Laicos Misioneros Combonianos

Madereros y milicias en la Amazonía marañense

Nota pública de miembros de 14 países de la Red Eclesial Panamazónica sobre la violencia ambiental en el Municipio de Buriticupú y región, estado de Maranhão, Brasil

Durante todo el año 2015, una ola de violencia y destrucción fuera de control parece irradiarse del municipio de Buriticupú, en el norte de Brasil. El centro neurálgico de la actividad maderera en Maranhão, que ya devastó prácticamente todo el territorio del municipio, continúa operante y en expansión hacia los municipios vecinos. Como las áreas dedicadas a la agropecuaria ya no poseen maderas de alto valor económico, el foco de sus atenciones ahora son las unidades de conservación y las tierras indígenas.

BuriticupuPara esto, la situación geográfica de Buriticupú es privilegiada. Los más de 20 aserraderos allí instalados buscan madera en la Reserva Biológica de Gurupí y en las Tierras Indígenas Arariboia, Caru y Awá, todas en un radio de menos de 150 Km.

La actuación del Estado brasileño frente a esta situación ha sido siempre fragmentada e incoherente. Al nivel federal, IBAMA (Instituto Brasileño de Medio Ambiente) e ICMBio (Instituto Chico Mendes de Conservación) han conducido operaciones puntuales de combate a la retirada ilegal de madera. Las de más estruendo con fuerte aparato de seguridad, incluso con la presencia contundente del ejército brasileño, hicieron aprehensión de equipamientos usados para derribar y transportar los árboles.

Sin embargo, nada se hace para afectar al motor económico de esa organización criminal: los aserraderos, que continúan en pleno funcionamiento y facturando todos los días decenas de tráileres cargados de madera extraída ilegalmente. Esas acciones de represión puntual no resuelven el problema y sirven para potenciar la rabia de los madereros, poniendo en peligro a quienes defienden la Reserva, sean estos campesinos, ambientalistas o funcionarios públicos.

Por otra parte, el INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) nada hace para que se cumpla la ley. Ni proporciona tierras adecuadas en otros lugares para que los pequeños campesinos no necesiten vivir en la Reserva, ni revela la falsedad de los títulos de tierras que los grandes propietarios ostentan, compran y venden como si fuesen válidos.

El Estado de Maranhão, siempre escudado en el argumento de que las áreas en conflicto son de competencia federal, también mantiene una actitud doble. Si por un lado la Secretaría de Derechos Humanos muestra preocupación con la situación de violencia y dice estar en busca de alternativas económicas para la extracción ilegal de madera, la Secretaría de Medio Ambiente (SEMA) licenció, solamente en 2015, siete aserraderos en el municipio de Buriticupú, incluso sin que existan áreas con plan de manejo forestal suficientes para justificar ni una ínfima parte de la madera comercializada.

La situación de violencia llegó al extremo en el territorio de la Reserva Biológica de Gurupí (ReBio), con el asesinato el 25 de agosto de 2015 de Raimundo dos Santos, presidente de la Asociación de los Pequeños Productores Rurales de la comunidad Brejinho Rio das Onças II. Raimundo fue cobardemente asesinado con diversos tiros y golpes de machete. Meses antes había registrado denuncia ante la policía civil por amenazas. Su esposa, Maria da Conceição, también fue herida con diversos tiros, presenció la muerte de su compañero, pero consiguió escapar, gravemente herida. Ella permaneció internada por casi dos semanas en el Hospital Municipal de Açailândia, bajo escolta policial.

En la Tierra Indígena Arariboia la estrategia de los madereros fue plantar fuego en la selva para impedir que los indios Guajajara se organicen en brigadas para combatir la deforestación. Un grupo aislado de cerca de 80 indígenas Awá Guajá quedó totalmente rodeado por las llamas. Cuando los equipos del IBAMA llegaron para ayudar a controlar el fuego, madereros armados los recibieron a tiros. Otras áreas indígenas de la región continúan siendo pretendidas e invadidas por los madereros: Alto Turiaçu (mayor área indígena de Maranhão), Bacurizinho y Guajajara-Canabrava.

