Laicos Misioneros Combonianos

El ciego que pudo ver

Comentario a Mc 10, 46-52 (XXX Domingo del T.O., 25 de octubre del 2015)

bartimeo icoEn su subida hacia Jerusalén Jesús llega Jericó, una ciudad con mucha historia en el pueblo de Israel. En esta ciudad, el evangelista Marcos sitúa un diálogo de una naturaleza muy distinta al del mantenido con los hijos del Zebedeo, que leímos el domingo anterior.
Mientras los hijos de Zebedeo plantean la cuestión del poder y de su puesto en el entorno de Jesús (mostrando cuán poco habían entendido del mensaje del Maestro), el hijo de Timeo, Bartimeo, se presenta ante el “hijo de David” como lo que es: un ciego que quiere ver, una persona que ha perdido el sentido de su vida y se siente perdido.
No olvidemos que, en la intención del evangelista Marcos, tanto los hijos del Zebedeo como el hijo de Timeo, aparte de ser personas reales que se encontraron con Jesús en el camino de Jerusalén, son personajes que nos representan a todos nosotros, discípulos de todos los tiempos que buscamos una luz que a veces confundimos con prestigio o poder.
Detengámonos un poco en esta figura de Bartimeo y en su precioso diálogo con el hijo de David y, mientras lo repasamos, tratemos de meternos nosotros mismos en la escena:
1.- Al borde del camino y fuera de la ciudad. Bartimeo está “sentado” (tiene su dignidad), pero al borde del camino, fuera de la ciudad, mendigando, marginado de la vida social, incapaz de estar en pie en medio de una comunidad humana.
¿Conocemos a alguien en nuestro alrededor como Bartimeo, que esté marginado, que no sea tomado en consideración, que incluso sea despreciado por sus defectos físicos o de otro tipo? Pensemos que en la comunidad cristiana, como dice la Carta de Santiago, no debe haber discriminación alguna.
Pero puede suceder que los marginados seamos nosotros mismos, que suframos algún tipo de desprecio por parte de nuestra familia o amigos, que la vida nos presente problemas que nos parecen insuperables o que nos encontremos en una situación de confusión, desánimo o pérdida de sentido. En este caso, nos conviene seguir contemplando a este Bartimeo e identificarnos con él.
2.- Grita: “Hijo de David, ten compasión de mí”. ¡Qué oración tan bonita! Todos nosotros necesitamos, en algún momento de la vida, misericordia, comprensión, perdón. Sólo un orgullo tonto y falso nos puede llevar a creer que somos perfectos, que no necesitamos la misericordia de Dios y de los demás. Bartimeo nos enseña una de las más bonitas oraciones: “Señor, ten piedad, ayúdame que solo no puedo”. Una oración para decir sin vergüenza, sin falso pudor o vanidad. Alguien ha dicho que nunca el ser humano es más grande que cuando se arrodilla y reconoce su debilidad. Lo contrario es mentira e hipocresía.
3.- “¿Qué quieres que te haga? Qué recobre la vista” La ceguera física es un drama para quien la sufre, pero muchos ciegos nos muestran que no es el fin del mundo y que, más grave que la ceguera física, es la ceguera espiritual, a la que, sin duda, se refiere Marcos en este episodio. La ceguera de tantas personas que son ciegos para comprender el amor de Dios, encerrados, como están, en su propio mundo de riqueza y autosatisfacción. También ésta es una preciosa oración para todos nosotros: “Señor, que vea tu luz, que comprenda mi vida a la luz de tu amor”.
4.- “Tu fe te ha salvado”. El teólogo italiano Bruno Forte dice: “Según una sugestiva etimología medieval, “creer” significaría “cor-dare”, dar el corazón, ponerlo incondicionalmente en las manos de Otro…“Creer es fiarse de Alguno, asentir a su llamado, poner la propia vida en las manos de Otro, para que sea Él el único y verdadero Señor” (B. Forte, Piccola introduzione alla fede, San Paolo, 1992, p. 16)
Esta fe-comunión con Otro es siempre sanadora, porque ayuda a la persona en cuestión a salir de sí misma, de su auto-referencia y establecer vínculos (palabra de gran valor en psicología) con otra persona, que es “prenda” (prueba) de realidad… en el fondo, “prenda” (prueba) del Dios que me trasciende y fundamenta, más allá de mí mismo.

