Laicos Misioneros Combonianos

Carta circular de Pentecostés del Padre Francesco Pierli

Pentecostés
Pentecostés

Queridos amigos. Queridas hermanas y hermanos,

Este año estoy disfrutando de una tremenda experiencia de “Transformación” aquí en Castel D’Azzano, Italia. La razón es que tengo la oportunidad de acompañar la transformación de la naturaleza del invierno a la primavera, al otoño y al verano. No te puedes imaginar cómo es en Europa la diferencia entre el invierno, la primavera, del verano al otoño.

El espectáculo que tuve durante el último invierno, enero-febrero, desde mi gran ventana y el balcón, fue la visión de esqueletos, porque todos los árboles de alrededor, que son muchos, estaban desnudos como huesos sin carne ni piel. Se podría pensar en criaturas muertas, en árboles muertos. Pero después de un tiempo: Llegó una nueva vida. Magnífica. En el jardín, la hierba oscura y los arbustos muertos, empezaron a mostrar una llamativa diversidad de todos los pigmentos posibles del verde. Y fue maravilloso ver la suave transformación de los árboles desde la desnudez hasta una “vista brillante multicolor” envuelta en preciosas flores y hojas. La palabra clave de nuestro Movimiento de Transformación Social se refleja maravillosamente en la naturaleza.

Por supuesto, la transformación incluye todos los aspectos de la naturaleza, porque todo está en proceso de cambio y evolución. La palabra “social” nos lleva a reconocer que lo que trae a Europa las transformaciones que ocurren en la naturaleza, son las estaciones: Primavera, verano, otoño e invierno. Cuatro partes del año profundamente diferentes entre sí. Es sorprendente cómo se siente la naturaleza entonces. Cada estación tiene unas connotaciones únicas. La primavera: La estación del florecimiento, de la nueva vida, de las flores por todas partes y de la variedad de colores y perfumes que sobrepasan tu capacidad olfativa de disfrutar de la creación. Además, el imaginario de que muchas de estas flores se convertirán en dulces frutos. El verano es la estación de la maduración gradual de todo. Muy encantador también como alcancé a ver los rebaños de ovejas buscando su pasto. Una vez estuve en medio del rebaño, entre ellas. Precioso. El otoño es la época de la cosecha, las hojas cambian de color, lo que también es fascinante, y luego caen dejando una suave alfombra en el suelo. En esa época todos los frutos están maduros. Después llega el frío invierno, la nieve y el rocío. El invierno es el momento en que la naturaleza descansa, después de la época de la cosecha. Parece que la naturaleza está en “parada vital”, que sólo sufre, pero no es así. Allí reside su oportunidad de oro para que su poder intrínseco oculto se regenere para un nuevo círculo de vida.

Es asombroso darse cuenta de cómo la contemplación de la naturaleza acompañando a las cuatro estaciones diferentes, es una fuente de inmensa sabiduría. Es importante trasladar las estaciones de la naturaleza, a las estaciones de la vida humana, para vivirlas con deleite, pero también para asentir a las inevitables y dolorosas transformaciones que se producen en nuestra propia vida. Sin el continuo cambio de las estaciones la naturaleza debería ser realmente la muerte. La naturaleza nos muestra cómo debemos estar preparados para los cambios y las transformaciones, aunque a veces estén llenos de misterio, sean dolorosos y tal vez se resientan, como en esta época del Coronavirus.

Ahora que estamos cerca de la Celebración de la venida del Espíritu Santo, reflexionemos y relacionemos las transformaciones con la presencia y la acción del Espíritu Santo, el verdadero “Transformador”, en nuestras vidas como Servidores Sociales, Transformadores Sociales, Emprendedores Sociales.

