Laicos Misioneros Combonianos

El palacio del aprendizaje

El viaje a París me llevó al “palacio del aprendizaje”, la casa de las misioneras Combonianas da “refugio” a todo aquel que quiere conocer y aprender francés para servir mejor a la misión.

Fue, por tanto, aquí, que me encontré con Palmira. Palmira -misionera secular comboniana- lleva ya dos meses en París estudiando y preparándose mejor para ir a la República Centroafricana, donde se integrará y colaborará con la comunidad LMC presente en el mismo.

Siempre animada, Palmira, espera con ilusión y entusiasmo misionero el momento de su salida y la situación en que se encuentra actualmente la República Centroafricana, lejos de desanimarla, es un estímulo para seguir adelante.

“¿Por qué me preguntan si quiero partir? ¡Por supuesto que sí! Estoy aquí para eso y mi deseo es poder ponerme al servicio en esta misión”- dijo Palmira llena de ganas de seguir adelante.

Durante estos días, conseguimos contactar con Elia que se regocija en la fuerza de Palmira y que se reafirma en su voluntad de seguir compartiendo su vida con este pueblo: “cansancio existe, pero nada me hace querer irme. Si Palmira viene, entonces vamos a estar juntas en este camino misionero. En estos momentos difíciles la familia misionera es mi refugio y auxilio”.

Nos encontramos también con Verónica que, por motivos profesionales, está en Francia desde octubre. Verónica está feliz tanto a nivel profesional como en el plano pastoral, ofreciéndose a ayudar a Palmira en lo que necesite.

Quede aquí mi agradecimiento al P Luciano que me acompañó durante estos días, a las Hermanas Combonianas que tan bien me acogieron, gracias a Verónica por una cena fabulosa que nos dio un buen momento misionero y sobre todo un gran agradecimiento a Palmira por lo mucho que hemos podido compartir estos días.

Dios camina con nosotros en este camino que por Él seguimos rumbo a la misión que Él nos confía.

Por Susana Vilas Boas

Experiencia Comunitaria en Campo Misión en México

¡Hola a todos mis amiguitos LMC! Aquí les envío algunas de nuestras fotos de la Experiencia Comunitaria en Campo Misión, donde estuvimos 3 meses en las Montañas de Guerrero, México, en las comunidades de nuestros Hermanos Indígenas Mixtecos, en la Misión de Metlatónoc. Nuestra sede LMC, se encuentra en la Comunidad de Huexoapa, y de ahí nos trasladamos 2 días a la semana a las comunidades de Cocuilotlaxala y Atzompa.
Estuvimos acompañando a nuestra compañera Alma Navarro, que actualmente es la única asignada a esta misión, ya que sus compañeras ya terminaron o se retiraron, y en el campo misión de Navidad, nos acompañaron: Manuelita y su mamá, y Minerva, las cuales viajaron desde México DF.
En el primer mes de la Experiencia y misión, nos apoyó y acompañó Martha, LMC de Puebla. Hemos vivido una experiencia de Dios, la cual nos ha llenado de fortaleza en Cristo y con gran motivación a seguir fieles a nuestra vocación. Ya estamos en la ciudad de México, viviendo en el Seminario Comboniano de Xochimilco, y desde aquí, continuaremos nuestra formación misionera como LMC, que terminaremos en Junio. El día 6 de Julio, será nuestra misa de envío aquí mismo, están invitados todos, y también les avisaremos de nuestra misa de envío en nuestras Parroquias de origen. Aún no sabemos a dónde nos enviarán, pero Dios si sabe y que se haga su voluntad sobre nosotras, nos ponemos en sus manos y les seguimos encomendando nuestra Obra Misionera de los LMC, para la Regeneración de los Pueblos. ¡Que Jesucristo y María Misioneros, junto con San Daniel Comboni, los bendigan en su camino misionero! ¡Gracias por sus oraciones y apoyo económico!
¡Un abrazo fuerte a todos de parte de Isabel y Carolina!

Por Isabel y Carolina LMC México

Caminando firmes en la fe con la verdad y el conocimiento

El fin de semana del 21, 22 y 23 de febrero la comunidad de vida de Porto se unió a la parroquia de Grijó por otra animación misionera. La reunión se inició con una reflexión e intercambio sobre la encíclica Lumen Fidei donde pudimos reflexionar sobre la fe como la más hermosa expresión de amor a Dios. Pero una fe que camina firme en la verdad y el conocimiento, una fe arraigada en Dios y cuyo tronco fortalecemos nosotros con la verdad, con la reflexión diaria de la Palabra de Dios. Así, de hecho, “Como luz que es, la fe nos invita a penetrar en ella, siempre más para explorar el horizonte que ilumina, para conocer mejor lo que amamos. ” (LF 36).

