Laicos Misioneros Combonianos

Noticias de la Misión en la República Centroafricana

LMC RCAEspero que estén satisfechos con la visita pastoral del señor Obispo y que ésta dé frutos.

Aquí, el padre Jesús está enfermo. Pero, gracias a Dios, ya está mejor… Todos los demás miembros de la comunidad apostólica estamos en forma y, por eso, damos gracias al Señor, por su gran amor hacia nosotros. El padre Samuel partirá a Etiopía para hacer exámenes médicos y descansar. Ruego al Señor, para que al volver venga muy bien, lleno de salud y energía, para afrontar de nuevo los desafíos de la Misión. Hoy mismo se volvió de nuevo con malaria. Espero que mañana esté mejor, pues tiene el viaje a su país.

Esta vez vine a Bangui para abrir una cuenta a la escuela. Hay una organización que da una ayuda y exige que tengamos una cuenta donde ellos enviarán el dinero.

Traemos con nosotros una pareja de pigmeos con un bebé que nació con una deformación en la nariz para ser operado en el hospital pediátrico donde estuvo la pequeña Merveille. Ya ha sido operado y parece que todo fue bien, ¡Dios permita que sí! Saldrá el viernes, volverá con nosotros a Mongoumba para poder seguirlo bien hasta que no necesite hacerse la cura, porque en el campamento no hay condiciones de higiene ni nadie que sepa hacerlo. Espero que Honoré (así se llama) quede bien… ¡Los padres están muy contentos!

Al lado del Honoré está un bebé que nació sin ano, las heces le salen por la barriga. Será operado mañana… El Señor permita que quede bien, para que más tarde pueda tener una vida normal.

Merveille, gracias a Dios, está creciendo ahora normalmente.

María ya se recuperó un poco de la malaria que tuvo; Sigan rezando por ella.

Yo pido al Señor todos los días, por todos vosotros, que él os llene de su gracia. Rezo a María para que el viaje del Papa a Portugal corra muy bien y que mucha gente se convierta a Jesús.

Siempre unidos por la oración.

Un gran abrazo Misionero para todo el mundo.

Maria Augusta LMC portuguesa en la República Centro Africana

Ascender no es ir más allá de las nubes

Comentario a Mt 28, 16-20, Solemnidad de la Ascensión, 28 de mayo del 2017

Este domingo celebramos la solemnidad de la Ascensión, previa a la de Pentecostés, que celebraremos el domingo próximo. La Iglesia nos ofrece hoy los últimos versículos del evangelio de Mateo, que terminan con el mandato misionero y ponen en boca de Jesús esta frase: “Sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final del mundo”. Les presento algunas reflexiones:

1) Jesús habla desde la montaña
Según Mateo, Jesús encuentra a sus discípulos en una montaña de Galilea. Parece una anotación geográfica casi sin importancia, pero no creo que sea así. Para muchas religiones y culturas, la montaña es el lugar de la manifestación de Dios. Y se entiende, porque la montaña me ayuda a ir más allá de mí mismo, a salir de la rutina y la superficialidad, a buscar el más alto nivel de la conciencia personal… Y es precisamente ahí, en el nivel más alto de mi conciencia, que Dios se me manifiesta, con una presencia que difícilmente se puede encerrar en palabras, pero que uno percibe como muy real y auténtica.

Por su parte, Jesús subía continuamente al monte, pero llegó un momento en el que por fin “subió” a la montaña definitiva, es decir, en palabras del evangelista Marcos, “fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios”. Como ven, los evangelistas usan términos geográficos y nosotros hablamos de la “ascensión” de Jesús, pero sabemos bien que Dios no está arriba ni abajo sino en todas partes (y más allá de toda geografía). Por tanto no es que Jesús haya subido “detrás de las nubes”, sino que alcanzó el grado máximo de su auto-conciencia y de su comunión con el Padre y, por eso mismo, alcanzó el grado máximo de universalidad geográfica y temporal, compartiendo su amor y su presencia con todos los seres humanos de todos los tiempos y de todas las fronteras. Por eso nos dice: “Yo estoy con ustedes, ahora y siempre, aquí y en todas partes; en cualquier parte que vayan, ahí me encontrarán”.