En la Eucaristía de hoy entro en comunión con el Hijo de David y, como el ciego Bartimeo, le oro sinceramente: Señor Jesús, ten piedad de mí; haz que vea, que comprenda tu gran amor, ese amor que da calor y color, verdad y sentido a lo que soy y vivo”.

P. Antonio Villarino
Roma

La celebración del 10 de octubre en Ghana

CLM GhanaPor primera vez, hemos celebrado como grupo laico la solemnidad de nuestro Fundador. Aprovechamos la oportunidad para hablar sobre el fundador, a nosotros mismos y sobre el proceso de formación.
Todo comenzó el miércoles, 7 de octubre. Sr. Adze Daniel, un antiguo estudiante comboniano, presentó la vida de Comboni. Habló de su nacimiento, sus padres, su vocación y misión. La presentación fue tan seductora que los trabajadores, los jóvenes y los niños alrededor estaban llenos de admiración hacia el celo de Comboni.
En el segundo día, el día 8, Rev. P. José Rabbiosi, MCCJ, presentó la familia comboniana. Presentó las cuatro ramas, los sacerdotes y los hermanos, las hermanas Combonianas, las Seculares y los Laicos Misioneros Combonianos. Destacó un poco sobre la historia de la Congregación masculina, los MCCJ, cómo ha comenzado y cómo y cuando llegaron a la provincia de Togo-Ghana-Benin y lo que están haciendo.
Al tercer día, el 9, el Sr. Justin Nougnui habló sobre el proceso de formación de los sacerdotes MCCJ y los LMC. Insistió en la necesidad de contar con un director espiritual, la disposición hacia la vida comunitaria, la disposición para presentar la buena noticia a los pobres y vulnerables, tanto para MCCJ como para los LMC; el rendimiento académico tan necesario hacia el sacerdocio y la profesionalidad necesaria para los LMC. El LMC puede estar casado o soltero y no tiene votos oficiales. A una pregunta, explicó claramente que algunas de las obras que hacemos no nos pueden liberar de entregarnos totalmente a la proclamación de la Buena Nueva y cumplir con lo que se requiere para un candidato LMC. Sin embargo, estos trabajadores pueden ser amigos de los LMC y apoyarlos financieramente para el logro de sus objetivos.
El 10 fue un programa diocesano para la ordenación sacerdotal. Así que la misa del 10 se celebró el domingo 11 para dar gracias al Señor por darnos una persona tan comprometida en el nombre de Daniel Comboni que no escatimó ningún esfuerzo para trabajar para la regeneración de África. Oramos por la Familia Comboni y en especial por los LMC en nuestra provincia para que el Señor nos fortalezca y les dé los medios para llevar a cabo sus actividades.
Justin Nougnui, coordinador.

Reino de Dios, ¡¿ mito o realidad?!

LMC Portugal“… Dios revela al hombre las inconmensurables riquezas de su Ser, su Poder, su Bondad.

La Creación y la Revelación son su lenguaje…”

(Pablo VI)

 

¡El amor no es un mito!

¡Entonces el Reino de Dios tampoco es un mito! ¡Porque hablar de amor es hablar de Dios! Su Reino no es un espacio, un lugar, una jerarquía, un sistema. ¡Él está dentro de nosotros, al igual que el amor! Somos (todos) una partícula de Su Reino.

Tenemos la obligación de cuidarlo, de alimentarlo; ¡Cada uno con su responsabilidad y su forma, pero siempre con mucha intimidad! ¡Todos somos diferentes, es cierto! ¡Pero la diversidad es la riqueza que Dios nos da para conocer y darnos a conocer!

Es en esta relación de intercambio que Dios está presente y se revela, haciéndonos sentir ese amor incondicional, que nos hace creer en nuestra capacidad de crecer con él y para él; ¡Ese amor que se funde y nos transforma en una hermosa unidad, trascendente que nos hace ver en el otro su rostro!

¡Un Amor único, grande, misericordioso, que nos provoca constantemente!

¡Sin embargo, es necesario e imprescindible que este Amor se instala en nuestras entrañas y brote en nuestros corazones a través de las palabras, pensamientos, acciones y ambiciones para así ser partículas activas de su Reino!

Porque el Reino es real, el amor es el que no siempre es cierto! (La pregunta más correcta sería: Amor: ¡¿mito o realidad?!)

