Laicos Misioneros Combonianos

Regimar compartió este breve texto sobre su partida a Ipê

LMC Brasil
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“Es hora de irse, dejar la familia, los amigos, el trabajo, la comunidad, salir de nuestra zona de confort.
Es una mezcla de felicidad y anhelo. Un latido en el corazón por dos motivos, partir dejando una vida, pero en dirección a otra, viviendo la misión. No consigues hablar mucho, porque no puedes identificar tus sentimientos en este momento, es una mezcla de todos. Pero estamos seguros de lo que queremos y confiamos que todo irá bien con Dios”.
Regimar, LMC Brasil

La misión lleva a luchar por la vida.

LMC Brasil
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¿Puede la vida de un ciudadano común prepararle para la misión?

– Sí, cuando es asumida, se dona y se comparte. Así es como lo entienden los Laicos Misioneros Combonianos – LMC, incluidos Regimar y Valmir de Balsas – MA.

La última lucha que Regimar emprendió fue la implementación de un CVV – Centro para la Valorización de la Vida, en Balsas.

Durante un Simposio Misionero celebrado en Bacabal – MA en octubre de 2018, Regimar escuchó hablar por primera vez sobre los CVV, un centro de prevención del suicidio con profesionales de diversas áreas de atención, como psicólogos, trabajadores sociales, médicos y abogados. Luego pensó: “Esto es exactamente lo que Balsas, mi ciudad, necesita, porque es uno de los más golpeados en Maranhão, por la plaga del suicidio”. Por lo general, la primera llamada es por teléfono, porque este medio de comunicación permite el anonimato, a través del cual la persona frágil y vulnerable se siente más protegida. Es por eso que se necesita una red de voluntarios.

El mismo día, Regimar habló con sus compañeros de región que participaban en el encuentro que se mostraron interesados ​​en la iniciativa.

En los meses siguientes, enfrentó el gran desafío de encontrar personas disponibles, a causa de los diversos compromisos ya asumidos. Casi se dio por vencido. Solo encontró una gran fortaleza en la familia, porque Valmir, su esposo, siempre creyó en ese compromiso y le dio su apoyo.

Fue la situación de angustia frecuente debida a la gran cantidad de suicidios lo que la llevó a dar un paso más. En agosto de 2019, se acercó al teniente de alcalde y, después de una conversación con la concejal Fransuíla, programó una audiencia pública para los días 30/09 – 01/10, con la presencia de Régis, coordinador nacional de expansión de los CVV, para presentar el método de trabajo y desplegar una presencia en Balsas.

La fecha se fijó a partir de los compromisos de Regimar: “Como usted está al frente de este proyecto, no puede perderse la audiencia para la implementación”, le dijeron las autoridades municipales.

Resulta que la semana siguiente, exactamente el 6/10, Regimar celebró su misa de envío misionero como LMC. Junto con Valmir, su esposo, fueron a Ipê Amarelo, un vecindario en las afueras de Contagem – MG, el 23 de octubre, para la preparación inmediata para el servicio misionero, para profundizar en los temas de espiritualidad, vida comunitaria e inserción.

La pareja se fue, dejando a su único hijo, Lucas, de 22 años. Graduado en sistemas de información, tiene buenas posibilidades de conseguir trabajo a corto plazo y, al salir con Maria, tiene planes de casarse.

Valmir y Regimar viajan en silencio, reconociendo a su hijo maduro, listo para enfrentar la vida.

A Lucas y María, a las dos familias de origen y a las comunidades con las que compartieron el viaje, manifiestan gratitud, agradeciendo su apoyo y confianza, y cuentan con sus oraciones.

¡Oremos también por esta pareja y por su entrega a la misión!

LMC Brasil

P Carlos (párroco de la pareja)

Damas y Colaboradores Combonianos

LMC Mexico
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Extraordinarios en su acción, bautizados y enviados

Haciendo eco al mensaje del Papa Francisco de vivir un tiempo extraordinario en el mes de octubre,  en el cual se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, el Seminario Comboniano de San Francisco del Rincón, Gto., realizó la reunión anual de las Damas y Colaboradores Combonianos.

Procedentes de varios municipios del Estado de Guanajuato y de Jalisco, alrededor de 350 personas llegaron desde muy temprana hora para compartir este día de alegría, oración y encuentro entre todos los presentes: sacerdotes y hermanos combonianos, seminaristas, religiosos, laicos y sobre todo, amig@s que comparten la misma pertenencia filial a Dios como un acto eclesial,  que es comunión,  y que es fuente de una vida nueva junto a tantos otros hermanos y hermanas. (Mensaje del santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2019). Una de las damas combonianas  expresó: “venir aquí, es sentirme en casa”.

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Ellos son como el mismo Papa Francisco lo dice, “Una Iglesia en salida hasta los últimos confines  y que exige una conversión misionera constante y permanente”. Tal vez, ellos no van a salir de su tierra a proclamar la misión, la Gran Obra de Misericordia de Jesucristo, pero están en constante salida para encontrar al otro y solicitar apoyo para los que son destinados a dar testimonio de la visión profética de la Iglesia en tierras lejanas.

