Laicos Misioneros Combonianos

El Bautismo del Señor (10 de enero de 2021)

Bautismo

Un comentario de Benedicto XVI

Bautismo

Les comparto algunos párrafos del comentario de Benedicto XVI el 11 de enero del 2009.

Queridos hermanos y hermanas, las palabras que el evangelista Marcos reproduce al inicio de su evangelio (“Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”) nos introducen en el corazón de la Fiesta del Bautismo que celebramos hoy y con la que cerramos el tiempo de Navidad. El ciclo de las solemnidades natalicias nos hace meditar sobre el nacimiento de Jesús, anunciado por los ángeles, circundados por el esplendor luminoso de Dios; el tiempo de Navidad nos habla de la estrella que guía a los Magos de Oriente hasta la casa de Belén, y nos invita a mirar al cielo que se abre sobre el Jordán mientras se oye la voz de Dios. Son signos a través de los cuales el Señor no se cansa de repetirnos: “Sí, estoy aquí, les conozco, les amo. Hay un camino que de mí va hacia ustedes. Y hay un camino que de ustedes llega hasta mí”. El Creador ha asumido en Jesús las dimensiones de un niño, de un ser humano como nosotros, para dejarse ver y tocar. Al mismo tiempo, con este su hacerse pequeño, Dios ha hecho resplandecer la gloria de su grandeza. Porque es precisamente abajándose hasta la impotencia inerme del amor que Él demuestra su verdadera grandeza, lo que significa ser Dios….

Queridos amigos, estoy muy contento de que se me haya dado la oportunidad de bautizar a estos niños. Sobre ellos desciende hoy la “complacencia” de Dios. Desde que el Hijo unigénito del Padre se hizo bautizar, el cielo está realmente abierto y sigue abriéndose, y podemos confiar toda vida nueva a las manos de Aquel que es más poderosos que los poderes oscuros del mal. Esto, en efecto, comporta el Bautismo: Restituimos a Dios lo que de Él ha venido. El niño no es propiedad de los padres, sino que es confiado por el Creador a su responsabilidad, libremente y de manera siempre nueva, para que lo ayuden a ser un hijo libre de Dios….

Regresando al texto evangélico, tratemos de comprenderlo un poco más. Dice San Marcos que, mientras Juan Bautista predicaba a la orilla del Jordán y proclamaba la urgencia de la conversión como preparación a la llegada próxima del Mesías, he aquí que Jesús, escondido entre la gente, se presenta para ser bautizado. El bautismo de Juan es un bautismo de penitencia, diferente del sacramento que instituyó Jesús. De todos modos, en este momento se intuye ya la misión del Redentor, porque, cuando sale del agua, se oye una voz del cielo y sobre él desciende el Espíritu santo (cfr. Mc 1, 10). El Padre celeste lo proclama su hijo predilecto y atestigua la universal misión salvífica, que llegará a su culmen con la muerte en cruz y la resurrección… Con el Bautismo no nos sumergimos simplemente en el agua del Jordán para proclamar nuestro compromiso de conversión, sino que se derrama sobre nosotros la sangre redentora de Cristo que nos purifica y nos salva. Es el Hijo amado del Padre, en el que encuentra su complacencia, que nos consigue la dignidad y la alegría de ser realmente “hijos” de Dios.

