Laicos Misioneros Combonianos

La Navidad eres tú

Navidad eres tuEl 17 de diciembre, nos encontramos en Bolonia para preparar la Navidad, para sorprendernos con un niño que nace, sorprendiéndonos delante de Dios que por amor se convierte en un niño para nosotros.

La experiencia que queríamos vivir como grupo era celebrar una reunión que tiene el sabor de esta maravillosa espera. La espera que mantiene la atención, un aviso que conduce al amor y el amor que conduce a Dios.
Nos pusimos a la escucha de la Palabra en el Evangelio de Lucas (Lucas 2,8-20) y juntos construimos el pesebre. Cada uno tomó un pastor y se colocó cerca del niño Jesús, leyendo esta oración que hicimos nuestra:
La Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar que Dios entre en tu alma.
La Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, justicia y amor.
La Navidad es cuando llevas a alguien para encontrarse con el Señor.
Tú también eres un Rey Mago, cuando das lo mejor que tienes, independientemente de a quién lo das.
Música de Navidad eres tú, al lograr la armonía dentro de ti mismo.
Felicitación de Navidad eres tú cuando perdonas y restaurar la paz, incluso cuando sufres.
En nuestro grupo está empezando a participar Endurace, un chico nigeriano que compartió sus dificultades como inmigrante y el calvario que sufrió para llegar a Italia.
En nuestras intenciones recordamos el drama de la inmigración y las muchas muertes que permanecen en la indiferencia y el silencio.
Saber aceptar y hacerse pequeño es la Navidad nos desafía todos los días, no sólo en la fecha del 25 de diciembre.
Nuestra reunión también contó con la participación de Emma, que volvió después de tres años de misión en Brasil.
Ella contó su historia, su caminar, un viaje misionero entre los LMC de Bolonia y los LMC de Brasil.
Las palabras de Emma fueron acompañadas por imágenes donde nos mostró su servicio en el ministerio de la prisión, en las afueras de Nova Contagem, la experiencia en Salvador con personas sin hogar. Hermosas y fuertes, fueron sus palabras, el testimonio de la misión ad gentes que vivió.
¡Bienvenida de nuevo al grupo y otra vez en camino con nosotros!
La reunión concluyó con la cena de la comunidad donde cada uno aporta algo y recordamos dos hechos importantes:
La Misa del Gallo en la estación, con las personas sin hogar y los voluntarios y la marcha por la paz del 31 de diciembre, que tendrá lugar en Bolonia.
Estamos muy contentos con estas dos iniciativas en las que estamos involucrados en la organización con otras realidades sociales y misioneras, una tarea que implica la participación de todos, ya que es en conjunto que se construye y cambia el mundo.

Navidad eres tu¡Feliz Navidad a todos… nadie está excluido!
LMC Bolonia

Tener un nombre, vivir en familia

Un comentario a Lc 2, 16-21 (Solemnidad de Santa María, 1 de enero del 2017)

sagrada-familia-natividad-nativity-jesus-maria-y-jose-navidad-5Dentro de su “evangelio de la infancia”, Lucas narra lo que los pintores más tarde captaron como una escena familiar en dos cuadros, que se prestan a una contemplación tranquila, sosegada y un poco maravillada, como cuando vemos a un bebé en brazos de su madre o de su padre. Imaginen que están en uno de los grandes museos del mundo, en los que se exponen algunos de los muchos cuadros en los que estas escenas se reproducen o, si lo prefieren, bajen una reproducción de internet y mediten conmigo un poquito.

Primera escena: la visita de los pastores

En primer lugar contemplamos la visita de los pastores, con lo que Lucas nos quiere recordar que aquel niño, en brazos de María y José, será el Mesías esperado por los pobres y sencillos. Pero este Mesías no nace en un palacio ni es bajado de una estrella, sino que nace en el seno de una familia. José y María son indispensables para que el proyecto de salvación querido por Dios se realice.

Segunda escena: circuncisión y nombre

En segundo lugar, podemos contemplar la escena en la que esta pareja, responsable de este niño, lo acompañan al templo para una ceremonia con la que el niño se hace formalmente miembro de un pueblo y recibe el nombre que le dará una identidad para toda la vida. Las dos cosas (pertenecer a un pueblo y tener un nombre) son importantísimas para el sano crecimiento de una persona. Sin familia, sin nombre y sin pueblo de pertenencia un ser humano sería como una hoja seca que el viento lleva de un lado para otro sin sentido alguno.

La importancia de la familia

Me parece que los psicólogos está de acuerdo en que todos nosotros somos, en buena parte, lo que hemos recibido en nuestra familia, incluso antes de ser conscientes de ello. Por eso hoy, día que la Iglesia dedica a la familia, es una buena ocasión para dar gracias a Dios por haber sido acogidos, protegidos, nutridos, enseñados en una familia que, no sólo nos alimentó, sino que nos dio un nombre y una pertenencia, nos hizo ser “alguien” con experiencia de ser amados y capaces de amar. ¡Qué gran don! Sobre esa base podemos realizar el proyecto personal al que Dios nos llama.
Por otra parte, es una buena ocasión para que todos los miembros de la familia descubran o fortalezcan el don recibido y contribuyan a hacer la familia más acogedora y estable. Defender y proteger a la familia es defender a la humanidad; hacer familia es vivir el amor, fuente primera de la felicidad humana y de nuestro acercamiento a Dios. Además, vivir la familia es la mejor manera de contribuir a la paz en el mundo.

