Laicos Misioneros Combonianos

Acompañando la comunidad LMC de Awassa

Comunidad LMC AwassaDurante estos días he tenido la posibilidad de ir acompañando a la comunidad LMC de Awassa en sus diferentes servicios misioneros.

Creo que es muy destacable la sencillez con la que lo hacen y destaca a la vez el grado de acogida y relación que tienen con la gente del lugar.

Allá donde vayas van saludando a unos y otros. Ellos siempre van a pie o en bici y eso les posibilita estar muy cercanos a la gente.

Os intentaré contar un poco de cada uno.  Comenzaré de la más nueva por el lugar hasta los más antiguos.

Magda EtiopiaMagda Fiec lleva algo más de dos meses. Su misión principal en este tiempo es estudiar amhárico. Y, si bien yo no me entero de nada y me resulta difícil de valorar, al menos puedo ver que se comunica ya con las personas, y a aunque algunas veces tiene que buscar palabras y expresiones, para el poco tiempo que lleva no está nada mal (para los que no sepáis el Amárico en una lengua semítica que nada tiene que ver con nuestros caracteres latinos y os aseguro que a primera vista u oída uno no se entera). Por otro lado, saca algunos ratillos para comenzar a echar una mano en algunas cosillas. Ayuda un poco en la escuela profesional a las combonianas y ahora está preparando un encuentro de la juventud paralelo al que se realizará en Cracovia con el Papa pero con los jóvenes de Awassa. Esta semana estará con un grupo de jóvenes de retiro en Getsemaní (un centro de retiro a la orillas del lago, muy sencillo y bonito donde posibilitar, especialmente a los laicos el tener un tiempo de oración y encuentro con Dios).

Madzia in EthiopiaMadzia Plekan lleva ya más de año y medio en Etiopía. La idea a su llegada era que colaborara en el Hospital de Bushulo como fisioterapeuta, pero por diferentes motivos no fue posible. No tuvo problemas en reconvertir este servicio y hacerlo itinerante. De esta manera cada día va de un sitio a otro a cuidar a sus numerosos pacientes, colabora en la casa de las misioneras de la caridad de la madre Teresa donde atiende a muchos de ellos y en varios orfanatos. Se ocupa de las personas con necesidades especiales y en especial de los niños. Ver la ternura con la que los recoge de sus cunas, y trabaja con ellos es digno de admirar. Durante un buen rato les da la sesión de rehabilitación que cada uno necesita, casi sin que estos se den cuenta, y así poco a poco va ayudando a los que han sido abandonados y que aquí no tienen posibilidad de este tipo de atención especializada. También es cierto que de vez en cuando también se ocupa de los misioneros que por aquí están, ya que más de uno acude a ella cuando tiene algún achaque. Aparte de este servicio colabora en otras muchas cosas, siempre dispuesta a ir de un sitio a otro. Estos días viaja con la delegación de jóvenes que acude al encuentro de la juventud con el Papa Francisco en Cracovia. ¿Qué mejor que una guía polaca que les acompañará y enseñara todo en amhárico?, creo que es un privilegio que les pueda acompañar. Así que durante dos semanas no podremos estar con ella. Esperamos encontrarla a su vuelta en Addis Ababa.

Maggie LMC EtiopiaMaggie lleva ya 6 años en Awassa y en una semana regresará a Canadá. Es la encargada de la intendencia en la comunidad, de organizar las comidas y demás necesidades. Ahora con sus tres hijos esto también ocupa gran parte de su tiempo. Pero ha sabido compaginarlo muy bien con su servicio. Continúa ayudando en diferentes orfanatos. Ocupándose de los niños pequeños y también lleva a los suyos para que jueguen con los otros durante el tiempo que ella va. Por otro lado realiza talleres de manualidades con los niños del barrio donde va enseñándoles diferentes cosas (y son anfitriones de innumerables cumpleaños en su casa pues a todos les gusta celebrarlos allí, probablemente por el bizcocho y los globos que ellos portan a la fiesta). Participa también en un grupo de oración ecuménica. Sin olvidar la actividad deportiva comunitaria que son los dos partidos de freesbi semanales para mantenerse en forma y compartir con un grupo de extranjeros y etíopes esta afición deportiva. A destacar también que vaya donde vaya siempre hay algún conocido o alguien con quien conversar. Tras seis años es una más de la comunidad, muy conocida y apreciada.