P Antonio Villarino

Bogota

1300 días de…

LMC RCA

…FRAGILIDAD

LMC RCA

La parroquia de San Jorge en Mongoumba tiene un pequeño dispensario para suplir las deficiencias estructurales del sistema de salud de Centroáfrica y la inexistencia del Estado de bienestar. Aquí los Laicos Misioneros Combonianos realizan el servicio de acoger la vida, “hacer causa común con los más abandonados”, “abrazar a toda la familia humana…, estrechar en nuestros brazos y dar el beso de paz y amor a nuestros hermanos y hermanas infelices”, diría San Daniele Comboni. Bebés, niños de todas las edades, jóvenes, madres, padres, ancianos, encuentran en el pequeño dispensario un punto de referencia, un hogar más que un hospital, donde pueden ser reconocidos como seres humanos, escuchados en su dolor, cuidados en su sufrimiento. Cada jornada, día y noche, a todas horas, nos encontramos con el misterio de nuestra fragilidad humana, experimentamos los límites humanos y volvemos a la gran pregunta existencial: “¿Dónde está Dios en el sufrimiento y el dolor, cuando más lo necesitamos? Incluso haciendo lo mejor posible según nuestras habilidades y posibilidades, a veces, por no decir a menudo, perdemos la batalla con la vida, teníamos que rendirnos a la evidencia de que no éramos omnipotentes. Hay un límite humano que no podemos superar, somos frágiles, sin embargo… la fe permanece… en un otro, Otro con O mayúscula, y cuando tocamos la amargura de la derrota sólo quedan las lágrimas y las oraciones a Dios, Padre de toda la humanidad…

…HERMANDAD

LMC RCA

La parroquia de San Jorge de Mongoumba gestiona una escuela que apoya al sistema educativo centroafricano, que se tiene que suspender cada vez que estalla la guerra, para garantizar un mínimo de educación a las nuevas generaciones. San Daniel Comboni escribió: “… creo que es más útil recurrir a la acción de los misioneros para educar a los pequeños negros de ambos sexos en varios institutos… esta educación debe tener como objetivo preparar en los propios alumnos a los futuros apóstoles…”. Como laico misionero comboniano, he tratado de transformar la escuela en un pequeño oratorio, sobre todo el de Ndobo, a 5 km del centro, cercana a los campamentos de pigmeos. El oratorio es una casa de regeneración, un espacio de hermandad, y aún sin disponer de mega-estructuras, mezclando las lecciones escolares con bailes, talleres manuales, juegos, música, la escuela de Ndobo, un pequeño edificio de ladrillos rojos inmerso en el bosque, se había convertido en un lugar de promoción social, crecimiento humano y evangelización. La transformación en el estilo de un oratorio ha funcionado, “…el Plan funciona…”, estando presente todos los días, y casi todo el día, trabajando en el tiempo y no en el espacio, ha creado relaciones y vínculos, nos hemos convertido en una gran familia, todos nos hemos convertido en hermanos y hermanas, y hemos podido hablar de Jesús, nuestro Hermano, y dar testimonio de Dios, Padre de toda la humanidad: “una infinidad de hermanos y hermanas que pertenecen a nuestra misma familia, teniendo un Padre común arriba en el cielo…” …

…FRAGANCIA

LMC RCA

El día comenzaba temprano: levantarse a las 5.30 a.m., justo el tiempo para lavarme la cara, desayunar y luego salir, a las 6.30 a.m. ya fuera de casa y camino a Ndobo, a pie, con la mochila, la radio para bailar, la bolsa de fútbol, a menudo el ordenador para ver películas, el lunes con la caja de delantales limpios para comenzar la semana. Mientras la gente desayunaba a un lado de la carretera, antes de ir a trabajar a sus campos, yo caminaba por el pueblo y después de unos 50 minutos, llegaba a la escuela y comenzábamos el día jugando al fútbol, bailando y saltando mientras la música a todo volumen se extendía por el bosque. Si durante la semana iba a ver a los niños, el domingo tomaban el camino contrario, venían a la parroquia; y si llovía, llegaban todos embarrados, empapados y temblando de frío. Con el tiempo para lavarse las manos, la cara y los pies, ponerse camisas y pantalones cortos limpios, pedirle a Cristina (LMC Portugal) que les pusiera talco y una pizca de perfume, y salimos corriendo a la iglesia, dejando tras de sí un rastro que se extendía por el aire. Después de la misa, desayunamos juntos con leche caliente, cacao y galletas, el lugar se llenaba con el dulce aroma del chocolate, luego continuamos con música, baile y juegos: “fue un intento de encontrar un camino probable para iniciar una medida de regeneración” diría San Daniel Comboni, fue nuestra mirada de cercanía y proximidad para hacer presente la fragancia alegre y sabrosa de Jesús, nuestro hermano, y de Dios, Padre de toda la humanidad…

Simone Parimbelli, LMC Mongoumba (RCA)

