
Julio – Para que en los momentos de soledad y dificultad sintamos la presencia del Señor y logremos convertir estas situaciones en ocasiones de intimidad y escucha de su Palabra para convertirnos en luces de esperanza para todo el mundo. Oremos.
Un comentario a Lc 10, 1-12.17-20 (XIV Domingo ordinario, 7 de julio de 2019)
Sabemos que Lucas, a diferencia de Marcos y Mateo, nos refiere dos discursos misioneros de Jesús: en uno habla a los Doce (que representan a Israel), mientras en el otro se dirige a los Setenta y dos, que representan a todas las naciones. El texto de hoy nos transmite este segundo discurso. Como es bastante largo, resulta imposible considerarlo todo en este breve comentario. Solamente quiero compartir con ustedes algunos breves “flashes” sacados de las primeras líneas:
La mies es mucha, hay trabajo para todos. Se necesitan voluntarios para ser enviados. ¿Cuál es tu parte en la misión de Jesús? ¿A dónde te quiere enviar Jesús en este momento de tu vida? Lee la Palabra, mira a tu alrededor, escucha al Espíritu que “sopla” de mil maneras, especialmente en tu interior, y comprenderás qué parte de su misión te quiere encomendar Jesús.
P. Antonio Villarino
Bogotá
En misión, entre Kenia y Etiopía, nuestra LMC Carolina Fiúza escribe para la Revista Digital de la Diócesis de Leiria – Fátima (RED). Compartimos con vosotros el artículo.
Les escribo ya finalizando mi semana de estancia en Nairobi, Kenia. Un viaje turístico que deseaba. Por razones de fuerza mayor tuve que salir del país (Etiopía): el visado que traemos como misioneros y que nos permite la entrada en el país es un visado de negocios que sólo tiene validez por un mes. Para estancias más prolongadas (como la mía, de dos años), al llegar a Etiopía tenemos que conseguir en ese mes de validez del visado de negocios otro visado – el de residencia. En mi caso, ese mes no fue suficiente para conseguir el visado de residencia. El visado de negocios expiró y, para no estar de manera ilegal en el país, tuve que dar un salto hasta Kenia durante una semana, para volver a entrar y proseguir el proceso de obtención del visado de residencia de nuevo. Burocracias que se traducen en una exigente y difícil entrada en este país. Tal vez se pueda decir que, de manera general, Etiopía tiene una historia marcada por regímenes e imperialismos exigentes, de gran control. ¡Y es esta historia que marca a un pueblo! No bastará decir que vivieron bajo el régimen de Emperadores hasta 1974 y que es de los únicos países africanos que nunca fue colonizado… ¡Etiopía tiene historia, una gran historia!
Sentimientos de tristeza y frustración se asomaron el día en que supe que tendría que venir. Principalmente porque ya había comenzado las clases de amárico hacía ya 2 semanas. Me perdería una semana de clases en la escuela, que es puerta de entrada a esta cultura, donde nos ponen los sonidos de las palabras en amárico que van resonando en la cabeza, haciendo una melodía de la que me estoy enamorando. ¡No es una lengua fácil! Confieso sentir una paradoja entre el entusiasmo de ser como una niña aprendiendo por imitación las palabras (como se dicen los colores, los alimentos, los animales, etc.), pero también algo de recelo. Me temo que será tarea complicada aprender rápidamente esta lengua.
¡No bastaba ya con aprender amárico, que es una lengua tan complicada, y ahora tengo que ir a Kenia, perder clases, retrasar más el aprendizaje de la lengua! ¡Así no sé cuándo podré seguir para lo que he venido – la misión! – pensaba.
Tenemos la tentación de pensar que la misión es hacer, suceder, programar todo lo que tiene que ver con cosas prácticas.
Pero, desengañémonos. Y que me desengañe yo misma si pienso que la misión propiamente dicha comenzará el día en que viaje para permanecer en la zona de los Gumuz e inicie con mis compañeros un proyecto. Nos olvidamos que no son las grandes cosas, aquellas que observamos y palpamos, las que traerán más vida. No pocas veces, es en el silencio donde más hacemos.
Podría decirles que es fácil concebir en mi interior esta paradoja de tiempos de espera. Este tiempo de aprendizaje de la lengua me hace sentir la falta de poner cosas en práctica. Pero, recuerdo con cariño las palabras de mi amiga LMC Cristina Sousa (y que hoy se encuentra en República Centroafricana) cuando decía, con un juego de palabras, que partía en misión para pastar. A pastar, parafraseando en nuestro portugués con la broma de que quien pasta no hace nada. Pero también Para estar (P’astar). Y es reflexionando estas palabras sabias que me digo sobre la misión, ¡Carolina, ya ha comenzado! Tal como os digo a todos vosotros… para ustedes, la misión ya ha comenzado, desde el momento en que son y están en el mundo como criaturas de Dios.
