Laicos Misioneros Combonianos

Workshop MCCJ sobre el “Plan de Comboni”

Misa en S PedroEl mundo de hoy, su urgencia misionera y los desafíos de la misión comboniana.

Comenzaron hoy, los trabajos de reflexión sobre el 150 aniversario del Plan de Comboni para la regeneración de África. De todas partes del mundo llegaron representantes de las diversas provincias de los Misioneros Combonianos (MCCJ), así como, están presentes representantes de las Hermanas Misioneras Combonianas (IMC), Misioneras Seculares Combonianas (MSC) y Laicos Misioneros Combonianos (LMC).

El día comenzó con la Eucaristía ante la tumba de San Pedro, donde Comboni tuvo la inspiración del Plan. Sin embargo, este simposio/workshop, como ha recordado el P. Enrique Sánchez (Superior General de los MCCJ) en su homilía, no pretende “contemplar” el Plan de Comboni, por el contrario, partiendo de él, pretende reflexionar y dar gracias a Dios por la realidad que este Plan ha sido desde los tiempos de Comboni. Hoy en día, tenemos que buscar la actualidad del Plan de Comboni, comprendiendo cómo se aplica y nos provoca en nuestro ser misionero. Para ello, advirtió el P. Mariano Tibaldo (MCCJ), debemos encontrar las prioridades en estos días y cómo – en la actualidad – vivir el reto del Plan.

La reflexión comenzó con el hermano Enzo Biemmi que presentó la exhortación apostólica Evangelii Gaudium como una provocación del actual Papa Francisco, que sobre todo encaja con el Plan de Comboni, en relación a la manera como Comboni concebía la vocación misionera.

De hecho, hoy en día, debemos abandonar las ideas preconcebidas del misionero que evangelizó “a los otros”. Necesitamos una conciencia y vivencia misionera que se fundamente en la conversión del propio misionero. Sólo el encuentro del misionero con Cristo le hace proclamar explícita e implícitamente el Evangelio en todas las circunstancias. No se trata por tanto, de un anuncio hacia fuera, sino de la alegría del encuentro con Cristo que se manifiesta en la vida del misionero. Debemos, por tanto, ser conscientes de que sin la conversión del misionero no hay anuncio, ya que sin esta experiencia de gracia, no se puede llegar al corazón del hombre, donde ya habita el Espíritu.

En verdad, el primer punto y origen de la vida misionera y de evangelización es reconocer la presencia de Dios en la persona de otro, dando así un nuevo estilo a la misión. Este fue la forma de actuar de Cristo, que todo lo que hacía lo referenciaba al “protagonismo” del Padre y / o la fe que salva aquel que lo busca para salvarse.

En este contexto, el P. Mariano Tibaldo (MCCJ) habló de los problemas urgentes de la vida misionera. Urgencias, estas, que no están vinculadas a un lugar geográfico, sino que deben responder, de hecho, las exigencias de la evangelización hoy. Fue precisamente sobre esta cuestión que los participantes, en grupos de trabajo, reflexionaron y pudieron compartir con los demás sus conclusiones en asamblea plenaria.

Susana Vilas Boas

Sí significa no

Etiopia
Borana Culture Ethiopia
Borana Culture, Southern Ethiopia

“¿Qué les parece? continuó Jesús. Había un hombre que tenía dos  hijos. Se dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo.”   “No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue. Luego el padre se  dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Éste contestó: “Sí, señor”; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?  “El primero,” contestaron ellos. Mateo 21, 28-31

Después de la lectura de esta parábola en la misa dominical de la misión rural de Dadim, el Padre Anthony, un misionero nigeriano, se zambulló en su homilía con confianza. Un viñedo es inimaginable en medio de la tierra roja árida del sur de Etiopía, por lo que el Padre cambió algunos detalles de la parábola por algo que la gente pudiera comprender. Dadim es una región de pastores cerca de la frontera de Kenia, donde el ganado y los camellos andan libres y la vida de las personas semi-nómadas Borana gira en torno a su ganado. Así que el padre Anthony rehízo la historia y habló de unos hijos a los que se les pidieron que llevaran al rebaño a beber agua.  A pesar de este cambio, la historia seguía en esencia siendo la misma: el primer hijo dijo “No” y luego fue; el segundo hijo dijo ” Sí “, pero no fue.  Y preguntó a la asamblea “¿Cuál de los dos hizo la voluntad del Padre?” Los feligreses fueron unánimes: el segundo hijo. El padre, un poco confundido, explicó nuevamente y de manera minuciosa la historia. Y otra vez recibió la misma contestación.

