Laicos Misioneros Combonianos

Presentación del libro “África, cuna de la transformación social” en Verona

Libro-Domenico-Agasso

El sábado 1 de abril se presentó en Verona el libro “África, cuna de la transformación social”, escrito por Domenico Agasso, que reconstruye la trayectoria y la visión misionera del P. Francesco Pierli [a la derecha en la foto]. El volumen recorre las etapas de la vida del P. Francesco, destacando las experiencias vitales y los procesos históricos a partir de los cuales se desarrollaron su investigación y su praxis de transformación social.

Lo que emerge es un camino profundamente comboniano, que refleja las ideas, los valores y el estilo del Plan de San Daniel Comboni para la Regeneración de África con África. Continuidad y discontinuidad al mismo tiempo, como surge a menudo en la propia reflexión del P. Pierli. Discontinuidad en el sentido de que los tiempos han cambiado mucho, con una mentalidad y unas estructuras socioeconómicas muy diferentes. Nos encontramos así con un pensamiento que afronta críticamente las grandes transformaciones sociales y culturales de nuestro tiempo, y que opera un discernimiento para responder a los desafíos epocales que se presentan según el sueño de Dios.

Se comprende entonces cómo desde sus orígenes en la Umbría de la posguerra, marcada por fuertes tensiones y exigencias de justicia social, el P. Pierli desarrolló una sensibilidad y un interés particulares por la doctrina social de la Iglesia y por la vocación de los cristianos a la responsabilidad social y “política”. Vivió la época del Concilio Vaticano II y la puso en práctica, inspirándose en la visión de Gaudium et spes y Lumen gentium. Se implica tanto con el magisterio como con la praxis social de la Iglesia, y cuando, al final de su mandato como Superior General de los misioneros combonianos, aterriza en Kenia, funda el Instituto de Pastoral Social en la Misión (ahora Instituto para la Transformación Social) en el Tangaza College (en la Universidad Católica de África Oriental). Era 1994, un año lleno de acontecimientos: el del primer sínodo para África, en el que participó como experto; las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica, que sancionaban la transición tras el apartheid; pero también el genocidio de Ruanda, país predominantemente católico. El Sínodo africano invitó a la Iglesia a abrazar la misión social de la Iglesia en respuesta a los grandes desafíos del continente. El Instituto fundado por el P. Pierli fue la primera respuesta a esa invitación: formar ministros sociales a la altura de esos grandes desafíos.

La Dra. Judith Pete, antigua alumna del P. Pierli, que ahora enseña en la misma Universidad y está a cargo del programa UNESCO Universidad en África, que promueve la sinergia entre el aprendizaje y el servicio sobre el terreno, ofreció un testimonio palpable del impacto de la labor del Instituto. Además de relatar cómo su encuentro con el P. Pierli marcó profundamente su vida, destacó la importancia de la pedagogía utilizada en el Instituto, que armoniza teoría y práctica, preparación profesional y actitud de servicio e integridad. Sobre todo, destacó cómo los programas del Instituto para la Transformación Social contribuyen a formar líderes dedicados a la transformación social en África.

El profesor Mario Molteni, de la Universidad Católica de Milán, habló de la fructífera colaboración con el P. Pierli y el Instituto que fundó. Una colaboración que puso en marcha un programa de máster para la formación de emprendedores sociales, centrado directamente en las start-ups con impacto social. Un programa que sólo fue posible poner en marcha gracias a la valentía y la visión del P. Pierli, que hizo posible contar con un homólogo eficaz, abierto y creativo en África. Hoy, ese programa se ha extendido a 20 países africanos y en los próximos años llegará a otros cinco. No se trata sólo de un programa académico en asociación con universidades africanas, sino de una red de empresarios y servicios empresariales locales para lograr un impacto social significativo, organizada bajo una organización llamada E4Impact. Recientemente, esta iniciativa fue visitada por el Presidente Mattarella durante su visita oficial a Kenia, seleccionada por su innovación y trascendencia. En efecto, para superar las injusticias socioeconómicas y la insostenibilidad medioambiental que están llevando al planeta hacia escenarios catastróficos, necesitamos un nuevo modelo de desarrollo, como también insiste a menudo el Papa Francisco, por ejemplo en Laudato si‘ y con el movimiento Economía de Francisco.