2) Adoración y duda
Ante un Jesús que se manifiesta en la “montaña”, en la que se identifica con la Divinidad, los discípulos experimentan un doble movimiento: de adoración y de duda. Por una parte, sienten la necesidad de postrarse y reconocer esta presencia de la Divinidad en el Maestro, porque sólo con la adoración uno puede acercarse al misterio de Dios, ya que nunca las palabras pueden contener la realidad que uno apenas alcanza a vislumbrar desde lo hondo de su conciencia. Por eso los discípulos experimentan también la duda, porque, por una parte parece casi imposible que Dios se nos manifieste en nuestra pequeñez y, por otra, somos conscientes que todas nuestras palabras y conceptos se quedan cortos y, en alguna medida, son falsos. Nuestros conceptos sobre Dios son siempre limitados y deben ser constantemente corregidos, con la ayuda de la duda, que nos obliga a no “sentarnos” en lo aparentemente ya comprendido.

3) “Bauticen en el nombre de Dios”
Desde esta experiencia de la “montaña”, de la experiencia de Dios en lo hondo de la conciencia, Jesús nos dice: “Pónganse en camino y comuniquen a todos lo que han visto y oído, lo que han experimentado entre luces y sombras, dudas y aciertos. Anuncien a todos este camino hacia el Padre que les he enseñado”.

Los pueblos, culturas y religiones intentan acercarse, como pueden, al misterio de Dios, dándole nombres según sus propias experiencias culturales. Israel ha preferido abstenerse de darle nombre, porque comprendió que es innombrable. De hecho, Jesús tampoco le da un nombre. Lo que Jesús hace es hablarnos del Padre, de su experiencia de identificación y comunión con Él y del Espíritu que ambos comparten. Y manda a sus discípulos bautizar “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu”. Ese es el objetivo fundamental de toda vida: encaminarse hacia la comunión con el Padre. Y ese es el objetivo de toda misión: que toda la creación encuentre su plenitud en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
….
Ascender no es ir más allá de las nubes,
ascender es cambiar de perspectiva,
como quien mira desde lo más alto.

Ascender es abrir el angular de nuestra mirada,
ampliar el horizonte a toda la realidad,
reducir las fronteras a su justa perspectiva.

Ascender es crecer en claridad,
dejar que el sol de la verdad ilumine mi camino
que el amor penetre cada rincón de mi vida.

Ascender es saber que más allá de mi pequeñez,
hay más vida, más verdad, más belleza, más religión,
más humanidad, más Dios.

P. Antonio Villarino
Bogotá

Curso para nuevos misioneros en Etiopía

CLM EtiopiaDurante la primera semana de mayo toda nuestra comunidad participó en el curso para misioneros recién llegados al país. Fue organizado por la Familia Comboniana pero los participantes eran de diferentes congregaciones. Todos juntos éramos un grupo de más de 30 personas.
El primer día tuvimos una conferencia sobre el cristianismo en Etiopía. Etiopía es uno de los primeros países cristianos del mundo, comenzó a partir del siglo IV. Incluso en los Hechos de los Apóstoles podemos leer sobre la conversión del etíope.

El segundo día nos centramos en la historia de la Iglesia Católica, que fue muy interesante, por ejemplo entender por qué Etiopía tiene dos ritos diferentes – El rito Ge’ez etíope (basado sobre todo en la tradición ortodoxa) y el rito latino.

Al día siguiente hablamos sobre la liturgia, sobre todo sobre la de la iglesia ortodoxa, que también tiene mucho en común con la católica.

Y luego al día siguiente dedicamos el tiempo a hablar sobre la cultura y algunos temas de la vida cotidiana.

Estos cuatro días fueron comunes para todos nosotros. Pero el último día fue sólo para la familia Comboniana, recibimos mucha información sobre la historia de las misiones de los MCCJ en Etiopía (a partir de Comboni mismo) y de la CMS, así como también de algunos temas actuales de la presencia de la familia Comboniana.

Fue un tiempo muy enriquecedor.

Tuvimos mucha información, pero también surgieron muchas preguntas nuevas, así que estamos motivados para seguir descubriendo Etiopía con su historia y cultura, para servir mejor aquí. También fue un tiempo bonito para estar juntos y conocernos mejor entre todos los participantes.
LMC Etiopía

“¿Y tú María, que nos dices de la misión?”

