¡Hola compañeros de viaje, la paz sea con vosotros!
En estos días se ha celebrado la Asamblea MCCJ en la Provincia de Mozambique. Como Familia Comboniana, las hermanas combonianas y los LMC, fuimos invitados a asistir a las dos primeras jornadas. Esto nos permitió conocer mejor a nuestra Provincia y los Misioneros Combonianos que están trabajando aquí.
Estando celebrando este año jubilar de los 150 años del Plan de Comboni, partimos de una reflexión, presentada por el Padre Vitor Dias, formador del noviciado de Santarém, Portugal. ¿Cómo soñar, experimentar, anunciar: Cristo, Comboni y la alegría del Evangelio, en la actualidad, en nuestra vida diaria, en nuestra acción?
Entre nosotros, estuvimos compartiendo nuestro sentir, nuestras experiencias de Cristo en la misión, y así, como los que construyen una estera, fuimos compartiendo esta reflexión. Os dejo, a sabiendas de que muchas cosas siguen sin ser dichas, algunos puntos:
Se nos invita, como Comboni, al encuentro con Dios, sin dejar que nos aten nuestros propias tareas, para que con Él, permanecer en esta actitud: “Aquí estoy para lo que me quieras,” dejémonos, por tanto, todos los días, inspirar, enamorar, entusiasmar, desafiar, por el Señor de la Misión.
Una metodología del encuentro, que nos permita vivir la Pastoral del Encuentro con el otro en una actitud de escucha y diálogo. Atreverse a vivir la misión como un “saludo”, un partir a “caminar” con las comunidades, para que en el encuentro informal, anunciemos a Cristo y nos dejemos evangelizar por los pueblos que nos acogen.
¿Recordáis la actitud del Papa Francisco, que dejando el coche se dirigió a la anciana? ¿No resultará de mayor impacto, de mayor anuncio de Cristo, que mil palabras dirigidas por un micrófono?
Pues eso, también nosotros tenemos que dejar nuestro “coche”, despojarnos de lo que somos y tenemos (formación, estilos de vida, experiencias personales), para poder encontrarnos con los demás, nuestra comunidad y la gente nos acoge, a partir de lo que el otro es. Es una invitación a una actitud de humildad, encontrar al otro a partir de él mismo. Un gran desafío, ¿verdad?
Plan de Comboni, ¿reproducción o actualización? Diríamos que las dos actitudes. Una actitud de reproducción en relación con el plan de Comboni en lo que es su máxima expresión: la libertad de la persona humana. Por otro lado uno de los aspectos fundamentales del Plan es la dimensión del Hoy. Un plan que no es papel, sino acciones que generan la vida, una vida que se quiere en abundancia. Para ello, es esencial partir de lo ya construido y contextualizar en nuestra realidad de hoy, donde nos encontramos. Procuramos abandonar lo “viejo” para comenzar lo “nuevo” a partir de una continua actitud de discernimiento.
¿Cuál es la nueva actitud? ¿A qué apostamos? ¿Construcción de estructuras o construir con la gente? ¿Edificios de piedra o construcciones humanas?
El desafío está lanzado: no nos convirtamos en meros administradores de las estructuras creadas, sino busquemos, inventemos nuevas posibilidades, sin miedo, con esperanza y confianza, en una actitud no de “aquel que viene a dar”, sino de quien “viene a aprender y caminar juntos”.
Aprovechemos la riqueza de la diversidad, para que podamos marcar el ritmo de una misión en una creciente colaboración y ayuda mutua, en el que las personas con las que trabajamos sean cada vez más los protagonistas de la misión y de sus vidas.
Nos despedimos con la pregunta: “¿Cómo encarnar el Evangelio hoy?”
Con la certeza de que ninguno de nosotros lo lleva todo y que ninguna cultura agota el Evangelio, caminamos con el miedo del caminante y el corazón lleno de confianza en el Señor de la misión, que nos llama a enfrentar las dificultades con serenidad y optimismo.
“La paz sea con vosotros” y “¡No tengáis miedo!”
Os espero en Mozambique 😉





“Ante la cercanía de la fiesta del Sagrado Corazón –viernes, 27 de junio–, deseo compartir con vosotros esta pequeña reflexión que nos ayude a prepararnos para esta celebración clavando nuestra mirada en ese Corazón abierto del que brota nuestra vocación misionera para adquirir la fuerza que necesitamos en este momento de nuestro viaje como herederos de san Daniel Comboni”, P. Enrique Sánchez G. mccj.
Finalmente nuestros sueños se han hecho realidad. Estamos en África de nuevo. Estamos viviendo en la Casa Provincial en Kampala desde el sábado. Vamos a pasar aquí unas 2 semanas. Nuestro tiempo está lleno, en su mayoría, de visitas a diferentes lugares y conociendo gente nueva. Poco a poco nos adentramos en el ambiente y la cultura de Uganda. Todo es nuevo, todo nos encanta, hay tantas cosas que ver, que incluso a veces es imposible recordarlo todo, especialmente los nombres. Pero poco a poco estamos aprendiendo todo.
En la primera semana pudimos visitar varias comunidades y ver algunos de los proyectos llevados a delante por los Combonianos, no sólo en Kampala. Y también nos encontramos con los LMC Ugandeses que viven y trabajan en Kampala. Ellos tienen su propia casa en la que llevan a cabo sus reuniones y en las que algunos de ellos también viven. Algunos tienen sus propias familias, por lo que viven en otro lugar, pero cada día vienen a la casa de los LMC. Al principio nos hablaron sobre ellos mismos, sobre el LMC en Uganda, en qué lugares trabajan, qué hacen y cómo es su formación. Inmediatamente nos sentimos como en casa, nos sentimos que somos una comunidad, que tenemos el mismo objetivo y la misma motivación. Gracias a ellos, también tuvimos la oportunidad de aprender sobre la vida y la cultura en Uganda porque nos ofrecieron una serie de formaciones sobre diversos temas. Todo ello nos ha ayudado a conocer el ambiente en Kampala, en Uganda.


