Europa
El Consejo General MCCJ: “Un deseo de paz y esperanza para la Navidad 2022”
«No teman, les anuncio una gran alegría, que lo será también para todo el pueblo: Les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,10-11)
Queridos hermanos
Enviamos a todos ustedes y a sus comunidades un deseo de paz y esperanza para la próxima Navidad.
Invitamos a todos y a cada uno a hacer resonar de nuevo en nuestras vidas y en las de nuestras comunidades el anuncio del ángel a los pastores (“Paz en la tierra a los hombres que Dios ama”, Lc 2,14b), seguros de que el anuncio, como sucedió con los pastores, nos hará también a nosotros “contemporáneos del acontecimiento”. Un acontecimiento que nos hace “redescubrir la clave de nuestra existencia redimida, la alegría de vivir, el gusto por lo esencial, el sabor de las cosas sencillas, la fuente de la paz, la alegría del diálogo, el placer de la colaboración, el deseo del compromiso histórico, la maravilla de la verdadera libertad, la ternura de la oración” (Don Tonino Bello).
El “no temas” del ángel también nos anima hoy a no rehuir los retos que se nos presentan en nuestra vida cotidiana. Una vida cotidiana a menudo plagada de preocupaciones, desánimo y violencia -provocados por diversos factores- que corroen nuestra confianza en la vida y la esperanza en el futuro. Sin embargo, “el creyente tiene algo en su corazón que le apremia, le mueve, moviliza todas sus energías: es la ‘alegría del Evangelio’, su incomparable novedad. Quien cree, incluso en la relación con quien está lejos, no puede renunciar a querer comunicar la formidable diferencia y el exceso, el “más” y el “más allá”, que son constitutivos del Evangelio” (Cardenal Carlo Maria Martini). Por eso, el anuncio de alegría del ángel se convierte en una indulgencia, un freno al pesimismo, un respiro en el sufrimiento y las decepciones que endurecen nuestro corazón, y se transforma en una fuerza penetrante de confianza en el futuro que se regenera en la “paciencia del presente”, una paciencia capaz de revitalizar la mirada más auténtica sobre la historia y de interpretar los acontecimientos, captando su verdadero sentido o, al menos, su horizonte posible.
Esa paciencia nos impulsa a declinar las tres dimensiones esenciales de la Navidad: escuchar y dialogar, para captar los gemidos de los territorios y de las personas que los habitan, y comprometerse a promover relaciones y entornos seguros en el presente y en el futuro; acoger, como fruto de la proximidad, el servicio y el cuidado, tocando las múltiples heridas de las personas que sufren (jóvenes, migrantes, discapacitados, familias, víctimas de la guerra); y profecía, para iniciar procesos y anticipar, con propuestas significativas e incisivas, la transformación de nuestras vidas y las de las personas a las que servimos, como fruto del coraje de dar la vida por los demás y, sobre todo, porque nosotros mismos estamos enamorados de la vida. Dentro de unos días comienza el mandato de los nuevos Consejos Provinciales en todas las circunscripciones. A todos ellos les enviamos nuestros más sinceros buenos deseos, confiando su servicio a María, Madre del Príncipe de la Paz y Madre de todos los pueblos de la tierra, para que les acompañe, apoyando su capacidad de interpretar con disponibilidad y gratuidad la confianza que han recibido de sus hermanos de circunscripción. A todos vosotros, y a todos los miembros de toda la Familia Comboniana, os deseamos una feliz Navidad y un próspero 2023, para que continúe para todos el redescubrimiento de nuestra Familia como “cuna de vida y de fe”, lugar de acogida y fuente de esperanza y de paz para toda la humanidad.
Por último, exhortamos a todos a implorar fervientemente al Príncipe de la Paz que traiga consuelo a todos los corazones heridos, así como a las naciones probadas por guerras y crisis de todo tipo, para que todo hombre y toda mujer puedan disfrutar de una vida digna y serena.
¡Feliz Navidad para todos!
