Laicos Misioneros Combonianos

¡Últimas noticias sobre el ciclón Jude!

LMC Mozambique

Queridos amigos:

Después de mucho tiempo, por fin podemos escribirles y darles noticias sobre este importante y delicado proyecto de ayuda humanitaria, que estamos desarrollando y llevando a cabo con todo nuestro corazón y todas nuestras fuerzas.

Los proyectos y trabajos que estamos llevando a cabo son muchos y tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos en lo que hacemos por el bien de este pueblo. Nos habíamos quedado con las noticias de una primera intervención urgente apoyada por el equipo misionero (laicos junto con los padres combonianos) que trabaja en la parroquia de Carapira.

Si recuerdan, el mismo día del ciclón, nos reunimos y abrimos las puertas de la Iglesia y no solo eso, para acoger a los desplazados afectados y darles, como primera intervención, comida y un alojamiento donde pasar la noche. Pocos días después de esta catástrofe, el distrito de Monapo, que había intervenido con algunas asociaciones para apoyar a estas familias, nos pidió ayuda para llegar al mayor número de personas posible. Por supuesto, no nos echamos atrás y lo apoyamos todo hasta que la situación se complicó un poco, porque algunos no recibían ayuda. Después de varias intervenciones junto a ellos, percibimos e intuimos que el apoyo que había que dar debía tomar una forma diferente, por lo que nos preguntamos cuál era la forma más correcta de ayudar y cómo. Porque, seamos sinceros, todos somos capaces de dar cosas y todos podemos llamarnos misioneros, pero la pregunta correcta es: ¿cómo puedo ayudarles para darles un apoyo real? ¿Para que puedan seguir teniendo una vida digna? ¿Para que no permanezcan en una situación de dependencia, sino que puedan construir su vida a partir de esta experiencia? A partir de esta profunda pregunta, comenzaron todas nuestras reflexiones como equipo misionero, poniendo sobre la mesa todos los riesgos y posibilidades. ¡El Señor es grande!

A partir de estas reflexiones y viendo un poco más ampliamente la situación general, partimos inmediatamente, haciendo un censo general de nuestra parroquia, es decir, de las 98 comunidades que la componen, junto con todos nuestros regionales y las personas que trabajan con nosotros en los distintos ministerios, involucrando a todos los ancianos de la comunidad y a las propias comunidades. Ya este primer paso, os aseguramos que no fue fácil, porque comunicarse con todos, en un lugar donde la mayoría no tiene teléfono, además de las grandes distancias que nos separan de algunas regiones y al no tener medios de transporte, requirió tiempo. Además, el ciclón Jude destruyó algunos puentes, por lo que también para nosotros era difícil llegar a ciertas zonas con los coches… (hay algunas zonas a las que todavía no se puede llegar)… esto para que comprendáis en qué condiciones tan básicas se vive y el tiempo que se necesita para poder hacer las cosas… Partiendo de este primer censo, las preguntas eran muchas: ¿A quién ayudamos? ¿A cuántas comunidades? ¿Con qué criterios elegimos? ¿Cómo? Y si alguien viene a pedirnos ayuda, ¿qué hacemos? Pero también aquí la Providencia fue inmensa y todo esto no pudo sino abrir aún más nuestra mirada y nos quedamos realmente asombradas por todo el bien y la ayuda concreta que nos ha llegado de vosotros. A partir de estas primeras preguntas, que por un lado pesaban como piedras, para intentar ayudar/dar una señal sin excluir a nadie, en realidad poco a poco todas las piezas encajaron en su sitio. Obviamente, siempre intervenimos de inmediato con comida y primeros auxilios/ayuda, cada vez que llamaban a nuestra puerta. Pero llegamos a la belleza realizada gracias a cada uno de vosotros.

Como ya se ha adelantado, dadas las largas distancias que debían recorrer los regionales, compramos cinco bicicletas, una para cada responsable de región, y se las entregamos a cada uno de ellos en el consejo parroquial. Era imposible regalar una bicicleta a todos los participantes de los distintos ministerios de la parroquia porque son muchos, pero al menos fue una primera intervención para los regionales, que siempre están corriendo por su región y por sus queridas comunidades, ayudándoles así a reducir el tiempo que tardan en llegar a las distintas comunidades de su región. Empezamos con estos cinco responsables regionales a hacer un censo interno en cada una de sus comunidades junto con cada anciano, cada responsable zonal de su zona y, al final, vuestra generosidad nos permitió ayudar a construir una casa en cada comunidad, es decir, un total de 98 casas, para las familias más pobres y necesitadas que ellos mismos identificaron… La casa no será de ladrillo, porque los costes son exorbitantes y nunca podremos intervenir con todos y a gran escala, pero también aquí hemos considerado apoyar la construcción de una casa con estructura de postes de madera y la estructura lateral se hará con bloques de barro mezclado con cemento, lo que significa una casa más fuerte y duradera… Luego, el techo se construirá con bambú y una lona grande, fuerte y resistente que aísla para que no entre agua, todo ello donado gracias a vuestro gran apoyo… Cada comunidad se comprometerá con la construcción, aportando mano de obra, esfuerzo y entusiasmo.

