Laicos Misioneros Combonianos

La misión al otro lado del atlántico

LMC Peru

LMC PeruTener fe es firmar una hoja en blanco y dejar que Dios en ella escriba lo que quiera (San Agustín).
Así también la misión es dejarnos guiar por el Espíritu Santo que nos acompaña y espera.
Llegamos a este camino con todo lo que somos y así también partimos. Hemos traído en el corazón a todos los que amamos y nos completan, nos han enviado aquí y nos acompañarán toda la vida, así dicta el amor. Salimos al amanecer y también en un amanecer llegamos al Perú. Conscientes de la duración del viaje encontramos las fuerzas en los abrazos apretados que nos dijeron hasta pronto. Llegamos a la tierra a la que llamaremos casa en los próximos años.
A la puerta del aeropuerto ya nos esperaban, entre sonrisas y alegría nos recibieron. Compartimos nuestro nombre y nuestro carisma.
A la salida, fuimos recibidos por la lluvia menuda que se hacía sentir, y en este torbellino de sensaciones recorrimos por primera vez suelo peruano. LMC PeruUn primer período de puro conocimiento, despojadas de nosotras damos los primeros pasos junto a este pueblo que nos acogió de forma tan amable. Somos nosotras del otro lado del atlántico viviendo la misión al estilo de S. Daniel Comboni.
Conocer a los Laicos Misioneros Combonianos fue a conocer a nuestra familia LMC Peruana. Cada uno de ellos compartió con nosotros un poco de sí y de su testimonio de vida y de fe. Pudimos conocer también a los postulantes con quienes convivimos y compartimos buenos momentos. Entre conversaciones, bebidas, comidas y carcajadas recibimos un poco de ellos y dimos un poco de nosotras, alegres, con la certeza de saber que todas estas vidas convergen hacia Dios.
Con la certeza de que fue y es Dios quien nos llama a esta misión. Caminamos juntas con la seguridad de que llegaremos adonde nos esperan.

LMC Peru
Neuza y Paula, LMC Perú

Familia Comboniana (España) en Almería

LMC España

LMC EspañaLa semana pasada se reunió en Granada (España) la comisión de Familia Comboniana para seguir dándole forma al nuevo proyecto de misión que como familia misionera queremos empezar en Almería, concretamente en S. Isidro de Níjar.

La realidad de los migrantes allí instalados, la mayoría africanos, nos interpela y nos llama a dar una respuesta desde nuestro Carisma Comboniano de “Salvar África con África”.

Gracias a la comisión por vuestro empeño y trabajo y por sonar juntos/as un nuevo tipo de presencia misionera como Familia.

Compartimos un pequeño video de una de las visitas que se hizo a los distintos asentamientos de migrantes el curso pasado y que muestran la realidad que allí nos encontramos.

LMC España

Vida en comunidad

LMC Portugal¡Noticias maravillosas!
Esta semana, el martes, llegó a Portugal la LMC española Teresa Monzón. Se encuentra realizando la experiencia comunitaria con la LMC Cristina Sousa en Braga.
Están las dos estudiando en Braga, aunque lenguas diferentes: Tere el portugués y Cristina el francés.
Acogemos a Tere con mucha alegría y estamos unidos también a esta comunidad. Rezamos para que en ella nazcan frutos que generen vida, “vida en abundancia”.
Bienvenida Tere. ¡Estamos juntos!

LMC Portugal
LMC Portugal

Gracias, San Daniel Comboni, por fundar el Instituto

Comboni

ComboniQueridos hermanos:
Feliz Fiesta de San Daniel Comboni.

Este año, en el que celebramos el 150 aniversario de la Fundación de nuestro Instituto, una de las bellas cosas que contemplamos es la celebración de la santidad de Comboni en las comunidades cristianas de las Iglesias locales en las que vivimos y a las que participamos.

Comboni, bendito é Deus em teu nome”, “Comboni, bendito es Dios en tu nombre”: así cantaban, queridos hermanos, los feligreses de Curitiba que encontré durante mi visita a la provincia y a los hermanos de Brasil. Sí, una Iglesia local de Brasil, muy lejos de África, bendiciendo a Dios y alabando a San Daniel Comboni. Qué lindo que San Daniel Comboni, nuestro Padre y Fundador, se haya convertido en una figura tan atractiva, gracias al compartir realizado por los combonianos, las combonianas, las seculares combonianas y laicos combonianos. Sí, los santos y las santas hablan para todos, en todas partes. En Mozambique, donde se celebra, junto con los 150 años del Instituto, los 70 años de presencia y servicio generoso de los Combonianos, en la parroquia de Benfica-Maputo, los valientes jóvenes del coro cantaban: “Continente africano, alegrémonos y cantemos, el mundo entero alégrese y caiga dando gracias al Señor. Fue un Profeta en su tiempo. Denuncio la esclavitud. Los de grito alternativo o africanos”, “el continente africano, se regocija y se regocija el mundo y canta, canta, dando gracias al Señor, Comboni fue un Profeta en su tiempo. Denuncio la esclavitud y ha sido oído el grito de los africanos”.