Fue así que movidos por esta fe que siempre nos impulsa a aprender más compartimos el carisma de ser Laico Misionero Comboniano en el mundo, compartimos testimonios de experiencias misioneras, dejamos desafíos en una caminada de fe y de compromiso en un caminar de animación misionera para los jóvenes. De esta forma se dio voz al proyecto ZO KWE ZO – “Toda persona es una persona”, al proyecto de JIM (jóvenes con compromiso misionero) y compartimos con la comunidad parroquial el don del LMC. Pero para que todo esto fuese posible, muchos colaboraron con nosotros. Así pues, queremos dar las gracias a todos los que nos ayudaron, desde el párroco, el diácono, el sacristán, a todos los catequistas, el grupo de los jóvenes y el grupo de catequesis y a toda la comunidad parroquial entera que nos acogió tan bien y que generosamente contribuyeron al proyecto.

A lo largo de nuestra ruta intentamos interpelar a que cada persona en su vida, en su rutina y en su sencillez procurase seguir la llamada a la santidad, a amar a este Dios siempre clemente y misericordioso. Como nos desafió Jesucristo en el Evangelio “Sed, pues, vosotros perfectos, como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5, 48). ¡Así que también tratamos de desafiar a cada persona a seguir sin miedo la misión que le ha confiado el Señor Jesucristo y así responder con alegría a la llamada que Dios nos tiene con el evangelio!

En la despedida permaneció la gran alegría de nuestros corazones por poder compartir experiencias, alegrías y aprendizajes. ¡La alegría por la continuación de este camino en comunidad, este camino que sólo se hace caminando y en comunión con nuestros hermanos de todo el mundo!

Por Paula Sousa (Portugal)

Apertura del 150 º aniversario del Plan de Comboni en Carapira

Cruz 150 anosAquí, en la Parroquia de Carapira, todos los miércoles se celebra la misa con los estudiantes católicos de la Escuela Industrial de Carapira y las chicas del hogar femenino de las Combonianas, que son estudiantes de la escuela primaria del barrio. Esta semana, el 19 de febrero, la celebración tuvo una temática especial en su conjunto, con la apertura del año de reflexión de los 150 años del Plan de Comboni. Anticipando así la inauguración oficial de mañana propuesta por el Instituto de los Misioneros Combonianos, esta celebración se caracterizó por la presentación de la cruz conmemorativa de este hito, entregada a cada comunidad MCCJ de la Provincia de Mozambique, explicando a los presentes su significado y motivación. El Padre Gino Pastore, quien presidió la misa, destacó la fuerza y ​​el coraje de Comboni y su inspiración en la elaboración del Plan, que tenía como lema “Salvar África con África”​​, motivando con ello a los estudiantes y las estudiantes a convertirse en protagonistas de su propia historia, la construcción de una mejor realidad social. Lanzó a los estudiantes de la Escuela Industrial que completan 50 años de su fundación, el desafío, inspirado por el ejemplo de San Daniel Comboni, de que también escribiesen el Plan para la EIC para cumplir con este lema.

El jueves, día 20, en la celebración de la Misa con el equipo misionero, el Padre Paulo Emanuel destacó esta fecha mediante la lectura de fragmentos de la carta del general MCCJ y reflexionando sobre el Evangelio en el sentido de no tener la misma tentación de Pedro de ser, aunque sea inconscientemente, impedimento para la realización del plan de Dios en nuestras vidas y en las vidas de las personas.

Después de la cena, el equipo se reunió en la casa de los LMC en tono de celebración para conmemorar esta fecha compartiendo la comida y la conversación. Como símbolo de esta reunión  para motivar la reflexión personal y comunitaria, cada misionero y misionera recibió un mensaje que contiene una de las preguntas que se publicaron en la carta del general de los MCCJ con motivo de los 150 años del Plan, en la parte que nos invita a escribir nuestro propio plan.

¡Que el ejemplo de San Daniel Comboni siga inspirándonos en la vocación misionera y que el Espíritu de Dios, el mismo que guio a Comboni en la preparación del plan, nos ilumine y guie en los caminos de la construcción del Reino!

¡Estamos juntos!

