y les conceda paz.

flores

Magda Plekan, LMC en Awassa (Etiopía)