Laicos Misioneros Combonianos

Experiencia Comunitaria en Campo Misión en México

¡Hola a todos mis amiguitos LMC! Aquí les envío algunas de nuestras fotos de la Experiencia Comunitaria en Campo Misión, donde estuvimos 3 meses en las Montañas de Guerrero, México, en las comunidades de nuestros Hermanos Indígenas Mixtecos, en la Misión de Metlatónoc. Nuestra sede LMC, se encuentra en la Comunidad de Huexoapa, y de ahí nos trasladamos 2 días a la semana a las comunidades de Cocuilotlaxala y Atzompa.
Estuvimos acompañando a nuestra compañera Alma Navarro, que actualmente es la única asignada a esta misión, ya que sus compañeras ya terminaron o se retiraron, y en el campo misión de Navidad, nos acompañaron: Manuelita y su mamá, y Minerva, las cuales viajaron desde México DF.
En el primer mes de la Experiencia y misión, nos apoyó y acompañó Martha, LMC de Puebla. Hemos vivido una experiencia de Dios, la cual nos ha llenado de fortaleza en Cristo y con gran motivación a seguir fieles a nuestra vocación. Ya estamos en la ciudad de México, viviendo en el Seminario Comboniano de Xochimilco, y desde aquí, continuaremos nuestra formación misionera como LMC, que terminaremos en Junio. El día 6 de Julio, será nuestra misa de envío aquí mismo, están invitados todos, y también les avisaremos de nuestra misa de envío en nuestras Parroquias de origen. Aún no sabemos a dónde nos enviarán, pero Dios si sabe y que se haga su voluntad sobre nosotras, nos ponemos en sus manos y les seguimos encomendando nuestra Obra Misionera de los LMC, para la Regeneración de los Pueblos. ¡Que Jesucristo y María Misioneros, junto con San Daniel Comboni, los bendigan en su camino misionero! ¡Gracias por sus oraciones y apoyo económico!
¡Un abrazo fuerte a todos de parte de Isabel y Carolina!

Por Isabel y Carolina LMC México

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2014

cuarema papaEl Papa Francisco ha hecho público su mensaje para la Cuaresma de este año. En el texto ofrecido por Francisco, que toma como lema un fragmento de la Carta de San Pablo para los Corintios -“Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (Cor 8,9)- el Pontífice reflexiona acerca de la “pobreza que enriquece” desde el punto de vista de Cristo, y de las diferentes formas de pobreza que la humanidad sufre en el momento actual.

La pobreza de Cristo es para el Papa una pobreza que “libera y enriquece” y muestra su “confianza ilimitada en Dios Padre”. “Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos; podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo”, afirma el Papa. En este texto, Francisco también alerta contra tres tipos de miseria: “miseria material, moral y espiritual”, que aquejan al ser humano.

 Según nos dice el Papa en este mensaje de Cuaresma, Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza. Y Jesús, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre, para que nosotros nos sintamos hermanos de todos los que sufren, de los necesitados, de los últimos, que son los preferidos de Dios.

El Papa nos invita en su mensaje a que la Cuaresma sea un tiempo para despojarse, para  preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. Sin olvidar que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfiemos de la limosna que no cuesta y no duele.

Texto completo del mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2014

De regreso a la misión

DSC08793bTras una corta estancia en tierra de misión peruana ya estoy de vuelta, pero agradezco al Movimiento LMC que me dio esta oportunidad.

Se trataba de apoyar a una de nuestras familias en misión: Isabel y Gonzalo con sus dos hijos, Ángel y Carmencita, tras un accidente. Gonzalo, caminando por una barranquera para atender su labor junto a la gente, resbalo y rodó unos ocho metros dañándose hombro, brazos, cabeza… y lo más grave, una vértebra. Esto fue en noviembre y lo ha tenido postrado en cama hasta mediados de enero, que tras una nueva revisión, el médico le aconsejó empezar a levantarse para dar pequeños paseos.

Nunca se me ocurrió pensar en una vuelta a Perú después de un período misionero en lo alto de la sierra hace más de 10 años… ¡pero estas son las sorpresas que nos brinda el Señor!  Así que totalmente abierta a lo que encontrase y sin saber a ciencia cierta cuál sería mi labor  “…me puse en camino”, más bien, a volar, para aterrizar en Arequipa. Allá me reuní con mis hermanos Gonzalo e Isabel.

