Laicos Misioneros Combonianos

Últimas noticias desde Ghana

Ghana1. Nos encontramos en un pueblo llamado Dadome algunos maestros patrocinados por “En la Casa de Mi Padre” [In My Father’s House]. El objetivo era sembrar en sus corazones el deseo de entregarse por la proclamación de la Buena Nueva a los más pobres y abandonados. El hecho de que fueron patrocinados por IMFH es una predisposición que facilita tal paso. IMFH es una institución que promueve la Buena Nueva a los “pequeños”. Estuvieron de acuerdo para iniciar el camino con los LMC. A continuación se planificó cuando se reunirán. La próxima reunión con ellos será el 28 de junio.

Ghana2. En IMFH, aprovechando la visita de los Caballeros y Damas de San Juan, les hicimos saber acerca de nosotros. Como ya tienen el deseo de estar más cerca de los niños, ellos son una tierra buena que puede producir LMC comprometidos y entusiastas. Le explicamos lo que somos y lo que estamos haciendo. Algunos frutos han empezado a salir ya.

3. El Consejo Provincial de los MCCJ ha nombrado a dos sacerdotes para acompañarnos. Son el P. Jean de Dieu Hounongbe (promotor vocacional) y el P. Yves Gbenou (miembro del Consejo Provincial). El P. Abel Gueli (secretario de la Comisión de Animación Misionera) ha sido designado para representar los MCCJ de la provincia en el próximo encuentro continental. Estamos muy contentos con la forma en que Dios nos está guiando y agradecemos al consejo provincial toda su atención hacia los laicos y su esfuerzo para darnos la formación adecuada como partícipes de un mismo carisma comboniano.

Ghana4. Hablando de la participación de los MCCJ en nuestro camino, nos gustaría dar las gracias a Dios por el cuarenta aniversario de sacerdocio del P. José Rabbiosi. El hasta ahora capellán de los LMC. Se ha entregado totalmente por el bien y la consolidación de los LMC. Él es el más cercano a nosotros, nos ofrece consejos y nos muestran el camino en nuestro compromiso. Damos gracias a Dios por su vida y rezamos para que llegue a ser un “misionero santo y capaz”.

5. El 24 de mayo celebramos nuestro 13ª reunión en IMFH. Como de costumbre ahora, hemos celebrado primero la Eucaristía. Luego nos encontramos con los padres de algunos alumnos del instituto de secundaria (alumnos que están bajo el patrocinio de IMFH). El objetivo era involucrarlos la escuela de sus hijos. En el espíritu de “salvar África con África”​​, ” África debe tomar el destino en sus manos” es aquí donde ponemos nuestra fuerza. Algunos de los niños pueden ser atendidos por sus familiares y es nuestro propósito que así sea.

Después de esta reunión, Ghanacontinuamos con nuestra reunión mensual de los LMC. Entre los diversos puntos tratados estaba nuestra estructura como LMC, el encabezado de las cartas con el logotipo, las diversas formas de recaudar fondos para los LMC. Pensamos también en la manera de empezar a recaudar algunos fondos dentro IMFH para apoyar la misma institución (esto se basa en una experiencia que tuvimos en Layibi con los trabajadores de el “Buen Samaritano”). El coordinador hizo el informe anual de nuestro grupo, que todos revisamos para ver el camino recorrido. Los desafíos son muchos. La próxima reunión será el 28 de junio. Esperamos que el P. Jean de Dieu y el P. Yves Gbenou estén entre nosotros para continuar el camino con nosotros.

Justin Nougnui, coordinador.

Las Misioneras Seculares Combonianas se unen a la Comunidad de Mongoumba

PalmiraEl pasado 11 de mayo era enviada en su parroquia de origen Palmira Pinheiro, Misionera Secular Comboniana que tras un periodo de formación en España y Francia junto a los LMC forma parte ya de la comunidad internacional de LMC presente en Mongoumba (RCA).

Palmira, enfermera jubilada, llegó a Bangui (capital de Rep. Centroafricana) ayer martes con las maletas repletas de ilusión y ganas de trabajar junto al pueblo centroafricano. Allí trabajará junto con las LMC Teresa Monzón y Elia Gomes (LMC española y portuguesa) en la misión de Mongoumba. Su incorporación a la comunidad viene a reforzar la presencia misionera en medio del pueblo centroafricano haciendo realidad el sueño de Comboni de ser Cenáculo de Apóstoles en medio del pueblo africano.