Los episodios cada vez más frecuentes de enfrentamientos armados con equipos de vigilancia, el espionaje y monitoramiento a que son sometidos los equipos de los órganos ambientales, las constantes filtraciones de la fecha y planes de las operaciones de combate a la deforestación y los recientes asesinatos de líderes campesinos y ambientalistas, nos permiten afirmar que los madereros (principalmente los afincados en Buriticupú) forman una extensa organización criminal, con ramificaciones en varios municipios y agentes infiltrados en varios órganos públicos (como ya quedó demostrado en algunas operaciones policiales), que mantienen milicias fuertemente armadas y dispuestas a disparar a quien ose enfrentar el imperio de la ley de la fuerza, que es la que actualmente manda en esta parte del Brasil.

El Estado brasileño perdió totalmente el control de este territorio, hasta el punto de no conseguir ya ni entrar en determinadas áreas bajo control de estos grupos armados. Mientras tanto, los criminales, con el apoyo de algunos parlamentarios de todos los niveles de gobierno y de muchos alcaldes de los municipios afectados, continúan haciéndose cada vez más fuertes y dueños de la situación.

El constante tráfico de camiones cargados con troncos de árboles centenarios, arrancados de los últimos remanentes de la selva amazónica de Maranhão, continúan siendo el paisaje urbano más frecuente en Buriticupú.

Las entidades abajo firmantes, uniéndose al clamor de las comunidades afectadas[1], lanzan una petición urgente a todas las instituciones que pueden y deben intervenir para interrumpir esta tragedia y evitar la muerte de la selva de Maranhão y de las comunidades que viven en ella y con ella.

Es urgente un plan articulado, permanente y eficaz de clausura de los aserraderos ilegales de la región y del transporte de madera, así como una inversión consistente en alternativas productivas, de manejo y protección forestal. El Estado, los movimientos sociales, las iglesias y la sociedad civil organizada como un todo necesitan aliarse en esa tarea conjunta en defensa del futuro.

La hermana Dorothy Stang decía: “La muerte de la selva es la muerte de todos nosotros”. La hermana murió por esa causa, para que la vida nunca más fuese exterminada en la Amazonía.

 

Firman de Brasil, Colombia, Perú, Guayana, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, México, España, Inglaterra, EEUU, Canadá, Ciudad del Vaticano, el 20 de noviembre de 2015:

 

Dom Leonardo Ulrich Steiner; Secretário Geral da CNBB, Brasília

Dom Belisário da Silva; Presidente Regional Nordeste 5 CNBB, Maranhão

Dom Mário Antônio da Silva; Presidente Regional Norte 1 CNBB, Manaus

Dom Bernardo Johannes; Presidente Regional Norte 2 CNBB, Pará

Dom Philip Dickmans; Presidente Regional Norte 3 CNBB, Tocantins

Dom Neri José Tondello; Presidente Regional Oeste 2 CNBB, Mato Grosso

Dom Roque Paloschi; Bispo de Porto Velho – RO e Presidente do CIMI

Dom Wilmar Santin. Bispo de Itaituba – PA

Ir. Maria Inês Vieira Ribeiro; Presidente de Conferencia de Religiosos de Brasil

Ir. Irene Lopes; Secretaria Executiva da Comissão Amazônia da CNBB

Ir. Ildes Lobo; Irmãs de Santa Doroteia – Manaus

Ir. Joao Gutemberg; Maristas en la Amazonía – Manaus

Armindo Goes Melo. Yanomami. Director de Hutukara – RR

Raimunda Paixao; Equipe Itinerante missionária – Manaus

Ir. Arizete Miranda; AM

Izalene Tiene; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – AM

Chico Loebens; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – AM

Hno. Darwin Orozco; Capuchinos en la Amazonía – AM

Ir. Julio Caldeira; Consolatos en la Amazonía

Dário Bossi; Missionários Combonianos – Maranhão

Vanthuy Neto; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – AM

Mons. Pedro Barreto; Arzobispo de Huancayo – Perú

Mons. Oscar Urbina; Arzobispo de Villavicencio, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal – Colombia