Primero te sorprende, después se entra. Ya dice el dicho. Después de aceptar que el Señor quería que conociese un nuevo y maravilloso país como Kenia, puedo ahora decir que valió la pena venir y que fue para mí una permanencia necesaria. Nairobi puede asemejarse a una ciudad europea (¿o norteamericana?) – verde y organizada, aunque con mucho tráfico, coches, personas, pero nada comparable con el aire pesado que se respira en Addis Abeba. Además de estudiar amárico a través de audios que mis compañeros de comunidad me enviaban cuando tenían internet, aproveché para conocer el centro de Nairobi con dos Quenianos, miembros del coro de la misa del Parlamento, en la que participé por invitación del P. Comboniano Giuseppe Caramazza. Es una ciudad de negocios también, bastando para ello vislumbrar el gran (dísimo) Kenyatta International Convention Centre, un edificio de 28 pisos, que es escenario de celebración de numerosas conferencias, seminarios, exposiciones y cumbres internacionales.
A propósito de misas, por las tierras rojas su preparación es ya la premonición de una gran fiesta. Muchos y muy temprano llegan a componer aquello que será el verdadero festival. Me decía uno de los miembros del coro: cuando vas para un festival, para un concierto, te preparas previamente, ¿no? Pues entonces, tenemos que hacer lo mismo (e incluso mejor) para la Eucaristía, pues ¡no hay mayor fiesta que esta! Y esto es ley por aquí. Una Eucaristía donde nadie simplemente “viene”, sino que participa: desde niños a mayores. Todos tienen algo para contribuir a este banquete, con la voz, la danza, las palmas, etc.
Una realidad transversal, no sólo en Kenia, sino también en Etiopía. Eucaristías donde no se mira el reloj. No son de aquellas que duran 50 minutos, o una hora, en el que tantas veces vemos a los que conversan con el reloj, mirándolo en la esperanza (quién sabe) de que la Fiesta ya está terminando. ¡No! Aquí, paradójicamente, la Eucaristía demora un intervalo de 1h30-2h. El ritmo es de danzas y canciones alegres, un ritmo definido, que despierta las almas… cuando me doy cuenta, también mi cuerpo se balancea, se despierta. Y, de repente, cuando estamos llenos de este banquete que nos anima a la vida, la fiesta dentro de la casa del Señor acaba y los invitados permanecen en su atrio conversando. ¡Miro el reloj y el tiempo parece que voló!
Y así es. ¡El tiempo aquí ha volado! Así como vuela este gran abrazo que os envío, muy lleno de mi buena nostalgia.
Con amor, Carolina de Jesús Fiúza (LMC)
En REDE – Revista Digital Diócesis de Leiria – Fátima, nº 26, 27 de junio de 2019 (disponible en https://leiria-fatima.pt/noticias/uma-viagem-inesperada/ )
Un comentario a Lc 9, 51-62 (XIII Domingo ordinario, 30 de junio de 2019)
El evangelio de Lucas llega a un punto culminante de su narración sobre la vida de Jesús. Este, después de predicar por aldeas, campos y ciudades de Galilea, decide dirigirse a Jerusalén, el centro de la religión judía, donde está el Templo controlado por sacerdotes, fariseos y saduceos. Jesús va allá para proponer un cambio radical, que supere la hipocresía, la manipulación religiosa y el lucro indebido, creyendo verdaderamente en Dios como Padre misericordioso, que mira con amor a los pobres y pecadores. Cuando decide ir allá, Jesús intuye que cumplir la misión que se le ha encomendado no será fácil; le exigirá decisión, perseverancia, capacidad de sufrimiento y confianza.
En ese camino, cuesta arriba, como quien entra en “territorio adverso”, Jesús encuentra personas que se le oponen y algunos que le quieren seguir. Jesús no les engaña con palabras bonitas pero falsas; les avisa que, para seguirle, cuesta arriba, hasta Jerusalén, hay que ir contra corriente. En esta página que leemos hoy encontramos cuatro tipos de falsos candidatos a discípulos. Veamos:
1.- Los fanáticos violentos. El evangelista los nombra. Son Santiago y Juan. Ellos representan a algunos miembros de las primeras comunidades que piensan que a los malos hay que eliminarlos, hacer “bajar fuego del cielo” contra ellos. Lucas dice simplemente que Jesús “se volvió hacia ellos y los reprendió”. En la comunidad de los verdaderos discípulos no cabe el fanatismo ni las posiciones violentas. Recuerden la parábola del trigo y la cizaña: no se puede arrancar la cizaña sin dañar el trigo, hay que esperar al tiempo de la cosecha para separarlos. Algunos quisieran un mundo perfecto, una Iglesia totalmente santa, una comunidad sin mancha… Eso es una ensoñación. Jesús invita a sembrar el bien, pero sin esa impaciencia que puede destruir el bien junto con el mal.
