Laicos Misioneros Combonianos

¡No podemos enterrar nuestro espíritu misionero!

BrasilEl 15 de marzo nos reunimos en la ciudad de Curitiba para continuar con las reuniones de seguimiento a las personas interesadas en la vocación laical misionera comboniana de esta región. En esta segunda reunión, continuando con el tema de vocación y misión, hemos tenido la oportunidad y el compromiso de orar juntos en el cumpleaños de San Daniel Comboni. Unidos con toda la familia comboniana nos dedicamos a orar y reflexionar sobre su vida y nuestro compromiso con la misión para la humanidad.

Es inspirador ver que Comboni no midió los esfuerzos para encontrar a Cristo en el rostro de los hermanos africanos, viajó grandes distancias, ayudó a animar a la Iglesia y hacerla ver donde estaba amenazada la vida. Su testimonio consiguió atraer a muchos, fue al encuentro, se colocó en camino, utilizó todos los recursos disponibles en ese momento y no tuvo miedo de las dificultades.

Para reflexionar sobre la importancia de la llamada misionera, también vimos el documental “Misión y comunión eclesial” de la Campaña Misionera del 2010.

La Misión también en nuestros días exige una respuesta urgente y valiente. Misión más allá de nuestras fronteras y Animación Misionera, dos puntos esenciales de la vocación de todos los bautizados. Y estos momentos son importantes para reavivar nuestra llama misionera y ayudar a crear conciencia misionera en la Iglesia, con el deseo de que más personas despierten a esta vocación.

BrasilBrasilAprovechamos también para compartir cómo nació la organización de los LMC en Brasil, una breve reseña de estos casi 20 años de existencia. Vale recordar siempre lo que el Papa Francisco recomendaba en el mensaje del mes misionero “sigue siendo de gran urgencia la misión ad gentes, a la que son llamados todos los miembros de la Iglesia, porque esta es, por naturaleza misionera: la Iglesia nació en “salida”.

Continuemos caminando, siendo un pequeño signo, compartiendo la vida y en la defensa y promoción de la Vida para todos.

LMC Brasil

Los niños de San Judas

LMC GuluNuestra Comunidad de Laicos lleva vivido en St. Jude por unos meses. Trabajamos, pero también aquí vivimos con las madres y los niños. En nuestro orfanato viven más de 130 niños de diferentes edades. Más de 40 niños discapacitados en diversos grados, incluidos niños sordos y ciegos, niños con parálisis cerebral, niños que sufren de paraplejia y dos jóvenes que han tenido varios accidentes. También niños con VIH y tuberculosis viven aquí en St. Jude. Otros niños, aunque estén sanos físicamente, están enfermos en el sentido espiritual, después de la experiencia del rechazo de la familia y la experiencia de la guerra.

A pesar de todas estas enfermedades y las experiencias difíciles nuestros hijos están llenos de vida, alegría y sonrisas. Cada mañana escuchamos sus juegos, la risa y el canto. Nuestros niños están hechos para inventar nuevos juegos, sobre todo para la fabricación de juguetes partiendo de la nada. Ellos pueden encontrar un pedazo de cartón, un círculo y un palo y un nuevo y “moderno” coche de carreras se apresura a través de nuestro patio. Los neumáticos viejos son los mejores juguetes para ellos- usarlos para hacer carreras les da una alegría extraordinaria. Sin embargo, a las chicas les encanta jugar a imitar a las madres. Si encuentran un oso de peluche, inmediatamente lo visten, juegan y pretenden tener un hijo. Es mejor cuando se encuentran con un trozo de tela para poner el oso a la espalda y tener las manos libres, entonces lo llaman “byelo”.

Los niños mayores ayudan a las madres en sus hogares. Las niñas aprenden cómo cuidar de la casa, cocinar platos típicos Acoli como “malakwan” o “boo”. Los niños ayudan en el almacén donde guardamos los alimentos: maíz, arroz y diferentes variedades de frijoles. Eso es todo durante las vacaciones. Cuando comienza la escuela la mayoría de ellos asisten a clases de 8:00 am hasta las 5:00 pm.

