Laicos Misioneros Combonianos

Razones para la Esperanza (Tras las huellas del Resucitado VI)

Resucitado
Resucitado

A lo largo de este tiempo Pascual hemos ido descubriendo la presencia de Jesús Resucitado en medio de nuestra vida. Como discípulos misioneros queremos seguir sus huellas, ser portadores de la Buena Noticia, confiados en que él siempre nos acompaña en nuestra tarea evangelizadora.

Estamos atravesando momentos difíciles en el mundo. Los nuevos liderazgos políticos en muchos países extreman el discurso por su propio beneficio. Parece que se esfuerzan en acusar a los otros separar posturas, para crear dos bandos buscando el beneficio de unos a costa de los otros, y si hay un cambio se busca una postura revanchista.

La violencia y en su caso extremo la guerra, parece la única solución a proponer para solucionar nuestras diferencias. Hay que prepararse para la guerra pues estamos abocados a encontrar en ella nuestra última solución.

No nos resignamos: ¡Otro mundo es posible!

También nosotros en los LMC tenemos nuestras grandes preocupaciones en cómo mantener a nuestros compañeros y compañeras que dejaron todo para dar su vida en la misión; de manera particular las dificultades que encontramos en conseguir que nuevas personas (jóvenes y no tan jóvenes) se unan a este servicio misionero. Encontrar nuevas personas que quien completar nuestras comunidades en misión y continuemos así a compartir nuestra vida con los pueblos a los que el Señor nos ha llamado a servir…

Pero cuando nos vemos rodeados por muchas dificultades aparece Dios y nos recuerda su alianza con nosotros. Como Iglesia vivimos una larga Cuaresma pidiendo poder convertirnos y superar nuestras debilidades. Y gracias a Dios nos encontramos con Él en la celebración del Triduo Pascual. En esos días acompañamos a Jesús en la última cena donde nos enseña la importancia del servicio. Estuvimos con Él en la noche de Getsemaní para entender la dureza de esos momentos, que a veces nos recuerda a algunos de los nuestros, y agradecemos la determinación de Jesús en confirmar su SÍ al Padre.

A partir de ahí acompañamos a Jesús en los momentos más duros, consecuencia de su vida. Hay muchos que no pudieron soportar sus palabras y sus hechos, debían acabar con Él. Vemos a Jesús que toma la Cruz, la cruz que se repite en tantas mujeres, tantos hombres, niños y niñas de nuestro mundo que siguen sufriendo injusticia, tantas realidades duras de las que el Señor no huye, sino que da un paso adelante. Comprendemos que Dios ha decidido ir hasta el final con nosotros, que no nos abandona en ningún momento.

Y con alegría y gozo celebramos la resurrección de Jesús de entre los muertos. La muerte, el mal, no tiene la última palabra. Dios resucita a Jesús y nos comunica que Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Ahora andamos un poco como los discípulos de Emaús, sin creerlo del todo, sin saber reconocer del todo…

Pero vemos como la luz se impone a las tinieblas, vemos que ese es el camino a seguir. De nuevo caemos a los pies de Jesús Resucitado, le pedimos perdón y le damos GRACIAS.

Y de repente todas nuestras dificultades empiezan a cambiar de color. No somos nosotros, es Él. Cada uno tiene que poner su granito, pero lo que toca es entender el plan de Dios y dar la respuesta que Jesús dio con su vida.

La respuesta que podemos dar como seres humanos es frágil y en seguida surgen los miedos, pero cuando comprendemos en manos de quien estamos todo cambia.

Sabemos que somos frágiles y el entusiasmo de la Pascua tiende a ser sofocado por las preocupaciones del día a día, pero al Pascua nos ayuda a ver la vida con perspectiva. Y la comunidad nos ayuda a permanecer fieles.

En lo particular y como LMC volvemos a reconocer que la misión es de Dios. Que ilusos pensar que depende de nuestras fuerzas. Solo estamos para servirla. Él se encarga, toca confiar. Confiar con ESPERANZA. Con una esperanza que no es sino espera fundada en lo que hemos vivido y estamos celebrando estos días. Nuestra Esperanza está fundada en la Resurrección de Jesús. No importa lo cuesta arriba que a veces se ponga el camino, sabemos que Él nos acompaña y está con nosotros.

Y confiamos plenamente en las últimas palabras del Evangelio de Mateo:

Poneos, pues, en camino, haced discípulos a todos los pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Mt 28, 19-20

Alberto de la Portilla, LMC

Correr al auxilio de quien lo necesita (Tras las huellas del Resucitado V)

Resucitado
Resucitado

En la segunda acepción de la palabra RESUCITAR, el diccionario de la RAE nos dice que a nivel coloquial significa «Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo».

