Laicos Misioneros Combonianos

Inicia la causa de beatificación del padre Ezequiel Ramin

EzequielLa fase diocesana del proceso de beatificación del “Siervo de Dios” Padre Ezequiel Ramin – ya proclamado “mártir de la caridad” por el Papa Juan Pablo II – comenzó con la primera sesión pública el sábado 9 de abril, en la ciudad italiana de Padua. Padre “Lele” Ramin, comboniano de Padua, murió el 24 de julio de 1985 en Cacoal, Brasil. La investigación sobre la fama de santidad, basada en el “super martirio”, muestra la conciencia de que el religioso murió en defensa de su fe, la paz y la justicia.

El trabajo del proceso de rogatorio se abrió en la iglesia de los Misioneros Combonianos en Via San Giovanni Verdara en Padua, con la institución del tribunal sobre el proceso “super martirio” y el juramento de los componentes. Después de un momento de oración, el arzobispo Pietro Brazzale, coordinador general de la rogatoria presentó las motivaciones y el significado. Esto fue seguido del juramento del obispo Claudio Cipolla y de los miembros del Tribunal para la rogatoria diocesana: el juez delegado Mons. Giuseppe Zanon; el promotor de justicia P. Antonio Medio; el abogado notario de las actas, Mariano Paolin, y el notario adjunto y coordinador general de la rogatoria, Mons. Pietro Brazzale.

La “voz” que resuena dentro de mí

Un comentario a Jn 10,27-30 (Cuarto domingo de Pascua, 17 de abril de 2016)

b.pastorLeemos hoy unos pocos versículos del capítulo 10 de Juan, que forman parte de una fuerte polémica entre Jesús y las autoridades de su pueblo, que muy pronto le matarían, porque no quisieron reconocerlo como Mesías.
Ante la oposición tenaz de aquellos “falsos pastores”, que, como denunciaba ya el profeta Ezequiel, pensaban en sí mismos más que en el pueblo, Jesús afirma que “sus ovejas” reconocen su voz y entre él y los suyos se establece una alianza irrompible de vida eterna.

Tengo un amigo ciego que, cuando voy a visitarlo, incluso después de mucho tiempo, me reconoce enseguida, apenas lo saludo desde lejos. Es que él, más que mis palabras, reconoce el timbre de mi voz, mi manera de hablar. Apenas me oye, mi voz encuentra un eco en su memoria y él me reconoce y me acoge como a un amigo. De hecho, mi timbre de voz denota mi personalidad y mi historia, mucho más que las palabras con las que, frecuentemente, pretendo esconder la verdad de mí mismo. Lo mismo sucede –dice Jesús– entre él y “los suyos”.

A veces pensamos que debemos convencernos –o convencer a otros– de la verdad religiosa. Pero no se trata de convencer a nadie, porque la belleza, la verdad y el bien se reconocen por sí mismos. Los que son sinceros ante Dios, los que tienen un corazón puro y abierto, al escuchar la voz de Jesús, lo reconocen como el pastor que les lleva a la verdad, al amor, al perdón, a la generosidad y se corresponde con sus deseos más profundos, inscritos en su ADN espiritual. No les hacen falta muchas más explicaciones: La voz de Jesús encuentra en ellos un eco, se saben del “mismo rebaño”, se reconocen como hijos de Dios. Por eso entre ellos se establece una sintonía, una alianza, una amistad que es la base de la vida eterna, la vida de Dios.

Por el contrario, aquellos que han recubierto su corazón de orgullo, vanidad o mentira, no encuentran dentro de sí mismo el eco de la voz del Buen Pastor y lo rechazan.

Esto lo cuenta en pocas palabras Etty Hillesum, una conocida judía holandesa, muerta en Auschwitz en 1943. Era una joven atea, que llevaba una vida bastante confusa, pero a un cierto momento decide acompañar libremente a los judíos encarcelados, para ayudar en lo que pueda. Un día siente la necesidad de arrodillarse porque reconoce el eco de Dios en su interior. Así lo escribe en su Diario:

26 de agosto (1941), martes tarde. Dentro de mí hay un manantial muy profundo. Y en este manantial está Dios. A veces logro alcanzarlo, pero más frecuentemente está cubierto de piedras y arena: en aquel momento Dios está sepultado, hay que desenterrarlo de nuevo”

(Diario, 60; Citado por el Card. Ravasi, L’Osservatore Romano, 17 de enero 2013).

¿Descubro el manantial que hay en lo profundo de mí mismo? ¿Hay demasiada basura tapándolo? ¿Están mis oídos y mi corazón suficientemente limpios para reconocer la voz del Buen Pastor?