En la cultura Borana, la palabra “no” nunca se pronuncia. Ni en voz baja. Es el insulto más grave y más si se le dice a un padre. Es la más grave falta de respeto. La única respuesta que se puede dar siempre es ” Sí”. Pero este  “Sí” ¿implica siempre la afirmación? La respuesta parece ser que no. Uno puede ponerse de acuerdo en una hora de y en el lugar de una reunión y nunca presentarse; se puede estar de acuerdo para realizar un trabajo y nunca hacerlo; uno puede decir que se queda pero se marcha; decir que se marcha pero se queda.

Puede ser que realmente digan ” Sí” con muy buena intención, pero luego hay tantos factores en su vida que pueden hacer cambiar  su plan inicial que la mayoría de las respuestas afirmativas de hecho nunca se cumplen. Pero decir “No” es tan grave que incluso haciendo la acción apropiada después no se puede corregir el error inicial.

Aquel día no se llegó a un consenso entre el sacerdote, quien había llegado hace poco, y los feligreses. Para el pueblo Borana fue la actitud inicial del primer hijo el que lo hizo mal. Qué audacia para él decir “No” a su padre.

La misión está  llena de este tipo de situaciones perplejas. Y esto nos hace recordar acerca las diferencias que nos encontramos en las culturas y los desafíos de comunicar el mensaje del Evangelio en esas culturas. Tal vez el padre Anthony también aprendió una lección importante para su futuro trabajo con la comunidad Borana,  aunque seguramente él mantiene la esperanza de que un ” Sí ” en realidad va a convertirse en una acción y compromiso.

– Maggie

Maggie, Mark, Emebet, Isayas y Therese Banga, Laicos Misioneros Combonianos, Awassa, Etiopía

¡Ya estamos en Uganda!

En UgandaLa Comunidad en Gulu ya está completa, finalmente nos hemos reunido con Ewa y Joana que nos esperaban con los brazos abiertos en el Orfanato de St. Jude.
Monika y yo cumplimos hoy nuestra segunda semana y la estamos celebrando con un curso intensivo de “Acoli” la lengua que nos va a permitir comunicarnos e intentar aprender y entender a los que serán nuestros hermanos los próximos años.
Los primeros días en Kampala, tuvimos ocasión de reunirnos con los laicos misioneros combonianos y compartir una interesante charla sobre cómo nos vamos a organizar este tiempo que estaremos en Uganda con ellos. Nos explicaron cómo viven ellos la realidad laical, cuáles son sus proyectos y sus sueños, también sus limitaciones, y personalmente nos hizo mucha ilusión comprobar que estamos mucho más cerca de lo que imaginábamos.
Compartimos también cena y oración en un ambiente muy agradable y con la sensación de estar en casa. Es una suerte para nosotras que haya LMC en Uganda y en Gulu, porque sólo tendremos que unirnos a lo que ya están haciendo y ver lo que se produce estando juntos.
Al día siguiente papeleo y preparación para el largo viaje que nos lleva al norte, a Gulu. Nos despedimos de la Comunidad de Padres Combonianos de Kampala que tan bien nos ha recibido y acogido a nuestra llegada.
Son días de descubrimientos, de impresiones, de “aterrizar” en una tierra nueva, es tiempo de observar y disfrutar de los contrastes.
Hemos tenido también la suerte de encontrarnos con Dana (laica comboniana polaca, que está finalizando su tiempo de servicio en Matany) y Marco y Maria Grazia con sus hijos Francesco y Samuele (laicos combonianos italianos) que también terminan su tiempo de misión en Aber. Fuimos a visitarlos acompañadas de F.Ramón y F.Luigi.
Sólo un día para compartir experiencias, pero tiempo suficiente para comprobar que ha sido una época bonita de vida.
Es muy positivo para nosotras encontrarnos con otros laicos, conocer realidades cercanas a Gulu, escuchar anécdotas y experiencias de los que nos han precedido, nos ayuda a situarnos antes de empezar a asumir la que pronto será nuestra realidad.
En esas estamos, aprendiendo Acoli, compartiendo eucaristías, comidas y paseos con los Acoli y con la familia comboniana y disfrutando en silencio de lo que Uganda nos está regalando estos primeros días.