¡Feliz año 1017, en una familia feliz y en un mundo justo y pacificado!
P. Antonio Villarino
Bogotá
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Postdata: Familia en la cotidianidad
“Ante cada familia se presenta el icono de la familia de Nazaret, con su cotidianidad hecha de cansancios y hasta de pesadillas, como cuando tuvo que sufrir la incomprensible violencia de Herodes, experiencia que se repite trágicamente todavía hoy en tantas familias de prófugos desechados e inermes… Como María, son exhortadas a vivir con coraje y serenidad sus desafíos familiares, tristes y entusiasmantes, y a custodiar y meditar en el corazón las maravillas de Dios (cf. Lc 2,19.51). En el tesoro del corazón de María están también todos los acontecimientos de cada una de nuestras familias, que ella conserva cuidadosamente. Por eso puede ayudarnos a interpretarlos para reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios”. (Francisco, Amoris Laetitia, n. 30)

¡Con Espíritu Navideño celebramos juntos otro fin de semana grande como LMC de Portugal!

LMC PortugalLos días 9, 10 y 11 de diciembre se llevó a cabo en Santarém, otra reunión de los Laicos Misioneros Combonianos de Portugal.

¡Con Espíritu Navideño celebramos juntos otro fin de semana grande como LMC de Portugal!

Cada encuentro comienza con una bienvenida, cálidos abrazos, con las risas y carcajadas propias de quien se reencuentra con alegría y espera ponerse al día conversando con cada miembro de esta “familia” que está creciendo en número, en el compartir y amistad.

El sábado por la mañana, después de la oración y el desayuno, comenzamos con la exposición de Rufina García sobre el tema de discusión “Los refugiados en el mundo y en Portugal”. Después de presentarnos esta realidad tan actual, nos compartió su trabajo en la Caritas de Portalegre, a modo de testimonio, de lo mucho que hay que hacer por los refugiados que huyen de una guerra, sin nada, con la esperanza de sobrevivir y encontrar paz. Siguiendo el carisma de San Daniel Comboni, y recordando el desafío que queda del encuentro europeo de los LMC, hay que estar atentos a esta crisis y actuar en consecuencia.

LMC PortugalA continuación, se nos pidió ponernos en el lugar de un refugiado de uno de los diversos continentes, y construir un árbol de Navidad con nuestros deseos/sueños. Sólo aprendiendo a ponernos en el lugar del “otro” podemos empezar a sentir un poco de su dolor y despertarnos al problema de los refugiados.

A continuación recibimos el testimonio de un par de refugiados paquistaníes, Nadia y Milam. Nos contaron algunas de las muchas dificultades que atravesaron y atraviesan. Nadia llegó hace cerca de un año, gracias al esfuerzo y compromiso de Cáritas, pero no habla portugués, ya que no ha sido posible hacer uso del derecho a la enseñanza de idiomas. Milam, en este momento en paro y conductor de profesión, llegó a Portugal hace cuatro años, después de seis largos meses de viaje. Su mayor deseo es adquirir el carnet de conducir en Portugal para poder obtener un trabajo.

El sábado por la tarde tuvimos diversas actividades sensibilizándonos de las diferencias de poder económico entre los diferentes continentes. ¡Estas desigualdades son abismales! Por último, fuimos invitados a ir al encuentro del “amor” con un período de tiempo para la reflexión y la oración individual.

LMC PortugalPor la noche tuvimos un rato de convivencia en unión con otros laicos no presentes, como Marisa, con la que hablamos largamente a través de Skype. Con espíritu Navideño hicimos el intercambio de pequeños regalos y buenos deseos.

El domingo se nos unieron varios familiares y amigos para la celebración de la Eucaristía. Después pudimos escuchar el testimonio de la LMC Elia, recientemente llegada de la República Centroafricana, donde estuvo cinco años de misión.

LMC PortugalEl tema fue: “Navidad en la Misión”. El compartir de Elia, con su sencillez y autenticidad, fue maravillosa y enriquecedora, sobre todo para nosotros los candidatos que no hemos tenido experiencias de misión. Otros laicos se unieron para compartir otras experiencias breves de sus Navidades vividas en la misión, en la pobreza, pero con el verdadero significado de la Navidad, sin el materialismo, el consumismo o las distracciones de los que en los países occidentales es imposible escapar. Era visible en cada uno de nosotros, un gran deseo de continuar haciendo este camino de formación y de compartir. A ejemplo de María, madre de Jesús, coloquemos toda nuestra confianza en el Señor.
¡Os deseamos continuación de un buen Adviento a todos! ¡Acojamos a Jesús que vendrá, quién sabe, en la persona de un refugiado!