¡Gracias Comboni! Gracias África porque has modelado a Comboni y lo has hecho un santo y generoso hombre de Dios.

Queridos hermanos, en este año en el que celebramos los 150 años de la Fundación de nuestro Instituto misionero, queremos agradecer a Dios por el regalo de San Daniel Comboni y el regalo de los hermanos que han consumido y dado totalmente al pueblo de Dios en la misión. Agradecemos a nuestros hermanos asesinados mientras se dedicaban al servicio del Evangelio y la misión. Queremos decirles GRACIAS: se han convertido en “Santos y capaces”. Santos y capaces. Lo uno sin lo otro vale poco para el que sigue la carrera apostólica. El misionero y la misionera no pueden ir solos al paraíso. Solos irán al infierno. El misionero y la misionera deben ir al cielo acompañados de las almas salvadas. Y aunque ante todo han de ser santos, o sea, completamente ajenos al pecado y a la ofensa a Dios, y humildes, eso no basta: necesitan tener caridad, que es la que los hace capaces” (E 6655).

En el marco de los 150 años de nuestro Instituto, sería muy bueno dedicar un momento de oración de acción de gracias por estos hermanos nuestros “santos y capaces”, que se consumieron por el Reino de Dios entre los pueblos a los que fueron enviados. ¿Contemplar a estos hermanos nuestros santos y capaces, nos provoca a preguntarnos: y yo, tengo la misma disponibilidad para hacer un camino de vida en continua conversión? ¿Aspiro a la santidad misionera y a la capacidad evangélica que contribuye a la vida de mis hermanos y hermanas con los que construimos el Reino de Dios en nuestro mundo tan necesitado y herido?

Pensando en nuestros hermanos “santos y capaces” notamos que tenemos un profundo y rico pozo de espiritualidad misionera e comboniana al cual beber. Tenemos muchos hermanos de todas las edades, de todas las culturas y de todas las razas que ayer y hoy han vivido y viven imbuidos con esta gran espiritualidad y se han convertido en ejemplos. “Son muchos los misioneros combonianos identificados, generosos y dispuestos a dar la vida por Cristo y por la misión; sin hacer ruido, se gastan cada día en los diversos servicios a ellos confiados” (AC 2015, n. 14).

Este año en el que celebramos los 150 años de nuestro Instituto, me gustaría recordar cuatro hermanos y una hermana cuyo proceso de beatificación y de canonización, dentro de las comunidades cristianas y de la Iglesia, ya ha iniciado.

“Santos y capaces” en la evangelización: “De mi vida depende la salvación de muchas almas; cuanto más santo sea yo, más salvaré… Mucho hace quien mucho ama y mucho obtiene quien mucho sufre. Ante la Virgen de Lourdes he pedido la gracia del martirio”, “O Sacratísimo Corazón de Jesús, yo me encierro en la herida de tu dulcísimo costado y entrego las llaves a mi querida madre a María y le ruego de no abrirme si no para ir a gozaros toda la eternidad” (Mons. Antonio María Roveggio, del diario personal).

“Santos y capaces” en la vida de la comunidad: “Entre yo y mis hermanos recuerdo haber insistido dos veces, y con algo de fuego, en mi opinión, así que durante dos minutos, puede ser que la armonía no haya sido de lo más delicioso, pero Deo gratias; ambas veces, en el mismo istante, les he pedido perdón por mi furia, y me dijeron, sí, sí, va bien. Si alguna vez sucede echar agua al fuego de los otros lo haces con gusto, sobre todo porque es más barato” (Hno. Giosuè dei Cas, 13.1.1927, carta al Sup. General, carta desp.).

“Santos y capaces” en la caridad: “La santidad es el árbol y el amor su fruto. Más nos esforzamos por amar, conocer, servir a Dios y más nos sentimos atraídos, como del imán, para servirle en la persona de todos los necesitados, especialmente de los más lejanos y de los que más sufren” (P. Bernardo Sartori, carta de Otumbari, 19.1.1979).