P Pierli MCCJ y Papa Francisco

El misterio del acontecimiento de las transformaciones que se produce primero y sobre todo en Jesús, porque se convirtió en un ser humano y compartió nuestra vida humana, en muchos aspectos desde la concepción en el vientre de una mujer, en la vida del pueblo o en el taller de su padre José. Y, por supuesto, su desarrollo humano gradual por el que, como todos nosotros, pasó en su vida. Fue apartándose de sus padres. Saliendo de su pueblo. Así lo hacemos nosotros. Para poder valorar nuestra propia vida personal según nuestras propias fuerzas, nuestras capacidades, nuestros límites o potencialidades. Según el Plan que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Lo bello para nosotros es, creer firmemente que nuestras vidas son mucho más que la realización de un proyecto humano, cuyos objetivos no son sólo el bien personal de cada uno de nosotros, sino todo visto también como humanidad en su conjunto, y del cosmos como tal. Es muy importante que tengamos esta visión tan amplia de todos nosotros. Nuestra vida no es nunca una empresa privada en beneficio personal, sino que tiene una dimensión comunitaria y una dimensión cósmica. Significa que nuestro propio crecimiento personal y nuestra santidad afectan positivamente a todo lo que existe, porque ninguno de nosotros es un individuo aislado de los demás.

Cada uno de nosotros tiene una gran contribución que dar a un plan cósmico, cuyos límites y belleza serán parcialmente descubiertos sólo al final de nuestra vida personal y globalmente percibidos al final de los tiempos cuando el cosmos tenga la connotación final que Dios Padre da a través del dinamismo del Espíritu Santo cuando todo sea recapitulado en Cristo en el Punto Omega. Seamos conscientes de esta Presencia del Espíritu Santo. Estemos abiertos a su acción en nosotros. Él nos irá transformando continuamente hasta que, por medio de su luz, su amor y su acción, lleguemos a la etapa donde el mundo se convierta realmente en el Reino de Dios nuestro Padre “Abba”.

P Pierli MCCJ y Teresita CMS

Os invito cordial y respetuosamente a manteneros en nuestra manera de pensar, en la visión y misión que significamos hace tiempo, y a construir nuestro “Movimiento de Transformación Social”. Que nacido y florecido con ustedes en África, en Nairobi, comenzó a extenderse a todos los continentes. Puedo ver cómo desde vuestras riquezas, desde vuestros talentos, desde vuestra creatividad, desde vuestra cultura estáis exportando calidad al mundo. Eso es lo que la hermana Teresita y yo llamamos de buen grado “La nueva cara de África”. Mantened siempre el “espíritu de equipo”. La “unión” es el secreto de vuestro éxito: Ser y actuar “como verdaderos hermanos y hermanas”, transformando la sociedad, cada uno y cada “equipo” en el lugar y en la comunidad de la zona, en el país, en el que todos vivan y trabajen. Por favor, manténganse en contacto, trabajando en red unos con otros y conmigo, con nosotros. Gracias.

Secuencia Dorada: Ven, Espíritu Santo, envía el rayo celestial de tu luz. Ven, padre de los pobres, ven, dador de dones, ven, luz de los corazones. Gran consolador, dulce huésped del alma, dulce consuelo. En el trabajo descansa, en el calor, templa, en las lágrimas, consuela. Cura lo que está herido. Oh luz bendita, llena el corazón íntimo de tus fieles.

“Ven Espíritu Santo, fortalece nuestro recién nacido “Movimiento de Transformación Social”, fortalece nuestros corazones y mentes”. “Danos tu gracia celestial para no rendirnos nunca”.

Yo y la hermana Teresita os apoyamos de todo corazón. Saludos y bendiciones, fraternalmente suyo en Cristo

Prof. P. Francesco Pierli MCCJ

P.D. El título de mi “Libro del Fundador” es “ÁFRICA: LA CUNA DE LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL” Un subtítulo es “EVENTO NO NEGOCIABLE”.

Ascender no es ir más allá de las nubes

Ascensión

Comentario a Mt 28, 16-20, Solemnidad de la Ascensión, 16 de mayo del 2021

Ascensión

Este domingo celebramos la solemnidad de la Ascensión, previa a la de Pentecostés, que celebraremos el domingo próximo. La Iglesia nos ofrece hoy los últimos versículos del evangelio de Mateo, que terminan con el mandato misionero y ponen en boca de Jesús esta frase: “Sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final del mundo”. Les presento algunas reflexiones:

  • Jesús habla desde la montaña

Según Mateo, Jesús encuentra a sus discípulos en una montaña de Galilea. Parece una anotación geográfica casi sin importancia, pero no creo que sea así. Para muchas religiones y culturas, la montaña es el lugar de la manifestación de Dios. Y se entiende, porque la montaña me ayuda a ir más allá de mí mismo, a salir de la rutina y la superficialidad, a buscar el más alto nivel de la conciencia personal… Y es precisamente ahí, en el nivel más alto de mi conciencia, que Dios se me manifiesta, con una presencia que difícilmente se puede encerrar en palabras, pero que uno percibe como muy real y auténtica.