Mons. Walter Heras; Presidente Pastoral Social Caritas – Ecuador

Mons. Rafael Cob; Obispo delegado por la Amazonía de Ecuador

Rafael González Ponce; Presidente/a de Conferencia de Religiosos de Ecuador

Mons. Eugenio Coter; Obispo delegado por la Amazonía de Bolivia

Mons. Julio Parrilla; Obispo vice-presidente de Cáritas de Ecuador

Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo ; Obispo delegado por la Amazonía de Colombia

Mons. José de Jesús Quintero Díaz; Obispo delegado por la Amazonía de Colombia

Mons. Figueroa; Obispo delegado por la Amazonía de Colombia

Mons. David Martínez. Obispo de Puerto Maldonado – Perú

Gloria Luz Patiño; Presidente/a de Conferencia de Religiosos de Perú

Paul Martin, sj; Delegado por Obispo de Guyana

Jaime Campos, OFM; Chile

Alfonso López Tejada. Líder Kukama. Perú;

Elvy Monsanto; Departamento de Justicia y Solidaridad, CELAM – Colombia

Hugo Ramírez; ALER – Perú

Asunta Montoya; SIGNIS – Ecuador

Mauricio López; Comité Ejecutivo REPAM. Secretario Ejecutivo – Ecuador

Luis Enrique Pinilla; Comité Ejecutivo REPAM. DEJUSOL – Colombia

Pedro Sánchez; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – Equador

Alfredo Ferro; Comité Ejecutivo REPAM – Colombia

Daniela Andrade; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – Ecuador

Adda Chuecas; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – Perú

Humberto Ortiz; Comité Ejecutivo Ampliado REPAM – Perú

Romina Gallegos; Red Amazónica Ecuador

Augusto Zampini. Asesor Teológico; Argentina

Ana Cristina García; Cáritas Española

Clare Dixon. CAFOD; Inglaterra

Thomas Hollywood. CRS; Estados Unidos de América

Anne Catherine Kennedy – DP – Canadá
Cristiane Murray; Radio Vaticana

Hermana Mercedes Casas; Presidente de la Conferencia Latino-Americana de Religiosas y religiosos (CLAR) – México

Luz Marina Valencia; Secretario Ejecutivo de la CLAR

[1] Vean, por ejemplo, las desesperadas apelaciones de los Guajajara en Brasilia y la campaña de Greenpeace denunciando el incendio de la T.I. Arariboia:

http://www.greenpeace-comunicacao.org.br/email/cyberativismo/2015-10-28m.html

Un grito en el desierto

Comentario a Lc 3, 1-6 (Segundo Domingo de Adviento,  8 de diciembre del 2015)

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El segundo domingo de Adviento se centra en la figura de Juan el Bautista, al que el texto de Lucas (copiado del profeta Isaías) describe como “la voz de uno que grita en el desierto”.

Lucas presenta a Juan en un momento muy concreto de la historia del Imperio Romano y de Israel, cuando gobernaban unas personas determinadas, con mucho poder y riqueza, mientras el pueblo sencillo sufría unas condiciones muy concretas de explotación y humillación.

En esas circunstancias históricas tan precisas, Juan aparece como una trompeta en el desierto, para avisar que las cosas no pueden continuar como están, que ha llegado el tiempo de un cambio profundo, que Dios viene para intervenir en la historia humana. Como siempre sucede, a la voz de alarma dada por Juan, algunos responden positivamente, otros siguen durmiendo, como si nada pasase… hasta que es demasiado tarde.

