Laicos Misioneros Combonianos

El Padre Tesfaye Tadesse ha sido elegido Superior General

TesfayeHa sido elegido Superior General de los Misioneros Combonianos, por casi todos los capitulares, el P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie [en el primer plano en la foto], de 46 años. Era Asistente General, responsable de la Formación de Base y de las provincias y delegaciones del África anglófona (excepto Eritrea) y Mozambique. El P. Tesfaye nació el 22 de septiembre de 1969 en Harar (Etiopía). Es el primer africano que toma la responsabilidad de Superior General.

Después de la votación, el Superior General saliente, P. Enrique Sánchez González, ha pedido al P. Tesfaye si aceptaba el encargo. Esta ha sido su respuesta:

“Queridos hermanos, quería decir alguna cosa:

  1. Gracias por la confianza y la misericordia que me habéis demostrado, tanto en la votación como en el diálogo personal con algunos de vosotros. He recibido solidaridad y apoyo: gracias de corazón. Quería agradecer también a los hermanos que han expresado alguna reserva y vacilaciones. Estoy de acuerdo con vosotros. Yo también tengo miedo y dudas. Gracias por vuestro realismo.
  2. Pequeño. Nuestro Instituto, comenzando por S. Daniel Comboni, es grandísimo, es una familia bella de discípulos y de mártires por la misión, por África, que está cerca de los pobres. Nuestro Instituto tiene también sus problemas. Delante de esto, me siento pequeño, un pequeño hermano que ha hecho la experiencia de gran perdón de Dios y de sus hermanos. Me siento pequeño delante de la grandeza del Instituto.
  3. Respeto. Una de las responsabilidades del Capítulo General es dar al Instituto un Consejo General y ahora a elegido al coordinador de este Consejo General. Yo respeto el diálogo, el discernimiento y la votación. Por respeto a aquellos que me han votado y por todo lo que representa esta votación, después de haber rezado, haber contactado a mi director espiritual y otros, sobre todo el ánimo del P. Enrique y de los consejeros generales, yo, por la gloria de Dios y confiando en su ayuda y la del Consejo General, de la Dirección General en Roma y de los superiores de circunscripción, humildemente, pidiendo misericordia, acepto servir como Superior General.”

Después de aceptar, el P. Enrique Sánchez, siguiendo el protocolo de la elección prevista en el estatuto aprobado el 18 de septiembre de 2015, ha dicho:

Habiendo el Reverendo Padre Tesfaye Tadesse Gebresilasie, alcanzado el número de votos suficientes, en el nombre del Capítulo, yo, el P. Enrique Sánchez González, declaro electo al Rev. Padre Tesfaye Tadesse Gebresilasie, Superior General de la Congregación de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