Al final del acto, el P. Pierli fue preguntado por el reto más difícil de todos estos años. Sin dudarlo, subrayó la dificultad de cambiar mentalidades y actitudes, y relaciones de poder, que llevan a la dependencia en lugar de a la autonomía y la interdependencia en África. Aún no hemos superado la pesada herencia colonial. El camino hacia la transformación social continúa.

Original https://www.comboni.org/contenuti/115249

Aquí está el vídeo de la presentación del libro con intervenciones, entre otros, del autor y del propio P. Pierli.

Mensaje de Pascua del Consejo General MCCJ: “Valentía y esperanza”

Pascua 2023

El primer día de la semana…” (Jn 20,1)

Queridos hermanos,
que os lleguen a todos nuestros buenos deseos de Cristo resucitado.

El capítulo 20 del Evangelio de Juan, al narrar la experiencia de la mañana de Pascua, nos invita a contemplar el itinerario de fe de tres protagonistas: María Magdalena, Pedro y el discípulo amado. Su itinerario de fe es también un itinerario de mirada: va de detenerse ante la evidencia de una tumba vacía (María), a una mirada más atenta a los detalles (Pedro), a una observación acompañada de memoria que implica la mente y el corazón (el otro discípulo).

Son tres miradas que abren el corazón de la comunidad y la hacen protagonista de la escritura de “una historia ‘otra’”, porque han tomado conciencia de que la resurrección se comprende en la medida en que se cree en la Palabra del Evangelio, y se hace del amor el motivo de la propia existencia, para superar los momentos de dolor, desconfianza, desánimo y, sobre todo, de “no esperanza”.

“Donde hay amor, hay mirada”. Citando esta frase de Ricardo de San Víctor, Bernardo Francisco María Gianni, Abad de San Miniato al Monte, durante un curso de Ejercicios Espirituales que predicó al Papa y a la Curia Romana, recordó la necesidad de reconocer “las huellas y pistas que el Señor no se cansa de dejar en su paso por esta historia nuestra, en esta vida nuestra”. Es en ese amor en el que hay que leer la mirada de Jesús sobre todos aquellos con los que se encontraba. Una perspectiva que hoy nos inyecta “una dinámica pascual” que nos hace conscientes de que “el momento histórico es grave”, porque “el aliento universal de fraternidad parece muy debilitado”, mientras que “es precisamente la fuerza de la fraternidad la nueva frontera del cristianismo”.

El camino de fe vivido por la comunidad primitiva en la mañana de Pascua no es sólo un hermoso testimonio, sino también -y sobre todo- una invitación a que sepamos detenernos ante los acontecimientos, las personas y los hermanos de hoy. Nuestro Fundador, San Daniel Comboni, supo “detenerse” ante los acontecimientos de su tiempo, buscando imitar a Cristo, que supo “ver a los pobres y compartir su suerte, consolar a los desgraciados, curar a los enfermos y devolver la vida a los muer-tos; llamar de nuevo a los extraviados y perdonar a los arrepentidos; muriendo en la Cruz, rezar por sus propios crucificadores; y, resucitado en la gloria, enviar a los apóstoles a predicar la salvación al mundo entero” (cf. Escritos, 3223).

Las personas que tienen ojos que “saben mirar” y están dispuestas a “perder el tiempo” por los demás son capaces de crear espacios de relación, darse como don, con vistas a la curación mutua.

Relación, don y sanación, vividos desde la perspectiva del amor-don -con ritmos y sensibilidades diferentes, como sucedió “en aquella primera madrugada”- nos permiten transformar nuestra fe en esperanza valiente, y redimir la historia y la dignidad de tantos hermanos y hermanas sobre los que las sociedades actuales han puesto -y siguen poniendo- “una gran piedra”, porque son rehenes de intereses egoístas, del desprecio y de la indiferencia.

Valentía y esperanza fueron las actitudes recordadas varias veces durante nuestro encuentro con los superiores de circunscripción, que concluyó el 19 de marzo. Somos plenamente conscientes de las situaciones -a menudo fatigosas y exigentes- en las que vivimos y que podrían llevarnos a vivir la vida del Instituto como un acontecimiento conmemorativo y, por tanto, sólo para ser recordado. Por el contrario, debemos tener la valentía de reactivar un circuito humano y fraterno, que nos permita dar una nueva aceleración a la obra de evangelización que llevamos a cabo en las distintas realidades en las que vivimos, cada vez más convencidos de que “un anuncio renovado ofrece a los creyentes -incluso a los tibios o no practicantes- una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. En realidad, su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que ha manifestado su inmenso amor en Cristo muerto y resucitado. Él hace a sus fieles siempre nuevos y, aunque sean viejos, recobran fuerzas, se revisten de alas como las águilas, corren sin cansarse y caminan sin fatigarse (Is 40,31)” (Evangelii gaudium, 11).