Al releer hoy esta historia de Juan y de su mensaje de conversión, lo hacemos con la intención de abrir nuestro oído y escuchar los signos de los tiempos, por si Dios nos está haciendo algún llamado a cambiar.  Para hacer nuestro el mensaje del Bautista, a mi parecer, podemos hacernos algunas preguntas, como por ejemplo:

  • ¿Qué está pasando en el mundo hoy? ¿Quién gobierna en los imperios de nuestro tiempo y en nuestra propia patria: Hay violencia, corrupción, división, abuso de los pobres? ¿Qué pasa en la Iglesia? ¿Los casos de escándalos junto a la presencia profética del Papa Francisco a qué nos invitan? ¿Qué pasa en mi vida personal y de familia? ¿Se ha instalado la rutina o la indiferencia o acaso sentimientos más negativos?
  • En toda esta realidad, ¿escucho alguna voz interior o exterior que me invita a un cambio profundo, a aceptar la gracia de Dios que quiere venir a mí como salvación y regeneración?
  • ¿Hay en mi vida y alrededor de mí tanto ruido, tantas distracciones, que no me permiten escuchar la voz del Señor que me habla a través de los acontecimientos, a través de una palabra escuchada en la iglesia,en una novena o en cualquier parte?
  • ¿Cuál es la necesidad más urgente en este momento de mi vida? Es importante tomar conciencia de nuestros deseos y necesidades más profundas. Así como la comida tiene un sabor especial cuando tenemos hambre, de la misma manera Dios encuentra su camino hacia nosotros a través de nuestra “hambre” de verdad y amor.

En todo caso, el Adviento es un tiempo oportuno para hacer “desierto”, es decir, buscar momentos de silencio, intimidad y oración, de modo que podamos escuchar la voz de nuestro interior o la voz de los que alrededor nuestro nos invitan insistentemente a un cambio, a preparar mi vida para que Dios se haga presente en ella, a través de mis propias necesidades profundas.

P. Antonio Villarino

Madrid

¡Atención: no se duerman! Camarón que se duerme…

Comentario a Lc 21, 25-28.34-36 (I Domingo de Adviento, Año C, 29 de noviembre del 2015)

adviento

Estamos en el primer domingo de adviento de un nuevo ciclo litúrgico. Recuerdo que las lecturas bíblicas de los domingos, en la liturgia católica, se realizan en ciclos de tres años: A,B y C, mientras que las lecturas de cada día siguen otros dos ciclos paralelos: años pares e impares.

Aprovecho para decir que, a mi parecer, si uno sigue estos ciclos preparados por el organismo de la Iglesia católica para la liturgia, al final de tres años ha hecho un verdadero curso de Biblia y ha tenido la oportunidad de ir asimilando gradualmente lo más importante del texto sagrado.

Cada año, por otra parte, está organizado en tres grandes “tiempos”: Navidad (incluida la Preparación con el Adviento y algunas semanas posteriores), Pascua (incluida la preparación con la Cuaresma, algunas semanas posteriores y Pentecostés)  y el Tiempo Ordinario (34 semanas).

Ahora estamos, como decía, en el primero de los cuatro domingos de Adviento, que nos preparan a la celebración de Navidad; este año, el “C”, leemos un texto del capítulo 21 del evangelio de Lucas. Se trata de una partecita de lo que se conoce como “discurso escatológico” (sobre los últimos acontecimientos de la historia), que Lucas pone inmediatamente antes de la Pasión.

Al leerlo, nos cuenta enseguida que no se trata de un texto “navideño” en el sentido que ordinariamente damos a este término, influidos como estamos por el folclore que se ha montado en torno a las fiestas de Navidad, como una cosa de niños, de dulces y de regalos. Todo eso puede ser entrañable y tener elementos positivos, pero el misterio de Navidad es algo mucho más serio e importante: Se trata del misterio de la presencia de Dios en la Historia de la humanidad, una historia en la que abunda la confusión, la corrupción, la injusticia, la mentira, una cierta ligereza y superficialidad.