Por: Gloria Rocha

La Palabra que nos hace hijos/as

Un comentario a Jn 1, 1-18 (Navidad, 25 de diciembre de 2016)

palabraLas lecturas a las que estamos más acostumbrados en Navidad son las que corresponden a los llamados “evangelios de la infancia” de Lucas y Mateo, con sus relatos tan coloridos y al mismo tiempo tan llenos de referencias bíblicas y resonancias teológicas. Pero hoy no me quiero detener en esos relatos que bien conocemos y a los que se refieren con admirable sencillez los villancicos que cantamos en estos días. Un poco contra corriente, me detengo en la lectura del evangelio de Juan, que leemos en la Misa del Día de Navidad. Se trata del famoso texto que habla de “la Palabra que planta su tienda entre nosotros”. Les ofrezco una breve reflexión al respecto.

Palabras que construyen y palabras que destruyen
Piensen un poco. ¿Cuál es la primera palabra que han escuchado esta mañana al levantarse? ¿Era una palabra “buena”? ¿Le ha causado alegría o tristeza, ánimo o desánimo, claridad u oscuridad? ¿Les ha levantado el ánimo o más bien ha sido como una piedra que les ha hundido un poco más de lo que ya estaban?
¿Se han dado cuenta? “Las palabras vuelan”, decía un antiguo proverbio latino. En efecto, las palabras parecen no valer nada, se asemejan a una pluma de ave que vuela sin tener peso propio… Y, sin embargo, las palabras pesan, tienen su fuerza para el bien y para el mal, pueden ayudarnos a seguir adelante o pueden resultar un peso que nos dificulta seguir el camino, llenando nuestro espíritu de dolor y pesantez. Sí, hay palabras buenas que nos construyen como personas y hay palabras malas que nos destruyen.

San Juan: La Palabra primigenia
San Juan no fue el único que reflexionó sobre la importancia de la Palabra. Muchos otros pensadores antiguos y modernos lo han hecho. Alguno ha dicho que la naturaleza toda ha crecido hasta producir al ser humano y el ser humano ha crecido o hasta producir la palabra. Pero San Juan aprovecha esta reflexión filosófica y bíblica para descubrirnos el sentido de Jesús como Palabra del Padre, encarnada en la historia. Al inicio de todo, dice Juan, está la Palabra de Dios, Palabra que ilumina las tinieblas, Palabra que consuela, Palabra que crea vida…

Esta gran Palabra originaria se manifiesta y se concreta en muchas pequeñas palabras: la palabra de la mamá que consuela al niño que llora, la palabra del papá que anima al muchachito a arriesgarse sobre la bicicleta, la palabra del maestro que enseña a leer y entender el universo, la palabra de las personas sabias, de los profetas y santos… palabras de tantas personas que nos ayudan a entender el mundo y a organizar nuestra propia vida y vivirla con provecho y lucidez.

Todas estas palabras son buenas y constructivas. Sin ellas no sabríamos vivir. Pero el gran milagro que celebramos hoy es que la Palabra Eterna del Padre, la Palabra que está en el origen de todo y que da sentido a todo, ha tomado carne en Jesús de Nazaret, se ha hecho uno de nosotros y camina con nosotros en la historia. Y en Jesús de Nazaret encontramos iluminación, consuelo, fortaleza, perdón, sentido…; en él recobramos el sentido de las cosas y de nuestra propia existencia en el mundo.

La Palabra Eterna, que da sentido al mundo, se ha hecho niño; no se impone, se ofrece; no es una carga sino una posibilidad de nueva vida; no es algo del pasado sino la posibilidad de un nuevo futuro. Dice San Juan que el que recibe esta Palabra se hace “hijo”. Y esta es la palabra verdadera: No somos una mota de polvo perdida en el mundo, somos “hijos” amados. Y la conciencia de ese amor hace de nosotros personas alegres, felices y creativas.

Por eso si alguien te dice que tú no tienes ningún valor, no le creas: es una palabra falsa. La palabra verdadera es la de Jesús que te dice que “tú vales mucho”, como hijo/a del Padre/Madre.

Si alguna vez sientes que andas en tinieblas, no tengas miedo; escucha la Palabra de Jesús – en los evangelios, en la Eucaristía, en la oración, en el ejemplo de las personas buenas… – y déjate iluminar.
Si alguno te dice que eres malo o inútil, no le hagas caso; la misericordia de Dios te da siempre una nueva oportunidad y hace de ti una persona siempre capaz de hacer el bien.

Cuando te sientes tentado de no amar, de dejarte llevar por la sospecha y el cansancio del amor, levanta los ojos y mira al que te ama infinitamente y atrévete tú también a amar incluso a quien no lo merezca.

No lo olvides, en Cristo se nos reveló la Palabra, es decir, el sentido de nuestras vidas y ese sentido no es otro que uno : “Eres hijo/a; eres amado”.
Feliz Navidad
P. Antonio Villarino
Bogotá