También hemos intervenido para apoyar la construcción de casi 30 capillas de mampostería por el momento… Ya están trabajando para intentar terminar las obras antes de que llegue la temporada de lluvias y, sobre todo, otros ciclones. Las capillas se construirán en mampostería también porque, en el futuro, con otros ciclones, podrán servir de refugio para los desplazados.

Realmente no podéis imaginar su felicidad, la pequeña esperanza que habéis encendido en sus corazones a pesar de las muchas dificultades a las que se enfrentan cada día… Pensad que Carapira es llamada por el pueblo la pequeña Italia: tienen un gran aprecio por nosotros los italianos porque, aparte de la ayuda recibida, siempre han encontrado misioneros italianos que les han querido mucho.

Pero eso no es todo… además de intervenir con las casas, las capillas, etc., hemos comprado mantas, mosquiteras, jabón, etc., para distribuir también a otras familias y poder así llegar a más personas necesitadas.

Algunos miembros del equipo misionero, en particular Wiston y Maria Augusta, con gran alegría y mucha pasión, también están haciendo un curso de medicina natural y están yendo a varias regiones para enseñar las primeras intervenciones básicas, ya que no tienen la posibilidad de comprar medicamentos, además de no encontrarlos, y también porque después del ciclón la situación sanitaria se ha complicado mucho (la simple malaria causa muchas muertes cada día). Ahora, poco a poco, estamos construyendo un pequeño vivero de plantas para la medicina natural y, con el tiempo, nos gustaría entregarles estas pequeñas plantas o, al menos, poder ayudarles un poco en materia de medicina… Otras ideas para el futuro: intervenir en las semillas que les entregamos, etc.

Así que no falta trabajo y, a pesar de los muchos sufrimientos que vivimos cada día y compartimos con ellos, no nos falta la alegría, sino que damos gracias y rezamos para que el Señor nos mantenga siempre sanos y construya un camino para permanecer en el futuro.

Estamos agradecidas a la vida por este camino, por vuestra continua confianza en nosotras y no tenemos palabras suficientes para daros las gracias personalmente. Sabemos la importancia de la transparencia y el valor que tiene, y cada día luchamos por un mundo mejor y por la dignidad, sobre todo de los más pobres y alejados.

Gracias por creer en nosotras y seguir caminando con nosotras, sin dejarnos nunca solas, sino haciéndonos sentir familia y corresponsables. Saber elegir cada día y vivir los verdaderos valores es importante para el bien de todos. Por eso nos sentimos muy responsables de lo que recibimos y hacia todos vosotros, y os pedimos disculpas si no podemos responder de inmediato, porque muchos nos escribís y estamos ocupadas en mil frentes, pero, a nuestro ritmo, lo conseguiremos.

También tenemos una gran noticia que queremos compartir. Para los más valientes y los que no lo son tanto, que quieran venir a ver y tocar con sus propias manos lo que hacemos, os invitamos a pasar un tiempo con nosotras. Lo que podemos ofrecerles será sin duda mucha alegría, el placer de recibirlos y un gran bien también para nosotros, para hacer espacio en nuestro corazón y conocer la misión que es de todos… y lo que tocarán con sus propias manos será la verdadera humanidad y un pueblo que sabrá recibirlos y amarlos. ¿Qué se llevarán a casa?

La vida verdadera y la humanidad vivida… pero eso lo dejaremos que lo descubráis vosotros… y para aquellos que tengan «miedo» a la malaria, tranquilos, con un poco de prevención durante la estancia no notaréis nada. ¡Os esperamos para vivir con nosotros esta vida porque todos somos misión! Sin duda, esta misión será una misión de salida entre la gente… ¡pero dejaremos que descubráis vosotros mismos su belleza!

Con mucho cariño, estima y gratitud, os enviamos un fuerte abrazo; a quienes no podamos abrazar en Italia, os esperamos en Mozambique para una experiencia que recordaréis toda la vida.

