Durante este tiempo, donde he tenido la suerte de servir dentro de la organización internacional de los LMC, he contado con la fortuna de conocer y relacionarme con muchos misioneros y misioneras de todo el mundo.
Muchas cartas nos hemos cruzado de un lado a otro. En muchas comparten la alegría de una vida al servicio de los demás, de cómo en su entrega han ido viendo como su vida se llenaba y eran felices. Me cuentan los sueños y dificultades en el trabajo en las periferias de las grandes ciudades, las peripecias de dar clases en una escuela con pocos medios y con mucha ilusión. La búsqueda de una buena formación profesional para los alumnos y familias de las comunidades donde están, la atención a los enfermos en los hospitales y puestos de salud donde se encuentran.
Comparten también como viven su fe con las comunidades donde están, las responsabilidad de cada miembro de la comunidad, el llevar la Palabra a lugares remotos, andando, en bici, en todoterreno o canoa.
Son una infinidad de experiencias, de alegrías y dificultades compartidas con la gente.
Pero también me llegan muchas peticiones de personal. ¡Se necesitan misioneros! De muchos rincones se repite la llamada ¿hay personas disponibles para venir a nuestra comunidad?
Los proyectos de cooperación son importantes, las escuelas, hospitales, el trabajo de cooperativas, de denuncia de las injusticias… todo ello es central y necesita de personas que sigan animando y siendo puentes. Hay quien me recordaba que “los ladrillos no abrazan”. Y es verdad, si algo oigo siempre de la gente sencilla son las gracias por la compañía que los misioneros le ofrecen, por estar con ellos, apoyándoles en los momentos duros, celebrando las alegrías juntos… poder contar con el abrazo cercano. Hacer presente el amor de Dios a través de sus manos, que apoyan y acompañan en el camino.
Por eso, en esta celebración de Pentecostés dejemos que el Espíritu nos llene, nos saque de nuestras habitaciones cerradas y nos lleve a la plaza, al camino.
Si sentís una inquietud misionera os invito a buscar el grupo más cercano del país donde viváis. Podéis visitar también nuestra web donde encontrareis el contacto de los 20 países donde estamos en Europa, África o América. Buscar otras personas como vosotros y buscar un tiempo para discernir vuestra vocación.
No esperéis. Ahora es el momento. No retraséis la respuesta y comenzar un camino de formación que os lleve a vuestra entrega misionera.
Comboni decía que “la misión es un plan de amor en el que no podemos ahorrar esfuerzos”.
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2. En IMFH, aprovechando la visita de los Caballeros y Damas de San Juan, les hicimos saber acerca de nosotros. Como ya tienen el deseo de estar más cerca de los niños, ellos son una tierra buena que puede producir LMC comprometidos y entusiastas. Le explicamos lo que somos y lo que estamos haciendo. Algunos frutos han empezado a salir ya.
4. Hablando de la participación de los MCCJ en nuestro camino, nos gustaría dar las gracias a Dios por el cuarenta aniversario de sacerdocio del P. José Rabbiosi. El hasta ahora capellán de los LMC. Se ha entregado totalmente por el bien y la consolidación de los LMC. Él es el más cercano a nosotros, nos ofrece consejos y nos muestran el camino en nuestro compromiso. Damos gracias a Dios por su vida y rezamos para que llegue a ser un “misionero santo y capaz”.
continuamos con nuestra reunión mensual de los LMC. Entre los diversos puntos tratados estaba nuestra estructura como LMC, el encabezado de las cartas con el logotipo, las diversas formas de recaudar fondos para los LMC. Pensamos también en la manera de empezar a recaudar algunos fondos dentro IMFH para apoyar la misma institución (esto se basa en una experiencia que tuvimos en Layibi con los trabajadores de el “Buen Samaritano”). El coordinador hizo el informe anual de nuestro grupo, que todos revisamos para ver el camino recorrido. Los desafíos son muchos. La próxima reunión será el 28 de junio. Esperamos que el P. Jean de Dieu y el P. Yves Gbenou estén entre nosotros para continuar el camino con nosotros.
El pasado 11 de mayo era enviada en su parroquia de origen Palmira Pinheiro, Misionera Secular Comboniana que tras un periodo de formación en España y Francia junto a los LMC forma parte ya de la comunidad internacional de LMC presente en Mongoumba (RCA).
La cálida hospitalidad etíope se ha mantenido constante durante los 5 años que llevamos en Awassa. Hemos reflexionado sobre el modo en que muchos etíopes nos han abierto sus hogares. No importa ni el tamaño de la familia, el tamaño de la casa, ni la situación económica; la hospitalidad es una parte muy arraigada en su cultura. Nos choca que su hospitalidad y su apertura son mayores de las que hemos experimentado en otros países, incluido el nuestro. Los etíopes son realmente acogedores y les encanta simplemente estar juntos. El día de año nuevo del calendario etíope (11 de septiembre en el calendario internacional) llegamos a medio día a casa de nuestro vecino. Antes de comer trajeron una jarra de agua tibia y una palangana y de uno en uno lavamos nuestras manos. Es la costumbre. Tuvimos un delicioso almuerzo juntos, y después, por la tarde, una larga y relajante ceremonia del café. Hubo conversación, cuentos, y incluso algún baile. Finalmente nos dieron las 6 pm, así que di un codazo a Mark pensando que estábamos abusando de su hospitalidad. Sin embargo cuando sugerimos que era la hora de irnos ellos exclamaron… ¡¡pero si aún no hemos cenado!! Estuvimos hasta las 9 pm. Este precioso rasgo de la cultura etíope siempre nos ha hecho sentirnos increíblemente bienvenidos aquí.