Laicos Misioneros Combonianos

Esta Navidad

Navidad LMC Peru

Navidad LMC PeruTodavía recuerdo el olor mojado de la Navidad, del abrigo vestido, de las luces brillantes, reflejo de la interioridad de aquellos que viven por el espíritu del mayor amor.
Aquí es verano, el sol alumbra la magia de las sonrisas y de las lágrimas compartidas entre las visitas y las invitaciones a quedarse un poco más. El sol quema el paisaje y deja traslucir la humanidad de un pueblo no olvidado sino luchador, deja resplandecer el corazón y el alma de todos los que me reciben, de todos los que me llegan.
Aquí no siento el olor de los pinos verdes, ni el humo de la chimenea encendida. Aquí el olor es de gente humana y humilde que comparte todo lo que tiene contigo. Vivo rodeada de gente que, con el testimonio de sus vidas, hacer crecer la mía y juntos somos más de Dios. Un olor de espera y esperanza de que el mañana, aunque con dificultades, será mucho mejor que el hoy y una voluntad enorme de seguir adelante, sonriendo. Huela como la cocina no de quien prepara una gran cena, sino su corazón para recibir a Jesús.

Tengo tanto que aprender de ellos.
Me dejo todos los días conmover con el testimonio de sus vidas. Vidas compuestas por personas de carne y hueso, personas sin tener nada lo comparten todo, que me moldean las lágrimas y las sonrisas desde la aurora al atardecer. Personas que me tocan el corazón y me transforman. No desearía una Navidad diferente a esta, aquí encontré la familia que Dios soñó para mí. Esta Navidad sólo deseo ser refugio de los corazones que andan en busca de paz, en busca de Dios.

Navidad LMC PeruY es que, a veces, olvidamos que la verdadera esencia de la Navidad y de nuestra vida está en el reconocimiento diario de que nuestra vida es un don y que, lo que hacemos de él, debería ser una opción diaria por el amor.
En esta Navidad olvida los regalos con grandes envoltorios y dónate, como tiempo para vivir y compartir con los que amas y busca el perdón junto a aquellos que han sido a lo largo del año un desafío para ti. Por aquí caminaré de casa en casa a visitar a aquellos que son y dan vida a mis días.
En esta Navidad que tu mesa sea abundante, no de una cantidad interminable de dulces, sino de amor, esperanza, cariño y unión. En esta Navidad, déjate ser luz en la vida de los demás y agente de reconciliación y paz. Déjate pertenecer y poblar por todos los que amas y que juntos puedan agradecer el don de la vida. En esta Navidad, permite que tu corazón humilde sea la cuna donde renacerá Jesús.
Es Navidad dondequiera que existe el coraje de soñar, donde existe la osadía de mantener despiertos los sueños de los ojos cerrados. Que la certeza del silencio interior te inspire a vivir un descubrimiento de Dios en ti, en los demás y en el mundo.
En esta Navidad, haré como hago todos los días y llevaré lo mejor de mí a Milagros y a sus hijos, a Marcelina, a Celia, a María, a Valentina, a Ariana y a sus hermanos, a Martin, a Luís y a tantos otros a los que mi corazón ardientemente me llama.
Navidad LMC Peru
Votos de una Santa y Feliz Navidad
Con amor y gratitud,
Neuza Francisco, LMC Peru

Una familia en el templo

Jesus perdido

Jesus perdidoUn comentario a Lc 2, 41-52, Domingo de la Sagrada Familia, 30 de Diciembre del 2018

En este domingo primero después de Navidad, dedicado a la Familia de Nazaret como modelo de toda familia, la liturgia nos ofrece la lectura del famoso episodio que nos habla de “Jesús perdido y hallado en el templo”. En realidad es una reflexión sobre las relaciones de Jesús con sus padres “terrenos” y su “Padre” del cielo, así como la misión que el Padre le había encomendado, como hijo al mismo tiempo de María y del Padre Eterno.

Por otra parte el texto puede perfectamente servir de referente para la vida de una familia que quiera vivir al estilo de Jesús, María y José.  Veamos algunas pequeñas observaciones:

-Los padres viajan cada año a Jerusalén “por la fiesta de Pascua”.  Es decir José y María están plenamente integrados en la cultura y la vida religiosa de su pueblo. Una familia no es un ente aislado, sino que forma parte de un pueblo y participa de sus fiestas y de sus costumbres como una manera concreta de vivir abiertos a los demás. Como dice el Papa Francisco, esta familia “tiene el gusto espiritual de ser pueblo” y, poco a poco, los hijos se incorporan a esta pertenencia gozosa y amorosa. Para una familia cristiana es importante, no sólo ser un grupo de personas honestas y correctas, sino también formar parte de un pueblo y, concretamente, de la Iglesia como “pueblo de Dios”. Esa participación se muestra en cosas tan concretas como ir a misa los domingos, participar de la Navidad, la Semana Santa, etc.

-Padres e hijo aprenden dolorosamente que cada uno tiene su propia misión.  Llega un momento que los padres de Jesús, como los de cualquier otro hijo o hija, comprenden que la persona del hijo no es igual a la suya, que su misión en la vida es personal y que puede tener inquietudes y cualidades diferentes a las suyas. Ese descubrimiento conlleva a veces dolor, ansiedad, búsqueda inquieta, diálogo franco y finalmente aceptación de la diferencia aunque no siempre se comprendan las cosas del todo.

