Laicos Misioneros Combonianos

Familia en misión

Tobiasz Adela 2024

Yo, Tobiasz, junto con mi mujer, Adela, hemos pasado ya unos cuantos años en misión: dos años en Sudáfrica y más de dos años en Etiopía. Volvimos a Polonia cuando nuestro hijo estaba a punto de nacer. Han pasado cinco años desde entonces y han aparecido tres hijos. Con nuestra familia aumentada por Leo (5 años), Jeremi (casi 4 años) y Beniamin (1 año y medio), decidimos refrescar nuestra vocación misionera y volvimos a África, esta vez por cinco semanas.

Visitamos la comunidad internacional LMC en Kitelakapel, Kenia, donde fuimos acogidos por Pius, Linda y Marzenka. Fue estupendo ver una comunidad tan hermosa, que mantiene buenas relaciones con la población local y entre ellos mismos. Nos acogieron calurosamente y nos hicieron formar parte de su comunidad durante ese tiempo.

Empezaban las vacaciones escolares y organizamos actividades para los niños del barrio. Estaban ansiosos por pasar el tiempo jugando y les entusiasmaba ver a gente blanca del mismo tamaño que ellos, es decir, nuestros hijos. Participamos en las jumuias, reuniones de pequeñas comunidades en las que se lee la Biblia y se habla de ella. Después de las misas dominicales teníamos reuniones con los feligreses, donde compartíamos nuestra forma de entender a Dios, el matrimonio y la educación de los hijos. Las palabras siempre significan menos que el ejemplo de vida, y esperamos que estar allí aunque sólo sea unas semanas inspire a algunos de ellos a perseguir la visión cristiana de la familia.

Las realidades de la región de West Pokot son muy diferentes de las que conocemos de Europa. Los hombres no participan en la vida familiar: la gente se escandalizaba de que llevara a Beniamin en un portabebés y jugara con mis hijos. La mayoría de ellos no acuden a la iglesia, y a veces no permiten que sus esposas vengan, sabiendo que la iglesia no aprueba la poligamia que ellos practican. Los niños pequeños a menudo se quedan solos, con el único cuidado de sus hermanas no mucho mayores. Por otro lado, la vida allí es hermosa en su sencillez. La gente es alegre y muy hospitalaria. Seguramente hay mucho que inspirarse en ellos y ellos también pueden aprender mucho de nosotros.

Volvemos a Polonia no sólo con buenos recuerdos de un viaje excepcional, sino con nuestra vocación misionera renovada. Es posible ser misionero quedándose en tu ciudad natal. Pero permaneciendo en tu ciudad natal es muy fácil no ser misionero. Estamos muy contentos de haber podido vivir de nuevo la experiencia de la misión.

Tobiasz Lemański, LMC

La vocación es un llamado

LMC Perú

Hay siempre una respuesta ante el llamado de Dios, cuando las personas dicen sí, se puede hacer una celebración al pasar de los años, donde todos podemos participar para celebrar, yo Lety fui invitada por una religiosa para apoyar en su Animación Misionera y así sucedió del 9 al 17 de noviembre, en la comunidad de Bocja Arenal Hidalgo, una comunidad entre Actopan y Pachuca participamos.

Fue una semana de compartir donde participé y no sola; pude vivirla con Sandra LMC de Guadalajara compañera de grupo local y que pronto iniciara su formación comunitaria para poder salir a la misión ad-gentes.

Compartiendo con la gente nuestra Alegría Cristiana Católica al estilo de San Daniel Comboni, el motivo de la semana de Animación Misionera fue el 25´ aniversario de vida religiosa de mi amiga, una vocación de este lugar para despertar la vocación en nuevas generaciones. Estamos agradecidas por todo lo que vivimos; siempre llenas de la presencia de Dios.

María Leticia Ordoñez, LMC México

La atención a la salud en Mongoumba

LMC Salud

Un saludo a todos y todas

Queremos compartir con vosotros un video sobre la atención sanitaria que nuestra comunidad internacional de Laicos Misioneros Combonianos desarrolla en Mongoumba, República Centroafricana.