La vida de los niños con discapacidad es más monótona. Tratamos de dar vida a la misma. Durante el día los llevamos a dar un paseo por el patio, tienen también la rehabilitación, jugamos con ellos en una sala especial con juguetes para despertar su imaginación y cambiar el ambiente. Y a pesar de que algunos de ellos tienen un alto grado de discapacidad han aprendido a reconocernos. También sabemos lo que les gusta, por ejemplo a Gerard le gusta ver los tractores pasar al volver de la granja. Luego toca los neumáticos y observa cómo es la cabina. Mientras que a Geoffrey le gusta cuando le acariciamos las mejillas. Bridget sonríe cuando le dices “buenos días mi hermosa Bridget”. Nuestros niños están llenos de alegría y lo demuestran a través de su sonrisa, algunos incluso gritan y en sus ojos podemos ver la amistad y la confianza que ponen en nosotros.

Nuestra vida aquí se centra en los niños, el tiempo pasa muy rápido, pero a veces sucede algo que nos “congela” durante algún tiempo. Hace más de un mes, Isaac murió. Isaac era un niño con discapacidad. Le encantaba cuando lo llevábamos de paseo con su cara al viento para sentir el roce. Tenía una sonrisa inusual. Cuando lo cogías él se aferraba y cuando lo ponías de nuevo en la silla de ruedas apretaba sus pequeños labios -como un guerrero- para no llorar. Hoy se ha ido de entre nosotros, pero esta experiencia se ha adherido en nuestros corazones.

Cada nuevo día comienza de la misma manera, lleno de energía nos enfrentamos a nuevos desafíos. Por la noche, damos gracias a Dios en nuestra pequeña capilla de la casa por la fuerza y ​​el amor que recibimos. Cansadas pero felices, esperamos un nuevo día.

LMC en Gulu- Uganda

Voz desde la misión

Recibimos con alegría, un testimonio de la Misión de la misionera secular comboniana Palmira Pinheiro que se encuentra actualmente en la República Centroafricana junto con la LMC Élia Gomes. Aquí les dejamos el testimonio de las alegrías y fatigas de esta misión en el corazón de África.

VOZ DESDE LA MISIÓN

Aunque hoy no es Samedi (sábado), ¡Samedi llegó! Como siempre fuera de hora, cuando ya he cerrado la puerta del dispensario y con ganas de descansar un poco, pues el cansancio ya se siente. Sin embargo, aunque me pongo a refunfuñar con su madre, porque no viene en horas, su sonrisa, sus ojitos brillantes como dos estrellas, sus bracitos extendidos hacia mí, me hacen dejar a un lado por completo mi mal humor. Todos son “mis queridos”, pero Samedi tiene un lugar especial en mi corazón. ¡Él fue uno de mis primeros casos de éxito! Era un niño destinado a morir, pero ¡la Vida ganó!

Palmira

En la segunda semana de mi llegada, un cierto día, cuando tenía que cerrar la puerta del dispensario, aparece una mujer, para más señales pigmea, que me dio la impresión de tener algo de retraso, y que sostenía en sus brazos a un niño pequeño que la según la explicación de alguien que la acompañaba sería prematuro, recién nacido y que la madre no tenía leche para darle de comer. Pesé al bebé, que realmente no alcanzan los 2 kilos porque los pigmeos son pequeños, pero que ya tenía un “tiempo”. Lo que él realmente tenía era hambre, ya que la madre, que parecía deprimida, aunque con unos enormes pechos, no estaba motivada para dar de mamar, por lo que las glándulas mamarias necesitan ser estimuladas por la succión del bebé para producir “el jugo de la vida”.