-Mientras los padres “guardaban todo en el corazón”, el hijo “crecía en sabiduría”. Qué buen ejemplo de relación entre padres e hijos. Hay cosas de los hijos que los padres quizá nunca lleguen a entender, pero mantienen todo eso en el corazón, en un silencio respetuoso y lleno de amor, mientras el hijo emprende su propio velo en la vida, ganando en sabiduría, estatura y aprecio, cumpliendo la misión para la que Dios le ha llamado en esta vida.

Mientras tanto, aprovechemos esta fiesta para dar gracias a Dios por nuestras familias, orar por ellas y contribuir a construir familias donde todos podamos cumplir nuestra propia misión en la vida.

P. Antonio Villarino. Bogotá

Finalizó la VI Asamblea General de los LMC en Roma… ánimo en la Misión.

Asamblea LMC Roma

Asamblea LMC RomaAcaba de concluir nuestra VI Asamblea Internacional de los LMC en Roma. Durante estos días ha sido difícil poder escribir y compartir con todos como se iba desarrollando. Ha sido una semana intensa de trabajo en grupos, plenarios en múltiples idiomas y de consensuar acuerdos.

Una semana de encuentros personales, donde hemos hecho presencia en la vida de los demás, hemos entendido un poco mejor como cada uno vive nuestra común vocación LMC en cada país, en cada cultura. Donde nos hemos alegrado con los logros, preocupado por las dificultades, animado a acompañar y cuidar las heridas o a acompañar a los que caen enfermos. Pero todos y todas desde este espíritu de familia LMC internacional que quiere hacerse presente en el sostenimiento mutuo de esta vocación y en el apoyo al servicio que el Señor nos encomienda como movimiento LMC internacional.

Asamblea LMC RomaTambién ha sido un momento privilegiado de oración y celebración conjunta. De compartir desde nuestra fe, nuestra común vocación LMC. Cada uno llamado por Jesús a salir al camino de la humanidad, al encuentro personal con el más débil y excluido. Jesús que estamos esperando en este adviento y que sabemos no nace en un palacio o entre los poderosos, sino que pide posada en las periferias para terminar naciendo en un humilde pesebre. Jesús desde su nacimiento nos muestra donde debemos estar para encontrarnos con Él.

Un momento donde María ha estado muy presente. En nuestra pequeña cripta nos acompañaba un cuadro de la Virgen de Guadalupe. María que se hace cercana e intercesora de los últimos, de los pueblos indígenas de América, y posibilita la inculturación de la fe. Maestra en el camino. María que lleva a Jesús en este tiempo de adviento, tiempo de esperanza. Ella y las diferentes advocaciones de María han estado muy presentes durante esta semana, como madre que nos quiere acompañar.

Asamblea LMC RomaComboni a los pies del altar nos ha recordado en todo momento lo específico de nuestra vocación. Una vocación que busca ser “católica” (universal), porque solo si todos nos unimos será posible al regeneración de este Mundo.

Una bola del Mundo que también ha estado a los pies del altar, representando todas esas situaciones que debemos servir, partiendo de la propia madre tierra, maltratada por un sistema de sobreexplotación y ocupándonos de sus hijos e hijas que sufren las desigualdades de este mundo, el injusto reparto del acceso a las riquezas y de las maravillas que Dios colocó para todos, para que pudiéramos tener un vida plena.

Asamblea LMC RomaCon un camino donde hemos reconocido el camino recorrido en estos seis años desde cada rincón del mundo. Muchas han sido las realidades de nuestra humanidad que se han hecho presentes, recordando donde cada uno de nuestros LMC está presente. Queremos seguir siendo Iglesia en salida, iglesia desacomodada que parte con humildad a acompañar la vida de los empobrecidos, que reconoce en la diversidad riqueza, que necesita seguir aprendiendo con los demás a descubrir el rostro de Dios más completo posible, aquel leído y descubierto por cada una de las culturas de este mundo.

Comunidad de comunidades que quiere estar presente allá donde el Señor nos coloca. Que quiere mirar a su alrededor y no conformarse. Acercarse a estas realidades de frontera, allá donde los demás no quieren ir, y hacerse pueblo con el pueblo. Disponible a dejar su tierra o a acompañar en su propia tierra estas realidades de misión. Porque la misión no entiende de fronteras y geografías sino de personas. Un mundo globalizado que necesita una respuesta común.

Asamblea LMC RomaPor eso reconocemos, gritamos, rezamos: ¡Un mundo, una humanidad, una respuesta común!

Por eso hemos cantado una y otra vez que “Tudo está interligado, como se fôssemos um… tudo está interligado nesta casa común”.

Ahora se abre un tiempo de oración, de discernimiento para entender el paso de Señor por nuestras vidas, por nuestra asamblea. Para entender las conclusiones que entre todos y todas hemos conseguido consensuar.

Tiempo de estudio, reflexión y oración en cada una de nuestras comunidades. Porque como la Palabra, estas conclusiones, leídas en comunidad tienen un sentido más pleno.

Que el Señor nos conceda la valentía para dar un paso adelante y la fidelidad para mantenernos junto a Él en este camino de servicio misionero.

¡Feliz Navidad a todos y cada uno!

Asamblea LMC Roma

Alberto de la Portilla, LMC