El amor como misión

MarianaSi hace un año me hubieran dicho que hoy les estaría escribiendo sobre la Misión de Carapira, habría dicho que eran unos soñadores y que esas eran de tierras fértiles demasiado alejadas para mí. Pero Dios, como dice el padre Jorge, sabe mejor aquello que hace de lo que nosotros sabemos los que queremos. ¡Y es tan cierto!
Antes de lanzarme a intentar la arriesgada aventura de traducir en palabras lo que durante este mes de agosto he vivido en Carapira, quiero que sepan que se perderá parte del sentido: las manos que tocan y son tocadas; los olores extraños, pero que luego se echan de menos, como el de la tierra, el mercado, de la basura quemada, del aire caliente y pesado; los ojos que ven rostros que parecen pedir que los descubramos y sonrisas que nos recuerdan que la vida es el regalo más grande de Dios; las bocas que saludan en cada momento, incluso cuando no te conocen.
Agradecer, en primer lugar, a los misioneros ya estaban en Carapira y que, además de ser discípulos de Cristo, fueron heraldos de nuestra llegada y fieles compañeros de nuestros pasos, al tiempo que nos dejaban ser libres. Gracias por la confianza que han depositado en nosotros, sin la cual ningún trabajo podría desarrollarse.
El primer problema que me encontré fue el tiempo. En Carapira, el tiempo parece detenido en el tiempo y, de hecho, los días transcurrían lentamente. Las mañanas eran mucho mayores que las tardes y una cita marcada a las tres, podría ser en cualquier momento después de la hora señalada. Pensaba que el tiempo allá era lento porque estaba completamente enredada en el ritmo frenético que el mundo occidental nos impone. Fue entonces cuando me di cuenta que ser compasivo era caminar al paso del otro. Si el otro va más lento, camino más despacio con él. Enseguida nos dejamos llevar por este tiempo tan diferente al nuestro y nuestros días se llenaron: con el estudio nocturno en la Escuela Industrial; el apoyo a las niñas en el internado de las hermanas “Madre de África”; con la presentación de la encíclica “Laudato Si” a los estudiantes de la EIC, a los maestros, a la comunidad, a los sacerdotes y hermanas; llenábamos el día con momentos en los que rezábamos el rosario en las comunidades y tratamos de aprender Macua, visitando a los enfermos, o sustituyendo algún profesor que faltaba.
En Carapira descubrí mil maravillas. Una vez tratando de ayudar a las niñas con el Inglés, donde el tema era “gente famosa”, traté de ejemplificar con Cristiano Ronaldo y fue entonces cuando me di cuenta de que había caído en el terrible error de mirar la realidad sólo con mis ojos. No os digo que no me descoloqué, pero rápidamente conseguí el ejemplo correcto, que siempre ha estado allí y sabían muy bien: Jesús. ¿Quién más podía estar tan a escala global como él? Nosotros que íbamos con una voluntad enorme para hacer conocer a Jesús a los demás, íbamos, paso a paso, descubriendo que él ya estaba allí y se revelaba en las cosas más pequeñas: en los abrazos que recibí cuando con la hermana María José llevé a las niñas a casa para pasar las vacaciones; Jesús apareció en la forma cálida en la que este pueblo nos dio la bienvenida a la llegada y aceptó que estos extranjeros fueran parte de su vida diaria sin cerrar las puertas.
Vi en estos niños el rostro de Dios, porque ellos, sin saberlo, han sido y son un ejemplo para mí. Ellos consiguen ser tan iguales y tan diferentes en su pequeñez. Y cuántas infancias existen en todo el mundo. Son los niños, héroes de palmo y medio, que antes de saber hablar, llevan cubos de agua sobre sus manos y cabeza. Como si, en ese momento, tuvieran que soportar un fardo que no es suyo. Son los niños que llevan ladrillos. Los niños que cuidan de otros niños como ellos. Son los niños que están a kilómetros y kilómetros de su casa para ir a la escuela. Me sorprendí también con la capacidad que tuvieron de correr para nuestros brazos, de sonrisas sinceras y contagiosas. Y os digo que nunca, nunca, ser capaz de olvidarme de como corrían calle arriba y abajo con coches hechos con botellas y tapones de plástico, o las carreras que hacían empujando los neumáticos con un palo.
Me conmovió cuando descubrí que algunas personas salían de casa, tres y cuatro horas antes de la Misa, para poder beber de la palabra del Señor. No puedo olvidar al grupo de jóvenes de discernimiento vocacional, que viajaban kilómetros a pie y / o en bicicleta con el fin de asistir un domingo a la formación. Y hacerlo cada mes. Aquí a veces, cuando llueve o hace frío, los niños ya no quieren ir a catequesis. E incluso nosotros, me pregunto, ¿cuántas razones colocamos para excusar nuestras faltas a misa? Teniendo en cuenta esto, está clara que quién quiere busca las formas y quien no quiere encuentra una disculpa. ¡Ellos son la prueba viviente de eso!
Hay personas, gente como nosotros, que sorprende que sean felices con tan poco. No es tan poco… están contentos sencillamente por vivir. Y que regalo tan grande es este: ¡la vida! Y cuán grande son, imagínense estas personas, profundamente agradecidas que cumplen con los designios del Padre. A finales de este mes, sé que mi contribución fue sólo una gota en un océano de tareas que faltan por cumplirse. Sin embargo, como leí en el mercado el primer día que fui: “La fuerza parada no produce nada”. Tengo la certeza de que ser joven y cristiano, hoy en día, es precisamente esta fuerza que nunca se detiene. Es no caer en la indiferencia para que la vida nos toque y seamos capaces de hacer lo que Dios espera de nosotros. Por poco que sea, hagámoslo, porque si hay una cosa que he aprendido aquí es que de lo poco se hace mucho. Y mi corazón está tan lleno y agradecido por esta experiencia.
Un “Koshukuru” (gracias) del tamaño de la distancia entre Portugal y Mozambique es poco para todo lo que he podido vivir este mes. Hasta que regrese, hay un inmenso océano de anhelos y el deseo de nuevos encuentros. ¿Y sabes qué? Creo sinceramente en aquella vieja máxima del “Principito”, que dice que “aquellos que pasan por nosotros, no van solos ni nos dejen solos”. Hoy, soy una afortunada por todos los encuentros que tuve en esta tierra que es un paraíso perdido en medio de la nada. Hoy, soy más rica por ser un poco de todos aquellos con quienes compartí este mes.

