Laicos Misioneros Combonianos

Cierre y apertura

LMC Africa

LMC AfricaHoy trabajaremos las conclusiones de nuestro encuentro con pasos concretos y en caminando juntos como Laicos Misioneros Combonianos que trabajamos en este hermoso continente Africano.

Todos tenemos diferentes realidades dentro de nuestras comunidades.

Para algunos ha sido fácil colaborar dentro de nuestras comunidades, otros han encontrado desafíos. Hay comunidades que se comunican bien y entienden las expectativas de nuestra familia y la comunidad Comboniana, otros han tenido que encajar todo esto y buscar salidas.

Concluimos ahora el encuentro. El Espíritu Santo nos ha abierto los ojos y los corazones de todos nosotros. Somos más fuertes juntos, como familia comboniana.

Nuestro tiempo en Anchilo nos ha ayudado a descubrir un continente de gente trabajando para ayudar a expandir el reino de Dios.

Nos ha mostrado nuestras fortalezas y nuestras debilidades.

Hemos presentado resoluciones para que nuestros caminos sean más claros para todos nosotros.

Estas resoluciones nos ayudarán a comprender con más profundidad nuestra vocación, nuestras responsabilidades y el camino a seguir en el espíritu de San Daniel Comboni.

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Frutos

LMC AfricaNuestro encuentro ha traído al grupo las realidades de nuestra vocación misionera.

Hemos dialogado sobre temas como la comunicación, vocación, economía, formación y muchos otros. A través de estas discusiones hemos evaluado nuestro caminar y analizado dónde hemos cumplido nuestras metas, las áreas en que necesitamos mejorar y los desafíos que enfrentamos al hacerlo.

Al igual que San Daniel Comboni, todos hemos encontrado algunas dificultades para anunciar el Reino de Dios. En el carisma de nuestro fundador e intercesor, encontramos la fuerza para continuar en nuestra misión y hallar el camino para hacerlo. Como la palmera que lleva fruto de cocos, no es fácil compartir el dulce sabor de la salvación, pero encontramos la fuerza para escalar, a través de nuestra fe y nuestra comunidad.

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El “buen negocio” del Reino

Un comentario a Mt 13, 44-52 (XVII Domingo ordinario, 30 de julio 2017)

Concluimos la lectura de las siete parábolas que Mateo reproduce en el capítulo 13, explicando cómo funciona el Reino de Dios. Hoy nos tocan tres muy breves parábolas: el tesoro, la perla y la red. Son casi como tres modernos “twits”, frases muy breves, pero contundentes y llenas de significado.

Yo me detengo brevemente las dos primeras, que son muy parecidas y tienen un mismo significado; hablan de “un tesoro escondido” y de “una perla de gran valor”, algo por lo que merece la pena venderlo todo. El Reino de Dios (su amor, su verdad, su justicia y misericordia) es más valioso que todo lo demás.

Estas parábolas me recuerdan el testimonio de San Pablo, que en la carta a los filipenses dice lo siguiente:

“Lo que entonces (antes de mi conversión) consideraba una ganancia, ahora lo considero pérdida por amor a Cristo…Es más, pienso incluso que nada vale la pena si se compara con el conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, y todas las tengo por basura con tal de ganar a Cristo” (Flp 3, 7-8).

En la historia de la Iglesia hay muchas personas que lo han dejado todo por seguir a Cristo; personas que han renunciado a riquezas, honores y hasta sabiduría humana, porque todo eso le parecía poco importante ante el hecho de ser discípulo de Jesús de Nazaret y de consagrarse a su Reino.

Pienso, por ejemplo, en Ignacio de Loyola que abandonó su carrera militar y sus deseos de gloria para dedicarse totalmente a la causa del Reino de Dios; o en Daniel Comboni, que renunció a una prometedora carrera eclesiástica en Europa, para dedicarse, cuerpo y alma, a la misión africana en nombre de Jesucristo; o la Madre Teresa de Calcuta, que dejó su colegio de niñas bien para irse, en nombre de Jesús, a atender a los moribundos de Calcuta…

Pienso en los misioneros y misioneras que abandonan su tierra y su familia para “comprar” la alegría de una vida dedicada al servicio del Evangelio y de los más pobres y abandonados.

A ninguno de ellos les costó dejar sus “riquezas” y comodidades, sino que les pareció un buen negocio. Han cambiado una riqueza efímera y unos honores humanos por la alegría de vivir como discípulos de Jesús y obreros de su Reino de amor y de paz, de justicia y de verdad.

