Laicos Misioneros Combonianos

Animación Misionera LMC-PCA

Animacion misionera LMC Guatemala…”Santos y capaces, haciendo causa común con los más pobres y necesitados”   (San Daniel Comboni)

La comunidad LMC PCA en Guatemala, hemos iniciado una nueva experiencia misionera.  Se trata de la animación misionera en parroquias de la ciudad.

Compartimos la primera experiencia que tuvimos los días 11, 18, 21 y 25 de mayo.

Fue en la Rectoría de Santa Rita, Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.  Dimos animación misionera a la pastoral de misiones de la parroquia.  Ellos son un grupo de personas  que desea ardientemente anunciar a Jesús en las vecindades de su barrio, y así, ser “Iglesia en salida”, como lo pide insistentemente  Papa Francisco.  Están iniciando a lanzarse a esta bella aventura del encuentro con aquel que no desea acercarse a la Iglesia, para motivarlo e invitarlo y hablarle de  Jesús y de lo que Él  ha hecho en sus vidas.  Por este motivo, solicitaron nuestro apoyo.

Para nosotros fue la primera vez en este tipo de encuentro y nos sentimos profundamente agradecidos porque Dios ya había obrado en el corazón de ellos y servimos de instrumento para motivarlos a no tener miedo a  salir.

Tuvimos oportunidad de compartir nuestro testimonio personal de encuentro con Jesús, así como experiencias en el visiteo, en la misión que actualmente tenemos en la Parroquia de Santa Catarina de Alejandría (ubicada en una zona roja de la ciudad capital),  y la vida en comunidad que aquí compartimos los LMC.

También les platicamos quiénes somos, nuestra identidad y carisma, con el objetivo de suscitar vocaciones laicales.  Bendito sea Dios

Mis misioneros deben tener siempre los ojos en Jesucristo, amándolo tiernamente y procurando entender cada vez mejor qué significa un Dios muerto en la cruz para la salvación del mundo” (San Daniel Comboni)

Animacion misionera LMC Guatemala

LMC Guatemala

20 aniversario LMC de Brasil

LMC BrasilEs con una inmensa alegría que nosotros, LMC de Brasil celebramos este año 20 años de la ALMC – Asociación Laicos Misioneros Combonianos, organización jurídica sin fines de lucro fundada el 31 de mayo de 1997.
En el año 1995, un grupo de personas provenientes de todas las partes de Brasil comenzó a soñar el proyecto LMC en São José dos Campos / SP. Eran los tiempos del gran acontecimiento misionero ocurrido en Brasil, el COMLA 5, que impulsó a la Iglesia más allá de sus fronteras. A partir de ahí otros encuentros se sucedieron y finalmente en 1997 se iniciaba la primera comunidad LMC de formación y convivencia misionera en la ciudad de Contagem / MG.
Pasados ​​20 años de existencia de la Asociación Laicos Misioneros Combonianos tenemos muchos motivos para celebrar, a la luz de esta historia de desafíos, mucha dedicación, osadía y perseverancia, la vivencia como laicos misioneros al estilo de San Daniel Comboni.

Seguimos nuestra llamada al seguimiento de Jesucristo y estamos insertos en frentes misioneros desafiantes al lado de los más pobres y excluidos de nuestra sociedad, aquí y más allá de nuestras fronteras.

El próximo mes de junio realizaremos nuestra Asamblea Anual de la ALMC en Curitiba / PR, un momento privilegiado de comunión y de compartir nuestra vocación. El día 22 celebraremos la Misa de Acción de Gracias por los 20 años de la ALMC en la Parroquia de Santa Amelia.

Queremos encontrarnos, reflexionar, evaluar, rezar, trazar nuevos planes y continuar el “sueño-desafío” de la Iglesia de Brasil, toda ella misionera y abierta al mundo.

En estos últimos tiempos vivimos señales hermosas en nuestro camino LMC en Brasil, como la formación de los grupos de Espiritualidad Comboniana y discernimiento de Curitiba y más recientemente el de Balsas; nuestra participación en el equipo de Articulación de la Familia Comboniana, con las diferentes actividades pensadas en conjunto en la animación misionera y vocacional; el refuerzo, en breve, de la presencia LMC en Acailândia – Piquiá junto al Proyecto Justicia en los Raíles; los matrimonios y nuevos nacimientos que llegaron a esta Familia LMC; el testimonio especial de algunos miembros en estos tiempos difíciles con pérdida de seres queridos y en la lucha por la recuperación de la salud. En definitiva, el compromiso de cada uno y cada una en los diversos frentes, perseverando en la opción de la defensa de la vida.