Ilaria y Federica, LMC Carapira

Celebración del 75 aniversario de la parroquia del Inmaculado Corazón de María de Anchilo

LMC Anchilo

Con gran fe y alegría, el domingo 13 de julio, con la presencia de las comunidades y del pueblo de Dios en general, de varios sacerdotes y del rector del seminario diocesano, se celebró la Santa Misa, presidida por Dom Inácio Saúre, I.M.C., arzobispo de la Arquidiócesis de Nampula y presidente de la CEM (Comisión Episcopal de Mozambique).

Como parte de la celebración de los 75 años, ¡qué bonito fue el almuerzo compartido y la tarde con momentos culturales presentados por las comunidades de la parroquia!

Este hermoso momento de fe concluyó con la bendición del párroco a los fieles.

Tito, LMC en Mozambique

Fue así como llegó la Navidad…

Mozambique

En medio de muchas luchas, manifestaciones y muerte, Jesús nace en Mozambique. El pueblo lucha por salir de la opresión. El dolor de ver a los amigos sufriendo, llorando la pérdida de sus seres queridos también duele como una espada afilada. Mientras unos lloran, otros ríen. No es bueno sentir este dolor, no es bueno ver morir a la gente por la ambición de otros.

Él es nuestra esperanza, el niño Dios que nace es la esperanza de un pueblo cansado de sufrir, de ser oprimido.

Celebramos la Navidad, nos alegramos de la noticia de la llegada del Salvador. Pero no olvidemos nuestra responsabilidad hacia los que sufren.

Esta es una Navidad diferente, con un sentimiento extraño que mezcla la alegría de la llegada con el dolor de una población marcada por el sufrimiento.

Mozambique.  Ahí está mi Mozambique, una tierra que he aprendido a amar, personas que me hacen sentir mozambiqueño, cómo deseo que todo esto termine y llegue la paz.

Ha nacido el Salvador, que venga a salvar al pueblo mozambiqueño y a tantos otros que sufren.

¡Feliz Navidad!

Mensaje a los cohermanos de Mozambique

Mozambique

Queridos cohermanos de la Provincia de Mozambique,

como Consejo General, seguimos con gran preocupación las noticias e imágenes de violencia y destrucción de bienes públicos y privados que llegan de Mozambique como reacción al fraude y a la falta de transparencia en el anuncio de los resultados de las elecciones generales -presidenciales, legislativas y de las asambleas provinciales y gobernadores- del pasado 9 de octubre.

Las manifestaciones populares, que debían ser pacíficas, degeneraron en actos de violencia, que fueron reprimidos por la fuerza por los cuerpos policiales -especialmente en las grandes ciudades-, causando más de veinte muertos y centenares de heridos. Estas manifestaciones de violencia, que sólo generan odio y muerte, angustia y miedo, nos han llevado a expresar, en nombre del Instituto, nuestra cercanía a cada uno de vosotros y a todo el pueblo de Mozambique.

Sabemos que todo el país atraviesa momentos difíciles y que, por regla general, quienes acaban sufriendo las consecuencias nefastas de los conflictos violentos son las personas más pobres e indefensas.

Ante el agravamiento de la situación, pedimos a todos los cohermanos que permanezcan vigilantes e informados sobre los acontecimientos, y que se solidaricen con quienes buscan la verdad y la justicia, en comunión con la Iglesia local. Sin duda, la resiliencia puede y debe ayudarnos a superar la adversidad actual y a encontrar vías pacíficas para orientar y dar esperanza al pueblo y al país.

Nuestra presencia en Mozambique en los últimos 77 años, inspirada en la Palabra de Dios y en el testimonio de San Daniel Comboni, se ha distinguido siempre por su capacidad concreta de asumir un estilo de misión comprometido e inserto en la realidad de la gente, y de hacer causa común con las alegrías y los dolores de quienes nos han sido confiados.

Os animamos, por tanto, a seguir siendo solidarios con las personas que os rodean, transmitiéndoles la esperanza que nace del Evangelio. Hoy más que nunca estamos llamados a proclamar la Buena Nueva de la paz como único camino para construir una sociedad basada en el respeto de la dignidad humana y en la preocupación por los más desfavorecidos.

Damos gracias a Dios por vuestro testimonio de entrega al pueblo con el que compartís la misión, y nos sentimos también solidarios con todos los mozambiqueños y mozambiqueñas que anhelan un futuro mejor y -hoy sobre todo- la paz.

Esperamos también que la profunda tradición cristiana y los valores ancestrales del pueblo sean el pilar desde el que se inicie una reflexión serena y justa que ayude a superar la actual polarización de fuerzas entre el gobierno y la sociedad civil.

Rezamos por el cese inmediato de la violencia en Mozambique y pedimos la intercesión de San Daniel Comboni para que os ayude a vivir con fe y esperanza este doloroso momento.