Mark LMC EtiopiaY por último hablaré de Mark. Al igual que Maggie, sus seis años aquí le ha convertido en una persona de referencia. Además Mark ha estado al servicio de la Diócesis durante estos seis años apoyando en la administración y organización de la misma. Ha sido un fuerte pilar en los programas de desarrollo y en la reorganización de la diócesis. Especialmente volcado con los sacerdotes y hermanas etíopes en el desarrollo de los diferentes proyectos y en el apoyo en la búsqueda de financiación. Como él dice, el espíritu de Comboni anima ayudar especialmente a los africanos, a apoyar las diferentes iniciativas, a mediar con los financiadores (a veces tan exigentes con los papeles), para que los proyectos de apoyo a las escuelas, hospitales, orfanatos, centros de acogida de leprosos, iglesias, pozos de agua y demás proyectos vayan saliendo adelante. Sin duda, este trabajo de seis años le ha hecho ser una persona de referencia en la diócesis y cada vez que algún misionero, sacerdote local o religiosa se lo encuentra y se va despidiendo todos le agradecen el trabajo realizado, lo echaran de menos. Este tiempo también está siendo especialmente muy intenso con la llegada del nuevo obispo. Está manteniendo muchas reuniones para ponerle al día del trabajo de la diócesis, del plan sexenal aprobado y además intentando que el trabajo que ha ido realizando se quede bien encaminado y en manos de las diferentes personas que lo seguirán de ahora en adelante. En sus ratos libres, además de estar con sus tres hijos, también participa en un grupo de estudio bíblico ecuménico que le ha permitido ir profundizando en las diferentes expresiones del cristianismo en Etiopía y en su propia fe, como él reconoce. Es una oportunidad para crecer como iglesia en Awassa en este sentido.

Para Mark, Maggie, Emebet, Isayas y Teibe se va terminado su tiempo en Awassa. A fin de mes se desplazan a Washington donde Mark realizará un master de pastoral familiar, donde se quieren especializar para continuar su servicio misionero. Es tiempo de despedida, de ponerse en las manos de Dios para afrontar este nuevo desafío.

Les deseamos lo mejor en este nuevo desafío como familia.

Familia Comboniana Awassa

Un saludo desde Etiopía

El “Padre Nuestro” en la experiencia de Simone Weil

El “Padre Nuestro” en la experiencia de Simone Weil

simone-weil-perfilUn comentario a Lc 11, 1-13 (17º Domingo Ordinario, 24 de julio 2016)
Simone Weil fue una filósofa francesa, de origen judío, con una historia particular de búsqueda de la verdad; además de enseñar, trabajó en una fábrica (para experimentar la vida de los obreros), participó en la guerra civil española y murió en Londres, donde había ido para apoyar la lucha del General De Gaule por la liberación de Francia. Agnóstica, experimenta una presencia personal de Cristo, pero no se bautiza, al menos oficialmente, aunque hay algún testimonio de que ha recibido el bautismo antes de morir.
En una carta a un sacerdote amigo cuenta su experiencia del Padre Nuestro:

“Hasta el mes de septiembre pasado no me había pasado nunca en mi vida de orar, ni siquiera una vez, por lo menos en el sentido literal de la palabra. Nunca había dirigido en alta voz o mentalmente una palabra a Dios. Nunca había pronunciado una oración litúrgica…

El verano pasado, estudiando el griego con T (un amigo que tiene una viña), había hecho para él la traducción literal de Padre Nuestro en griego. Habíamos hecho el propósito de aprenderla de memoria. No creo que él lo haya hecho, y en aquel momento tampoco yo. Pero, algunas semanas después, ojeando el Evangelio, me dije a mí misma que, dado que me lo había propuesto y era una cosa buena, debería hacerlo. Y lo he hecho.