Todo esto nos puede “embobar”, aturdir, y llevarnos a perder la conciencia de nuestra propia realidad e ignorar el paso de Dios por nuestra vida, de la mima manera que un padre borracho no acierta a ver las lágrimas de su hijo o los signos de un negocio que se desmorona. Como dice un proverbio latinoamericano, “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Por eso Jesús nos advierte: Presten atención, no se dejen “emborrachar” por las cosas (el dinero, los placeres excesivos, el orgullo desmedido, la indisciplina). Esté vigilantes. Oren bastante y asuman una disciplina de vida que les prepare a acoger la vida en plenitud que Dios les quiere regalar en Navidad. Eviten así que “les lleve la corriente”, como al camarón dormido.

Ante tu cuerpo, presente en la Eucaristía, te pido, Señor, la Fuerza de tu Espíritu para que permanezca siempre vigilante, orante y abierto a tu presencia en este momento de mi vida, de mi familia, de mi comunidad y de mi pueblo.

P. Antonio Villarino

Roma

La misión es un plan de amor en el que no podemos ahorrar esfuerzos

ComboniEsta es una de las muchas frases que Comboni nos ha dejado como prueba de su entrega y la convicción de su vocación.

Cada día podemos escuchar, ver y leer en las noticias las desigualdades del mundo. Cada día encontramos tantas personas que necesitan de esperanza.

Un mundo, casa de todos, que está profundamente interrelacionado, que necesita que todos despertemos y unamos esfuerzos para proponer una nueva manera de vivir, más justa y digna para todos y todas. Necesita que nos remanguemos la camisa y nos pongamos a proponer y llevar adelante una nueva humanidad. Necesita personas que se disponibilicen para estar junto a aquellos y aquellas que más sufren la exclusión y que son ninguneados. Necesita de personas que lleven la ternura y el amor de Dios a cada rincón del planeta donde sea necesario.

En un mundo donde el dinero encuentra facilidades y las personas barreras necesitamos recuperar y hacer presente el amor de Dios. La misericordia que restaure las heridas y la fraternidad y solidaridad que nos permita compartir esta tierra que es casa de todos y todas. De la que todos tenemos derecho de disfrutar sin importar el lugar donde hayamos nacido o las posibilidades de la familia que nos ha acogido.

Necesitamos que des un paso al frente y te unas. La misión es un plan de amor en el que no podemos ahorrar esfuerzos.

Mi experiencia vivida en Chiapas

Isabel¡Hola a todos mis amigos y amigas, a los LMC de México y el mundo, a la Familia Comboniana, colegas y familiares!

Aquí les comparto un resumen de mi experiencia vivida en Chiapas, en esta etapa de mi vida que fue muy especial y diferente y que Dios me ha regalado,  a donde me llevó a realizar una misión durante el periodo de Enero a Agosto de este año 2015.
Estuve viviendo, trabajando y compartiendo la vida comunitaria con mi amiga Rocío, quien también es LMC y juntas estuvimos en Altamirano, una Cabecera Municipal del Estado de Chiapas.

Chiapas es una de las 32 Entidades Federativas de México. Se encuentra en el Sureste del País, en Frontera con Guatemala. Su Capital es Tuxtla Gutierrez, posee varios de los destinos turísticos más importantes de México, principalmente zonas Arqueológicas y Nichos Ecológicos de gran belleza.  Tiene 122 municipios, es uno de los Estados con mayor población indígena en México, ya que un 30 % de su población habla alguna lengua originaria del Continente.  Además del idioma Español, sus lenguas oficiales son: Tzeltal, Tojolabal, Tzoxil, Chol, Zoque, Lacandon, Chuj, Quiché, Kakchikel.  El territorio de Chiapas presenta una morfología muy compleja: la sierra formada por extensas zonas montañosas, grandes valles, llanuras costeras y aluviales, por este motivo presenta gran diversidad climática y biológica. Algunas zonas han sido declaradas “Reservas de la Biósfera” por albergar varias especies animales y vegetales. En Chiapas se desarrollaron importantes Culturas Mesoamericanas durante la Época Precolombina: la Olmeca, la Maya y la Chiapaneca. A lo largo de los siglos XIX y XX en el Estado se reprodujo y fortaleció una amplia desigualdad social. Los abusos contra los pueblos indígenas y las comunidades rurales generaron un conflicto latente hasta el año 1994 cuando estalló el Levantamiento Zapatista encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, conflicto que continua sin resolverse hasta el momento.