Por su parte, Jesús subía continuamente al monte, pero llegó un momento en el que por fin “subió” a la montaña definitiva, es decir, en palabras del evangelista Marcos, “fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios”. Como ven, los evangelistas usan términos geográficos y nosotros hablamos de la “ascensión” de Jesús, pero sabemos bien que Dios no está arriba ni abajo sino en todas partes (y más allá de toda geografía). Por tanto no es que Jesús haya subido “detrás de las nubes”, sino que alcanzó el grado máximo de su auto-conciencia y de su comunión con el Padre y, por eso mismo, alcanzó el grado máximo de universalidad geográfica y temporal, compartiendo su amor y su presencia con todos los seres humanos de todos los tiempos y de todas las fronteras. Por eso nos dice: “Yo estoy con ustedes, ahora y siempre, aquí y en todas partes; en cualquier parte que vayan, ahí me encontrarán”.

  • Adoración y duda

Ante un Jesús que se manifiesta en la “montaña”, en la que se identifica con la Divinidad, los discípulos experimentan un doble movimiento: de adoración y de duda. Por una parte, sienten la necesidad de postrarse y reconocer esta presencia de la Divinidad en el Maestro, porque sólo con la adoración uno puede acercarse al misterio de Dios, ya que nunca las palabras pueden contener la realidad que uno apenas alcanza a vislumbrar desde lo hondo de su conciencia. Por eso los discípulos experimentan también la duda, porque, por una parte parece casi imposible que Dios se nos manifieste en nuestra pequeñez y, por otra, somos conscientes que todas nuestras palabras y conceptos se quedan cortos y, en alguna medida, son falsos. Nuestros conceptos sobre Dios son siempre limitados y deben ser constantemente corregidos, con la ayuda de la duda, que nos obliga a no “sentarnos” en lo aparentemente ya comprendido.

  • “Bauticen en el nombre de Dios”

Desde esta experiencia de la “montaña”, de la experiencia de Dios en lo hondo de la conciencia, Jesús nos dice: “Pónganse en camino y comuniquen a todos lo que han visto y oído, lo que han experimentado entre luces y sombras, dudas y aciertos. Anuncien a todos este camino hacia el Padre que les he enseñado”.

Los pueblos, culturas y religiones intentan acercarse, como pueden, al misterio de Dios, dándole nombres según sus propias experiencias culturales. Israel ha preferido abstenerse de darle nombre, porque comprendió que es innombrable. De hecho, Jesús tampoco le da un nombre. Lo que Jesús hace es hablarnos del Padre, de su experiencia de identificación y comunión con Él y del Espíritu que ambos comparten. Y manda a sus discípulos bautizar “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu”. Ese es el objetivo fundamental de toda vida: encaminarse hacia la comunión con el Padre. Y ese es el objetivo de toda misión: que toda la creación encuentre su plenitud en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

….

Ascender no es ir más allá de las nubes,

ascender es cambiar de perspectiva,

como quien mira desde lo más alto.

Ascender es abrir el angular,

ampliar el horizonte a toda la realidad,

reducir las fronteras a su justa perspectiva.

Ascender es crecer en claridad,

dejar que el sol de la verdad ilumine mi camino

que el amor penetre cada rincón de mi vida.

Ascender es saber que más allá de mi pequeñez,

hay más vida, más verdad, más belleza, más religión,

más humanidad, más Dios.