P. Antonio Villarino

Madrid

Acoger hace bien a Europa

LimoneDel 29 de marzo al 2 de abril se ha celebrado el X Simposio de Limone sobre “Inmigración y Misión”. Unos 40 miembros de toda la familia comboniana- combonianos, combonianas, seculares y laicos- han reflexionado sobre los retos que nos plantea como Familia el tema de la inmigración. En este encuentro se decidió escribir una carta invitando a la reflexión a todas las comunidades de la familia comboniana de Europa.

A continuación publicamos la carta.

Apelo de la Familia Comboniana

ACOGER HACE BIEN A EUROPA

Nosotros: combonianos, combonianas, seculares combonianas y laicos combonianos, presentes en varios paises de Europa, al final del Simposio en Limone sul Garda (29 marzo – 2 abril 2016) dedicado al tema: “Migración y Misión”, queremos reafirmar nuestra solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que llegan hasta nosotros huyendo de guerras, persecuciones, dictaduras y crisis ambientales.

Queremos reiterar que la acogida del extranjero, subrayada con fuerza por el Papa Francisco –“los prófugos son la carne viva de Cristo”-, es una exigencia fundamental del Evangelio. Deseamos igualmente subrayar que la apertura al otro, en su diversidad cultural y religiosa, es una ocasión de crecimiento que enriquece nuestra identidad de seres humanos y cristianos.

Estamos preocupados por la creciente penetración en la sociedad de prejuicios y sentimientos islamofóbicos aireados por políticos e intelectuales que, con burdas simplificaciones, parece que no hagan distinción entre islam y terrorismo islámico, insinuando no pocas veces que la violencia sea intrínseca a la religión islámica. Tales prejuicios y actitudes hostiles refuerzan en nuestros hermanos y hermanas musulmanes sentimientos de exclusión, con un efecto particularmente perjudicial entre los jóvenes de las segundas generaciones de inmigrantes quienes tienen un riesgo mayor de terminar uniéndose a las filas del Grupo del Estado Islámico.

Deseamos por tanto renovar nuestro compromiso a favor del diálogo interreligioso, del conocimiento de otros credos religiosos y del esfuerzo común en la construcción de una sociedad fundada en el respeto de la diversidad y de la pluralidad religiosa. Para nosotros, es posible la existencia de una única humanidad plural.

Como miembros de la Familia Comboniana en Europa queremos expresar la condena irrevocable del reciente acuerdo entre la Unión Europea y Turquía (18 marzo 2016) sobre la cuestión de los migrantes. El cierre de las fronteras activado por varios países europeos para impedir la entrada a los prófugos y la devolución de los llamados irregulares son violaciones flagrantes de las convenciones internacionales que establecen el derecho de asilo. Estamos convencidos que la presencia de inmigrantes en nuestros países es un riqueza social, cultural, religiosa y, no última, económica.

Mientras que Europa se preocupa en construir barreras para bloquear el éxodo de los prófugos – éxodo provocado sobre todo por las guerras en Oriente Medio y Libia – se hace demasiado poco para poner fin a los conflictos armados que están a la raíz de las migraciones forzadas. Pedimos por tanto a nuestros gobiernos que cesen la venta de armas a naciones en guerra y que hagan presión para que las partes en conflicto negocien una solución pacífica.

Como Familia Comboniana confesamos nuestro silencio ante el escándalo de la carrera al rearme global y reconocemos nuestra complicidad con este sistema económico y financiero que permite a unos pocos tener casi todo privando a gran parte de la humanidad de lo necesario y que tiene necesidad de las armas y de las guerras para perpetuarse.

Como cristianos, discípulos de Jesús de Nazaret, renovamos nuestro compromiso para construir un mundo más justo, habitable para todos.

Limone sul Garda
Sabado 2 abril 2016

Limone

En los confines de la trata de personas

Talita KumEl pasado 5 de marzo, en la casa de los Misioneros del Verbo Divino en Lisboa, pudimos participar en el Seminario sobre “Trata de personas”, organizado por CAVITP y guiados por la hermana Gabriella Bottani, misionera comboniana italiana.

La trata de personas es una realidad compleja que violenta la vida de personas concretas, de sus familias y comunidades. Se requiere un enfoque, inteligente, con corazón, coraje, estructurado, profesional y sobre todo en red.

No fue casualidad que la frase elegida para la apertura de la reunión fuese ” Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar” (Lc 5,4).

Por eso nos preguntamos: ¿Cuáles son estas aguas más profundas en nuestras vidas: nuestra confianza en Dios, nuestros miedos y debilidades, nuestra mirada a las heridas de nuestros hermanos, el amor a Dios y al prójimo…?

La red presentada, esa ya era concreta. Fundada en 2009, la red “Talita Kum” es la Red Internacional de la Vida Consagrada Contra la Trata de Personas. En el fondo una red internacional de redes, que reúne deseos y conocimientos en la lucha contra este flagelo que destruye tantas vidas.