Carmen, Monika, Asia y Ewa

Wawotowu!*

AsiayEwaSaludos desde nuestro muy hermoso Gulu. En primer lugar deciros que sentimos mucho que les escribamos tan pocas veces, pero el tiempo pasa muy rápido. (Yo y Ewa) llevamos 3 meses en Uganda! Durante este tiempo hemos podido conocer el lugar, los niños, las madres y también el barrio en el que vivimos. Ahora es realmente nuestro hogar. Estamos todavía comenzando a conocer la cultura Acoli, cada día descubrimos cosas nuevas, costumbres y normas … Por supuesto también tenemos la oportunidad de ver la riqueza de esta cultura Acoli, me refiero entre otras cosas a los bailes. La tribu Acoli tiene más de 20 danzas tradicionales diferentes. Cada una de ellas muy enérgica y llena de vida. Cuando vemos a la gente que baila nos sentimos en deuda con ellos, nos encantan sus movimientos y su condición. También deciros que terminamos el curso de Acoli. Acoli no es tan fácil como habíamos escuchado, pero poco a poco empezamos a hablar con los niños usando su lengua.

Como escribí en el comienzo, el tiempo pasa muy rápido, probablemente porque estamos muy ocupadas. De momento intentamos hacer lo mejor y ayudar al hermano Elio para dar un espíritu fresco al orfanato de S. Judas donde nos encontramos. Ahora estamos involucrados en diferentes trabajos de oficinas. Ewa trabaja como asistente social, yo tuve que cambiar mi profesión de momento y me convertí en contable. Cuando llegamos aquí no habíamos soñado trabajar en la oficina, pero sabemos que las exigencias de la misión a veces cambian tus ideas. Por eso con humildad y apertura nos involucramos en los lugares que necesitan nuestra ayuda. Todavía observamos cosas que no entendemos y nos hacen enojar y estamos humildemente a la espera de cooperar con los trabajadores locales. Cada día descubrimos una gran cantidad de necesidades en este lugar y en nuestras cabezas hay un montón de ideas diferentes para organizar las reuniones con los niños. Estamos llenas de buena voluntad y felices y esto es lo más importante.

También cooperamos con los LMC locales, cada primer viernes de mes tenemos encuentro y oración en común. Nos preguntamos cómo organizar nuestra cooperación en el futuro, lo que podemos hacer juntos en este lugar. La comunidad local está muy abierta, así que creo que podemos hacer un montón de cosas muy buenas juntos. También conocimos a Marco y Maria Grazia, que acaban de terminar su misión en Aber y regresan a Italia.

El jueves Monika y Carmen se nos han unido, así que estamos muy felices porque por fin estamos juntas. Ahora las niñas tienen curso de Acoli así que permanecen en Layibi pero vivimos en la misma ciudad. Ahora realmente comenzamos a organizarnos nuestra vida en comunidad así como las actividades. Escribiremos al respecto pronto.

Muchas gracias por vuestro apoyo, por vuestra oración, que es muy importante para nosotras. También pensamos y oramos por ustedes. “Os saludamos” de nuevo.

Asia

*en Acoli- Os saludamos

Conclusiones del IIº Encuentro LMC en África

CoordinacionEl segundo Encuentro continental de los Laicos Misioneros Combonianos ha tenido lugar en Kinshasa (RDC) del 21 al 25 de julio del 2014. Participaron en la asamblea 5 sacerdotes, 2 religiosas y 18 laicos, entre los cuales estaban los coordinadores de 6 provincias del África francófona y anglófona, así como dos representantes del Comité Central.

El objetivo de esta Asamblea de Kinshasa era el de establecer un plan de acción concreto a partir de las resoluciones de los encuentros anteriores –la Asamblea Continental de Layibi (2001) y la Asamblea Internacional de Maia (2012)–, con el tema: “Comenzar con lo que tenemos a partir de nuestra realidad”.

Teniendo en cuenta los desafíos actuales en nuestra realidad africana, en la que Dios nos llama a vivir nuestra vocación como testigos de su amor, según el carisma de San Daniel Comboni, al servicio de la misión, que es un don de Dios, y después de reflexionar conjuntamente, hemos llegado a algunas conclusiones que permitirán a cada provincia establecer un plan de acción. Estas conclusiones son:

1. Vocación

Queremos animar a cada LMC a vivir la vocación como se la definió en Layibi; superar las dificultades de la vida y mantener los diferentes compromisos que tenemos en cuanto padres, trabajadores y cristianos, dando así testimonio de nuestra vocación.