La dulzura infinita de este texto griego me tomó hasta tal punto que por algunos días no pude dejar de recitarlo dentro de mí continuamente. Una semana más tarde, he comenzado la vendimia. Cada día recitaba el Pater Noster en griego antes de comenzar el trabajo, y lo repetía muchas veces en la viña.
Desde entonces, me impuse, como única práctica, recitarlo cada mañana con atención absoluta. Si, mientras lo recito, mi atención se desvía o se adormece aunque sea sólo mínimamente, recomienzo hasta que no he obtenido una atención absolutamente pura. Me sucede a veces de recomenzar otra vez por puro placer, pero lo hago solamente sui el deseo me impulsa.
El poder de este ejercicio es extraordinario y me sorprende cada vez. Cada día supera mi expectativa.

A veces ya las primeras palabras arrebatan mis pensamientos de mi cuerpo y los trasportan a un punto fuera del espacio donde no existe ni perspectiva ni punto de vista. El espacio se abre. La inmensidad del espacio ordinario de la percepción es sustituida por un infinito a la segunda, a la tercera potencia. Al mismo tiempo esta infinidad de infinito se llena, de parte a parte, de silencio, un silencio que no es ausencia de sonido, que es objeto de una sensación positiva, más positiva que ningún sonido. Los ruidos, si existen, me alcanzan sólo después de haber atravesado este silencio.

A veces también, mientras recito, o en otros momentos, Cristo está presente en persona, pero de una presencia infinitamente más real, más impresionante, más evidente y más llena de amor que la primera vez que me ha tomado” .(Traducido por mí del libro en italiano “Attesa di Dio”, Gherardo Casini, Roma, 1954, pp 92-93)

P. Antonio Villarino

Quito

Quince días en Etiopía

LMC EtiopiaYa hace quince días que llegamos a Etiopía, quince días intensos en emociones, sensaciones, colores,…

Viajar como familia, con dos hijas de 14 y 15 años, es más complicado que cuando hace ya tantos años estuvimos en Mozambique, pues para ellas es su primer contacto con África (al menos que se acuerden), con lo que ello implica de diferente en todo, ya no sólo en la fisionomía de las ciudades, los puestos de fruta ambulantes, una circulación que es una locura, la sensación de ir llamando la atención vayas por donde vayas, sino sobre todo la dificultad para comunicarte con la gente, el no poder hablar su lengua y por tanto no poder conocer su visión del mundo, de la vida, de su propia realidad.

Aquí en Awassa hay bastantes edificios de tres y cuatro plantas, y se está construyendo mucho, es un país que nos cuentan en los últimos años ha cambiado mucho, con amplias avenidas asfaltadas, numerosos hoteles, pues esta es la segunda o tercera ciudad del país, y quizás la más bonita, pues se encuentra situada junto a un lago bastante grande y tiene una flora y una fauna increíbles, lo cual hace que sea uno de los lugares turísticos preferidos por los propios etíopes. Y a pesar de ello el contraste con nuestras ciudades españolas es enorme, a nuestras hijas les llama mucho la atención las calles de tierra, los montoncitos de leña para cocinar, las cabras, ovejas, e incluso vacas, andando sueltas por las calles, que cuando llueve la vida no se para y nadie usa paraguas… pero sobre todo les llama mucho la atención la amabilidad de la gente, que todo el mundo te sonría y te salude, que la gente no vaya corriendo a todas partes, que la misa dure una hora y tres cuartos y la gente esté contenta… espero que aprendan mucho de este pueblo y que esta experiencia les enseñe otros valores distintos de los de nuestro primer mundo.