P. Antonio Villarino

Bogotá

Una entrañable declaración de amistad

Jesús

Comentario a Jn 15, 9-17: VI Domingo de Pascua, 9 de mayo de 2021

Jesús

Seguimos leyendo el evangelio de Juan, como en los domingos anteriores, pero esta vez pasamos de las alegorías (el Buen Pastor, la Vid y los sarmientos) a una directa y conmovedora declaración de amistad en un círculo del que forman parte Jesús, el Padre y los discípulos. Les invito a leer este texto, como si nosotros mismos estuviéramos en aquella habitación del “piso superior” de una casa de Jerusalén, en la que el Maestro estaba con sus amigos, antes de enfrentarse a la hora decisiva de su vida. Vayamos por partes:

1.- La hora decisiva, la hora de la verdad

Desde el capítulo 13 hasta el 17, Juan nos cuenta gestos, sentimientos y palabras de Jesús en aquellas últimas horas de su vida, cuando él ya percibía la gravedad del enfrentamiento que estaba viviendo con las autoridades de su pueblo y cuando parecía que todo su proyecto de renovación profunda, el proyecto del Reino de su Padre, se venía abajo. El texto respira una especial fuerza emotiva, porque está en juego mucho más que una idea o un proyecto, están en juego las relaciones profundas entre Jesús, sus amigos y el Padre.

En efecto, aquella tarde del Jueves Santo era uno de esos momentos cruciales, en los que podemos volvernos cobardes y traidores (escapando para salvar nuestra piel) o llegar al máximo de la generosidad, reafirmando nuestra fidelidad sin condiciones y nuestra capacidad de dar incluso la vida en un acto supremo de confianza en Dios y en el proyecto de vida al que nos Él llama. En ese momento supremo y sublime, Jesús celebra con sus amigos el rito más importante de su tradición religiosa, la Pascua, actualizándolo y haciéndolo suyo, y, como el pueblo en Egipto, se prepara a “pasar”, en su caso, “pasar de este mundo al Padre”. En un momento así la vida se juega en su valor más auténtico y uno se centra en lo más fundamental, en lo que más le importa.

2.- Al final, sólo queda el amor

Jesús ha compartido tres años muy intensos con sus discípulos y discípulas; juntos hicieron largos viajes, juntos realizaron extraordinarias acciones de sanación de enfermos, anuncio del perdón a los pecadores, banquetes fraternos, disputas con los fariseos, propuestas de renovación moral…  Ahora, cuando el final está cerca, todo eso parece hasta cierto punto secundario. En efecto, lo que más le importa a Jesús en estos momentos aparece bien claro en este texto que leemos hoy: “Como el Padre me ama a mí, así os amo yo. Permaneced en mi amor”. Esto es la clave de todo. Lo demás “vendrá por añadidura”.

Este es el secreto de su vida: Jesús no duda, ni siquiera en los momentos más trágicos en los que experimenta el fracaso, de ser una persona amada por el Padre. Esa es la fuente de su serenidad profunda, de una alegría que le permite gozar de la belleza de los lirios y los cantos de los gorriones, proclamar su alegría porque los sencillos encuentran a Dios y los corazones rotos son recompuestos. Esa es la fuente segura de su libertad frente a moralismos fanáticos de derechas o de izquierdas.  Y esa experiencia de ser amado por el Padre, él la extiende con toda naturalidad y fidelidad al pequeño grupo de sus amigos, aquellos que le han seguido desde Galilea y que, aunque no lo entienden del todo, le permanecen fieles. No necesita que sean perfectos, ni que entiendan siempre sus palabras o el proyecto en el que ha querido embarcarlos. Todo eso importa, pero lo que más le importa es que tangan clara una cosa: que  Él les ama por encima de todo. No son sus “siervos”, no son funcionarios de un proyecto o de una causa; son sus “amigos”, sus “hermanos” y con ellos lo comparte todo: las tristezas y las alegrías, los sueños y los fracasos y, sobre todo, el amor del Padre.