Como se dijo en Maia, las comunidades LMC necesitan elaborar procesos que permitan el pleno cumplimiento de la vocación personal de sus miembros a lo largo de toda la vida. Establecer un programa de oración, de retiros, de vida sacramental y de revisión de la vida comunitaria.

Para facilitar un camino conjunto en nuestra vocación como Familia Internacional de LMC, animamos a los nuevos grupos a comunicarse regularmente con los Comités Continental y Central, para recibir la ayuda de los responsables de la coordinación. Creemos que es necesario seguir las líneas comunes de las directrices internacionales.

2. Relaciones entre los LMC

El movimiento tiene una misma visión. Todos deben colaborar y trabajar conjuntamente para vivir armoniosamente la vida comunitaria.

Con el fin de facilitar la integración de los nuevos LMC en los grupos LMC locales, tenemos que reforzar la comunicación y el trabajo en red entre el grupo coordinador que envía y el grupo coordinador que recibe, los comités Central y Continentales y los Superiores Provinciales MCCJ.

Para una plena integración, se invita a los nuevos LMC a participar en la vida del grupo: en la formación permanente, las asambleas, los retiros, los procesos administrativos y las contribuciones económicas…

Animamos a los LMC que trabajan en un país donde nos hay LMC locales a promover nuestra vocación formando un grupo local.

3. Formación

Como movimiento LMC en África, nos hemos comprometido a hacer juntos un camino de formación, para seguir a Cristo según el carisma de Comboni que nos convoca a hacer causa común con los pueblos a los que somos enviados.

Las decisiones tomadas en las Asambleas precedentes nos guían en el camino formativo, en el que deberíamos tener en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Las provincias deben colaborar en la elaboración de los diferentes programas y subsidios de formación;
  2. Debemos compartir programas y temas de formación entre las diferentes provincias y el Comité Central;
  3. Debemos traducir los documentos de la formación en todas las lenguas;

4. Economía

Queremos incluir en nuestra vida espiritual nuestra economía, para vivir una vida fundada sobre la Providencia. En este sentido, pedimos a los grupos que consideren en sus programas de formación un tema sobre la relación con el dinero, poniendo nuestra estabilidad y confianza en Dios.

En el proceso de nuestra autonomía financiera, invitamos a los diferentes grupos a formar a sus miembros en los diferentes aspectos financieros, tales como: proyecto de desarrollo basado en las necesidades locales, búsqueda de fondos, contabilidad…

Sabiendo que pertenecemos a esta familia LMC, estamos llamados a ser responsables de sostener el grupo. En este sentido, todos los LMC deben contribuir al fondo local del grupo. A partir de este fondo local, el grupo debería igualmente contribuir al fondo común internacional, gestionado por el Comité Central.

Estamos también llamados a animar la Iglesia local y toda persona de buena voluntad a sostener nuestras actividades misioneras.

Para alcanzar nuestra autonomía financiera, invitamos a los grupos a iniciar actividades generadoras de entradas propias (agricultura, ganadería, farmacias, cine, centros de fotocopias e internet, artesanado local, Conferencias, formación, coloquios, animación de eventos…).

No basta comprometernos en proyectos, sino que estamos también invitados a presentar las cuentas con transparencia (libros de caja, cuentas bancarias con más de una firma…).

5. Organización

5.1 Cada Provincia debe tener:

  1. Un Equipo de Coordinación, compuesto de: un coordinador, un secretario y un tesorero (encargado de finanzas). Este equipo debe enviar sus relaciones al Comité Africano y al Central.
  2. Una persona encargada de las comunicaciones (blog, Facebook, twitter).
  3. Un Equipo de Formación. Este equipo debe: planificar y preparar los temas de formación; asegurar el seguimiento y la evaluación de las formaciones dispensadas.
  4. Cada grupo debe tener un responsable de formación que trabaja en red con los responsables nacionales.

5.2 Comité Africano:

  1. El Equipo de Coordinación Central está compuesto por: un coordinador, un secretario, un tesorero (encargado de finanzas).
  2. Sus atribuciones son:
  1. Asegurar la comunicación con el Comité Central.
  2. Convocar y preparar los encuentros continentales.
  3. Asegurar la comunicación entre las diversas provincias.
  4. Velar para que se ejecuten las decisiones tomadas en las distintas Asambleas.

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