El enfoque de este problema tiene muchas facetas.

En la prevención más que advertir de los peligros que pueden acechar detrás de una oferta de trabajo atractivo al otro lado del mundo, importa dar perspectivas de vida feliz en el medio donde las personas viven, proponer alternativas que enganchen positivamente a las personas en un proyecto de vida con sentido.

La advertencia debe ser lanzada en varios niveles, especialmente en la educación. Porque todos podemos tener que ver con esto, en comunidad, desde avisar sobre las situaciones, la denuncia, la protección de las víctimas y familiares (dos caras de una realidad que pueden estar separadas por miles de kilómetros).

El estudio y la investigación del fenómeno también son cruciales para una lucha metódica y cada vez más coordinada y eficaz, multidisciplinar… porque la resolución de los problemas causados ​​a la vida de las personas nunca se limita al ámbito policial. Se requiere un punto de vista psicológico, sociológico, espiritual, una atención integral que no puede estar limitada a corto plazo.

Durante la reunión también se presentaron algunos testimonios reales de personas rescatadas de las redes de tráfico. Historias reales que relatan la grandeza de las víctimas que atravesaron océanos de dolor y miedo y fueron capaces de volver enteras a la vida… sin duda con muchas cicatrices, pero de pie, ejemplos de coraje y signo de esperanza para todos nosotros.

Me llamó la atención especialmente el testimonio de una madre que al ver como a su hija al regresar a casa seguía siendo etiquetada y estigmatizada por la propia comunidad de origen exclamaba de dolor: ¡…pero ella es mi hija!

Cuan diferente será el mundo, cuando seamos capaces de mirar así a todas las víctimas… con una mirada de amor. Seremos entonces verdaderos contemplativos porque, como dice el Papa Francisco, quien ama contempla (cf. EG 199).

Por último, como un desafío, comparto aquí el reto de la red Talitha Kum sobre lo que cada uno de nosotros puede hacer para unirse a esta causa. ¡Manos a la obra!

¿Qué puede hacer para ayudar?:

  • Informarse sobre la trata de personas en el mundo y en su país.
  • Contactar y conocer organizaciones en su país que comprometidas contra la trata de personas.
  • Participar como voluntario en las actividades de prevención y denuncia política.
  • Para apoyar esta causa con la oración.
  • Apoyar y participar en las campañas contra la trata de personas.
  • Comprar productos de centros de reinserción socioeconómica de sobrevivientes de trata.
  • Apoyar económicamente.

“Si quieres ir rápido, ve solo.

Si quieres llegar lejos, ve acompañado”.

(Proverbio africano)

Pedro Moreira, LMC

Sostener la mirada

Un comentario a Jn 21, 1-19 (Tercer domingo de Pascua, 10 de abril de 2016)

jesusEl texto de hoy, como todos los textos bíblicos, puede ser leído desde muchas perspectivas y ángulos. Yo les propongo leerlo desde la perspectiva de uno de sus protagonistas principales: Simón Pedro, un discípulo cuya relación con el Maestro ha sido profundamente dañada por su actuación en los días de la Pasión. ¿Cómo experimentará Pedro la presencia viva de Jesús? ¿Cómo un reproche? ¿Cómo si nada hubiera pasado? ¿Cómo una nueva oportunidad?

1. Pedro es un buen líder, pero estéril. Es un buen pescador; conoce su oficio. No se queda inactivo sin hacer nada. Tiene iniciativa. Pero es estéril. Sus conocimientos, su ascendiente sobre los demás no le sirven de nada. De hecho, es incapaz de pescar. Lo que no sabía Pedro y va a aprender en esta madrugada es que Jesús se va a valer de ese fracaso para mostrarle su amistad incondicional, cambiando su vida.

2. Pedro es ciego para ver al Señor. Se mueve en medio de la noche como todos los demás, pero, además, cuando clarea el alba, cuando aparece alguien en la orilla, es incapaz de distinguir las sombras de la realidad; no sabe ver lo nuevo que Dios prepara en su vida. Quizá esté demasiado concentrado en su afán por demostrar que es un buen pescador, quizá tema perder el liderazgo sobre sus compañeros o demasiado amargado por el fracaso, o preocupado por lo que van a comer… El hecho es que es incapaz de mirar al horizonte y ver al Señor. Necesita la ayuda del discípulo amado. ¿Será que Pedro no se siente amado y eso lo inhabilita para ver? Pedro, al parecer, lo tiene todo: conocimiento, responsabilidad, iniciativa, autoridad… Pero no ve, porque le falta la experiencia del amor. Lo bueno de Pedro es que –a diferencia de los fariseos y los líderes del pueblo- se deja iluminar por el discípulo amado. Se parece al ciego (Juan 9) que se deja curar y su vida se abre a la verdad de Dios.