Mariana
Mariana Gonçalves

Encuentro LMC México

Grupo MexicoHola querida familia misionera Comboniana,

Llegó el mes de la patria y con él nuestro encuentro mensual misionero comboniano. Los LMCs de México, D.F. nos reunimos en la sede del noviciado continental. Después de instalarnos, el Hermano Joel nos invitó a la cena. La cocina ya estaba en movimiento con Bayro preparando el agua de melón, José calentando la sopa, Roger poniendo la mesa y Delio organizando la comida en el “carrito del sabor”. Después de compartir el pan, pasamos a nuestra hora santa a la luz de las velas, entre salmos y oraciones nos descubrimos delante del Señor necesitados de su fuerza, y de su amor para continuar en su servicio.

Después de un buen descanso, nos dispusimos a iniciar el domingo con la oración de los laudes, dirigidos por Juanita, tuvimos el desayuno preparado por las hermanas de la Congregación Oblatas de Santa Martha, y la celebración eucarística que compartimos con la comunidad; y un grupo juvenil que se encontraba realizando un retiro. El Padre Anastasio, MCCJ, durante la homilía nos recordaba que nuestro encuentro con Jesús nos debe llevar a buscar la sanación espiritual antes que el bienestar físico o económico. Nos invitaba a salir de nosotros mismos siguiendo el ejemplo de Jesús; a compartir con el otro, a mostrar nuestro entusiasmo y así, al ayudar a otros, vamos transformando nuestra vida y dando testimonio.

La Hermana Ma. Elena compartió con nosotros el tema de la mujer en el plan de Comboni. Y entre reflexiones y escritos fuimos descubriendo juntos qué pensaba San Daniel de la mujer, como la valora, le exige, la protege, la trata como un igual, la considera una fortaleza para la misión. Uno de los escritos más conmovedores fue una carta dirigida a su madre, Domenica Pace, a la cual habla con mucha ternura.  Finalmente, no podíamos partir sin organizar las actividades del mes de octubre y agradecer a Dios este encuentro, que vivimos con alegría en medio de la Familia Comboniana.

