Laicos Misioneros Combonianos

Experiencia misionera en la RCA

LMC RCA

Ensancha el espacio de tu tienda, extiende las cuerdas, refuerza las estacas“. Is 52:2

He cumplido mi primer mes en la República Centroafricana (RCA), ¡que se encuentra en el corazón de África! Así que sólo puedo compartir mis primeras impresiones.

Estoy en la capital, Bangui, para perfeccionar mi francés y aprender el sango, ya que son las lenguas oficiales del país. Todo el país tiene unos 6 millones de habitantes. Se enfrenta a graves problemas económicos, en educación, sanidad y, sobre todo, a la falta de trabajo y perspectivas para los jóvenes. Es un periodo de reconstrucción y la paz sigue siendo muy frágil aquí.

En los primeros días tuve la oportunidad de viajar a Mongoumba, donde se encuentra la Comunidad Internacional LMC. Está a 160 kilómetros de la capital y viajamos en unas seis horas debido a la lluvia y al estado de las carreteras.

Vista de la Casa de la Comunidad LMC en Mongoumba – RCA

Fue un gran placer poder participar en la ordenación diaconal de Ezra, que hizo sus votos perpetuos en la Congregación de los Misioneros Combonianos y fue ordenado diácono. Fue una misa hermosa y alegre, con un ofertorio que nunca olvidaré. Cuando la comunidad entró bailando y ofreciendo regalos al diácono recién ordenado, desde un niño hasta un puñado de cacahuetes o algunos plátanos, fue muy significativo. Creo que fue mi primera misa de cuatro horas y ni siquiera me di cuenta de que había pasado el tiempo.

Aún no hemos definido lo que vamos a hacer, porque la comunidad acaba de unirse con la llegada de Elia. El trabajo del LMC ha sido en el área de la salud, ya que somos responsables del Centro Da ti Ndoye – Casa do Amor (Casa del Amor), que es un pequeño centro de rehabilitación y dispensario; en el área de la educación, acompañando y coordinando las escuelas parroquiales; y en el trabajo pastoral y de apoyo al pueblo aká.

Centro de rehabilitación y atención al pueblo Aká

Cristina Sousa – LMC portuguesa con los niños Aká en Mongoumba/RCA

Durante mi estancia en Bangui, me gustaría destacar dos experiencias importantes entre muchas otras:

– La visita a la parroquia comboniana de Nuestra Señora de Fátima, situada en una región muy conflictiva. Durante el todavía intenso periodo de guerra, muchas personas estuvieron refugiadas y algunas murieron en un enfrentamiento, entre ellas un sacerdote diocesano. La gente sufrió mucho y las consecuencias siguen presentes. Hoy existe un Centro de Formación en Memoria de los Mártires y hay mucha formación en tolerancia religiosa, comunicación no violenta, acompañamiento de personas con traumas de guerra, …  La capilla de la Casa Comboni alberga un cáliz que estaba en la sacristía de Fátima y fue alcanzado por una bala.

También destaca el testimonio de vida y donación del P. Gianantonio Berti, un italiano que llegó aquí en 1967. Ha sido un regalo de Dios pasar estos días con el P. Berti, un MCCJ de 86 años con 46 de presencia en la República Centroafricana. Es una persona muy generosa, a la que la gente quiere y respeta. Se comunica muy bien con la gente, conoce muy bien el idioma y está muy cerca de la gente de la región.

Cristina y el padre Berti, que ha viajado a Italia,

No ha sido fácil a estas alturas de mi vida aprender otra lengua, en este caso otras dos, y lo más importante sería aprender la tercera, que es el aka. Pero me inspira mucho Cristina Souza – LMC que está aquí y consigue conectar con la gente. Me estoy esforzando por mejorar mi capacidad de comunicación y estar cerca de esta gente tan acogedora. A pesar de las dificultades, estoy muy contenta de estar aquí.

Que tengamos la gracia de los discípulos de Emaús de encontrar al Resucitado compartiendo la vida y el pan. ¡Corazones encendidos y pies en camino! ¡Unidos en la oración! 

Comunidad LMC con Monseñor Jesús – Obispo de M’Baiki – Diócesis donde estamos presentes.