3. Pedro estaba desnudo. Como Adán en el paraíso, Pedro tomó conciencia de su desnudez, de su indignidad. Según el relato de pesca milagrosa de Lucas (5, 4-7), Pedro exclama: “Apártate de mí, que soy un pecador”. Como Adán, había pretendido ser como “dios”; había pretendido organizar la pesca por sí mismo, como Adán que quería organizar la creación como un dominio suyo. Pedro se cubre, colmo si eso importara, y sale al encuentro del Maestro. La respuesta de Dios es que quiere hacer amistad con el “mono desnudo” y pretencioso. En el paraíso sale a pasear con él; en Galilea le prepara la cena, comparte con él la mesa de la comunión. ¿He tomado conciencia de mi desnudez ante Dios o pretendo ocultarme bajo alguna hoja de higuera, como Adán? ¿Me muestro ante Dios tal como soy sin caretas ni falsas pretensiones?

4. Pedro recordaba la mirada de Jesús. Hay una página de Anthony de Mello que ayuda a entender bien la experiencia de Pedro, después de haber negado al Maestro ante un criado: Le dijo Pedro: “Hombre no sé de qué hablas”. Y, en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y miró a Pedro… Y Pedro saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. Yo he tenido relaciones bastante buenas con el Señor. Le pedía cosas, conversaba con Él, cantaba sus alabanzas, le daba gracias… Pero siempre tuve la incómoda sensación de que Él deseaba que le mirara a los ojos…cosa que yo no hacía. Yo le hablaba, pero desviaba mi mirada cuando sentía que Él me estaba mirando.
Yo miraba siempre a otra parte. Y sabía por qué: tenía miedo. Pensaba que en sus ojos iba a encontrar una mirada de reproche por algún pecado del que no me hubiera arrepentido. Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una exigencia; que había algo que Él deseaba de mí. Al fin, un día, reuní el suficiente valor y miré. No había en sus ojos reproche ni exigencia. Sus ojos se limitaban a decir: “Te quiero”. Me quedé mirando fijamente durante largo tiempo. Y allí seguía el mismo mensaje: “Te quiero”. E, igual que Pedro, salí fuera y lloré.

5. Jesús lo compromete en un diálogo de amor. Este diálogo tiene los siguientes componentes:
5.1 El diálogo lo inicia Jesús. Lo invita a comer y a renovar la amistad perdida. Fue Jesús el que le llamó, el que le unió al grupo de los Doce. Es también Jesús el que lo vuelve a llamar y le dice “Sígueme”, pero ya después de todo lo que ha sucedido.
5.2 Pedro es consciente de su fragilidad y de su pecado. Ya no es el discípulo impetuoso e inconsciente que cree que el amor es cosa de un día o que la buena voluntad es más fuerte que nuestras debilidades físicas, sicológicas, emocionales, etc. Pedro ya ha hecho el ridículo; ya sabe que ha fallado estrepitosamente y se siente humilde y temeroso de su propia debilidad. Pedro dice que sí ama al Maestro, pero no con arrogancia inconsciente. Lo hace desde la experiencia del fracaso.
5. 3 Pedro acepta la misión de pastorear al rebaño. Ya no es él que toma la iniciativa, como pasó con Moisés en Egipto. Moisés fracasó cuando la iniciativa era suya, pero tuvo éxito cuando aceptó la iniciativa del Señor. Pedro ya no es el que invita a pescar. Es el Maestro que lo invita a pastorear con mucha humildad, sin autoritarismos (sin que entre ustedes haya “padres” o maestro”).
5.4. El amor y la misión es hasta la muerte. Pedro se resistió todo lo que pudo a aceptar el camino de Jesús como Siervo de Yahvé. Eso no entraba en sus planes. Ahora, al renovar su amor al Maestro y aceptar su misión, desde la experiencia del pecado y la infidelidad, lo hace consciente de que en el camino está la posibilidad de llegar hasta la donación de la propia vida. El amor, frágil, es ahora decidido y total, sin condicionamientos. No se trata de decir: Bien o, si me va bien estoy contigo, pero, si no, me retiro. No, el amor y la misión son sin marcha atrás, sin condiciones, poniendo en juego toda la vida.
5.5 Jesús le dice: “Sígueme”: Es decir, Jesús le renueva el llamado que le había hecho junto al mismo lago, tiempo atrás, cuando el proyecto del Reino se presentaba como una novedad ilusionante. Ahora es un proyecto crucificado por las autoridades y traicionado por Pedro. Ahora está mucho más claro que el proyecto es de Dios, pero que no va a ser cómodo, tanto por la oposición exterior como por el pecado que sigue habitando en Pedro.
Pedro, el líder pecador tiene que aprender cada día el camino del discipulado. Cada día renovará su camino de seguimiento tras las huellas de Jesús.
P. Antonio Villarino
Madrid