Este verano tuve una experiencia Misionera en Mozambique junto a otros cinco compañeros. Durante esta experiencia conocí a Doña M. Una mujer viuda, de una fe profunda, con una vida larga de trabajo como maestra. Tenía una personalidad muy cercana y preocupada por todos sus vecinos y desde hacía unos años en su deseo de ayudar a los demás, juntó a un grupo de personas, miembros de la parroquia de Songo, para comenzar el grupo de Cáritas desde cero.

Gracias a su empeño y al de sus compañeros, Cáritas Songo se puso en marcha con el objetivo fundamental de devolver la dignidad a todos los necesitados del pueblo.

Todos los días, salía a pie con su grupo para visitar, acompañar, repartir, escuchar… siempre con una sonrisa en la cara y una mirada transparente que mostraba al Jesús misericordioso que ella llevaba a todos.

Podría hablar de muchas de las experiencias que compartí con M. pero la que más me impresionó fue el día en el que acudimos con el grupo a atender una llamada de urgencia. Un anciano se había quedado en la calle porque le echaron de la casa donde vivía. Se refugió en un cuarto abandonado, sucio, destartalado y sin puerta. Los vecinos alertaron de esta situación y M. sin dudarlo un momento, acudió en su ayuda, sacando de su propio bolsillo el dinero para cubrir las primeras necesidades del anciano, comida y agua fundamentalmente… Pidió a la comunidad que se movilizara para buscar una solución al problema de la falta de puerta y rápidamente consiguieron traer una que solucionó la falta de intimidad y seguridad del anciano. Y tal como hizo el Buen Samaritano, dejó más dinero a una vecina del hombre, para que fuera comprando más comida y aquello que necesitara.

Su generosidad, su desprendimiento y humanidad, al estilo evangélico, nos hizo pensar en nuestras propias actitudes y comportamientos en la sociedad en la que vivimos ¿hubiésemos actuado de la misma manera? Seguramente no.

Hace dos meses me llegó la noticia de su fallecimiento. El mismo Jesús que se hacía presente en su labor caritativa, la llamó para premiarla y agradecer el haber sido Buena Noticia.

M. se empeñó en restablecer, renovar y dar nuevo ser, es decir, en RESUCITAR, a todos aquellos que se acercaban a solicitar su ayuda. Tampoco se olvidó de ir a aquellos que no podían o no querían acercarse a la parroquia. Esos eran sus elegidos, los mismos a los que Jesús se acercaba porque sabía que ellos no iban a dar el primer paso.

Ahora ella, disfruta de la RESURRECCIÓN que ella dio a tantas y tantas personas en Songo.

Faina Toledo, LMC

Vacíate ante el Señor

LMC Kenia

Belinda, LMC Kenia, nos comparte sus reflexiones tras los ejercicios espirituales que ha realizado en su camino de preparación a la misión.

Vacíate de todas tus responsabilidades, pensamientos y cargas que puedan perturbarte, crea espacio en ti para concentrarte en las cosas de Dios (lectura de la palabra, oración).

Escucha atentamente al Espíritu Santo (su guía, enseñanza y dirección)

Permite que el Señor tenga el control de todo, entrégate plenamente a Él.

Deja que tu espíritu y tu alma tomen conciencia de que te pones en presencia de Dios de una manera especial.

Permite que el Espíritu Santo te acerque al Padre.

Ábrete a recibir sus gracias, no descubras las cosas por ti mismo, deja que el Espíritu Santo ore a través de ti.

Sé paciente, permanece tranquilo y sabe que Él es Dios y hace las cosas bellas a su tiempo.

Sé obediente a su voluntad para que te conceda sus gracias. Como Cristo fue obediente a la voluntad de nuestro Padre celestial hasta la muerte y fue glorificado.

Deja que el Espíritu Santo te sumerja en el amor de Cristo y te muestre sus misericordias sin límites, Su perdón, Su poder y majestad y Su reino que es por los siglos de los siglos. Salmos 103

El Buen Pastor – Juan 10:1-42

El Señor desea tener una relación íntima con todos sus hijos. Me recordó que Él es el buen pastor, aquellos que forman parte de su rebaño le conocen y pueden distinguir entre su voz y la voz del enemigo (falsas enseñanzas, doctrinas y compromiso).

Cristo es el buen pastor, Él da su vida por nuestra salvación, Él no permitirá que nos descarriemos, sino que lleva a los que están perdidos de vuelta a Dios nuestro Padre.

Él conoce nuestra naturaleza pecaminosa y nos llama al arrepentimiento para ser renovados y devueltos a Su rebaño.