LMC Mozambique

Cuando la guerra llegó a Mongoumba

Queridos LMCs, amigos, familiares, conocidos…

A todos PAZ y BIEN

Aquí estoy otra vez para contaros un poco la situación del país y cómo intentamos dar continuidad a nuestras actividades a pesar del clima de inestabilidad en que vivimos. Hoy os escribo a título personal, sin Tere, pues no tuvimos tiempo de escribir entre las dos.

Cuando escribimos en enero, Teresa y yo hablábamos de nuestros miedos y angustias. Hoy el tema sigue siendo el mismo, sólo que de ser espectadoras lejanas hemos pasado a ser espectadoras cercanas de las escenas de violencia e incluso “víctimas de amenazas”.

Los protagonistas han cambiado,  en vez de los “rebeldes” Seleka ahora están los “libertadores” Anti-balaka y también grupos de jóvenes que se autodenominan grupos de “autodefensa” que están presentes en todas las aldeas, y cuyo principal objetivo es destruir todo lo que es de los musulmanes.

Cuando la Seleka llegó a Mongoumba a la población no le pasó nada grave, en gran parte debido a la intervención del alcalde (que era musulmán). Con el avance de los Anti-balaka o Siriri, los musulmanes comenzaron a temer por su seguridad. Cuando las amenazas subieron de tono las mujeres y los niños se refugiaron en el país vecino, quedando apenas los hombres que resistieron algún tiempo a pesar de las amenazas, intentando mantener sus propiedades y bienes. Como no se sentían seguros en sus casas pidieron asilo y algunas noches durmieron en la misión, en casa de los misioneros. Al final también se han marchado y han dejado al cuidado de los padres dos motocicletas y algunos artículos personales.

Mientras que en la capital, Bangui, los mayores problemas y enfrentamientos eran entre la Seleka y los Anti-balaka, en Mongoumba y en otras aldeas cercanas fueron, y continúan siendo, grupos de jóvenes locales, incontrolables, que en nombre de los Anti-balaka comenzaron a crear confusión, destruyendo, robando y quemando todo lo que es de los musulmanes y amenazando a aquellos que de algún modo ayudaron o protegen los pocos bienes que dejaron. Son jóvenes adultos, pequeños bandidos que bajo el efecto de las drogas y el alcohol se dejan manipular por otros que de alguna manera intentan aprovecharse de la situación de caos para obtener beneficios personales. Tienen todo tipo de armas artesanales como lanzas, espadas, machetes, y armas de caza. Forman un grupo extraño vestido de forma extravagante, unos uniformados como verdaderos militares, otros pareciendo salidos de un cortejo carnavalesco, y todos usando y abusando de amuletos, no faltando entre ellos crucifijos y rosarios, pues casi todos se llaman cristianos.

Lo que más nos ha tocado en esta ola de violencia que asoló nuestro pequeño paraíso, ha sido la indiferencia y el silencio, tanto de las autoridades como de la población en general. El domingo siguiente a los primeros pillajes se hizo un llamamiento a todas las iglesias, para rezar junto a la mezquita con el objetivo de alertar y sensibilizar para evitar la profanación y la destrucción del templo. Pero la participación se redujo a una veintena de personas. Un llamamiento que cayó en el vacío. Unas horas más tarde los martillos comenzaron su acción destructora, que nadie intentó evitar. Un espacio que se podía haber utilizado para otros fines es hoy un montón de escombros.

De la indiferencia y el silencio una gran parte de la población pasó a aplaudir las acciones de las milicias como si se tratasen de héroes. Hecho que se confirmó cuando el grupo de “autodefensa” fue a presionar al  primer teniente de alcalde para que entregase a un fugitivo, no musulmán, llegado de otra localidad donde era buscado bajo la acusación de haber denunciado cristianos a las fuerzas de la Seleka. E igualmente, aunque de una forma más discreta, cuando fueron a exigir que se les entregase las dos motocicletas que habían dejado los musulmanes en la casa de los Padres, donde estos jóvenes entraron armados, y de manera agresiva y arrogante. Las motocicletas, así como el resto de las pertenencias de los musulmanes, les fueron entregadas en presencia del comisario de la policía (que aunque no tiene poder real, al menos es una autoridad), y se les hizo firmar un documento de entrega. A pesar de la tensión el P. Jesús consiguió gestionar la situación de manera que el grupo no consiguió quedarse con ninguna de las pertenencias que ellos custodiaban, y que al día siguiente fueron entregadas a los Anti-balaka situados a 20 km de Mongoumba.