Hacemos llegar nuestros mejores deseos a nuestros hermanos ancianos y enfermos, a las personas afectadas por los terremotos en Turquía, Siria y los tremendos desastres medioambientales en Malawi, parte de Mozambique y Ecuador, y a todos los que sufren los horrores de la guerra en distintas partes del mundo.

Que el Señor Resucitado nos sostenga con su gracia a todos nosotros y a nuestros esfuerzos misioneros, para que, movidos por la fuerza del Espíritu, sigamos siendo fecundos agentes de justicia, paz y fraternidad para la humanidad que nos ha sido confiada.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

El Consejo General MCCJ

Proyecto Memoria de África: P Ramón Navarro Catalán

Ramón Navarro Catalán

Continuamos esta serie de testimonios con el padre Ramón Navarro Catalán.

El p Ramón Navarro Catalán es misionero comboniano y ha desarrollado la mayor parte de su labor en Etiopía, principalmente en la región de Hawassa.

Nos habla de todos sus años de presencia misionera.

(video en español)

Encuentro de Familia Comboniana en España

Familia Comboniana

Un año más la Familia Comboniana de España nos hemos encontrado en Madrid. Vuelve a ser un momento privilegiado para todos. Con algunas incorporaciones nuevas y muchos que seguimos repitiendo.

Familia Comboniana

Me parece que es un lugar privilegiado para todos aquellos que entran en la provincia a comenzar su servicio misionero, una manera de entender como nos relacionamos como familia. Desgraciadamente este tipo de encuentros no es lo común en otros países, pero en España, lo que comenzamos para celebrar juntos el 150 aniversario del Plan de Comboni, se ha convertido en una tradición. Esperamos que esta iniciativa donde todos los religiosos, religiosas y laicos del país se unen cada año se haga extensiva a otros países. Es un bonito momento de reencuentro, de tomar el pulso a cómo vamos caminado en conjunto y de manera particular cada uno y cada una. Siempre he pensado que también es semilla de relación para todos aquellos que partirán a otros países de misión y se encontrarán con otros miembros de la familia comboniana, los vínculos que vamos creando en estos encuentros nos ayudan a crecer como familia.

Familia Comboniana

Como nos recordaba el p Pedro Andrés al inicio de su exposición, en nuestro primer encuentro fue central el redescubrir que Daniel Comboni nos soñó como familia y no como institutos separados. Nos concibió para que desde nuestra complementariedad pudiéramos servir a la misión de la mejor manera posible.

Este año el encuentro se ha centrado en compartir el camino que estamos haciendo a nivel mundial. Se ha aprovechado que se acaban de celebrar los capítulos generales para las religiosas y religiosos combonianos, y también este año se han celebrado las asambleas continentales de los LMC en América y África.

Comenzó el P Pedro Andrés contándonos como se concibió y desarrollo el capitulo de los MCCJ. Un capitulo que tuvo que atrasarse por causa del confinamiento de la pandemia.

Un capítulo bajo el lema “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Arraigados en Cristo junto a Comboni”. El P Pedro nos fue desgranando desde los preparativos hasta el desarrollo del mismo en clave de Familia Comboniana. Subrayando los aspectos a su parecer centrales en este sentido.

Familia Comboniana España

A destacar la metodología utilizada por la búsqueda de las “semillas de vida” y los sueños que debemos perseguir.  Estamos acostumbrados a buscar los fallos y cómo mejorarlos (que también estuvieron presentes), pero él nos insistía en cómo habían querido abrirse al Espíritu Santo y entender, todos juntos, cuáles eran esas semillas del Espíritu y lo que les estaba pidiendo en este momento histórico). Sueños que han tenido que ver con la Espiritualidad, con la comunidad destacando el camino sinodal de discernimiento, el peso en las ruedas de conversación, dando tiempo a escuchar a todos y en todas las lenguas y desde todas las realidades… La importancia de la identidad y la vida comunitaria, o de la formación. El peso muy significativo de la ministerialidad y la nueva manera de entenderla, caminando con el pueblo y recualificando a las personas para estar al servicio de las nuevas necesidades, una ministerialidad de la que partir como Familia Comboniana. Y al final la importancia de la Ecología integral como eje transversal de las iniciativas a tomar.