Tanto la comunidad de los MCCJ como la de los LMC nos cuidan mucho y están pendientes de acompañarnos e intentar explicarnos la realidad de este hermoso país, un país de más de 80 millones de habitantes, de los que más de 6 viven en la capital, de los que sólo un 0.9% son católicos, y el resto son 45% ortodoxos y 45% musulmanes. Un país en el que las misiones católicas son en muchos casos lugares de primera evangelización, con una gran necesidad de vocaciones nativas, y dónde a la vez desde la pequeñez del número que representan están ayudando tanto a este pueblo a nivel social y de desarrollo humano. Estamos teniendo la oportunidad de conocer el trabajo que otras congregaciones religiosas están haciendo aquí en Awassa, gestionando hospitales, escuelas de primaria y secundaria, guarderías, escuelas profesionales… El campo de trabajo es mucho en la promoción de la mujer, en educación, en salud… posibilitar un desarrollo real en este pueblo.

La comunidad de los LMC nos han ido contando los diversos trabajos tanto apostólicos como sociales que llevan aquí, y en la medida de lo posible los estamos acompañando para conocer de primera mano la labor que llevan a cabo, y sobre todo ver el amor que ponen al hacerlo. La dulzura y el cariño con el que se ocupan de los niños con dificultades especiales, el trabajo con los jóvenes en la parroquia, la responsabilidad en sus trabajos, el testimonio de familia, su compromiso con los más necesitados, … y todo desde el carisma de S. Daniel Comboni, intentando salvar África con África, cediendo el protagonismo al otro, acompañando, no dirigiendo, desde la sencillez y la humildad de saberse extranjeros, enviados en comunidad a anunciar el Amor del Padre y a construir su Reino.

Agradecidos al Padre por esta vocación, y por la posibilidad de vivir esta experiencia en familia.

LMC Etiopia

Maricarmen, LMC España en visita a Etiopía

¿Por qué me dejan solo/a?

Un comentario a Lc 10, 38-42 (XVI Domingo Ordinario, 17 de julio de 2016)

marta-y-maria-bibliaLucas nos cuenta hoy que, en su camino hacia Jerusalén, Jesús entró en un pueblo, que la tradición conoce como Betania. Allí fue acogido en su casa por una mujer llamada Marta, que, al parecer, era muy activa, dinámica y servicial, poniendo su gran capacidad de trabajo al servicio de Jesús y, seguramente, de sus discípulos, ya que Jesús no andaba nunca solo. Mientras Marta se afanaba, María estaba tranquila, a los pies del Maestro, escuchando con mucha atención todo lo que él decía. Todo parecía marchar bien hasta que Marta, harta de cargar con toda la responsabilidad del servicio, explotó: ¿No te importa que mi hermana me deje sola? Conocemos la respuesta de Jesús: “Marta, Marta, te preocupas de muchas cosas… pero María ha escogido la mejor parte”.

Se pueden hacer muchas reflexiones sobre este episodio. Seguro que ustedes ya han escuchado varias cuando se lee este evangelio en la Misa, en algún retiro o en cualquier otra ocasión. Por mi parte, sólo quisiera detenerme un momento en la queja de Marta:

“¿No te importa que mi hermana me deje sola en la tarea?”
¡Cuántas veces uno tiene la sensación de quedarse solo en una tarea! ¡Qué sensación de injusticia y amargura! Nos duele que se nos deje solos en un trabajo, en una responsabilidad. Nos duele cuando nos dejan solos en casa o cuando volvemos solos y nadie nos espera.
Como si a los demás no les importase ni se diesen cuenta de lo mucho que estamos haciendo o de su importancia..

A veces servimos a nuestra familia, nuestra comunidad o los compañeros de trabajo y lo hacemos con generosidad, pero fácilmente nos deslizamos hacia el afán de protagonismo, la necesidad de ser reconocidos. Entonces ya no importa el bien que hacemos, sino que nos reconozcan. Cuando eso no sucede, nos cargamos de amargura. Por eso nos quejamos cuando los compañeros no nos toman en cuenta, el superior no nos valora, el esposo o la esposa parece no darse cuenta de lo mucho que trabajamos o dan por descontado nuestro servicio, como si simplemente fuera nuestra obligación.
En esos momentos, como la Marta del evangelio, olvidamos que solo una cosa es necesaria.: amar gratuitamente. Olvidamos la gratuidad del amor. Olvidamos escuchar, ser discípulos, ser esposos amantes, ser padres amorosos, hijos obedientes, compañeros amigos… Nos convertimos en “maestros” y “patronos”, nos colocamos en el centro… casi ocupando el lugar de Dios.