El cielo se regocija cada vez que nos reconciliamos con Cristo a través del arrepentimiento. Lucas 15:1-7

Cristo La Vid Verdadera-Juan 15:1-17

Como misioneros laicos nuestra fuente de vida es Cristo. Él alimenta nuestros espíritus y somos capaces de dar buenos frutos entre aquellos a quienes Él nos envía a servir.

Si nos olvidamos de Aquel que nos envió, lo abandonamos y nos alejamos de Él, no tenemos vida y nunca podremos dar buenos frutos, ningún esfuerzo o recurso que demos a los demás sin Cristo es vacío.

Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, dará mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer”.

Cristo nos recuerda que los que le aman de verdad son obedientes y guardan sus mandamientos.

Él nos ama entrañablemente, nos instruye para que permanezcamos en Su amor.

Amaos los unos a los otros porque es en el amor donde podemos servir a los demás.

Cristo es el que nos elige, Él nos envía a difundir su amor a su pueblo y en el amor todo lo que pidamos en su nombre se nos dará

Servirnos los unos a los otros -Juan 13 :1-15

Con humildad Cristo siendo el hijo de Dios lavó los pies de sus discípulos, Él nos enseñó que nadie es mayor o menor que el otro, debemos servirnos los unos a los otros.

Filipenses 2:2-3

No hagan nada por orgullo o celos, sean uno en amor, mente y corazón con humildad de Cristo valoren a los demás por encima de ustedes mismos.

Cristo nos ha perdonado, nosotros debemos hacer lo mismo con los demás.

Sé siempre agradecido.

En compañía de Dios no hay miedo.

Como Laicos Misioneros Combonianos estamos llamados a servir al pueblo de Dios, Aquel que nos llamó es el que nos envía y es el que va delante de nosotros y es el que va con nosotros, cuando fijamos nuestros ojos en él, no perdemos el rumbo.

Colosenses 3:11 Cristo es todo y en todo

Por su persecución, muerte y resurrección.

En Él tenemos fuerza para afrontar la muerte, las tentaciones, la persecución y todos los sinsabores que la vida en la misión pueda ofrecernos porque Él siempre estará con nosotros.

Isaías 43:1

No temas porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío.

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo.

En los ríos no serás arrastrado.

Cuando pases por el fuego, no te quemarás las llamas no te consumirán.

TOMA SEÑOR

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo lo que tengo y llamo mío, Tú me lo has dado todo. A ti, Señor, te lo devuelvo. Todo es tuyo; haz con ello lo que quieras. Dame sólo tu amor y tu gracia, que me bastan. Amén

Belinda Awino, LMC Kenia

Tras las huellas del Resucitado (IV)

Resucitado
Resucitado

Hace algunos años en una aldea, perteneciente a la parroquia de Mongoumba, había una familia cristiana, comprometidos en la parroquia, el padre catequista, tenía varios hijos; uno de ellos, Eloy, tenía 10 años.

Eloy, un día fue a bañarse al rio, como de costumbre, y cuando volvió a casa cayó desplomado, sin conocimiento, entró en coma.

El padre, rápidamente, lo llevo al centro de salud, donde no pudieron hacer nada, porque el centro es muy básico, y lo orientaron al hospital de Mongoumba.

LMC RCA

Cuando llegaron al hospital y lo ingresaron, nadie sabía dar una respuesta, las posibilidades de hacer pruebas, análisis son nulos, no hay aparatos para realizar un TAC. Y su padre, Jean Batiste, sin saber que hacer y donde llamar, fue a buscar consuelo a la iglesia y habló con el párroco; y a partir de ese momento en la oración comunitaria, siempre Eloy y su familia estuvieron presentes e intentamos apoyar a la familia, tanto física como espiritualmente.

No sabemos cómo o por qué, pero un día Eloy comenzó a despertar, su cuerpo seguía paralizado.

El centro de rehabilitación “DA TI NDOYE” perteneciente a la parroquia, lo acogió. Con el esfuerzo y la esperanza de todos, el fisioterapeuta comenzó a trabajar con él.

LMC RCA

Después de un mes de trabajo diario y esfuerzo Eloy, en su silla de ruedas, comenzó a frecuentar la escuela de la misión, su sueño era jugar al futbol.

En Mongoumba, él continuó su vida, lo más normal posible, frecuentó la catequesis, como en su comunidad, y recibió el bautismo y la primera comunión.

Un domingo, durante la misa, en el momento de acercarse a comulgar y delante de todos se puso de pie y sin ayuda de nadie consiguió llegar solo.

10 años después, el domingo de Resurrección, encontré a Eloy en su comunidad, con sus amigos; es un joven de 20 años, autónomo que camina sin ningún apoyo externo y tiene una sonrisa que llena el corazón del que la recibe.

Teresa Monzón, LMC Mongoumba