DSC05867Ha sido tan rico este mes que deseo compartir en este blog lo que percibí estando a su lado.  Me acogieron con todo cariño haciéndome sentir como un miembro más de la familia, ya que desde el primer momento me descubrieron lo que son y lo que viven desde sus entrañas, su vulnerabilidad, fragilidad y gran generosidad.

Dejando atrás amigos, trabajo, familia… salieron de sí mismos pensando en los demás, en llevar a otros hermanos la Buena Noticia, la certeza de que Dios está en su mundo de pobreza, junto a ellos, que no los olvida, que hay esperanza a pesar de las duras condiciones en las que viven. Pero esto son palabras y no eran suficientes para que esa verdad, calase hondo o resultase convincente. De manera que dejando la casa parroquial en la que vivían, se instalaron en Villa Ecológica, un asentamiento en la periferia de Arequipa. Y lo que he visto allá es cómo con su forma de vida, imbuidos entre el pueblo como una familia más, han sabido llevar la experiencia liberadora de Jesús al mismo centro de sus corazones. Día a día comparten la pobreza y limitaciones del entorno, la carencia de comodidades; atienden y acogen a cada persona con respeto, paciencia y amor; forman a grupos que luchen contra la violencia y la injusticia, que reconociendo sus derechos las puedan denunciar; apoyan la pastoral y organizan con jóvenes grupos de oración… Sobre esto, acompañé en ocasiones a Isabel confirmando lo que de alguna manera conocía.

¿Qué me ha supuesto…? una “puesta a punto” En los encuentros con la gente revivir muchas cosas: la alegría del encuentro; la escucha; dejarme acoger; crear, aunque por poquito tiempo, una relación de respeto, de cordialidad, ellos me mostraron sus casas sencilla; la esperanza en Diosito para sus vida… Y el sentimiento que surgía en mí era de agradecimiento y de humildad,  pues ¿qué podía decirles con un billete de vuelta en el bolsillo?

DSC05884Por otro lado tuvimos los tres ratos para compartir sobre su trabajo y su  estilo de vida. Planteamos los retos de la misión: la soledad cuando falta una comunidad; el desgaste y los tiempos de cansancio; la necesidad de estar física y psíquicamente fuertes; las dificultades que conlleva la presencia de familia con hijos de 4 y 7 años; la falta, a veces, para tener un “acompañante” que ayude a discernir en tiempos de frustración o de sequedad; la pérdida de perspectiva cuando se entra en una rutina. También, en algunos ratos, la certeza de que sigues los pasos de Jesús sintiéndose instrumentos…

Oramos juntos todo esto y fue una gozada… Han sido muchos diálogos francos y abiertos que me han calentado  el corazón y mi vocación misionera se ha ilusionado como si fuese una jovenzuela.

Junto a ellos de alguna manera mi vida ha crecido porque he tenido la oportunidad de ver a Isabel y Gonzalo  vivir honestamente el Amor de Dios. Que Él les bendiga siempre.

Mª Carmen Polanco. LMC España

 

Un nuevo candidato llega

ASÍ DICE EL SEÑOR: He aquí mi siervo  -yo lo recibo – en él se complace mi alma; Yo el Señor te he llamado para la justicia y te tomé de la mano; te formé y te hice como alianza del pueblo, luz de las naciones, para abrir los ojos a los ciegos, liberar a los cautivos de la cárcel, sacar a aquellos que viven  en la oscuridad.

Valdir

Después de conocer el grupo de los LMC, haber hecho una experiencia durante dos meses en nuestra comunidad de formación y misión de Ipê Amarelo en 2013, Valdir Moreira regresó a su ciudad natal para reflexionar y escuchar más claramente el llamado de Dios en su vida.

Nuestra realidad es un reto en todos los sentidos, creo que cada campo de la misión tiene sus retos! Así que no siempre esperamos el regreso de los que vienen aquí para conocer el camino misionero.

Pero cuando pones tu oído en el corazón del Padre que siempre está llamando obreros a la viña, la violencia urbana, el trabajo, la vida comunitaria, en resumen, los desafíos son pequeños frente al compromiso bautismal.

Jesús cruza el río Jordán, deja padre, madre y comienza su misión, Jesús se coloca en la cola de los hombres.

En la estela de Jesús, Valdir después de reflexionar se pone en camino para servir, atraviesa el Estado de São Paulo y llega al estado de Minas Gerais.

Las huellas de Jesús ​​en Ipê Amarelo

¡Después de la fiesta de acogida llega el momento de poner sus manos en el arado!