Cristina Paulek, LMC

Proyecto Memoria de África: María del Prado Fernández Martín

Hermana Prado

Continuamos esta serie de testimonios con la hermana Comboniana María del Prado Fernández Martín.

La hermana Prado Fernández, misionera comboniana, llegó a África en 1986 y vivió durante 30 años en distintos países del continente como la República Centroafricana, Chad o el Congo hasta el año 2016.

En esta entrevista, Prado nos habla de su trabajo como misionera en áreas cómo la sanidad, la educación o a pastoral dando a conocer a través de su recorrido. Sobre todo, el participar en las realidades de las comunidades y lo que le ha supuesto compartir con las personas.

(video en español)

¡¡André el chico al que le gusta soñar…!!

Mongoumba

Sus ojos brillan cristalinos de deseo.

Ojos que buscan el horizonte en el denso bosque.

Con la misma intensidad que ayer, su sonrisa está llena de esperanza y alegría.

Hoy, los días de escuela forman parte de un pasado cercano pero a la vez lejano.

Juega a sobrevivir con su familia

Sueña con ser algún día pasajero, conductor o simplemente observador del hermoso coche que pasa por delante de su casa.

Sueña con ropa limpia, siempre que el hombre blanco reluzca.

Sueña con el simple roce de la mano, con el saludo prolongado

Este niño descalzo de sonrisa fácil quiere ser algún día como “Tú”.

Dentro de su casa de papel verde y cola roja está el pequeño fuego que insiste en calentar el frío que se siente.

El manto rojo de esta tierra consumida por el sol, se pinta ahora con el calor incandescente de los cuerpos que se acurrucan unos con otros formando un gran lienzo, hecho de pintura humana.

Este niño quiere ser algún día como “Tú”.

Sueña con tener algún día un árbol propio, lleno de frutos para comer y compartir.

Sueña con poder entender lo que dicen los libros.

El sol asoma entre la bruma matinal, es hora de levantarse y escuchar lo que dice el viento.

El día está marcado por la pereza de la rutina diaria y repetitiva.

Hoy el pequeño André se adentra en el profundo bosque

Va al encuentro de los árboles majestuosos y antiguos, ellos son los amos de su mundo.

En esta época del año, se visten con sus más bellas y deliciosas mariposas.

Mongoumba

La familia está feliz, el perfume de las flores habla de abundancia.

En un acto rápido, todo está listo para el viaje.

Mamá, con un bebé atado al pecho, una cesta a la espalda y sobre la cabeza lo que se olvidó, serpentea por el camino ya trazado por el tiempo.

Papá, machete en mano, se abre paso, pues los árboles insisten en tapar lo que es suyo.

André imita a su padre con el pequeño cuchillo sin mango, rasga las densas hojas como un verdadero niño del bosque, hace vida con su alegría, puede soñar con cosas que no son suyas, pero su piel sudorosa brilla con el orgullo y el honor de ser pigmeo.

Cristina Sousa, Laica Misionera Comboniana

Bangui, República Centroafricana.

Un pedazo de corazón

Cristina Mongoumba

“El Amor es un fuego que arde sin ser visto…”

¡Tengo en mí este fuego que sofoca pero da vida!

¡Fuego que en lava fluye y brota en lo más escondido de mi ser…!

¡Él nos ha dado a comer Su Pan y a beber Su Vino…!

¡Y en esta sencillez nos ha hecho Sus Hijos más amados y deseados por todos los que buscan Vivir…!

Vivir de, con y para Su Amor…

Él está en mí, y yo en Él.

Mi corazón es el Tabernáculo, el Templo de la Resurrección.

Renace en las heridas más profundas de este Pueblo Hermano.

Pueblo que sufre de un Sagrario abierto a Todos.

Pueblo que clama en silencio a los oídos enfermos de ambición.

Pueblo de pies descalzos, de pies agrietados por la tierra seca y embarrada.

Cuerpos delgados, secos, fuertes, bien definidos, cubiertos por venas palpitantes cargadas de la misma lava que me sostiene.