Un gran ejemplo de esta iglesia en salida, de conversión constante y permanente,  es la Señora Macaria Bendita, dama comboniana del grupo de Dolores Hidalgo Gto, que por casi 50 años ha llevado su sobrecito a sus conocidos y amigos para invitarlos a rezar y a apoyar económicamente a las misiones. Comentó que ha sido una gran alegría para ella y su familia participar en esta obra.  

Posterior al momento de la bienvenida y el café, todas las personas fueron invitadas a escuchar los testimonios, y a participar en un momento de dinámicas y cantos misioneros. “Que hermoso es ver sobre los montes al mensajero que anuncia la paz”, (Is. 52,7). Estas palabras parecen tomar vida al observar los rostros de las damas y colaboradores combonianos que con gran atención y entusiasmo, escucharon los testimonios misioneros de los Padres Combonianos Mario Alberto Pacheco Zamora y José Arellano. Ambos padres tenían mucho que compartir de su experiencia y vida en las Filipinas y en Egipto, respectivamente.

Estos testimonios son fuente de alegría y deseos de seguir trabajando por la misión, comentó la misma señora Macaria.

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Durante uno de los momentos de la Eucarística, el Padre Enrique Sánchez reconoció, agradeció y exhortó la labor de las damas y colabores, diciéndoles: “Con su oración, sacrificio, trabajo, cariño y con esa monedita para las misiones que ustedes dan, son como las ruedas del carro, como una hormiguita que con su trabajo anónimo y discreto, no saben el bien que les hace a los misioneros,  les permite vivir la vocación sin preocuparse por el mañana; son lo que hace posible que los combonianos sigan adelante llevando la buena noticia a muchas naciones del mundo”.

Posterior a la Eucaristía siguió el compartir de los alimentos, la partida del pastel, las rifas y la música. Aquí se pudo observar la comunión y fiesta que este encuentro ocasiona. Les hace sentir importantes y reconocidos en su labor, y como dijo el Señor Armenta, colaborador del grupo de San Felipe, en familia.

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El ejemplo de estas damas y colabores combonianos nos invita a todos a reflexionar sobre nuestro propio significado de ser bautizados y enviados. Aquél importantísimo mensaje que hace 100 años el Papa Benedicto XV emitiera en la encíclica Maximum Iut, refiriéndose al mandato misionero Vayan por todo el mundo, proclamen gratuitamente el don que hemos recibido sin excluir a nadie, sigue teniendo gran relevancia en nuestra sociedad actual. No tenemos que anunciar el evangelio para hacer “conquistas” como en épocas de colonización, sino con la convicción de que nuestra adhesión de fe a Jesucristo, vivo y resucitado, es una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar.

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Maricruz Torres Armenta

LMC San Francisco del Rincón

Octubre 2019

La oración del humilde atraviesa las nubes

oración
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Un comentario a Lc 18, 1-8 ( XXIX Domingo ordinario, 20 de octubre de 2019)

De la mano de Lucas, seguimos acompañando a Jesús en su camino hacia Jerusalén y seguimos recibiendo sus enseñanzas, con el objetivo de irnos transformando en verdaderos discípulos que quieren aprender de él y parecerse a él en pensamientos, palabras y acciones.

Lucas insiste en que uno de los rasgos de la vida de Jesús era su actitud orante, es decir, su constante y confiado diálogo con el Padre. En ese diálogo había escucha y silencio acogedor y respetuoso, alabanza gozosa, gratitud y también súplica perseverante.

De esto último es de lo que nos habla la parábola que leemos hoy sobre aquella viuda a la que un juez inicuo no quería escuchar, pero que al final se deja vencer por la sana “tozudez” y perseverancia de la pobre viuda.

La actitud de esta viuda es muy propia de las personas que viven en una gran necesidad y que no tienen otro recurso que el grito y la súplica perseverante, como hemos visto el domingo pasado con los diez leprosos. El grito de los leprosos y la tozudez de la viuda me recuerdan lo que dice el libro del Eclesiástico:

“El Señor es juez,

y para él el prestigio de las personas no cuenta.

No hace acepción de personas en perjuicio del pobre,

y escucha la oración del oprimido.

No desdeña la súplica del huérfano,

ni el lamento de la viuda.

¿No corren por su mejilla las lágrimas de la viuda

y su clamor contra el que las provocó?

La oración del humilde atraviesa las nubes

y su plegaria sube hasta las nubes,

Hasta que no llega a su término, él no se consuela.

No desiste hasta que el Altísimo lo atiende (Eclco 35, 12-21).

En esa misma línea se mueve el salmista cuando ora:

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel (Salmo 120).

Pienso que no hay que darle más vueltas. Si vivo la vida con un espíritu de auto-suficiencia orgullosa, estas palabras me parecerán ridículas. Pero si experimento algún tipo de pobreza y siento la necesidad de pedir ardientemente alguna gracia, la Biblia entera, Jesús mismo ( y mi propia experiencia) me dicen que mi grito perfora las “nubes” y que Dios no será sordo a mi súplica.

Dame, Señor, el espíritu de la viuda injustamente tratada, de Ana, la mujer de quien se reían todos por su esterilidad, de María y del mismo Jesús, para que, consciente de mi pobreza, sepa alzar mi corazón hacia Ti y confiar en tu amor y misericordia.

P. Antonio Villarino

Bogotá