No entendemos esta ola de odio y violencia contra las personas con las que han crecido y vivido en armonía en una población donde hasta el momento no había ocurrido nada malo, de donde los musulmanes se marcharon de forma discreta… No comprendemos este odio. Es verdad que las historias de lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en otras zonas del país influyen de forma negativa en la gente. Nadie dice una palabra a favor de los chadianos, sean de la Seleka, de la MISCA o simples civiles. Todos hablan contra el Chad y se olvidan de que no todos los musulmanes son chadianos.

Nuestra situación es precaria, no somos bien vistos, pues aunque hemos intentado actuar con la máxima discreción hemos tomado algunas medidas impopulares, como la suspensión, durante una semana, de todas las actividades de la parroquia (excepto la misa). No nos han acusado abiertamente de haber protegido a los musulmanes, pero han corrido rumores de que el P. Jesús era visto como pro-chadiano al haber estado varios años como misionero en el Chad. Pensamos que podemos sufrir amenazas, pero de momento no ha pasado nada.

Hace algún tiempo el silencio nocturno de Mongoumba se debía a que las personas habían salido a refugiarse en la selva, hoy también hay silencio, no porque las personas se marchen, sino porque al caer la noche se encierran en las casas para evitar confrontaciones en una tierra donde no hay autoridad y es rara la noche en la que no se oyen tiros.

Comparando lo que ha ocurrido en el resto del país e incluso en otros pueblos y aldeas de la región nuestra situación continúa siendo privilegiada. ¡Dios continúa protegiendo Mongoumba! Mbata, a 40 km, cuya parroquia fue acompañada hasta diciembre por los misioneros Combonianos de Mongoumba, ha sido destruida parcialmente, y hubo algunos muertos, musulmanes y no musulmanes. Hoy todavía hay mucha gente que continua a vivir en la selva porque al no tener medios no pueden reparar las casas que fueron totalmente quemadas.

Las situaciones más tensas en nuestra diócesis se han vivido en las parroquias de Ngoto y de Boda que han sido atacadas varias veces, incluso las misiones, y que en el último pillaje se quedaron sin coches, motos e incluso sin algunos móviles. En esas poblaciones hay conflictos frecuentes entre los musulmanes y no musulmanes, siendo nuestro Obispo D. Rino el principal mediador entre las dos partes.

Las tropas francesas y africanas han intentado desarmar y neutralizar a los rebeldes de la Seleka, que dejaron la capital, pero continúan activos en otras zonas del país. Por otro lado con la toma de poder de los “libertadores” Anti-balaka comenzó la persecución a los musulmanes, y han habido verdaderas masacres. Las milicias anti-balaka, que se dicen cristianos, son incitados y manipulados por hombres con sed de poder. D. Nzapalainga, arzobispo de Bangui, que desde el comienzo de los conflictos es acompañado por el Imán y por un Pastor representante de las iglesias protestantes, en un esfuerzo común por restablecer la paz, dijo hace unos días que, en conjunto, piden que  se hagan responsables, a nivel nacional e internacional, a todos aquellos que han utilizado y manipulados a los jóvenes.

En medio de toda esa confusión surgen pequeñas señales de esperanza. El Obispo de Bangassou, D. Juan José Aguirre dice que en su diócesis las milicias de autodefensa han sido neutralizadas por las comisiones de mediación inter-religiosa y en que algunas parroquias se han iniciado cursos de formación en los que participan jóvenes católicos, protestantes y musulmanes.

A pesar de la inestabilidad y la tensión con la que vivimos hemos continuado trabajando en todos los proyectos de forma normal, intentando dar respuesta a esta misión a la que fuimos enviadas. A veces es difícil, hay momentos de desánimo, pero ¿quién dice que la misión es fácil?

Empiezan a escasear muchos productos (sal, azúcar, medicamentos…), los funcionarios no reciben los salarios y hay poco dinero en circulación, pero… siempre hay un pero… las ONG llegan con fuerza y con ellas llega dinero, medicamentos, alimentos, ropa, agua potable…  y también trabajos bien pagados aunque sean temporales.

Para acabar solo deciros que vale la pena “sufrir” por la misión. Siempre es bueno saber que alguien piensa en nosotros, ¡que no estamos solos!

Contamos con vuestras oraciones.

Unidos en la paz, un abrazo.

Elia Gomes (LMC en Mongoumba).