La diferencia entre nosotros es ninguna, las lágrimas, las sonrisas, los dolores, los suspiros ahogados en las manos llenas de esperanza y deseo de Amor. Son iguales, los mismos, auténticamente los mismos…

Son muchas las veces que te veo en la carne roja y caliente de las heridas que intento cuidar con el tacto de mis manos.

Con ternura y dulzura arropo tu dolor en mi pecho y dejo que llore mi corazón, porque eres Tú quien te presentas ante mí en el rostro del papá, de la mamá, de los niños…

¡¡¡La desigualdad, la indiferencia, el egoísmo, los derechos humanos mutilados me dejan completamente desintegrada…!!!

El peso de mi realidad aumenta mi capacidad de discernimiento y resiliencia.

¡Con mucho cariño envuelvo con tela blanca impregnada de tu bálsamo de amor, tus heridas que también son mías…!

Muchas son las veces que en mi conciencia tengo presente el “No” a tu llamada.

Pero aquí estoy, Señor, a tu disposición, dame las herramientas para trabajar en la cosecha de tu vasto y gran Amor…”.

¡La misión se hace en “Cada” Lugar donde “Tú” estás…!

Cristina Sousa, Laica Misionera Comboniana en Mongoumba

25 años de presencia de Laicos Misioneros Combonianos en Centroáfrica

RCA LMC

“Ser con la gente y estar para la gente”

1 de junio de 2023. Misión de Mongoumba, Centroáfrica

El 1 de junio de 1998 llegaron a la misión de Mongoumba, Centroáfrica, las Laicas Misioneras Combonianas (LMC) Teresa Monzón y Montserrat Benajes, procedentes de España. Ellas vinieron a reemplazar a las laicas Italianas Marisa Caira, quien realizó 21 años de generoso servicio, y Lucia Belloti. Desde entonces han pasado por esta misión más laicos y laicas, incluyendo un matrimonio, provenientes de los países España, Portugal, Italia y Polonia. Y muy pronto llegará una laica de Brasil.

Actualmente son tres las LMC que desarrollan su labor misionera en Mongoumba: Marcelina (Polonia), Cristina (Portugal) y Teresa (España). Ésta última es la misma laica que inició aquí mismo la misión de LMC hace 25 años, y que esta vez vino a servir por una temporada.

El grupo de LMC, que junto con los padres combonianos conforman la comunidad apostólica de la misión, en todo este tiempo se han encargado de diversas tareas, como la atención a la salud, a la rehabilitación física, a la educación escolar y al pueblo aka (pigmeos). También han venido acompañando a grupos de pastoral de la parroquia. Su presencia y desempeño misionero buscan ser un testimonio para que los fieles de la parroquia se motiven a vivir su fe con mayor entusiasmo y dedicación.

A los LMC momentos de prueba no les han faltado, como cuando en el año 2000 tuvieron que atender, en unión con Médicos Sin Fronteras, a numerosos refugiados provenientes de República Democrática del Congo, a donde pertenece un pueblo vecino a la misión de Mongoumba que sufría de bombardeos. También cuando tuvieron que asumir la labor pastoral, ya que por dos años se quedaron sin la presencia de un sacerdote en la misión. Y cuando a la víspera del golpe de Estado del 2003 les tocó vivir el saqueo que de la misión hicieron soldados congoleses que apoyaban al presidente que fue depuesto. Sin olvidar el siguiente golpe del 2013, donde fueron testigos de la inseguridad y desolación en que se hallaba la población.

No obstante, esas mismas pruebas, como otros tantos desafíos, lejos de debilitar su ánimo misionero, les ha dado el valor y el coraje para resistir y hacerle frente a una misión que aún sigue en sus inicios, con la firme esperanza que el Señor es que el hará fructificar la semilla que ahora les toca sembrar. Una misión que la laica Cristina sintetiza en estas palabras: “Más allá de las actividades, lo más importante es ser con la gente y estar para la gente”.

Enhorabuena a LMC por sus 25 años de presencia en Centroáfrica.

P. Fernando Cortés Barbosa, Misionero Comboniano

Imagen1
comunidaddeMongoumba1julio99
Imagem44
comunidadapostolica
Palmira1
LMCCentroafrica157
LMCRCA
LMCCentroafrica207
Noel3
RCA16232
previous arrow
next arrow