Mucho ánimo Palmira en esta nueva etapa de tu vida. Cuenta con todo nuestro apoyo y con nuestras oraciones.

Adelante

4217La cálida hospitalidad etíope se ha mantenido constante durante los 5 años que llevamos en Awassa. Hemos reflexionado sobre el modo en que muchos etíopes nos han abierto sus hogares. No importa ni el tamaño de la familia, el tamaño de la casa, ni la situación económica; la hospitalidad es una parte muy arraigada en su cultura. Nos choca que su hospitalidad y su apertura son mayores de las que hemos experimentado en otros países, incluido el nuestro. Los etíopes son realmente acogedores y les encanta simplemente estar juntos. El día de año nuevo del calendario etíope (11 de septiembre en el calendario internacional) llegamos a medio día a casa de nuestro vecino. Antes de comer trajeron una jarra de agua tibia y una palangana y de uno en uno lavamos nuestras manos. Es la costumbre. Tuvimos un delicioso almuerzo juntos, y después, por la tarde, una larga y relajante ceremonia del café. Hubo conversación, cuentos, y incluso algún baile. Finalmente nos dieron las 6 pm, así que di un codazo a Mark pensando que estábamos abusando de su hospitalidad. Sin embargo cuando sugerimos que era la hora de irnos ellos exclamaron… ¡¡pero si aún no hemos cenado!! Estuvimos hasta las 9 pm. Este precioso rasgo de la cultura etíope siempre nos ha hecho sentirnos increíblemente bienvenidos aquí.

– Maggie

Maggie, Mark y Emebet Banga, Laicos Misioneros CombonianosAwassa, Ethiopia

Ethiopia coffee ceremony

[Mozambique] Encuentro del Equipo Misionero de Carapira

En la tarde del día 28 de Abril tuvimos el encuentro del equipo misionero de Carapira donde participaron los misioneros combonianos, las misioneras combonianas y los LMC, el encuentro tenía como tema VER, a partir de la reflexión de la carta del General de los MCCJ sobre los 150 años del plan de Comboni, teniendo como línea orientadora para la reflexión la pregunta: “¿Cuál es la realidad que nos está desafiando como una oportunidad misionera hoy y con qué cuestiones universales?” La tarde comenzó con una adoración al santísimo, en seguida comenzaron los trabajos, para los cuales formamos tres grupos temáticos: 1) Salud y Mujer; 2) Educación y Parroquias; y 3) Justicia y Paz, Cuestionamiento sobre las tierras y trabajo. Cada grupo hizo una lista con los diferentes puntos de vista en cada asunto a partir de la perspectiva de la pregunta colocada al inicio, más tarde en un plenario general, todos compartimos los resultados del trabajo. Se elaboró un resumen que servirá de subsidio para la preparación del próximo encuentro del equipo que tratará el Juzgar. Concluimos la noche la familia comboniana con un plato típico de la cocina Mexicana “Posole” preparado por Beatriz LMC.

La visión eclesial que brota del “Plan” de Comboni

Comboni

Comboni“Comboni – creyendo en la unidad del género humano y por eso mismo en el hecho que el Evangelio deba ser anunciado a todos – se pone en una actitud de demistificación profética de esa forma cultural racista…” (Prof. Fulvio De Giorgi, Consejo de Dirección de Archivio Comboniano).

Colocación de contexto
Una reflexión actual sobre el “Plan” de Comboni que no sea puramente histórica, sino de tipo espiritual y misionológico (desde un punto de vista de fe, de pertenencia a la Iglesia católica y de “filiación” comboniana) debe, por tanto, partir de algunas colocaciones de contexto y no ponerse en una actitud de lectura directa e inmediata (es decir, sin mediaciones), como si se tratase de un texto escrito hoy. La actualización debe rehuir el riesgo de cierto ingenuo fundamentalismo actualizante. Que sería, en el mejor de los casos, una banalización que correría el riesgo de una deformación grave. Ningún texto del tiempo (no sólo de Comboni) puede leerse sin los filtros del contexto: de otra manera quien, en aquel momento histórico, era antirracista, por ejemplo, correría el riesgo de aparecer como racista en la actualidad

No se trata sólo de traducir un lenguaje del 800 en un lenguaje actual (con una operación que no es sólo de semántica histórica) aunque este simple aspecto señala un problema más vasto: el de las formas de continuidad/discontinuidad cultural (y espiritual) entre nosotros y nuestros Padres y nuestras Madres del pasado, entre nuestra visión y la visión de ellos.