En la historia de Altamirano, se narra que este pueblo se fundó en 1806, por pobladores de las Haciendas de San Antonio y San Vicente que pidieron a la Vicaría de Ocosingo, terreno propio para fundar un pueblo nuevo, eligiendo el paraje de Nacashlan, a unos 30 km al sur de Comitán, en las cercanías del Río Tzaconejá, el cual en 1814 ya contaba con 90 familias indígenas, todos ellos de Etnia Tzeltal. Primeramente fue llamado Ashlumal San Carlos.  Ashlumal (pueblo nuevo).  En 1911, sobre este pueblo que había pertenecido al Departamento de Chilón, se erige el Municipio. En 1935 el Gobernador Victorio R. Grajales le cambia el nombre al pueblo San Carlos, por el de Villa Altamirano en homenaje al poeta Ignacio Manuel Altamirano y en 1942 lo elevan a Municipio de segunda clase. En enero de 1994 se convirtió en uno de los pueblos ocupados por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Estuvimos laborando en el Hospital San Carlos, el cual fue construido por el Gobierno de Holanda y es mantenido y financiado en una gran parte por una ONG Holandesa.  En esta unidad de salud, se atiende a toda la gente, en especial a los indígenas, los cuales en su mayoría son tzeltales, pero también llegan tojolabales, Tzoxiles, Zoques y Choles.
La Parroquia de San Carlos, Altamirano cuenta con 85 comunidades, pero se reciben indígenas de comunidades pertenecientes a otros Municipios como son: Ocosingo, Oxchú, Palenque, Yajalón, Chilón… es triste ver como esta pobre gente viaja tanto para recibir atención médica en este hospitalito, que tiene recursos para una atención médica de primer nivel, ya que sólo cuenta con médicos generales y no tiene especialistas de base.  Solamente en algunas fechas del año llegan médicos especialistas voluntarios de México, Estados Unidos, España e Italia los cuales, ayudan a nuestra gente en Campañas Médicas Quirúrgicas de: Ginecología, Urología, Cirugía Plástica y Dermatología. Se cuenta con los programas de Nutrición, Tuberculosis y Salud Mental.
Me impactó también, el darme cuenta de, que en el Estado de Chiapas el Sector Salud es muy deficiente, cuentan con muy pocos hospitales públicos. Es por eso que en este hospital, muchas veces no se puede trasladar a los pacientes graves que necesitan atención especializada de segundo o tercer nivel y que sabemos que aquí se complicarán más o morirán, y en muchos de ellos se pudo haber evitado fatalidades si se contara con buen servicio de salud Estatal.

Y bueno, quiero compartir mi sentir en estas tierras, ya que por un lado ha sido satisfactorio poder trabajar para y por los pobres, pero a la vez he vivido diferentes sentimientos encontrados de tristeza, dolor, impotencia, rabia, incertidumbre, pues me he topado con un contexto muy fuerte y deprimente, nuestros hermanos indígenas aún viven en la miseria, están aislados y excluidos, abandonados y pisoteados por el Gobierno, las Instituciones, por la misma gente que no es indígena y que se nombran mestizos.
Los indígenas viven en comunidades alejadas donde ni siquiera cuentan con los servicios básicos para llevar una vida digna, no cuentan con atención médica rural, casi no hay escuelas y por este motivo un gran porcentaje son analfabetos, no cuentan con recursos económicos para hacer producir sus tierras, sufren y hay gran mortalidad materna, neonatal, infantil y de todas las edades, ya que los está consumiendo el hambre, la desnutrición, las infecciones, la parasitosis, la tuberculosis, el cáncer, el alcoholismo, entre otras…