3.- Permanecer

A sus amigos sólo les pide eso: que se amen los unos a los otros, que permanezcan en su amor. Pero el amor que corre entre Jesús y sus discípulos no es un sentimiento “barato” para personas de poco calado personal o superficiales, sin raíces (como una planta en tierra arenosa). Es más bien una amistad sólida, enraizada en la conciencia de ser hijos del mismo Padre y en compartir el sueño de una humanidad nueva.  No se trata de una amistad de conveniencia (que dura mientras duran los beneficios), sino una amistad que va más allá de los fracasos  y los  éxitos, una amistad que permanece en el tiempo y que se abre a todos aquellos y aquellas que aceptan el camino de Jesús. Una amistad que implica “aceptar los mandamientos”, seguir la enseñanza del Maestro, no tanto porque “está mandado”, sino porque vienen de Él y a Él queremos ser siempre fieles. Una amistad que se traduce en cercanía afectiva, concreta ayuda mutua, capacidad de perdón y comprensión, fidelidad gratuita y tantas otras cosas que cada uno de nosotros está llamado a nombrar en su experiencia concreta de vida.

En cada Eucaristía que celebramos, sellamos esta amistad, la hacemos crecer y esperamos que se vuelva fecunda, haciendo que nuestra alegría sea plena, como Jesús nos prometió.

P. Antonio Villarino

Bogotá

Laudato si’ y Ciranda potencian la agricultura familiar en Maranhão

Ciranda

Fuente: Vatican news

Ciranda
Cisterna completada con el trabajo en equipo

El Centro de Innovación rural y de Desarrollo agroecológico (Ciranda), ofrece formación teórica y técnica en agroecología a 70 familias de la ciudad de Açailândia como alternativa económica a la cadena minera y agroindustrial de la región, que se encuentra, precisamente, en medio del ferrocarril “Estrada de Ferro Carajás” (Efc). Según el coordinador Xoán Couto, el proyecto brasileño se inspira en la Laudato si’ porque sigue el mismo camino que une fe y ciencia, en “respuesta a las necesidades de las comunidades, valorando también los conocimientos tradicionales”.

Andressa Collet – Ciudad del Vaticano

La Ciranda forma parte del patrimonio cultural de la mayoría de los niños brasileños. Es una canción, con una danza en círculo, que recuerda a las esposas de los pescadores del noreste del país, que cantaban mientras esperaban que sus maridos volvieran del mar. Una danza comunitaria, siempre en espera “del otro”, precisamente como un proyecto desarrollado en la ciudad de Açailândia, en el Estado de Maranhão, en plena Amazonía brasileña.

Un juego tomado en serio desde el 2018. Ciranda, acrónimo de Centro de Innovación rural y de Desarrollo agroecológico, decidió apostar por la agroecología como alternativa económica a la cadena minera y a la agroindustria de la región, que se encuentra justo en medio del ferrocarril “Estrada de Ferro Carajás” (Efc), que conecta la mayor mina de hierro a cielo abierto del mundo, en Carajás, en el sureste de Pará, con el puerto de Ponta da Madeira, en San Luis, en Maranhão.

La ecología integral surge así como una posibilidad real para que las familias no dependan sólo de la extracción, sino que sean capaces de salvar la economía local, generando ingresos en casa, con un menor impacto en el medio ambiente. El coordinador de Ciranda, Xoán Carlos Sanches Couto, misionero laico comboniano, es quien explica la relación con la casa común, que puede adaptarse a la realidad de cada uno: “Ciranda promueve tecnologías adecuadas para los agricultores familiares y los campesinos. Aquí probamos y aplicamos tecnologías y formas de producción bien adaptadas al tamaño de las propiedades de los agricultores familiares, a sus conocimientos, a la mano de obra que encuentran en sus familias y al entorno que tenemos en esta región”.

Ciranda
Jóvenes del proyecto Ciranda en un estudio de campo

Agroecología inspirada en la Laudato si’

Xoán es un agrónomo español, que lleva 20 años en Brasil y trabaja con familias de la región amazónica de Maranhão. Al principio, creó la “Casa Familia Rural”, un tipo de escuela agrícola comunitaria para mejorar la vida y la educación de los jóvenes rurales. Hoy, junto con Ciranda, dirige dos proyectos que ayudan a 70 familias de la región con formación teórica y técnica.