Pedro LMC PortugalDurante los días 29 a 30 de abril de 2017, fuimos acogidos con mucho cariño en la casa de las Misioneras Seculares Combonianas en Oporto, donde se realizó la 8ª sesión formativa de los LMC, con el tema “Y tú, María, ¿qué nos dices de la Misión?”. Esta sesión tuvo como formador al LMC Pedro Moreira.

El encuentro comenzó el viernes por la noche con la llegada de los formandos. Para mí, en especial, fue un gran momento de reencuentro, que me llenó el corazón de alegría, por estar de nuevo con quienes me siento familia en camino. Cada uno somos una verdadera Gracia de Dios y prueba que “no hay lejanía ni distancia”.

El tema fue abordado durante todo el día de sábado y la mañana del domingo.
“¿Queréis ofreceros a Dios?” Esta es la misma pregunta que Nuestra Señora hizo a los Pastorcitos en Fátima, fue nuestra pregunta inicial para que supiéramos dónde nos dirigíamos y dónde volver siempre.

A través del “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen” de San Luis María Grignion de Montfort y de la Encíclica “Redemptoris Mater” de San Juan Pablo II, Pedro Moreira nos fue guiando y dándonos su testimonio desde la sencillez, su hermosa relación de intimidad, devoción y amor con, en y por María, nuestra Madre.

“Cuanto más profundizamos en María, más misioneros somos”. Fue una de las afirmaciones que resuenan dentro de mí y que me inquietó durante el encuentro.

A través del trabajo en grupo meditamos la palabra de Dios buscando las virtudes misioneras en María, fue una oportunidad para redescubrir lo misionera que fue María, desde el momento de su “Sí” hasta el Cristo Crucificado, que allí en la cruz nos la entregó como Nuestra Madre, haciendo que así, ella renovase su “Sí” con gran obediencia, fidelidad y confianza a la voluntad de Dios. Todo para mayor gloria de Dios.

Tuvimos momentos de reflexión personal que nos permitieron profundizar nuestra relación con Nuestra Señora y ayudarnos a ser misioneros como María.

Al oír estas palabras ella se turbó“. Lc. 1, 29.

“Y yo, ¿cómo reacciono ante la voz de Dios que se manifiesta en mi conciencia? Especialmente cuando siento que sé cuál es el camino correcto pero no tengo el coraje para seguirlo…”.
“Ser misionero exige tener conciencia de nuestra pequeñez y fragilidad, porque es ahí donde Dios se manifiesta”.

Es desde dentro que María obra en nosotros la conversión. El anuncio de Jesús es profundamente íntimo, porque en él se expresa el amor de Dios hacia nosotros y nuestro destino eterno”.

“Feliz en aquella que creyó que se cumplirían las cosas que le fueron dichas por parte del Señor”.

Les dejo estas citas que me tocaron, o hasta perturbaron, al percibir cuánto tengo que crecer en mi relación con la Madre. María que es el camino de Amor hacia Jesús. ¿Quién mejor conoce al hijo que Su Madre? Y si seguimos lo que amamos, y sólo amamos lo que conocemos, éste el camino que estamos llamados a recorrer como misioneros.

En comunidad rezamos el rosario, entregando nuestras intenciones y entregándonos al Inmaculado Corazón de María, Reina de la esperanza y de la paz. Recordando la Consagración de África hecha por San Daniel Comboni a la Virgen de La Salette: “Oh María, muéstrate también reina y madre de los pobres negros, porque también ellos son tu pueblo. … Sí, buena madre de misericordia, tú eres la Madre de los negros. En este momento, yo, su padre y misionero, los pongo todos a tus pies, para que tú los metas todos en tu corazón; ¡muéstrate Madre!” (E 1639-1644).

El sábado por la noche asistimos a la película “María, hija de su hijo”, que mostró el papel fundamental de María en la obra de su hijo Jesús, que incluso sin comprenderlo, confió y esperó con fidelidad, uniendo su vida a la misión y realidad divina de su hijo.

El domingo fue una ocasión más para reflejar la dimensión “Nosotros y (en) María”, como hijos de María, a través de la meditación sobre la historia bíblica de Rebeca y Jacob.