Inicia la caminata formativa, la primera reunión se inició ya en los primeros días de su llegada.

El Padre Jorge Padovan, nuestro director espiritual se pone a disposición para animar y guiar una vez más una nueva vocación LMC. Pidamos al Dios de la esperanza y de la vida, bajo la intercesión de San Daniel Comboni y de Nuestra Señora Aparecida que continúe derramando bendiciones sobre todos.

Valdir también ha comenzado a trabajar para la ayuda económica, como laicos vivimos de nuestro sustento, sin olvidar a los que nos ayudan en este camino, inclusive ofreciendo empleos remunerados.

Valdir con P JorgePor Maria Lourdes Vieira

El Plan de Comboni

Plan de ComboniEn estos primeros días del año 2014 hemos iniciado las celebraciones por el 150º aniversario del “Plan de Comboni para la regeneración de África” con una propuesta de reflexión que el Consejo General ha enviado a todos los hermanos y están entre manos otras iniciativas que pretenden ayudarnos a vivir este acontecimiento como una ocasión para acercarnos más a las grandes intuiciones misioneras de san Daniel Comboni y hacerlas nuestras.

En Roma y en las provincias y delegaciones de todo el Instituto habrá celebraciones, encuentros de reflexión y de trabajo y momentos de animación misionera para conocer mejor no sólo el texto del Plan, sino sobre todo el espíritu que hay en esas páginas, escritas por Comboni de un jalón, con grande pasión y entusiasmo misionero.

Las mismas páginas han sido reescritas luego, no con el lápiz y la tinta, sino con la vida de tantos misioneros y misioneras que con gran generosidad han aceptado la herencia de la misión como era concebida por nuestro padre y fundador. Así que el Plan no es algo que pertenece sólo al pasado sino una linfa que nos acompaña en el presente.

Celebrar el aniversario será también una ocasión para entender mejor cuanto sea actual la propuesta misionera contenida en el Plan y cuánto sea urgente traducir en nuestro lenguaje y para nuestro tiempo las intuiciones descubiertas en un pasado que cumple 150 años.

Se trata de hacer memoria de un don recibido hace mucho tiempo, para descubrir la actualidad de un espíritu y de estrategias misionera que son válidas también para nuestra época y para nuestra humanidad necesitada siempre de encontrar al Señor.

En el intercambio de las propuestas para la celebración de este aniversario, surgió el deseo de favorecer un camino que ayude a superar la tentación de realizar un simple ejercicio de recordar un momento de nuestra historia para buscar ante todo lo que nos permite apropiarnos de cuanto el Espíritu Santo ha hecho entender a san Daniel Comboni como camino para una misión nueva que fuese una respuesta a las urgencias y desafíos de su tiempo.

A nosotros se nos confía la tarea de encontrar el modo de actualizar la propuesta de vida contenida en el Plan y que el Señor tiene hoy para nosotros y para los hermanos y hermanas que nos encomienda en el servicio misionero.

Este año tenemos una ocasión extraordinaria no sólo para redescubrir el Plan de Comboni, sino también para escribir nuestro plan, el plan que el Señor nos inspira hoy en la medida en que somos conscientes de la urgencia, de los desafíos y de la dramaticidad de nuestro tiempo y de la continua premura fiel de Dios hacia sus hijos.

No hace mucho, en el último Capítulo General, nos pusimos como tarea recorrer el camino que conduce del Plan de Comboni al plan de los combonianos. El año 2014 es quizá el momento para preguntarnos a qué punto estamos, a nivel personal, de provincia y de Instituto.

¿Qué es el Plan?

Hay distintos modos de acercarnos al Plan y de poder compartir con ustedes sólo una breve reflexión que pueda ayudarnos para intentar elaborar nuestro plan personal o, al menos, iniciar lo que podría ser un esbozo.

Todos somos conscientes del hecho que, cuanto tenemos en mano el texto del Plan escrito por Comboni, estamos ante el resultado de un trabajo que ha tenido un largo camino y que al final se plasmó en pocas páginas que no pueden expresar la fuerza, los sentimientos, el valor, la esperanza, la confianza, las alegrías y las dificultades que, aunque están contenidas en aquellas páginas aparentemente frías e inexpresivas, contienen un espíritu que revela la grandeza de lo ahí está escrito.

El Plan no es el texto, sino la vida escondida en las palabras, los pensamientos, las intuiciones, los sueños y los anhelos que fueron el motor capaz de mover las manos de Comboni para dejar huella de lo que el Espíritu quería expresar y que va mucho más allá de las ideas y de las estrategias que de algún modo serán la respuesta al grito que se eleva e inoportuna los oídos de Dios para suscitar su misericordia.