La dejamos permanecer en el Centro de Rehabilitación alrededor de un mes y medio en el tratamos de alimentar a la madre e incentivarla a dar de mamar al niño, lo que fue tarea difícil, porque no siempre podíamos estar presentes y, cuando íbamos la encontrábamos tendida en la veranda del Centro dormida con su enorme pecho extendido, con el niño tumbado también al lado, pero, como es lógico, sin la capacidad de tomar el pecho y mamar. Utilizamos como estrategia, otra madre también pigmea, que estaba acompañando a su pequeñito desnutrido, Jean Pierre, otro de mis favoritos, a quienes confiamos el enseñarle y animarle a amamantar el niño. Y así se fue superando la fase más crítica, en la que, para empeorar las cosas fueron apareciendo algunas enfermedades (malaria, la neumonía, la diarrea, etc.) a la que respondimos con la medicación adecuada. Hasta que un día la madre decidió marcharse sin decir nada y entonces perdimos la esperanza y pensamos que iba a morir, ¡no va a tener oportunidad! Pero para nuestra sorpresa, ella apareció, dos semanas más tarde con el niño muy enfermo de neumonía, tremendamente debilitado y dudamos de poder salvarla. Pero permaneció aquí unos días, y comenzamos el tratamiento, alimentando a la madre para que ella a su vez alimentara al hijo, pero cuando todo comenzaba a ir bien deja el tratamiento y vuelve al “Campamento”. Y así continuó apareciendo cuando el niño estaba en las últimas y nosotros continuábamos diciendo: ¡De esta vez no pasará! Pero la “VIDA” es más fuerte que la muerte y ¡Samedi ganó! Ahora tiene 9 meses, sigue siendo pequeño (como todo pigmeo), pero ya pesa 8 kilos. ¡Qué bueno! Cuando me acerco a él, salta de alegría, sonriendo y abriendo sus bracitos para venir a mi regazo.

PalmiraLo aprieto contra mi pecho como a un hijo amado a quien siento que he ayudado a vivir. Él juega, ríe y se divierte. ¡Es un niño feliz! Sin dejar de tener sus crisis de paludismo, diarrea, bronquitis, etc., pero al menos la madre tiene consciencia de traerlo cuando está mal, porque además de la medicación, lleve siempre una bolsa llena de comida para dos.

Creo que para mí y para Dios: “Aunque, no haya hecho nada más, ya valió la pena venir a Mongoumba para ver este niño sonreír después de estar destinado a morir”

Un abrazo a tod@s.

Palmira Pinheiro (MSC)

La Pascua en Etiopía

El camino de la Semana Santa aquí, en Etiopía, requiere descalzarse y sentir el pedregoso suelo bajo los pies. Los etíopes no celebran la Pascua como algo meramente intelectual; en vez de eso necesitan sentirla físicamente. Por eso manifiestan el camino espiritual de la Semana Santa con expresiones tangibles, que son al mismo tiempo profundas aunque sencillas: La alegría al agitar las palmas para recibir al Rey que llega sobre un burro de verdad, los 10 kilómetros de recorrido de las estaciones del Vía Crucis bajo un sol abrasador, en los que suben literalmente al monte del Calvario, representaciones teatrales vivas para complementar las liturgias, cuatro horas seguidas de postraciones y oraciones en el Viernes Santo para sentir la Pasión con el propio cuerpo. Sin embargo, la expresión de la fe está marcada por una humilde sencillez – procesiones por el barro junto a los rebaños de ganado, cruces sin adornos hechos con dos pedazos de madera unidas por un clavo, los bautizos del Domingo de Pascua con un balde de plástico en una capilla hecha con paredes de barro. Todo es hermoso y lleno de sentido, de la misma forma que la pasión de Jesús, para ser completamente redentora necesita también ser física.

La procesión del Domingo de Ramos:

Ethiopia palm sunday

El Vía Crucis del Viernes Santo:

Ethiopia - Good Friday1 good friday1

La Vigilia Pascual y el Domingo de resurrección:

Vigil and easter sunday   Mark & Maggie Banga

Laicos Misioneros Combonianos en Awassa, Etiopía