Terminamos nuestro encuentro con la participación en la Eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de la Areosa, donde tuvimos la oportunidad de practicar durante la sagrada comunión la devoción sugerida por San Luis María Montfort, porque cuanto más dejemos a María actuar en la comunión, más será glorificado Jesús.

¡Muy agradecida por estos momentos y por la dedicación de cada uno!

“Quien no tiene María por Madre, jamás tendrá a Dios por Padre.” San Luis María Montfort

Que el carisma y la fe de San Daniel Comboni siga siendo nuestro ejemplo en esta caminata como Familia Comboniana, para que seamos humildes misioneros. Os dejo este extracto de Comboni, en el Acto de consagración del África Central, a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, el 08 de diciembre de 1875, recemos juntos:

“Y Vos, oh María, oh Virgen del Sagrado Corazón de Jesús, cuida de nosotros pobres hijos, guardadnos como herencia y propiedad vuestra.

Sed nuestra guía en los viajes, nuestra maestra en las dudas, nuestra luz en las tinieblas. Sed nuestra salud y vigor en la enfermedad, nuestra abogada, nuestra madre cerca del Corazón de vuestro bendito Hijo Jesús en toda nuestra vida.

LMC Portugal

Por: Vanessa Sofia Pedro

LMC Portugal

Con María, peregrinas del Amor

LMC comunidadAl igual que el que se pone en camino y sale de la comodidad de su casa, también nosotros, mochila a la espalda y con el corazón repleto de certezas y dudas, nos pusimos en camino… Peregrinas, en una carretera que no tiene inicio ni fin, por caminos ya recorridos y otros que jamás serán recorridos. Avanzamos por terrenos descubiertos, por suelos llenos de historia, por calles cubiertas de amor, avanzamos con Él, y plenas de María.

En el alma la certeza de que somos eternos peregrinos, de que somos a ejemplo de Jesús, simples refugiados en busca de Dios, en busca de plenitud y libertad…

Partimos y nacemos como comunidad en el mes de María, en el mes del centenario de las apariciones de Fátima. Nos sentimos enviados por María. Nos inspiramos en ella, misionera del sí. Buscamos seguir sus pasos. Ser misionero es sentirnos como María, embarazadas de Jesús, es ser sagrarios vivos de Jesús, es llevar a Jesús.

Estamos lejos pero nos sentimos peregrinos del Amor y nos sentimos en camino con todos los que se reúnen en Fátima festejando la gracia y la misericordia de las apariciones de Nuestra Señora junto al Papa. Sentimos que hoy, y tantos otros días, María aparece en nuestro corazón revistiéndonos de Gracia, Amor y Misericordia. Todos estamos llamados a seguirla. Todos estamos llamados a ser misioneros, como ella.

No tengas miedo. Pues hallaste gracia delante de Dios – dijo el ángel a María. Dios creándonos a su imagen nos mira constantemente con una ternura inmensurable, encuentra en cada uno de nosotros un refugio donde habitar. Nos llama. Nos envía continuamente ángeles para decirnos que no tengamos miedo, que Dios ha hallado gracia en nosotros y nos llama a ser misioneros del amor. Y nosotros le respondemos tantas veces con un ¿Yo? Pero… ¿yo, Señor? Nosotros, mirando a un lado y a otro lado, pensando que se equivocó. Nosotros, que tantas veces quedamos atrapados por las heridas que tenemos dentro, en nuestras angustias y en los caminos ya recorridos, prisioneros de las heridas e imperfecciones que tenemos. Nosotros que tantas veces dudamos de la llamada de Dios. Impidiendo recibir la llamada. ¡Confiemos! Seamos como María, respondamos SÍ, llevémoslo dentro de nosotros, donde quiera que vayamos.

La misión nos necesita. La misión nos convoca. La misión es difícil, pero si vamos juntos, cogidos de la mano, nos unimos a Dios, convirtiéndonos en instrumento de Dios, permitiendo que Él nos ame y trabaje en nosotros.

Digamos como María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador“.

Familia Comboniana
Comunidad “Lisanga”
Aitana, David, Neuza y Paula

Nueva comunidad de formación en Granada-España (entre LMC de Portugal y España)