“Santos y capaces” en el deseo de vivir el Evangelio: “Tengo que seguir esforzándome por vivir la presencia de Jesús en mi corazón y me pregunto con frecuencia qué haría él en mi lugar. Me ha conmovido la idea de escuchar la palabra de Dios sin defensas, y hablar con Jesús en el tabernáculo sin defensas. Por lo tanto no defenderme con tantas disculpas si mi vida no se adecua a la palabra de Dios y no hablar de Jesús imponiendo mi punto de vista humano, mezquino. Lamentablemente debo hacer todavía más o menos los mismos propósitos del pasado” (P. Giuseppe Ambrosoli, extracto de los ejercicios espirituales, 9-15.1.1981).

“Santos y capaces” en la profecía: “Os quiero mucho a todos y amo la justicia y por la justicia basta simplemente la voluntad de cada persona, basta la voluntad como Iglesia, como comunidad, antes que la rebelión pueda dar lugar a brutalidad impredecible en nuestro entorno social. No aprobamos la violencia, aunque recibimos violencia. El sacerdote que os habla ha recibido amenazas de muerte. Estimado hermano, si mi vida te pertenece, también te pertenecerá mi muerte” (P. Ezechiele Ramin, homilía en Cacoal, 17.2.1985).

“Santos y capaces” en la colaboración: Hna. Maria Giuseppa Scandola, enferma, envía el mensaje al joven misionero P. Giuseppe Beduschi, enfermo, diciendo: “Los Shilluk necesitan de Vd…, Vd no morirá, yo moriré en su lugar…” y por él ofrece la vida y muere después de pocos días (1.9.1903), mientras que el P. José vivirá todavía muchos años (morirá en 10.11.1924).

Comboni

Aquí están los hijos e hijas de San Daniel Comboni. ¡FELIZ FIESTA!
P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie MCCJ
en nombre del Consejo General

Piquiá

LMC Brasil

LMC BrasilFui a visitar una mina a cielo abierto, la mayor mina del mundo de extracción de hierro situada en la sierra de Carajás. Cuando llegué quedé impresionada por sus dimensiones, miré como técnico aquella explotación y pensé: hace tiempo habría dado todo para trabajar en un lugar como éste… Después contemplé la realidad de aquel espacio y sentí un dolor muy grande, me acordé de todos los que se ven afectados por los impactos que provoca a lo largo de cientos de kilómetros. No fue casual que tuviéramos que viajar una noche entera para visitar esta mina, es que entre la Sierra de Carajás y el Puerto de São Luís está Piquiá.

Y en Piquiá, misión donde nos encontramos, sentimos bien de cerca los impactos socio-ambientales causados por ella. El material extraído en este lugar es transportado en tren a Piquiá para ser trabajado en las varias siderúrgicas aquí instaladas y luego encaminado nuevamente en tren hacia el puerto de San Luis desde donde sale a diferentes destinos del mundo.

Piquiá es un barrio de la periferia de Acailândia, MA, y se divide en Piquiá de Cima, donde vivimos, y Piquiá de Baixo, donde las siderúrgicas están instaladas en los patios de las casas.

LMC BrasilLos habitantes de Piquiá de Baixo sufren diariamente con la contaminación proveniente de estas industrias. Con la llegada del verano la contaminación está aumentando y todos los días es posible ver nubes negras saliendo de las chimeneas sin ningún tipo de control de emisiones y sin ningún tipo de fiscalización por parte del gobierno. Es impresionante la cantidad de polvo de hierro que se encuentra en el aire, y el daño que provoca en nuestro bienestar y salud. En las visitas que hice a las familias de Piquiá de Baixo, no pude quedar indiferente a las historias de vida y sufrimiento vividas por esta comunidad debido a la contaminación y al impacto ambiental destructivo provocado en este lugar que era un pequeño paraíso.

A lo largo de los años las luchas han sido muchas, la población se ha unido para luchar por lo que son sus derechos, un ambiente sano y limpio para vivir y, poco a poco, han ido obteniendo sus conquistas en esta lucha contra gigantes por una vivienda digna. En este momento ya tienen un terreno y un proyecto para la construcción de un nuevo barrio, el Piquiá de la Conquista, distante del foco de la contaminación. Ahora el mayor obstáculo es la burocracia, pero la esperanza sigue viva…

¡Piquiá de abajo, reasentamiento ya!

LMC Brasil

Liliana y Flávio LMC Brasil