Es muy doloroso ver como llegan al hospital con sus padecimientos muy avanzados, complicados o terminales, porque no había quien los atendiera en sus comunidades y no tenían dinero para trasladarse a un hospital. Algunos llegan diciéndonos que caminaron horas en la selva y otras más en una pasajera por un camino o por carretera para llegar a nuestro hospital.  Otro de los problemas que tienen es, que a veces dicen que no los quieren atender en los hospitales del IMSS o Salubridad porque no hablan Español y estas Instituciones no tienen personal que funja de traductores. Algo que nos gustó del Hospital San Carlos es que ahí mismo en años anteriores se abrió una escuelita de enfermería donde capacitaron a indígenas como enfermeras y enfermeros y así, ellos mismos son los que traducen a los pacientes. Pues todos los médicos son de fuera y no hablan lengua. Me gustó estar ahí porque me identificaba con el carisma Comboniano también, ya que siempre tenía presente el lema del Plan de Comboni: ” Salvar a África con África”, pues aquí era: “salvar a los indígenas con los propios indígenas”.

IsabelYo llegué en el mes de Enero, y posteriormente en el mes de abril se unió a esta experiencia mi compañera y amiga Rocío, LMC.

Juntas estuvimos laborando en el Hospital San Carlos, ella en administración y recursos humanos, pues su profesión es Administración de Empresas, y yo como Médico General. Ahí, pudimos compartir la vida laboral, así como también la vida comunitaria donde compartíamos rentando una casita en el pueblo. Fue bonito que todos los días nos levantábamos temprano, nos íbamos a caminar y a hacer ejercicio, y regresábamos a casa, hacíamos juntas oración en las Laudes de la mañana consagrando nuestro día y pidiendo por todos;  y después cada una nos íbamos al hospital a hacer nuestra propia tarea laboral. Pudimos compartir, convivir y aprender juntas en esta experiencia misionera.  Compartimos la vida con los indígenas, parte de su cultura, aprendimos a hablar algunas palabritas en Tzeltal como: Jocolawal = Gracias, Cashan = pase, ¿ban ti cux? = ¿dónde le duele?, respire profundo = icha ik!, etc. Disfrutamos el sabor del Pozol que es su bebida popular hecha con maza de maíz y agua, comimos sus ricas gorditas de calabaza, que son rellenas de frijol… fue algo muy especial conocerlos, curarlos, escucharlos, animarlos y motivarlos, darles una palabra de aliento y esperanza, hablarles del amor de Dios, confortarlos espiritualmente especialmente cuando alguno de sus familiares estaba grave o fallecía en el hospital…

Hicimos nuevos amigos, tuvimos buenos compañeros de trabajo y encontramos gente buena en las calles, en los comercios, en la iglesia y hasta en los lugares turísticos a donde tuvimos la dicha de trasladarnos y conocer…  En el último mes, Rocío pudo estar haciendo misión también con los niños, en un barrio de la periferia, donde son indígenas y carecen de muchas cosas, en especial de la educación, Chío pudo ayudarles un poco con sus tareas, a que aprendieran a leer y escribir los que aún no sabían, y hasta dio clases de computación a algunas jóvenes. Yo la acompañé en algunas ocasiones, ya que me la pasaba más en el hospital dando consulta y haciendo guardias de 24 horas y a veces turnos de más carga horaria, en este aspecto era pesado trabajar así, pues eran jornadas muy largas y sobrehumanas poder aguantar mucho tiempo con este ritmo… Pero aunque fue poco tiempo el que estuvimos compartiendo con los niños y sus familias, fue algo muy bonito y reconfortante como misioneras… Creo que para Rocio lo fue aún más intenso, pues fue su propia iniciativa…