Por último, nos comentó también los cambios propuestos en la regla de vida, donde reconocen de manera explícita la colaboración con los Laicos Misioneros Combonianos o recalcan la importancia de la comunidad apostólica como lugar de referencia común a la hora de organizar, realizar y evaluar la actividad misionera.

Todo ello nos dio para poder debatir durante por más de una hora, compartiendo, preguntando y agradeciendo al Espíritu por lo mucho soñado y lo bueno por venir.

La tarde del sábado la utilizamos para conocer de primera mano sobre el capítulo de las Hermanas misioneras combonianas. Su exposición comenzó con la canción “Dime como ser pan” y entorno a la misma y la importancia de ser levadura en la masa, nos estuvo desgranando el tiempo de ese capítulo.

El lema el capítulo fue: “Transformadas por nuestro carisma, discípulas misioneras hacia las periferias existenciales”. Como el capítulo partió de la realidad del mundo y las comunidades donde están presentes, como no puede ser de otra manera. Un mundo castigado por la pandemia, por guerras, por el cambio climático… y también un capítulo marcado por la disminución de miembros en el instituto y las previsiones de futuro. Todo ello les ha hecho repensar su presencia y las opciones por una misión significativa con una nueva organización interna.

Familia Comboniana España

Con tres ejes centrales: Carisma, Gobierno en sinodalidad y reconfiguración. Que han vertebrado estas reflexiones.

Partiendo del carisma que da luz a toda la reflexión y al trabajo realizado. Carisma que es como la levadura en la masa, que la ayuda a fermentar y le permite subir. Una pequeña cantidad pero esencial y necesaria para el pan sea pan.

El carisma que se hace vida en el fuerte sentido de Dios que lleva a ser misión y no tanto a hacer misión. Encontrando un equilibro entre contemplación y acción tan necesario. Desde la comunidad como cenáculo de apóstoles que necesita renovarse constantemente, una comunidad intercultural e intergeneracional. Y cómo no desde la pasión por la misión, como la pasión de San Daniel Comboni que sigue animando y dando vida en la familia comboniana.

En segundo lugar, nos habló del gobierno en sinodalidad, con la importancia de la misión, de la formación y también del cuidado de las hermanas mayores y enfermas (que son muchas en el instituto). Un gobierno que pueda hacer frente a los desafíos que se plantean en los próximos 6 años.

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Por último, también nos comentó sobre la reconfiguración. Entendiendo que el modelo hasta ahora mantenido ya no es viable. Con valentía proponen una nueva reorganización pasando de 19 circunscripciones a 6. Una agrupación de países que permita una mayor corresponsabilidad, reparto solidario de recursos y complementariedad en el servicio misionero.

Peo como todo cambio también reconocen las resistencias que puede provocar y la incertidumbre que ocasiona. Pero sin duda confían en la intuición del Espíritu en el mismo. Un cambio que también necesitará de una formación a todas las hermanas que permita asumir este proceso y finalmente seguir saliendo a las periferias existenciales a las que se sienten llamadas, a los servicios con los pueblos indígenas, los migrantes, la trata de personas, etc.

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Una bonita oración nos ayudó a cerrar la jornada en comunión.

El domingo comenzamos la jornada rezando juntos para dar paso a la presentación de los LMC.

En un primer momento Isabel como coordinadora del equipo coordinador de España nos habló de la pasada asamblea, del cambio de equipo y de los desafíos que se tienen a nivel de España. Comprender cuántos somos y dónde estamos presentes. Entender las actividades que hacemos como grupo, pero también las presencias que cada uno tiene en los diferentes lugares donde estamos. Todo ello es central para tomar el pulso a nuestro ser LMC en España.

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Después tuve tiempo de compartir los encuentros celebrados este año a nivel continental en América (Lima-Perú) y África (Cotonou-Benín).

Lo importante creo que no fue traer sólo lo acordado en los encuentros sino sobre todo dar a conocer la riqueza y las debilidades de nuestros LMC en estos dos continentes.