Cristina Sousa (Portugal)

No es el poder, sino el servicio

Comentario a Mc 10, 35-45 (XXIX Domingo del T.O.; 18 de octubre del 2015)

servicioCon la ayuda de Marcos, seguimos a Jesús ya casi llegando a Jerusalén. En el camino, haciendo parte del grupo de los discípulos, nos metemos de lleno en el diálogo de Jesús con los hijos del Zebedeo y su madre sobre la autoridad y el servicio. Hoy, por otra parte, se celebra en la Iglesia la Jornada Misionera Mundial, lo que da a nuestro breve comentario evangélico un ángulo especial de lectura, es decir, el servicio misionero que todos los discípulos de Jesús estamos llamados a realizar en el mundo. Me parece que los hijos del Zebedeo nos ayudan a hacer algunas reflexiones significativas:

-Quieren ocupar los puestos importantes en el proyecto de Jesús. ¿Y quién no? Todos nosotros buscamos ser importantes; a todos nosotros nos gusta que nos consideren para puestos de relevancia, que nos elogien, que nos elijan para ejercer alguna autoridad. Y a mí me parece que eso no está mal, forma parte de nuestra naturaleza y, seguramente, una cierta ambición es positiva para nosotros mismos y para la comunidad. Lo que tenemos que hacer es convertir esa necesidad d ser importantes en una fuerza positiva para nosotros y para los demás.

-Parecen ser bastante inconscientes de lo que piden. Por una parte, no conocen el proyecto de Jesús, que consiste en dar la vida, y, por otra, no son conscientes de los sacrificios que su mismo deseo de protagonismo comporta.

-Jesús aprovecha de su petición para hacerles progresar en el discipulado. A partir de su petición, Jesús dialoga con ellos y les va abriendo los ojos: No se trata de ocupar los primeros puestos, sino de “beber el cáliz”, es decir, de asumir un servicio con todas sus consecuencias: el servicio puede tener sus compensaciones y su gloria, pero implica, antes que nada, asumir una responsabilidad, aceptar las críticas, emplear el propio tiempo y las propias energías. Jesús pide capacidad de estar “a alas duras y a las maduras”. Cuando nos piden un servicio, debemos hacer las cuentas con nuestra capacidad de “beber el cáliz” que tal servicio comporta. Puede que eso nos traiga agradecimientos y elogios, pero también sacrificio y quizá humillación.

-En todo caso, ellos y los demás discípulos aprenden que e en proyecto de Jesús se manda de otra manera. El servicio de la autoridad (en la familia o en la comunidad) no se ejerce como una imposición, sino como un servicio entre hermanos. El político que manda una ciudad o un país no es más que los ciudadanos a los que él sirve. Y eso vale para los que mandan en la Iglesia o en la familia. ¿Quién debe mandar en un determinado ámbito de la vida? El que sirve mejor. Y en ese servicio está la calidad de su autoridad.

Todos nosotros tenemos algún ámbito en el que ejercemos la autoridad. Al leer la Palabra como discípulos/as recordamos que queremos hacerlo al estilo de Jesús: sirviendo. Y en eso consiste precisamente la vocación misionera de la Iglesia: servir a la humanidad con la Palabra de verdad y el gesto de amor hecho escuela, centro de salud, lugar de encuentro, comunidad de vida y fraternidad. Al celebrar la Eucaristía, pedimos que el Espíritu Santo nos haga ser servidores de nuestros esposos, familiares, miembros de nuestra comunidad, especialmente de los más necesitados.
P. Antonio Villarino
Roma

Reunión del Grupo de LMC Alemán en Nürnberg del 9 al 11de octubre 2015

LMC AlemaniaFue bonito poder comenzar el Día de Comboni, el 10 de octubre, con la celebración junto con los Misioneros Combonianos de la casa. Después trabajamos en la encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco. Pia Schildmair dio una explicación sobre la base teológica del documento. Steffen Riedel nos dio, desde el punto de vista de un asesor técnico de energía, la buena noticia de que podemos hacer frente a los desafíos de nuestra tierra y preservarla en el sentido amplio. Por supuesto hubo una discusión al respecto. Además de la encíclica realizamos la programación para el 2016 y hemos dado los primeros pasos para participar en el 100. Katholikentag en Leipzig, donde la Familia Comboniana de Alemania quiere presentarse. En la misa del domingo en la comunidad de Santa Kunigunda celebramos nuevamente a Daniel Comboni. El Provincial, padre Karl, habló del carisma de Daniel y los puntos principales del Capítulo General de Roma. Los LMC enriquecieron la misa con cantos y textos de la encíclica “Laudato Si”.

LMC Alemania

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