El evangelio de hoy nos recuerda que servir es importante, pero también que acoger a alguien en la propia casa es, entre otras cosas: sentarse, escuchar, contemplar, percibir los signos de Dios… Y no olvidemos que, en mi esposo o esposa, en mis hijos, en mis compañeros de comunidad está hoy Jesús que necesita de mi servicio, pero también de mi capacidad de escucha y contemplación, es decir, de un amor gratuito.

P. Antonio Villarino

Quito

Fiesta de la Familia, celebración del amor, vida compartida

LMC PortugalEs así mismo, tal como dice el título. Una experiencia de amor incondicional que nos une, que nos permite sincerarnos, compartir, en la oración, en comunidad…

Un nuevo fin de semana, un nuevo encuentro, un nuevo reencuentro. En este fin de semana, en que termina un nuevo año formativo, un año lleno de sonrisas, lágrimas, descubrimientos, de amor, de alegría, de amistad y de un descubrimiento profundo de nosotros mismos y de nuestra relación con Dios. Un año repleto de Dios y de su amor misericordioso para con todos nosotros.

En este eterno recomenzar hubo espacio para meditar, espacio para reflexionar los diferentes momentos, los diferentes instantes que construyeron cada uno de los fines de semana vividos. Tuvimos tiempo para compartir con aquellos que durante todo el año hacen lo mejor para nosotros y por nosotros, como la coordinadora, de aquello que ha supuesto la experiencia de Dios para cada uno de nosotros, vivida dentro del seno de la Familia Comboniana.

Fueron dos días para compartir lo mejor de nosotros, lo mejor de lo que Dios nos da gratuitamente como un don, la vida.

En este fin de semana como familia, rezamos, compartimos, fuimos y permitimos que el otro fuese, reímos innumerables veces, dimos abrazos de vida, deseamos paz, fuimos amor y testimonio vivo de la alegría del Evangelio.

Entre la risa de los niños y las arrugas de la experiencia, dimos Gracias a Dios por todos y cada uno de los allí presentes, por cada uno de los ausentes, aunque muy presentes en nuestro corazón, éramos más de los que estábamos presentes, éramos familia Comboniana, difundida por los cuatro rincones del globo…

Fue extraordinario ser testigos del amor de Cristo presente en cada uno de los familiares que iban llegando, en la mirada de padre y madre que nos hacía cercanos.

La familia reunida, para festejar uno de los infinitos dones que Dios nos da, la familia. Y así fue en familia que dimos espacio, tiempo para que Dios nos hablase a cada uno de nosotros a través de todos aquellos que compartían su alegría

Con el testimonio de Márcia Costa nos hicimos cercanos a los misioneros esparcidos por el mundo, que anuncian con su vida, el Evangelio de Jesucristo, y con el anuncio de la partida de Marisa Almeida todos fuimos tocados con la bendición que supone su vida entre nosotros, así como su abandono en los brazos de Dios y en la mirada materna de Nuestra Señora, madre de las misiones.

Ser Laico Misionero Comboniano es esto mismo, ser y hacerse familia, familia que acoge, que ayuda, que cuida, que planta las semillas concebidas por Dios, que ve germinar e ilumina, que da fruto. Familia que ora que comparte, que crece e ayuda a crecer, que alimenta y da vida. Es la mirada que no olvida, flor que se deshoja, es ser simplemente nosotros.

Ser Laico Misionero Comboniano es estar más cerca del amor de Dios y dar testimonio de la Vida con nuestra vida.

Es bonito ser familia con todos ustedes.

LMC Portugal

Neuza Francisco (Portugal)