1300 días de…

LMC RCA

…FRAGILIDAD

LMC RCA

La parroquia de San Jorge en Mongoumba tiene un pequeño dispensario para suplir las deficiencias estructurales del sistema de salud de Centroáfrica y la inexistencia del Estado de bienestar. Aquí los Laicos Misioneros Combonianos realizan el servicio de acoger la vida, “hacer causa común con los más abandonados”, “abrazar a toda la familia humana…, estrechar en nuestros brazos y dar el beso de paz y amor a nuestros hermanos y hermanas infelices”, diría San Daniele Comboni. Bebés, niños de todas las edades, jóvenes, madres, padres, ancianos, encuentran en el pequeño dispensario un punto de referencia, un hogar más que un hospital, donde pueden ser reconocidos como seres humanos, escuchados en su dolor, cuidados en su sufrimiento. Cada jornada, día y noche, a todas horas, nos encontramos con el misterio de nuestra fragilidad humana, experimentamos los límites humanos y volvemos a la gran pregunta existencial: “¿Dónde está Dios en el sufrimiento y el dolor, cuando más lo necesitamos? Incluso haciendo lo mejor posible según nuestras habilidades y posibilidades, a veces, por no decir a menudo, perdemos la batalla con la vida, teníamos que rendirnos a la evidencia de que no éramos omnipotentes. Hay un límite humano que no podemos superar, somos frágiles, sin embargo… la fe permanece… en un otro, Otro con O mayúscula, y cuando tocamos la amargura de la derrota sólo quedan las lágrimas y las oraciones a Dios, Padre de toda la humanidad…

…HERMANDAD

LMC RCA

La parroquia de San Jorge de Mongoumba gestiona una escuela que apoya al sistema educativo centroafricano, que se tiene que suspender cada vez que estalla la guerra, para garantizar un mínimo de educación a las nuevas generaciones. San Daniel Comboni escribió: “… creo que es más útil recurrir a la acción de los misioneros para educar a los pequeños negros de ambos sexos en varios institutos… esta educación debe tener como objetivo preparar en los propios alumnos a los futuros apóstoles…”. Como laico misionero comboniano, he tratado de transformar la escuela en un pequeño oratorio, sobre todo el de Ndobo, a 5 km del centro, cercana a los campamentos de pigmeos. El oratorio es una casa de regeneración, un espacio de hermandad, y aún sin disponer de mega-estructuras, mezclando las lecciones escolares con bailes, talleres manuales, juegos, música, la escuela de Ndobo, un pequeño edificio de ladrillos rojos inmerso en el bosque, se había convertido en un lugar de promoción social, crecimiento humano y evangelización. La transformación en el estilo de un oratorio ha funcionado, “…el Plan funciona…”, estando presente todos los días, y casi todo el día, trabajando en el tiempo y no en el espacio, ha creado relaciones y vínculos, nos hemos convertido en una gran familia, todos nos hemos convertido en hermanos y hermanas, y hemos podido hablar de Jesús, nuestro Hermano, y dar testimonio de Dios, Padre de toda la humanidad: “una infinidad de hermanos y hermanas que pertenecen a nuestra misma familia, teniendo un Padre común arriba en el cielo…” …

…FRAGANCIA

LMC RCA

El día comenzaba temprano: levantarse a las 5.30 a.m., justo el tiempo para lavarme la cara, desayunar y luego salir, a las 6.30 a.m. ya fuera de casa y camino a Ndobo, a pie, con la mochila, la radio para bailar, la bolsa de fútbol, a menudo el ordenador para ver películas, el lunes con la caja de delantales limpios para comenzar la semana. Mientras la gente desayunaba a un lado de la carretera, antes de ir a trabajar a sus campos, yo caminaba por el pueblo y después de unos 50 minutos, llegaba a la escuela y comenzábamos el día jugando al fútbol, bailando y saltando mientras la música a todo volumen se extendía por el bosque. Si durante la semana iba a ver a los niños, el domingo tomaban el camino contrario, venían a la parroquia; y si llovía, llegaban todos embarrados, empapados y temblando de frío. Con el tiempo para lavarse las manos, la cara y los pies, ponerse camisas y pantalones cortos limpios, pedirle a Cristina (LMC Portugal) que les pusiera talco y una pizca de perfume, y salimos corriendo a la iglesia, dejando tras de sí un rastro que se extendía por el aire. Después de la misa, desayunamos juntos con leche caliente, cacao y galletas, el lugar se llenaba con el dulce aroma del chocolate, luego continuamos con música, baile y juegos: “fue un intento de encontrar un camino probable para iniciar una medida de regeneración” diría San Daniel Comboni, fue nuestra mirada de cercanía y proximidad para hacer presente la fragancia alegre y sabrosa de Jesús, nuestro hermano, y de Dios, Padre de toda la humanidad…