En el Cristina nos cuenta las diferentes actividades que realizan y nos presenta la realidad de atención sanitaria y en especial la dedicación a la población Aka.

Gracias a todos por vuestras oraciones y el apoyo a nuestro servicio LMC en los lugares donde estamos presentes.

Proyecto de Salud Mental y Educación en Kitelakapel

LMC Kenia

Un saludo para todos.

Os dejamos un video que nos han enviado desde Kenia contándonos el proyecto que la comunidad LMC de Kitelakapel-Kenia está realizando en temas de Salud Mental en colaboración con Hani (LMC de Egipto).

En él podréis escuchar de primera voz cómo se está desarrollando y la continuidad que se quiere dar. Es un bonito ejemplo de colaboración con la presencia de Hani y después la segunda vez con la llegada de Mira (candidata de Egipto) y donde se ha recibido ayuda económica por parte de España.

Gracias a todos por vuestras oraciones y el apoyo a nuestro servicio LMC en los lugares donde estamos presentes.

Testimonio: Experiencia en la aldea de Kitelakapel julio-agosto 2024

Experiencia en Kenia

Durante las tres semanas que pasé en la aldea de Kitelakapel, viví una experiencia que me enriqueció y cambió profundamente. Desde el primer día, fui acogida con calidez y alegría por los Laicos Misioneros Combonianos Linda, Pius y Maya y por los habitantes de la aldea. Cada día era una oportunidad para aprender, compartir y crecer junto a ellos.

Pasamos gran parte de nuestro tiempo visitando las escuelas locales y trabajando codo con codo con los niños y jóvenes del pueblo en el recinto. A pesar de la falta de recursos materiales, había una increíble riqueza humana: bastaba una mirada, una sonrisa, un abrazo o una carcajada para sentirse inmediatamente como en casa. La sencillez de sus vidas me enseñó a apreciar las pequeñas cosas y a redescubrir el valor de lo esencial.

Lo que más me impresionó fue ver cómo los niños y jóvenes disfrutaban con tan poco. Cada juego, cada momento juntos era precioso, porque lo que realmente importaba era estar ahí para los demás. Su alegría y gratitud eran un recordatorio constante de lo mucho que a menudo damos por sentado en nuestras vidas.

Si quieres llegar primero, corre solo; si quieres llegar lejos, camina juntos – este es un proverbio keniano que escuché y aprendí durante mi estancia, y ahora que he vuelto a mi rutina diaria, puedo decir que este proverbio tiene un valor universal. En nuestras vidas modernas, a menudo orientadas hacia el éxito individual, olvidamos la importancia de caminar juntos con los demás. Ya sea en la vida personal, en el trabajo o en la comunidad, caminar juntos no sólo conduce a un mayor sentido de pertenencia, sino que también nos enseña la humildad y la fuerza que se derivan de formar parte de algo más grande que nosotros mismos. En la aldea experimenté lo que significa ser comunidad: lo importante no es centrarse sólo en la velocidad de nuestro viaje, sino en la calidad y profundidad de nuestras relaciones a lo largo del camino. Es un recordatorio de que, para construir algo significativo y duradero, es esencial caminar juntos, paso a paso.

Doy gracias a Dios por haberme permitido vivir esta extraordinaria experiencia. Me llenó el corazón y el alma de emociones rejuvenecedoras, y me mostró lo mucho que puedes recibir incluso cuando crees que vas allí para dar. Dar lo que no se tiene», escribió Alessandro Manzoni allá por el siglo XIX, “el secreto de la felicidad es precisamente éste: dar va más allá del simple acto de dar algo material, es una invitación a ofrecer a los demás lo que a nosotros mismos nos puede parecer que nos falta, pero que puede generarse y compartirse a través de nuestro ser y nuestro espíritu”.

Siempre llevaré conmigo los rostros, las sonrisas y las historias de estas maravillosas personas, que me enseñaron el verdadero significado de compartir y del Amor por uno mismo, por los demás y por Dios.

Elisabetta