Comboni, igual que nosotros hoy, se colocaba dentro de la Iglesia católica. Pero la Iglesia católica es un organismo vivo que crece: por eso “ha crecido” respecto al 800. Este crecimiento comprende también la autoconciencia: la misma visión eclesial. No podemos entonces colocarnos plenamente en la situación del ochocientos: ello significaría que todo se ha detenido, que el cristianismo no está vivo sino muerto, que nuestra tarea no sería histórica sino arqueológica…

Actualidad y profecía
En resumidas cuentas, es evidente que el paradigma eclesiológico de Comboni, su visión eclesial, era el del Vaticano I y no el del Vaticano II y que su cultura, en cuyo interior se definían tantos aspectos de la misma visión eclesial, era la lombardo-véneta del siglo XIX y no la del siglo XXI. Entonces ¿qué significa esta observación obvia sobre el nivel de nuestra lectura? ¿Cuáles son los rasgos de continuidad, de actualidad y de profecía y cuáles los de discontinuidad, en los cuáles ha habido una superación (es decir, un crecimiento)?

Más los elementos culturales de Comboni se acercan al Evangelio más se da la continuidad: la Iglesia anuncia el Evangelio de Cristo como una propuesta de alianza liberadora dirigida por Dios a todo el género humano (lo cual, y no era obvio entonces como ahora, implica la unidad del género humano: hay un sólo género humano y todos los hombres y todas las mujeres son hijos e hijas de Dios, iguales en dignidad personal). Así que, si a mitad del siglo XIX, se formaba en el corazón de Europa, una forma cultural nueva que era el racismo, Comboni era ajeno y hostil respecto a estos procesos culturales. El racismo implica dos puntos esenciales: 1. Existen las razas humanas (reducidas generalmente a tres); 2. Hay razas inferiores y razas superiores. Comboni – creyendo en la unidad del género humano y por eso mismo en el hecho que el Evangelio deba ser anunciado a todos – se pone en una actitud de demistificación profética de esa forma cultural racista. Sobre esto, entonces, no sólo hay continuidad, sino también una permanente actualidad de tal punto de vista, porque de forma explícita o más a menudo disimulada permanecen, también en nuestros días, visiones racistas que pueden insinuarse también en la visión eclesial.

Discontinuidad como crecimiento
Elementos culturales de discontinuidad son en cambio aquellos más ligados a las particularidades de mentalidad y de pensamiento de la época: una ignorancia “geográfica”, etnográfica, cultural de los europeos respecto a tantas partes del planeta y a amplios extractos de la humanidad; una presencia – por tanto – de fantasías míticas y de lugares comunes tradicionales (incluso religiosos como la llamada “maldición de Cam”) que colman estos vacíos cognoscitivos y pueden aparecer hoy como “prejuicios racistas” (pre-juicios, como todos nosotros tenemos, sí; racistas no, porque no participan – como he dicho antes – de los aspectos específicos de aquella forma cultural).

Entender esta diferencia es, a nivel metodológico, esencial para encuadrar la reflexión sobre el “Plan” de Comboni, sobre su visión eclesial y sobre su actualidad profética.