Y, como ley de la vida, hubo cosas positivas y negativas en este tiempo de misión, algo de lo más negativo o decepcionante, fue que no pudimos actuar con los enfermos, el personal y la gente, como nos hubiera gustado; tuvimos demasiadas limitaciones y obstáculos, ya que las religiosas Vicentinas (Hermanas de la Caridad) quienes son las que dirigen este hospital, tenían un sistema muy cerrado y les costaba abrirse a los cambios…

Además, no pudimos entrar a las comunidades indígenas, donde queríamos hacer un proyecto con nuestro apostolado y trabajo pastoral misionero, ya que actualmente está fuerte el conflicto zapatista y existen enfrentamientos y divisiones entre los mismos pueblos. No dejan entrar tan fácil a sus pueblos.  Por esta razón, ha sido difícil para el mismo párroco, para las religiosas y demás voluntarios y otras organizaciones que quieren trabajar en estas tierras para ayudar a combatir esta pobreza material y espiritual que existe.  Hasta para la misma evangelización ha sido difícil, pues hay diferentes religiones y sectas que se están infiltrando, es triste ver que hay pueblos donde tienen varias iglesias de diferentes religiones y conocimos algunos donde no tienen ninguna iglesia católica, pero sí de otra religión.

Realmente hace falta que vayan más misioneros, laicos, sacerdotes y religiosas a estas tierras…
Aunque fue poco tiempo el que pudimos estar en Altamirano y que hemos decidido salir por el momento, yo no me quedo convencida de retirarme, renunciar y no regresar jamás a estos pueblos, que están tan pobres y abandonados… ha quedado una gran inquietud en mi interior, pues sé que necesitan ayuda. Es ahí donde la misión llama, es ahí donde vemos los Cristos sufrientes, es ahí donde es preciso misionar y dar la vida, cargando nuestra propia cruz con ellos que llevan una cruz que pesa más y que unidos podemos cargarlas y hacer que pesen menos. Es en estas tierras donde hay que ir a hacer promoción humana, para que se desarrollen y alcancen su propia dignidad de seres humanos. Es necesario que sientan que también ellos son hijos de Dios y merecen ser felices en esta tierra.
Yo creo fielmente que no es imposible y con el corazón en la mano, les digo que podemos encontrar una alternativa y una forma de armar un proyecto misionero… mayormente como laicos podemos actuar investigando y buscando apoyo en alguna Institución o en una ONG nacional o internacional, en la Congregación Comboniana, en la Diócesis, o tal vez en otras opciones, para trabajar en estos pueblos de Chiapas, ya que realmente es uno de los Estados más pobres y necesitados de nuestro país. No estoy contenta con decir fui y trabajé y conocí grandes maravillas de la naturaleza, pues aún me está taladrando en mi mente y en mi corazón todos esos rostros de sufrimiento, amargura, dolor, enfermedad, depresión, impotencia, tristeza, desesperación, sed de Dios y hambre de dignidad humana… Que Dios nos ayude a ayudar, los Laicos tenemos muchas capacidades y potencialidades, tenemos muchas locuras, pero que son buenos deseos y sobre todo, tenemos ese espíritu misionero de caridad, y esa alma retadora, pero que a veces solos no podemos, necesitamos gente y recursos; y una cabeza no piensa igual a muchas, los invito a reflexionar en esto y si como LMC de México y el mundo algún día podemos lanzarnos en acción por los indígenas de Chiapas, hagámoslo. Aunque sé que tenemos otros lugares de misión donde se necesita de los LMC, somos conscientes que a veces no podemos cubrir esas necesidades ya sea por falta de economía o hasta por falta de salud personal, meditemos y luchemos por ir cubriendo esos pueblos que no están tan alejados ni en climas y ambientes tan difíciles, y que sí es más posible poder ir y dar lo mejor de nosotros con todo lo que somos y tenemos.  Oremos a Dios para que siga bendiciendo a todos los indígenas del mundo, a los Afroamericanos y a los Africanos… Que San Daniel Comboni interceda por ellos y por todos sus misioneros.

Saludos a todos de su amiga: ISA. LMC.