Hoy es un día para preguntarme: ¿Me contento con alguna perlita de poco valor (mi autoestima, mi confort, mi comodidad, mis pecadillos) o busco la perla del Reino de Dios? ¿Sé dejar lo que sea para vivir como discípulo de Jesús? ¿Estoy haciendo un buen negocio con mi vida o me contento con valores menos importantes?

P. Antonio Villarino
Bogotá

Unidad

LMC AnchiloNuestro tema para el día fue la unidad.

El Señor nos ha traído a todos de diferentes tierras, con lenguas y culturas diferentes, reuniéndonos en el Espíritu Santo.

Nosotros mismos, nuestro trabajo y nuestras comunidades somos como un rompecabezas. Una pieza aislada tiene poco significado, pero juntos podemos crear algo hermoso
LMC Anchilo
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XXV Aniversario LMC México 2017

LMC MexicoHoy, a 25 años del inicio de los LMC de México, nos reunimos en Sahuayo, Michoacán para llevar a cabo nuestra XIX Asamblea Nacional con mucha alegría, fe y entusiasmo que nos anima a seguir en esta vocación pues como dijo San Daniel Comboni “Esta obra no morirá”.

El día 30 de junio reflexionamos sobre la fidelidad a la vocación laical, y en ese camino, el llamado es una brújula que guía nuestros pasos y nos indica el camino correcto; mientras que la vocación es hacer aquello que se alinea con nuestra pasión y que de alguna u otra forma contribuye hacer al mundo mejor; ayudar, dar luz, generar bienestar, ser guía, armonía. Todos necesitamos encontrar nuestra vocación, pues nos lleva a disfrutar más la vida. El consejo en este sentido fue: “Si estás haciendo lo que te apasiona, síguelo haciendo y mejor”. Seguir la vocación involucra conocernos y desarrollar nuestros talentos ¿para qué soy bueno? Sentirnos elegidos de Dios, somos personas especiales sobre las cuales puso su mirada.

LMC MexicoPosteriormente, el día primero de julio reflexionamos sobre lo que debe distinguir a un LMC, y coincidimos en que el LMC es fraterno, actúa con solidaridad y empatía para liberar y acompañar a los más pobres y abandonados. En cuanto a su personalidad es un hermano que da confianza, te hace sentir parte de su familia y comparte contigo penas y alegrías. Además debe ser amable, generoso, tener la libertad y alegría de servir. En esta vocación no todo es fácil, aunque no queremos estar allí, Dios lo quiere y él nos mantiene de pie en los momentos difíciles.

De igual forma, se comenzó a desarrollar un Plan de trabajo con base en la experiencia laical misionera del grupo, para poder avanzar en este plan se requiere observar, acercarse a la realidad, escuchar y aprender de lo sencillo para finalmente poder actuar con paciencia. El misionero no siempre puede resolver las cosas, debe iniciar procesos para que esto cambie. Así, de la experiencia de trabajo en comunidades indígenas en Guerrero, las áreas de trabajo identificadas son: educación, empleo, nutrición, promoción de la mujer e inclusión a discapacitados.

Asimismo, tuvimos la alegría de compartir este festejo con un grupo de simpatizantes quienes nos acompañaron y trabajaron durante estos dos días sobre su proyecto de vida y reflexionaron sobre su vocación laical y sobre si ésta puede ser al lado de los LMC. Además de escuchar testimonios misioneros, participaron activamente en los momentos de oración y celebración.

Finalmente, llegó el gran día, el día dos de julio tuvimos la oportunidad de escuchar los testimonios misioneros de LMC mexicanos pioneros en este caminar. Ha sido una bendición contar con la presencia de la Familia Cornejo Castillo, Olivia Ayala, Martha Navarro y Manuelita Valladares quienes con sus testimonios y entrega han dejado huella en este camino.

LMC MexicoLa celebración eucarística de acción de gracias fue presidida por el P. Enrique Sánchez, Provincial de los mccj, y sin duda alguna fue un momento muy emotivo para reiterar las GRACIAS a todos los que han escrito parte de esta historia y los que continuarán escribiéndola.

Agradecemos también el acompañamiento del Hermano Joel Cruz, mccj y el P. Gustavo Covarrubias mccj, actual Asesor de los Laicos Misioneros Combonianos en México y a todos quienes se unieron en oración y de corazón a este festejo.

La vida está hecha de momentos. Fue en julio de 1992 que se realizó un primer encuentro de formación LMC y fue en julio de 1996 que nuestros primeros LMC Silvia, Pablo, Oli y Ana Luz fueron destinados a Guatemala. Y en este mismo mes hemos dado gracias, especialmente por aquellos que han aceptado el llamado misionero de salir de misión ad gentes.

LMC Mexico

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