Se presentan también desafíos y cuestionamientos sobre cómo debemos seguir respondiendo a nuestra vocación en estos nuevos tiempos. ¿Cuáles son los aspectos esenciales en nuestra identidad? ¿Qué necesitamos cambiar? ¿Cómo ser más eficaces en la animación misionera y en la promoción de nuevas vocaciones? Recordando que la misión se renueva con nuevos misioneros, hombres y mujeres dispuestos a entrar en la dinámica de la iglesia en salida.

Contamos con las oraciones de todos y queremos estar unidos a toda la gran familia comboniana esparcida por el mundo.

A la luz de nuestra realidad, en la gracia de la celebración de los 300 años de la Madre Aparecida, inspirados por San Daniel Comboni en el seguimiento de Jesucristo y unidos en el camino misionero a la Iglesia de Brasil y del mundo, nos disponemos a cuidar y hacer florecer cada día El llamado misionero de la vocación comboniana.

LMC Brasil

Con cariño y amistad, Laicas y Laicos Misioneros Combonianos de Brasil

Con Gratitud y Esperanza

Mensaje Final del Simposio 150 Aniversario del instituto MCCJ

Simposium MCCJ

Los Combonianos, provenientes de nuestras diferentes circunscripciones, nos hemos reunido en Roma junto con otros miembros de la Familia Comboniana para celebrar los 150 años de historia de nuestro Instituto. Para todos nosotros, celebrar significa ante todo recordar nuestros orígenes y la historia que Dios ha estado escribiendo con nosotros y con los pueblos que hemos conocido en nuestro viaje. No es un ejercicio de arqueología, sino un proceso vivo de acción de gracias a Dios, confiando nuestro futuro en sus manos. Recordar es partir de nuevo y actualizar.

Nuestra herencia: de la gratitud a la fidelidad

El nacimiento de nuestro Instituto no ocurrió en un laboratorio. Más bien, es el fruto de un largo proceso de vida y misión. Fue un nacimiento doloroso en un momento de grandes cambios en el mundo. Nacimos en un contexto de pobreza, sin ningún apoyo eclesiástico, político o económico particular. Este acontecimiento, en sí mismo único en la historia del movimiento misionero del siglo XIX, nos concedió una mayor libertad para responder a nuestra especial vocación. Aunque el proceso de encontrar una forma jurídica para nuestra misión no fue sencillo, es claro que Comboni deseaba una familia de misioneros con estas marcas distintivas:

  • Ad vitam, es decir, misioneros no sólo disponibles para ofrecer su tiempo, sino también sus vidas para la misión;
  • Católico, es decir, no limitado por las mentalidades nacionalistas;
  • Enamorados de Dios y de los pueblos, haciendo causa común con los pobres.

El Papa Francisco nos dice que “la alegría de un misionero siempre resplandece en el fondo de una memoria agradecida“. Gratitud significa saber que eres amado y luego – movido por este amor – salir a compartir esta experiencia con los demás. La gratitud no es estática, sino dinámica; Gratitud es movimiento, hacia dentro, hacia fuera y hacia delante; Es un viaje. En esta perspectiva, la reunificación del Instituto, la nueva Regla de Vida y la canonización de San Daniel Comboni se convierten en momentos especiales de nuestra historia y en oportunidades para actualizarnos y continuar su camino con creatividad.

Gratitud significa reconocer en nuestra historia la fidelidad de Dios, reflejada en la generosa fidelidad de innumerables cohermanos, tanto del pasado como del presente; fidelidad al Evangelio, a Comboni, a una misión desafiante, a la oración, a la pobreza evangélica, al pueblo de Dios y a la internacionalidad.

Viajes de Regeneración.

Hoy tenemos herramientas para un mejor estudio y conocimiento de nuestro Fundador y de nuestra historia, y este simposio ha contribuido a este fin. Somos conscientes de que cada vez que en la historia nos hemos reconectado a Comboni y a su carisma hemos dado un paso significativo hacia adelante.

Una “reconfiguración” de nuestro Instituto es necesaria. Nos enfrentamos al desafío de un tipo de misión que está siempre en movimiento, aún lejos de ser cumplida. El envejecimiento de los miembros de nuestro Instituto junto con la disminución de vocaciones en muchas de nuestras circunscripciones, los nuevos paradigmas de misión y nuestro cambio de papel dentro de las Iglesias locales son sólo algunos de los desafíos que añaden ansiedad a nuestra situación actual. Hoy en día la misión busca testigos que vayan más allá de las obras y cuestionen nuestro estilo de vida; También nos exige una donación total.

Creemos que la reconfiguración de nuestro Instituto se desarrolla a través de cuatro caminos: espiritualidad, humildad, fraternidad y ministerialidad.