En los cursos ofrecidos, los hijos de los agricultores aprenden a familiarizarse con las formas de producir cultivos agroecológicos, con la posibilidad de aplicarlos en sus propias propiedades. Se trata de tecnologías aptas para la agricultura familiar que, una vez aprendidas en la escuela, se transmiten a las familias y comunidades en un flujo permanente de incentivos para no abandonar el medio rural. Este es uno de los buenos ejemplos que llegan desde Brasil, una acción que no resuelve los problemas globales, pero que confirma “que el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente” para mejorar el medio ambiente (Papa Francisco, Laudato si’, 58).

Esta idea de trabajar con la agroecología dice Xoán, “está muy inspirada en la encíclica Laudato si’, un encuentro de ciencia y fe, que busca lo mejor que la ciencia ha producido para explicar la crisis ambiental, para dar una respuesta con la fe, pero también con una base científica. Así que el Centro Ciranda también toma el mismo camino. Utilizamos el conocimiento científico, tenemos asociaciones con institutos de investigación y universidades, pero al mismo tiempo nuestra respuesta se basa en las necesidades de las comunidades, valorando también el conocimiento tradicional”.

Xoán da ejemplos de las técnicas enseñadas, que van desde la construcción ecológica, una forma tradicional de construcción muy practicada en la región con arcilla y tejas hechas con material reciclado, hasta la producción de biogás y la recogida de agua de lluvia con cisternas. Pero también se practican la avicultura, la piscicultura y la apicultura; se crían cerdos al aire libre y se fomentan los sistemas agroforestales mediante la plantación de árboles madereros y frutales y también de cultivos anuales que son la base de la alimentación de los habitantes, “como el maíz, las judías y la mandioca. Todo esto se planta junto en una forma llamada policultivo, donde no hay monocultivo y una especie ayuda a la otra, por lo que se tiene un ambiente equilibrado: es muy difícil que una plaga o algún insecto ataque y cause daños económicos. Así que es una forma de inspirarse en la naturaleza, que también tiene su base científica”.

Ciranda
La técnica de construcción ecológica, con arcilla y tejas con material reciclado

Los retos de Ciranda: de los incendios a la agroindustria

A pesar de los buenos resultados, hay desafíos: es el caso de los incendios que provienen de otras propiedades vecinas. Xoán afirma que, en general, consiguen salvar los cultivos permanentes, pero las otras áreas, con sus experiencias de pastoreo ecológico y reservas forestales, se ven gravemente dañadas por el fuego, como ha ocurrido en los dos últimos años: “Este es un desafío que nos lleva a pensar en cómo, para los próximos años, superar este problema si podemos construir barreras forestales que sean menos susceptibles al fuego”. Incluso así, de todos modos, los resultados ya son prometedores: vemos en las familias un entusiasmo y una voluntad de seguir trabajando la tierra, sabiendo que se trata de una misión para proporcionar alimentos a la humanidad y que se puede hacer preservando nuestra casa común, sin degradar el medio ambiente”.

La alianza con la naturaleza está ya muy presente en la vida de la mayoría de los agricultores. Sin embargo, no todo el mundo tiene esta conciencia, porque la agroindustria está muy presente a nivel local, “transformando economías, paisajes y mentes”. Como confirma el Papa en la Laudato si’ (54), “muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común” y “cualquier intento de las organizaciones sociales por modificar las cosas será visto como una molestia provocada por ilusos románticos”.

Ciranda
Xoancar, en el centro, con un grupo de agricultores familiares

Xoán es plenamente consciente de que Ciranda es una experiencia que “contradice profundamente los fundamentos del mercado capitalista, donde vale más quien más tiene y quien más gana”. Por eso, muchas veces, explica, “se tiende a ridiculizar a las familias, a minimizarlas, a decir que esto no funciona, que esto no puede alimentar a la humanidad, cuando ya tenemos varios estudios que dicen que, por ejemplo, una hectárea agroforestal – que es el método con el que trabajamos, el sistema agroforestal – es más productiva que una hectárea de monocultivo de soja”. Esto es en términos monetarios, pero también en términos ecológicos. Por tanto, desmontar esta `racionalidad monetaria’ es uno de los retos que tenemos y en los que trabajaremos en los próximos años”.

Ciranda
Jóvenes del proyecto Ciranda en un estudio de campo

*Fotos y vídeos realizados antes de las últimas medidas tomadas para hacer frente a la emergencia de la Covid-19