2.- Los acomodados. Hay algunos que quieren seguir a Jesús, que tienen buenos sentimientos, pero cuando hay que hacer algún sacrificio, se echan atrás. Como dice el proverbio, “el que algo quiere, algo le cuesta”. Seguir a Jesús implica a veces sacrificar algo de tiempo, renunciar a alguna comodidad, perder algo de dinero… Si prefieres seguir sentado en tu sofá, sin molestarte mucho, entonces no puedes ser discípulo.
3.- Los apegados a las tradiciones. En el evangelio se dice que uno quería seguirle, pero quería primero “enterrar a su padre”. Jesús le responde: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”. Evidentemente Jesús no está contra la piedad para con el propio padre; al contrario, en otro lugar, critica a quienes descuidan a sus padres con la excusa de servir al templo. Lo que Jesús dice es que, para seguirle, hay que ser libre de ataduras indebidas. Alguno, por ejemplo, no va a Misa porque a esa hora tiene el partido del fútbol o quiere ir al gimnasio, o va de bares con sus amigos… Oye, “deja a los muertos que entierren a sus muertos”. Sé libre para seguir a Jesús.
4.- Los inconstantes y nostálgicos. Estos son los que, como la mujer de Lot, miran al pasado más que al presente y al futuro. “Empuñan el arado”, es decir, se animan a trabajar por el Reino, pero se cansan, echan de menos “las cebollas de Egipto”, como los judíos en el desierto. Jesús dice que estos “no sirven para el Reino de Dios”. Se requiere constancia, perseverancia, capacidad de mirar al futuro más que al pasado.
Hoy podemos preguntarnos si nosotros caemos en alguna de estas categorías o si estamos dispuestos a seguir a Jesús, sin condiciones, incluso cuando eso implica algún sacrificio, cuando nos exige liberarnos de alguna atadura indebida o cuando implica caminar cuesta arriba y contra corriente. ¿Quién se apunta? Si dices sí, ya somos dos. Vamos a ello con confianza y generosidad.
P. Antonio Villarino
Bogotá
El trece de junio a las 8.30 pm en la iglesia de S. Lorenzo, en Bolonia, se celebró mi misa de envío presidida por el Obispo Zuppi, la Diócesis de Bolonia me envía a una misión como fidei donum.
Esta mi segunda salida, Ad Gentes, nace en el centro misionero diocesano, del cual soy miembro del equipo, que decidió establecer una colaboración con la diócesis de Salvador de Bahía, abriendo nuevos caminos de participación y cooperación entre las dos diócesis.
Esto me hace muy feliz porque nos permitiría abrir una ventana a la realidad latinoamericana, específicamente a Brasil, en el centro misionero, actualmente comprometido solo en Tanzania, con la diócesis de Mapanda.
También es una salida “inusual” dentro de los LMC, porque en este caso no es un proyecto de los Padres Combonianos o de los laicos, sino el resultado de una colaboración externa y quizás pueda abrir pistas para el futuro.
Continuaré manteniéndome dentro de la familia comboniana como LMC, manteniéndome en contacto con la coordinación, los diversos grupos LMC y con el comité central que aprobó mi elección, citando que “la misión es de Dios y no de los hombres”…
Haré vida comunitaria en la Comunidad de Trindade, que da acogida a la gente de la calle y me dedicaré a dar la acogida y escuchar a las personas que llegan, así como a los talleres y servicios, incluido un periódico sobre situaciones de calle que ofrece la Comunidad.
Será una experiencia completamente nueva, concreta y fuerte, dura y auténtica, como dormir en el suelo, compartir los problemas relacionados con la calle, los temas ligados a la marginalidad, la dependencia y la resurrección, pero como Comboni dice audacia y tenacidad en el camino y agrego: con los pies firmes en el suelo y con los ojos siempre mirando al cielo.
“Deseo que te pongas un vestido que nunca siga de moda.
Te deseo fuertes esperanzas para tus pies.
Pantalones hechos de compromiso, camisas que tengan dos colores: El de la libertad y la corresponsabilidad.
Y trae un bonito sombrero, uno de conocimiento y espíritu crítico.
Siempre debemos vestirnos de todo esto “. (Don luigi ciotti)
Emma Chiolini, lmc