Me agrada decir que el Plan es la mediación ofrecida por Comboni que, impregnado por el Espíritu, permite a Dios realizar su proyecto misionero; es la puerta que se abre para dejar a Dios entrar en la historia de sus hijos que necesitan de él y se cumpla así su sueño misionero.

El Plan, antes que ser documento escrito, fue un sueño y una pasión, una fuerza incontenible en el corazón de Comboni.

Es la expresión del amor – fuente de la misión – hacia los más pobres y abandonados. Amor que se vuelve real y realizable. Es la respuesta concreta a una realidad que no puede ser ignorada ni olvidada porque está hecha por personas con nombre y apellido, de dramas y urgencias; de promesas y de dones que non han permitieron que Comboni se involucrara – en su tiempo – y que no permiten hoy, a cada uno de nosotros, posponerlo a un mañana que no llegue nunca.

Visto a través de la persona de Comboni, el Plan es la disponibilidad total a pagar de persona el no dar marcha atrás, aunque ello puede conducir a desquiciar continuamente nuestra vida, a donarla poco a poco, porque hacer causa común con los pobres no conlleva ganancias.

El Plan es la expresión de una pasión misionera que no puede ser contenida por muros de contención ni disminuida o desanimada por problemas y dificultades, porque se trata de la fuerza de Dios que se sirve de la fragilidad humana para manifestar su grande amor.

En las páginas del Plan nos encontramos ante el deseo de Dios y el sueño de Comboni que se entrelazan y se confunden convirtiéndose en una idéntica pasión, apagada sólo en el árbol de la cruz y el grito de: “África o muerte”.

Es la experiencia de encuentro, de comunión profunda, de intimidad tan fuerte que las palabras pueden diluirse o el escrito desaparecer, pero el don total de sí permanece como testigo de una alianza que tiene a la misión y a los pobres como única pasión.

En la profundidad del Plan se halla el sueño de Comboni de un África abierta a Dios y a su proyecto redentor. El sueño de ver los pueblos africanos reconocidos y respetados en sus derechos y en su dignidad. El augurio de poder contemplar un continente iluminado por la luz del Evangelio que no tolera el engaño ni la injusticia ni festeja con la violencia ni con la muerte.

 ¿Que se nos pide hoy?

315_ES_Plan_ComboniAcercándonos a la herencia del plan,  ninguno de nosotros puede ignorar algunas preguntas que parecen evidentes cuando queremos tomar en serio nuestro ser misioneros y combonianos. ¿Pueden ayudarnos a imaginar un plan nuestro? Es más que un buen augurio. ¿Cuáles son nuestras pasiones? ¿Qué se mueve en nuestro corazón cuando contemplamos la realidad misionera de nuestro tiempo? ¿Dónde se concentra nuestro entusiasmo y dónde gastamos hoy nuestras energías? ¿Dónde encontramos los deseos de Dios por la humanidad y dónde nuestra disponibilidad a vivir sólo para la misión? ¿Cuánto el amor de Dios por los más pobres y abandonados es la energía que nos vuelve disponibles a todo por el Reino? ¿Dónde están los sueños que pueden ayudarnos a inventar el Plan que Dios se espera de nosotros para esta humanidad donde la misión sigue siendo el gran desafío para todos los que se dicen discípulos de Cristo y con mayor razón para nosotros que hemos recibido la vocación misionera?

Sería muy bello que al final de este año de celebraciones llegásemos a formular un nuevo plan, aunque sea modesto, para la misión que nos desafía como combonianos. Un plan que demuestre cuánto el carisma de Comboni sea actual todavía, vivo y fecundo.

Un plan que nos ayude a crecer en la confianza y en la certeza de que el Señor sigue trabajando junto con nosotros y nos prepara nuevos tiempos que nos harán vivir aún la alegría de la misión, a pesar de nuestra pobreza y fragilidad.

¿Cómo soñamos la misión en nuestro tiempo y qué estamos dispuestos a hacer para colaborar con el Señor en la realización de su proyecto para quienes él ama con todo el corazón? Seguramente que el grito y el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas en todos los rincones de nuestro mundo nos ayudarán grandemente para tratar de dar nuestra respuesta, aunque sea modesta.

San Daniel Comboni nos acompañe en este sueño.
P. Enrique Sánchez G., mccj
Superior General