Unidad, utilidad y simplicidad
Si partimos de una óptica racista, consideramos entonces a la civilización europea superior y, por tanto, destinada a dominar sobre las demás: condenándolas a un desarrollo “separado” (apartheid) o civilizando desde lo alto y desde fuera algunos aspectos, para mejor dominarla y explotarla en vistas de un mayor desarrollo de la civilización considerada superior. Comboni en el “Plan” asumía en cambio un paradigma opuesto: el de la unidad del género humano. En este cuadro, es posible que algunos pueblos (históricamente han sido los europeos, pero podían ser otros) lleguen primero, por causalidades históricas, a conquistas consideradas positivas (por ejemplo: la escritura, la alfabetización, la medicina, la ciencia y la técnica). Estas conquistas entonces deben darse a conocer a todos, deben ser compartidas, puestas a disposición para “regenerar” toda la humanidad, para mejorar la existencia real, disminuyendo todas las formas de sufrimiento, de pobreza, de injusticia, para la común utilidad. Pero esta “civilización” (“compartir de conquistas de la civilización”) no puede ser impuesta desde lo alto y desde afuera: si así fuera, incluso con las mejores intenciones, se introduciría una asimetría y con ello un potencial desequilibrio y dominación. La civilización/compartición tiene que ser propuesta y realizada desde abajo y desde dentro, de modo que los beneficiados sean protagonistas en primera persona, no con astucias o mediaciones complicadas, sino con simplicidad: sólo así es re-generadora (intrínsecamente emancipadora). Los logros serían siempre generantes y generadores, es decir, creativos e innovadores, autóctonos y originales, no extrínsecamente similares (a-asimilados) a los europeos, ni tampoco hostiles a ellos porque serían fruto de un encuentro fraterno, en el que se busca el bien de todos y no de un encuentro desequilibrado (que sería en realidad un enfrentamiento de culturas) en el que se busca el bien sólo de una parte (la más fuerte).

Los presupuestos de la visión eclesial de Comboni en el “Plan” pueden entonces resumirse en sus palabras-símbolo: unidad, utilidad, simplicidad, actualísimas hasta el día de hoy.

El criterio del Plan
En un mundo globalizado e interdependiente (hoy más que en el siglo XIX) tal interpretación del “Plan” es más actual porque indica la única vía posible para un desarrollo unitario, aunque no uniforme, del género humano, en una perspectiva de no violencia y de condivisión siempre respetuosa del otro. El criterio del “Plan” desmitifica dos perspectivas que en la actualidad constituyen los dos riesgos mayores de deshumanización: de una parte las dinámicas de desarrollo desigual, con lógicas (como las del neoliberalismo) que tienden a aumentar la brecha de la riqueza, con una cerrazón comunitarista y xenófoba que rechaza la igualdad en derechos y en dignidad personal; por otra parte, una occidentalización cultural feroz, como macizo desbrozamiento de las cultural locales, como homologación universal o como macdonaldización del mundo.

Esta interpretación del “Plan”, que aparece en sintonía profética con la enseñanza social de la Iglesia (pensemos sólo en las actuales orientaciones del papa Francisco), aunque fue formulado en un periodo en el cual la misma expresión “enseñanza social de la Iglesia” no existía, era para Comboni, consecuencia de una visión eclesial que debía enraizarse en el Evangelio de liberación de Jesús de Nazaret. Al Evangelio entonces debe ser reconducido también hoy para comprenderlo mejor y actualizarlo en fidelidad al carisma. Es éste un criterio hermenéutico esencial en la lectura hodierna del “Plan”.

Por tanto, algunos rasgos esenciales de la visión eclesial del “Plan” (que en la época no eran para nada mayoritarios ni previstos, aunque podían ser relacionados a una tradición significativa de Propaganda Fide) aparecen proféticos y portadores de renovación evangélica incluso hoy día: la Implantatio Ecclesiae como fundación de verdaderas Iglesias locales, con un clero indígena; la paridad de género, significativa en todo ambiente, especialmente espiritual y de vida cristiana; la importancia – ad intra y ad extra – del laicado católico.

Un tema amplio, fecundo y rico de posibles nuevos desarrollos – que aquí me limitaré sólo a mencionar – es por último aquella estructura pedagógica del “Plan” que, con originalidad, combina elementos diversos: la dimensión emancipadora de la instrucción para todos; la educación como caridad intelectual; la pedagogía de los oprimidos.

Visión eclesial armónicamente unitaria
Tal estructura pedagógica permite una visión eclesial armónicamente unitaria – porque unitariamente se funda en la formación de la conciencia – de evangelización y promoción humana: “La formación que deberá darse a todos los individuos de ambos sexos pertenecientes a los Institutos que rodeen África consistirá en infundir en su alma y hacer que arraiguen en ella el espíritu de Jesucristo, la integridad en las costumbres, la firmeza en la Fe, las reglas de la moral cristiana, el conocimiento del catecismo católico, y los primeros rudimentos del saber humano de primera necesidad” (E 826).
Prof. Fulvio De Giorgi
(Consejo de Dirección de Archivio Comboniano)