En primer lugar, hubo tiempo para presentar brevemente la realidad de los diferentes países de américa y poder así contextualizar el encuentro celebrado en septiembre.

Sin duda alguna la pandemia, por la que se tuvo que postponer este encuentro, ha marcado mucho la vida de la gente, y cómo no la de nuestros grupos. La imposibilidad de reunirnos como grupo hizo que la actividad se ralentizase. Cada uno en su casa. Después tener que atender a las necesidades familiares y de la comunidad. Muchos de nuestros grupos han estado siendo organizadores de las comunidades y facilitadores de ayuda para las mismas, como la creación de ollas comunitarias que han permitido salir adelante a tantas gentes. Después poco a poco comenzamos a usar los medios online para comenzar a rezar juntos, a compartir, a reorganizarnos, formarnos y salir adelante.

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El lema del encuentro fue “Unidos para una iglesia sinodal al servicio de la misión”. El encuentro tuvo momentos privilegiados para compartir lo que cada grupo ha ido trabajando y viviendo en estos años, tuvimos momentos de formación conjunta donde analizar la realidad de América y la necesidad de la ministerialidad y el peso de los temas de JPIC en nuestras dinámicas.

También fue importante destacar los momentos de oración y celebración de la eucaristía juntos, sin los cuales no podríamos entender el mismo encuentro y la importancia de la presencia del Señor en el mismo. Cada día, y preparado por un país para ayudarnos a entrar en lo que íbamos compartiendo y analizarlo a la luz de la Palabra, pidiéndole al Señor por su inspiración y acompañamiento.

También hubo tiempo para compartir la cultura, gastronomía y fiesta propia de nuestros pueblos americanos.

Al final el documento resultante del encuentro es corto y fácil de leer. Pero lo realmente interesante es el impulso que cada grupo LMC de América ha recibido, el reforzar que no somos grupos aislados, sino que pertenecemos a una familia LMC internacional y que entre todos y todas estamos llamados a llevar adelante la misión. Comprometiéndonos con esa labor común, procurando nuevas vocaciones, fortaleciendo nuestra formación e incluso apoyando económicamente a esta misión que llevamos a adelante entre todos.

Un momento privilegiado que seguimos dando continuidad con formaciones comunes para todos los LMC del continente como la realizado hace poco por el P. Rafael González Ponce con el título “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”.

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Después pudimos continuar conversando del encuentro africano. En cierto modo semejante al de América, con un contexto de post pandemia y de los mucho que esto ha afectado en los diferentes países y a nuestros grupos en particular.

También un tiempo privilegiado donde reflexionar del camino que vamos realizando.

Los dos encuentros continentales han sido especialmente importantes para los nuevos grupos que participaron por primera vez en este tipo de encuentros, como en el caso de Chad o Kenia. Son grupos que llevan tiempo trabajando a nivel del país pero que el encuentro con LMC de otros países les ayuda a crecer en su vocación LMC, nos ayuda a todos, a descubrir la riqueza de la misma, la corresponsabilidad en la misión y la importancia de la aportación de cada uno desde su realidad.

El encuentro africano también destacó por la particularidad del continente, por la evaluación de nuestras presencias misioneras internacionales o la realidad de una iglesia africana que todavía tiene mucho camino por recorrer para estar plenamente inculturada y la necesidad que nosotros como laicos comprometidos e identificados con nuestra fe ayudemos en este proceso, en la reflexión y práctica.

Creo que traer el día a día de nuestra gente en América y África (algunos también españoles, como no) nos ayudó a conocer mejor nuestra vocación y la expresión de la misma en el día a día.

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Para finalizar el encuentro tuvimos unas palabras de los responsables de las tres ramas participantes, animándonos a seguir en este empeño de familia.

Finalmente, todos juntos, subimos a celebrar la eucaristía como familia. En la misma tuvimos un momento especial para el p Pedro Andrés que después de estos años como provincial en España parte para Perú. Con este momento de agradecimiento y envío como familia terminó este bonito fin de semana que nos devuelve a cada uno a su rincón de España con mucha energía y convicción misionera, confirmados en el carisma que hemos recibido y la alegría de compartirlo con los demás miembros de la familia.

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Un cordial saludos para todos, Alberto de la Portilla (coordinador del Comité Central LMC y miembro LMC español).