Simone Parimbelli, LMC Mongoumba (RCA)

“No el mucho saber aprovecha, sino el mucho amar”

Reyes Magos

Un comentario a Mt 2, 1-12 y Mt 3, 13-17

Reyes Magos

 La Navidad concluye con la Epifanía, que significa “manifestación”. En algunos países, la Epifanía coincide con la fiesta de los “Reyes magos” (6 de enero) y el domingo próximo se celebra el Bautismo del Señor; en otros lugares, la Epifanía pasa al domingo anterior. En este comentario hago algunas consideraciones, uniendo Epifanía y Bautismo:

Los sabios de Oriente

Los sabios de Oriente (“reyes magos”) observaban la naturaleza y en ella descubrieron una estrella, algo que para ellos fue un signo de la nueva presencia de Dios en el mundo.

De hecho, la naturaleza es el primer libro que los seres humanos tenemos para entendernos a nosotros mismos y nuestra relación con los demás y con Dios. El mundo técnico y urbano, llevado por una prepotencia exagerada,  quiso alejarse durante un tiempo de esta naturaleza, lo que está trayendo bastantes problemas a la humanidad. Ahora ha vuelto un  cierto respeto a la naturaleza. Ojalá eso nos ayude a integrarnos mejor con la naturaleza y en esa integración encontrar a Dios, como fuente de vida, de armonía, de luz y de paz.

Juan Bautista

Por otra parte, Juan, iniciador de un gran movimiento de cambio radical, manifestado en el bautismo, supo percibir en la masa de “convertidos” la presencia de Uno, una persona especial sobre la que se abría el cielo, es decir, que tenía una relación especial con Dios del que era el “hijo amado”. A nosotros se nos invita a identificarnos con este Jesús de Nazaret y con él sabernos hijos amados, perdonados y renovados. No se trata tanto de que seamos moralmente perfectos cuanto de que tomemos conciencia de ser hijos amados. No cambiamos para amar, cambiamos porque somos amados.

Herodes y los adormecidos

Frente a los sabios de Oriente y al profeta del Jordán, nos encontramos con las personas endurecidas, que se encierran en sus privilegios y son incapaces de comprender los caminos de Dios en su tiempo. Herodes no era capaz de percibir los signos de Dios, porque estaba cegado por sus intereses políticos. Lo único que le interesaba era conservar su poder y todo lo demás, no sólo no existía, sino que “no podía existir”. Cualquier amenaza contra su poder debería desparecer por las buenas o por las malas. Lo que no sabía Herodes es que, a pesar de su poder, el amor de Dios terminaría por triunfar. Los seguidores de Jesús sabemos que el mal existe, pero el Bien de Dios termina triunfando.

Junto a Herodes había también los “expertos” (sacerdotes y escribas) que conocían las tradiciones y la sabiduría acumulada en las Escrituras, pero esos conocimientos no le servían para “ver” el paso de Dios por sus vidas. Se miraban demasiado a su propio ombligo, estaban demasiado pagados de sí mismos. “No el mucho saber aprovecha, sino el mucho amar”, dijo San Ignacio.

La Epifanía es un buen momento para mirar alrededor (al mundo, a los demás) y al interior de nosotros mismos para percibir los signos del paso de Dios por nuestra vida. Ojalá nuestro corazón sea humilde y abierto, de manera que nuestros ojos puedan “ver” a este Dios que se nos revela y como, los sabios de Oriente, lo reconozcamos y lo adoremos.

P. Antonio Villarino

Bogotá