El Consejo General
El proyecto “Semillas” apoya a las víctimas del ciclón Gombe en el norte de Mozambique
Desde marzo, cuando el potente ciclón Gombe azotó Carapira, en el norte de Mozambique, destruyendo casas y granjas. Nosotros, los LMC, hemos estado trabajando para aliviar el sufrimiento de la población. Siempre en colaboración con amigos y personas de buen corazón.
Con la ayuda recibida de Brasil fue posible llevar a cabo pequeños proyectos. Entre ellos, el proyecto de las semillas.
El miércoles 23 de noviembre iniciamos la primera fase de este proyecto, que consiste en la entrega de 5 kg de maíz y 3 kg de judías a las familias más vulnerables para su siembra.
Las familias beneficiadas tienen el compromiso de devolver la misma cantidad recibida en el momento de la cosecha para que podamos continuar con el proyecto.
La parroquia de Carapira está formada por 94 comunidades divididas en 5 regiones con 22 zonas. Elegimos hacer la entrega en cada zona para facilitar el acceso de las familias.
La segunda fase será el 29 de este mes. Y la tercera a principios de diciembre.
En este proyecto se contemplan más de 300 familias.
En nombre de las familias y del pueblo de Carapira, agradezco a todos los que generosamente dieron un poco de lo que tienen para ayudar a los que tienen aún menos.
Que Dios los bendiga a todos.
LMC Carapira
Oración de la Familia Comboniana diciembre 2022
Para que todas las familias del mundo reciban con alegría y gratitud el don de la vida y lo custodien y protejan como lo hizo la familia de Nazareth. Oremos.
Soñar la misión
En septiembre de 2021, llegamos a Camarate, más concretamente al barrio de Fetais, llenos de expectativas sobre el trabajo que íbamos a desarrollar con la comunidad local. Sabíamos que había mucho que hacer, pero no conocíamos las necesidades. No todo salió como esperábamos, sino como Dios quería y, a pesar de las dificultades encontradas, “sentimos” que debíamos continuar en esta misión.
Con la salida de Pedro Nascimento, se plantean nuevos retos, ya que sólo quedamos dos, Maria Augusta y Élia, y seguimos soñando que es posible hacer de Fetais un campo de misión donde la presencia LMC sea una realidad y no sólo un lugar de paso. Pedimos al Señor de la mies que guíe nuestros pasos para que, con humildad y sabiduría, seamos mensajeros del Evangelio para estas personas que vienen de lugares tan lejanos y diferentes, en busca de un mundo mejor que les cuesta encontrar.
Soñar con más misión en la parroquia de Camarate es la experiencia que hemos tenido a lo largo de este tiempo, lo que hemos recibido sin dar nada, lo que nos anima a seguir en este camino, a veces nada fácil. Queremos implicarnos más en esta misión porque
… nos calienta el corazón el abrazo apretado de un niño; los buenos días sonrientes de una persona mayor, escuchar nuestro nombre gritado desde el patio de un colegio; una madre que le dice a su hija de tres años que le dé un beso a su “tía” (a la que conoció en el autobús) …
… nos calientan el corazón los vecinos de la “cuesta” que ya nos llaman para charlar; las granadas que nos ofrecen con sabor a amistad; el gato de la puerta de al lado que se deja acariciar y el dueño del gato que ya nos da las buenas noches cuando nos cruzamos en la calle…
… Nos calienta el corazón la gente que pregunta por Pedro y habla de él con gratitud y cariño por los momentos que les dedicó.
… y también nos calienta el corazón las pequeñas/grandes victorias que conseguimos con los niños que acuden a “Jovem Despertar”, donde ya hemos pasado “días fríos”, pero donde hay calor y alegría y, porque “lo mejor del mundo son los niños”, todo lo que hagamos por ellos y con ellos siempre será poco.
Si Dios nos llama a marcar la diferencia, a estar presentes en las diferentes comunidades, con sencillez sólo podemos decir: “Señor, estamos aquí para servirte, ilumina nuestro camino”.
Con la certeza de que no estamos solos en esta misión.
Abrazo en Cristo
Maria Augusta y Élia- LMC en Camarate