Que Dios os bendiga, os proteja y os dé la fuerza y la sabiduría para afrontar estos momentos difíciles.

Permanezcamos unidos en la solidaridad, rezando juntos por la paz.

El Consejo General MCCJ

Un amor que nos impulsa a conocer y saber amar

LMC Mozambique

Estamos aquí de nuevo para daros noticias y compartir, con vosotros, este último tiempo. Durante estos meses, desgraciadamente, nos resulta difícil responder a todos vuestros mensajes (que son muchos), debido a acontecimientos imprevistos, pero todo esto forma parte de estar en misión y vivirla plenamente, hasta el último momento de cada día.

La última vez, os contamos la pena de despedirnos del Padre Jaider, el padre comboniano, que partió urgentemente hacia su tierra natal, debido a repetidas enfermedades.

Pues bien, el mismo día, exactamente un mes después de su partida (de nuevo el 5, pero de julio), la comunidad de los Padres Combonianos fue golpeada de nuevo por una terrible noticia. Mientras esperábamos para acoger a un hermano comboniano de vuelta de sus vacaciones en su tierra natal, recibimos la noticia de su muerte durante la noche, el mismo día en que debía reunirse con nosotros.

A día de hoy, la comunidad comboniana sólo está formada por un padre y un estudiante de teología. Han sido meses difíciles, intensos, llenos de obstáculos, pero incluso en este tiempo, la infinita misericordia y bondad de Dios no ha cesado de obrar maravillas y de darnos la fuerza para afrontar este tiempo y seguir mirando hacia un horizonte cada vez más alto junto a estos hermanos y hermanas nuestros. De hecho, ha sido precisamente en este tiempo de fatiga, de fragilidad, cuando el Señor nos ha unido aún más como comunidad con los padres, como familia comboniana, y nunca hemos dejado de sentir que el Señor nos guiaba. Es precisamente en la fragilidad donde al Señor le gusta trabajar, si dejamos siempre todo en sus manos y nos confiamos a su Gracia.  Como dice una mujer sabia que camina con nosotros: «construye con los que quieren construir y avanza siempre con la alegría que viene del Señor»; son palabras verdaderas, porque cuanto más dejamos todo en manos del Señor, más construye Él.

En estos nuestros primeros seis meses en Mozambique, no han faltado las dificultades y los obstáculos, y en algunos casos no han sido fáciles de superar, sobre todo los surgidos de las personas más cercanas a nosotros, pero realmente sólo con la ayuda del Señor, con vuestra presencia, con vuestro haceros oír, y con la ayuda de la gente, hemos conseguido mantener siempre viva en nuestros corazones, la alegría, la paz y la esperanza, para seguir abrazando esta maravillosa tierra, rica en belleza pero al mismo tiempo con muchas contradicciones.

Cada día, la gente de Macua nos enseña y nos da la alegría de compartir nuestras vidas con ellos. Durante este tiempo, también hemos vivido momentos inesperados y enriquecedores, como la visita del consejo general de las hermanas combonianas y, a principios de agosto, también la de los padres del consejo general comboniano. Cuánta Gracia hemos recibido, inesperada y enriquecedora…

Dentro de nuestros corazones, se abren sueños más grandes con horizontes más amplios que parten de la escucha de la realidad en la que estamos insertos; todo esto sabemos con certeza que con nuestras solas fuerzas, no podremos lograrlo.

Durante este tiempo, hemos tratado de permanecer siempre un paso por detrás para observar y tratar de entender cuáles son las principales necesidades de esta tierra y hacerles realmente protagonistas de su historia y de su tierra. Esta es nuestra misión: crear relaciones verdaderas y auténticas, tender puentes, crear una red. 

Somos extraordinariamente felices a pesar de algunas dificultades y alguna malaria que nos azota ( las dos estamos a 2), pero la alegría, la esperanza, la pasión y el amor que sentimos por esta tierra es un impulso que nos mueve cada día a seguir sembrando y construyendo. También os seguimos dando las gracias a todos y cada uno de vosotros, porque vuestra presencia, cercanía y ayuda son combustible para seguir ilusionándonos y creciendo, para poder construir un futuro mejor junto a estas personas, y para sentirnos todos peregrinos de la esperanza en un mundo mejor, donde todas las personas tengan derecho a vivir una vida digna.

Todos somos misión y nosotras, con todos vosotros, nos sentimos como en familia.

Un abrazo desde el fondo de nuestros corazones. Seguimos rezando por todos vosotros y vosotras también, seguid rezando por nosotras.

Con amor, profundo aprecio y gratitud – Ila y Fede