  1. Espiritualidad. No se trata sólo de redescubrir la belleza de la oración, sino de desarrollar una espiritualidad de la presencia de Dios en la historia de los pueblos y de la vida de cada persona. Los pobres se convierten en nuestros maestros con su fe y esperanza y nos enseñan esta espiritualidad, sin la cual nos arriesgamos a volvernos áridos y perder el sentido de nuestro viaje misionero.
  2. Humildad. Conscientes de nuestras limitaciones y fragilidades, estamos llamados a pasar de ser protagonistas a ser testigos. Hoy no es sólo “hacer misión” lo que cuenta, sino ante todo “ser misión”. Las palabras y las obras ya no son suficientes, ya que hay muchos que pueden hablar y trabajar, incluso mejor que nosotros. El reto que tenemos por delante es dar testimonio con nuestras vidas del tesoro que tenemos en nuestros corazones.
  3. Fraternidad. Muchos de nosotros hemos expresado tanto en las conferencias como en el trabajo de grupo el deseo de que nos amemos más, como hermanos. Necesitamos crecer en la calidad de nuestras relaciones comunitarias. Este problema es tanto más manifiesto en nuestro pobre discernimiento y planificación en común, como en la baja calidad de nuestro compartir fraterno. Algunos de nosotros no se sienten como en casa en nuestras comunidades. Ser hermanos significa dar espacio el uno al otro, incluyendo las relaciones interculturales e intergeneracionales, donde muchas veces exige momentos de reconciliación, también en forma sacramental. Más fraternidad nos ayudaría a vincular misión y consagración y mejoraría nuestro discernimiento comunitario.
  4. Ministerialidad. Los nuevos contextos sociales de hoy nos impulsan a revisar nuestra ministerialidad. Necesitamos estar mejor cualificados en diferentes campos de la evangelización, y mejorar nuestro trabajo en equipo con otros miembros de la Familia Comboniana y de la Iglesia Local. La misión es el punto de referencia para cualquier programa de formación. La ministerialidad por sí sola no es suficiente si no se basa en la pasión de Cristo por la humanidad.

En este aniversario partimos de nuevo, como hermanos, conscientes de los desafíos y las dificultades, pero también llenos de esperanza:

“El misionero nunca pierde el corazón ante las dificultades. Todas las cruces son meritorias, porque trabajamos sólo para Cristo y la misión” (San Daniel Comboni)

“Que el Espíritu haga desbordar la esperanza en vosotros” (Papa Francisco)

Simposium MCCJ

Semana Santa Misionera en El Salvador

LMC Guatemala…”Santos y capaces, haciendo causa común con los más pobres y necesitados”   (San Daniel Comboni)

La comunidad LMC PCA en Guatemala, compartimos con alegría la experiencia de misión que tuvieron Mercedes Suy y Carolina Lorenzana  en Semana Santa, del 8 al 16 de abril recién pasados.

Estuvieron en la parroquia San Antonio, en Santa Tecla, El Salvador.

Esto fue lo que narraron:

El sábado 8 de abril a las 6 de la mañana salimos desde la ciudad de Guatemala,  hacia El Salvador.    El viaje en autobús duró 6 horas y media.  Llegamos a las 12:30, fueron  a traernos a la estación del bus para llevarnos a la Parroquia de San Antonio donde P. Juan José Hernández, (MCCJ) nos recibió,  y nos alojó.   En la tarde fuimos a conocer la comunidad de  San Rafael.  Allí fue nuestro campo misión.

Ese mismo día comenzó el visiteo que duró toda la semana hasta el jueves.  Visitamos varias familias a quienes les contamos acerca de los LMC, y que llegábamos de Guatemala.  Nos escuchaban muy atentos pero sobre todo nosotras escuchábamos de ellos sus necesidades, problemas y enfermedades.

Después de unos días, también solicitaron nuestra presencia  en otra comunidad llamada San José del Pino.

Participamos en las actividades de la pequeña comunidad compartiendo la Palabra en la Casa de Oración Oratorio, estuvimos en el  rezo del Vía Crucis, de las dos comunidades.

Son personas  a quienes las “ maras” o delincuencia juvenil,  han afectado directamente.  Muchos tienen familiares o amigos desaparecidos o presos.

Son comunidades  que necesitan una misión de persona a persona, donde se les ayude a salir delante de sus muchos problemas dándoles conocimiento para trabajar, ayuda social y una evangelización profunda con seguimiento.

Quizá la misión no ha sido grande, pero tiene un contenido rico de obra misionera.  Los LMC-PCA de Guatemala, seguiremos teniendo experiencias misioneras Ad gentes para mantener el carisma como LMC.

LMC Guatemala

LMC Guatemala