Martha coordinadora LMC de México

Tres “dichos” de Jesús

Comentario a Mc 9, 38-48 (Domingo XXVI T.O., 26 de septiembre del 2015)

jesus

Los evangelios, además de narrar episodios de la vida de Jesús y reproducir las parábolas que contaba, recogen y organizan, cada evangelista a su modo, colecciones de “dichos” que Él seguramente pronunció en distintas ocasiones y  que los primeros discípulos recordaban de memoria, compartían entre sí y transmitían a los nuevos discípulos como un tesoro de sabiduría y una guía práctica para sus vidas. En el texto que leemos en este domingo podemos identificar tres de estos dichos, que yo entiendo de la siguiente manera:

1.- El bien no tiene fronteras religiosas o de otro tipo. El dicho exacto de Jesús es “quien no está contra nosotros está con nosotros” y lo dice porque algunos querían impedir que personas que no pertenecían al grupo de los discípulos actuasen en su nombre. Es como si hoy prendiéramos que un no cristiano no ayudase a los pobres, porque no es cristiano. Cualquier bien, venga de donde venga, es una participación de la bondad de Dios. Debemos reconocerlo, agradecerlo y alegrarnos.

2.- Un vaso de agua puede tener un valor infinito. Jesús dice exactamente: “Quien dé un vaso de agua en mi nombre, no perderá su recompensa”. A veces hace falta poco para alegrar la vida de una persona, para hacer que se sienta respetada, para darle esperanza ante las dificultades. Dar un vaso de agua es signo de acogida, de respeto, de disponibilidad a “echar una mano” si hace falta. El que da un vaso de agua al que lo necesita, está abierto al otro y quien se abre al otro se abre a Dios. ¿Cuál es el “vaso de agua” que yo puedo ofrecer a las personas que encuentro e mi alrededor?

  1. ¡Ojo con ser un tropiezo para los pequeños! Marcos recoge aquí varias sentencias que tienen como elemento común una referencia al “escándalo”. Sabemos que esta palabra significa, en realidad, “tropiezo”, es decir, “zancadilla”, hacer que una persona indefensa caiga. Jesús, que es bondadoso y lleno de ternura, se vuelve serio y duro cuando alguien profana la casa de su Padre (el templo) o cuando alguien quiere hacer tropezar a los pequeños, a los “pobres de Yahvè”, a los que sólo tienen a Dios en quien confiar. Con los “pequeños” de Dios no se juega. Al mismo tiempo, Jesús nos dice algo así como: “No te hagas trampas a ti mismo”; si algo te está haciendo daño, no pactes con el mal, córtalo de raíz, escoge el camino del bien con decisión y claridad.

Como cada domingo, al celebrar la Eucaristía y escuchar estas palabras de Jesús, le decimos: Amén, gracias, quiero que estas palabras iluminen mi vida de hoy y de siempre. Ayúdame a hacer que sean verdad en mí.

P. Antonio Villarino

Roma

Poco a poco, estamos despegando

GhanaEs una gran alegría para mí que poco a poco, pero con la firmeza, estamos avanzando en la respuesta a nuestra vocación. Las cosas planificadas se están implementando poco a poco.

Antes de tener nuestra reunión este 12 de septiembre, algunos miembros llegaron un día antes para un debate sobre un proyecto. En la tarde del viernes 11, nos reunimos a meditar sobre los misterios dolorosos de nuestro Señor Jesús. Después de esta oración, leímos dos cartas de los Escritos de Comboni, una escrito a D. Nicolás Mazza en el 04 de septiembre 1857 y la segunda escrita sobre el 20 de septiembre 1857 de Egipto a Dr. Benedetto Patuzzi (E 19, 20-26 ). El objetivo principal es el conocimiento de nuestro Fundador. Después de esto, nos tomamos un tiempo para reflexionar un poco acerca de cómo nos estamos avanzando. Este momento de oración comunitaria es para fortalecer todos los grupos locales formados por miembros de la misma zona. Antes de iniciar nuestra reunión mensual del 12 de septiembre, rezamos Laudes. Para nuestra reunión, tuvimos primero una misa presidida por el P. José Rabbiosi. En la reunión, se hizo hincapié en el papel que los grupos locales tienen que jugar: la necesidad de reunirse y orar, participación en JPIC, la formación y la preparación de algunos jóvenes, la proclamación de la Buena Nueva en algunos pueblos y la animación misionera .

Tenemos pensado para la próxima reunión que se celebrara el 10 de octubre presentar la historia de los LMC.

Justin Nougnui, coordinador.